NACIMIENTO DEL RÍO HUÉCAR

Los nacimientos de los ríos, salvo contadas ocasiones, como pueden ser el nacimiento del río Mundo en Albacete o el nacimiento del río Cuervo en Cuenca, suelen ser rincones apartados y humildes, fuera de la espectacularidad de estos sitios mentados.
Para muchos serán decepcionantes los nacimientos de los ríos; para el qué esto suscribe, son sitios mágicos: remontar el río o el arroyo hasta descubrir sus fuentes es uno de los mayores placeres que me otorga la naturaleza. Suelen ser sitios apartados de los pueblos, siempre recónditos, situados al final de un valle o en pequeños calares. La pureza se respira por los cuatro costados, la vegetación es exhuberante, las turgencias de agua salen humildes, pero con una ganas de correr tierras abajo que invitan a la contemplación y a beber de ellas. Hoy voy a hablar de un río conquense por antonomasia, y no es el Júcar, sino su hermanito pequeño, el pintoresco y amigable Huécar.



Las Fuentes del río HUÉCAR


Siguiendo la carretera de Palomera hacia delante, ya camino de tierra, y dejando atrás las famosas pozetas de Palomera, se llega al nacimiento del Huécar. La longitud del Huecar hasta que echa sus claras aguas en el río Júcar, ya en la ciudad de Cuenca, es de 15 km. Decir que a mediados del siglo XX se solía desbordar a su paso por Cuenca, lo que hizo que lo encauzaran. La verdad que lo afearon bastante, hasta que un plan de regeneración ha hecho que vuelva a salir algo de vegetación en su cauce por la capital y a recuperararlo un poco, pero lo que vamos a ver aquí es su nacimiento.

En este rincón del valle, donde se aprecia mayor vegetación, nace.

Aquí nace, a ambos lados del centro de la fotografía salen turgencias de agua.

Rápidamente empieza a crear vegetación y ambiente de autentico río.

Y también pronto, empieza a crear bellos sitios y zonas chulas de baño.

Hasta qué, increíblemente, crea la majestuosa e impresionante Hoz del Huécar, justo antes de entrar en Cuenca.