DETRAS DE CASA (SUBIDA AL CERRO SOCORRO)

Voy a inaugurar una nueva etiqueta en el blog, que se va titular CUENCA CAPITAL.
Antes de todo, tengo que reconocer sin ningún atisbo de vanidad, que mi ciudad es una de las cosas más bellas que conozco. Aparte que siempre la suelo mirar con ojos de foráneo, como si fuera la primera vez. Los que la hayáis visitado, sabréis a lo que me refiero.
Mucha veces pienso qué se les pasaría por la cabeza a los primeros creadores del asentamiento humano conocido como Conca, en vivir encima de la cresta rocosa que hace de pared entre dos milenarias hoces creadas por el Júcar y su afluente el Huécar. Que atrevimiento y osadía tuvieron estos primeros soñadores de la roca y de las alturas.

Esta primera entrada es la prueba fehaciente, que Cuenca capital, es serrana por los cuatro costados, que no me hace falta mas que bajar al portal y cruzar la calle para estar en el campo y hacer una excursión. Vean, vean......


                                         En uno de esos edificios esta mi casa.




Y lo que tengo delante es toda la ladera del cordal montañoso de la sierra de la Pila, que hacia la izquierda termina en el cerro de Socorro y hacia la derecha iría hasta los Palancares.




                       Hermosos campos de girasoles se desparraman por la ladera.










Realmente mi casa está en las afueras, bastante alejada del casco histórico de Cuenca, pero por esta senda que os voy a llevar nos ponemos encima de la vieja Cuenca en un momento.





Antes de irnos hacia el Cerro Socorro, vamos a ver un pequeño valle escondido, que no se ve desde abajo, donde hay olivos y almendros.





  Nosotros subimos un poquete más para ver el el principio del valle, en un empinado barranco.





                                            Desde aquí arriba se ve mi casa a lo lejos.




        Como ven, en Cuenca no hace falta irse muy lejos para ver formas caprichosas en la roca.





                                   Y también pequeñas grutas, abrigos de pastores.





 Toda la ladera se encuentra plagada de tinadas. Decir que muchos días cuando voy a trabajar, veo bajar por la ladera un rebaño de ovejas.




Pero vamos a torcer hacia la izquierda y, a media ladera, vayamos a subir al Cerro de Socorro, dejando a lo lejos mi casa.




            Las nubes en el cielo me proporcionaban unos marcos muy buenos para la fotografía.





            Nosotros comenzamos a subir, viendo arriba a lo lejos el objetivo de nuestra ruta.





       Tirando de zoom, da la sensación de estar ahí al lado, pero aún queda una fuerte pendiente.





            Hasta que enganchamos la senda que por el borde sube a la enorme estatua.





Dejando a nuestra izquierda, esa maravilla de la que os hablaba al principio: la vieja Cuenca sobre la cresta rocosa que divide las dos Hoces.





Tirando de zoom, podemos ver perfectamente la Hoz del Huécar en primer plano y detrás de las casas, la Hoz del Júcar.





Cuenca embelesa y hace que te quedes mirándola todo el tiempo, por lo que giremos la cabeza y subamos a esa gran estatua, a modo de Río de Janeiro (je,je...salvando algo las distancias) que domina la ciudad.




  Hasta que llegamos al monumento del Sagrado Corazón de Jesús, en lo alto del Cerro Socorro (1165 metros), vigilando la ciudad de Cuenca.





Justo enfrente tendríamos el Cerro de San Cristóbal (1175 metros), conocido como el Cerro de las Antenas, del que parte la cresta rocosa que divide las dos Hoces.





           A modo de dato anecdótico, mi abuelo Mariano Segarra fue el que construyo el enorme pedestal sobre el que está el Cristo.





                                     Panorámica de Cuenca desde el Cerro Socorro.



                            Aprovechemos el atardecer y descendamos por la senda.





A la izquierda la parte nueva de la ciudad, a la derecha la vieja Cuenca con las Hoces. No es un mal lugar para ver el sol ponerse.




                       Que es una de las maravillas del planeta, patrimonio de la Humanidad.




                        Si echamos un vistazo atrás, vemos la senda que viene del Cerro.




Tirando de zoom, podemos ver las Casas Colgadas y el Puente de San Pablo en la Hoz del Huécar.




Esta ha sido la primera de las entradas dedicada a mi ciudad, pero no será la única, ya que Cuenca es toda una caja de sorpresas, y para los amigos de la naturaleza, del agua y de la roca, más aún.

Comentarios

  1. Esto de salir de casa y estar ya en el monte es una de las grandes maravillas de Cuenca, a mi me gusta subir por el barrio de San Antón y meterme en los pinares que hay justo detrás. Otrás ciudades han perdido este encanto, por ejemplo mi barrio de Valencia conservó hasta hace unos años una huerta viva que fue arrasada para urbanizar. Me gustaba pasear y sentir al atardecer el murmullo del agua de las acequias. Todo eso se perdió "como lágrimas en la lluvia". Me ha encantado esta ruta

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  2. Que pena aquello de Valencia, de poder salir y dar un paseo por las Huertas. (Tambien tengo casa en Valencia pero en el centro.)
    Menos mal que Cuenca y su orografía hara que siempre (esperemos) se mantenga así y no la joroben.
    Me encanta la referencia a Blade Runner.
    Un saludo.

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  3. Como decía una vieja frase turística: ¡CUENCA ES ÚNICA!
    Y añadiría: única...y sorprendente. Tanto la ciudad como esa agreste serranía.
    Que la(s) sigas disfrutando con intensidad, Toni.
    Saludos.

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  4. Hola Francisco Javier. Gracias por tus palabras. Enorme tu blog. Pasa a la lista de mis favoritos.
    Saludos.

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  5. Tan solo en la trastienda de esta mágica ciudad podemos imaginar un jardín serrano como este,entre paramos, girasoles y pinares.
    He subido en alguna ocasión al Cerro Socorro pero me has descubierto un vista desde el interior, desde el otro lado que no tenia no solo del cerro sino de la ciudad.
    De nuevo gracias Toni.

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