LUJOS EN FORMA DE COLABORACIONES (XII)

Retomamos la sección de Colaboraciones del blog, con una visita muy especial. El es Manuel Villalobos, un amigo de los de hace muchos años, de los que no nos vemos mucho a lo largo del año, pero la amistad sigue igual de intacta, y cuando coincidimos, siempre es un gustazo y la alegría nos contagia. También es mi ahijado, aunque esto es un poco tontería, ya que es el hermano pequeño de José Villalobos, con el que llevo casi toda la vida, y siempre esta esa cosa de velar por los hermanos pequeños, aunque yo creo que con lo crecidito y grandote que lo tenemos, el asunto sería al revés.

En fin, me regala para que lo cuelgue un bonito y muy emotivo texto. A mi personalmente, conociendo de lo que habla, me ha tocado la fibra sensible. Lean, lean esto que os aseguro que destila amor, tristeza y sensibilidad.




                               MOM

Camino en la oscuridad. Completa y silenciosa oscuridad. No sé ni cuanto tiempo llevo sin ver. No sé si es que no hay luz o es que mis ojos ya no funcionan. Dudo.
Y entre la nada la veo. ”Desde hace mucho no te veo. Me alegra  verte de nuevo”, le digo. Está vestida de riguroso negro y de pié ante un caballete con un lienzo en blanco. Hace como que pinta, pero no lo hace. Hay un completo silencio. Ni nuestros movimientos emiten sonido.

“Te veo bien”, llego a balbucear cuando me hago consciente de la normalidad con que la trato, como si la hubiese visto hace poco rato. Aunque he perdido la noción del tiempo. Quizás sea la serenidad que me transmite y con la que ella me trata. Me la contagia, como mucho de lo que  me contagió en vida.
Pero siento que lo mío es más que curiosidad y me puede la ansiedad…al verla tan serena le pregunto cómo mantiene su halo de luz tan brillante, ese halo que un día la ahorcó en vida, víctima de su propia energía, como si hubiese expulsado sus demonios, tranquila y con una mirada firme y amorosa, pero sola.
Solo está ella en la profunda oscuridad. Para mí es todo un alivio verla y tengo mil preguntas que hacerle. Aunque las omito una por una, según se van ordenando en mi cabeza,  por miedo a hacerle daño y alterar su serenidad. Ya pagó su cuota de dolor en vida.

¿Quien soy yo para lastimarla en sueños? Me siento a su lado, sonrío y lloro desconsoladamente. No sé donde estoy ni cuando estoy. Pero estoy con ella, los dos solos, tristes, tranquilos y sin nada que decir y con un lienzo para pintar en el que no hay nada y nunca habrá nada. Ya no hay nada que expresar. Solo descansar.

Comentarios

  1. Duro...estás hecho todo un hombrecín,me encanta poder formar parte de vuestra familia, sabes que llevamos sangre de hermanos, que se nota el dolor cuando alguno sufre y se añoran las mismas cosas, pero aquí estaremos hasta el final, vestidos para la batalla y con la intención de vivir sin que se nos escape un momento que podamos disfrutar. Aquí me tienes, Vane.

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  2. Que Bonito Vane, me gusta eso de vestidos para la batalla.
    Un abrazo para todos.
    Toni.

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