SENDA DE LOS ARROYOS EN HUERTA DEL MARQUESADO


Vamos a volver a los senderos PR (pequeño recorrido) de la red de Senderos de la provincia de Cuenca.
Ya lo he dicho muchas veces, para mí la mejor manera de crear cantera en esto del senderismo y el amor a la naturaleza.
Conocemos de gente aquí, que Cuenca le aburre soberanamente pues no tiene grandes Centros Comerciales donde poder llevar a los chicos los fines de semana, y de hecho cogen los coches para llevarlos a Valencia, Madrid o Albacete y tenerlos en ese plan.
Como entiendo que si estás leyendo estas líneas, eres un amante de la naturaleza y del senderismo, no me corto en decirlo: Me da bastante pena, cuando a los chavales/as no se les lleva a corretear por el monte, a intentar ver ciervos o ardillas, a bañarse en pozas y cascadas, a subir a los picos para que vayan admirando las panorámicas, a comer huevos y chuletas en el monte, que vean arboles grandiosos o llevarlos a que pasen una noche en un tienda de campaña o un refugio.

Opiniones aparte; hoy vamos a ver el sendero PR-38, apto para toda la familia, de 10 kilómetros, dos horas de duración aprox. y con un desnivel de unos 250 metros, por tierras del serrano y bello pueblo de Huerta del Marquesado.



Comenzamos la ruta en el pueblo de Huerta al pie del arroyo de la Hoz, tributario del río Laguna o Campillos.




                                             Hoy estamos Maru y yo para disfrutar del día.




    Hicimos la ruta a comienzos del Otoño y las vegas de Huerta estaban de mil colores maravillosos.




   Maru imitando a mi madre. La cantidad de jugosos frutales invitaban a probar un poco de todo.




Esta primera parte del recorrido, aparte de precioso, hace honor al nombre del pueblo: Huerta del Marquesado.




    El paseo termino en este bonito rincón con esta especie de castaños, no autóctonos de estas tierras.




  Hasta que llegamos al paraje de las Fuentes, donde están los manantiales donde el arroyo coge agua.




          Aún se notaba el largo verano y la falta de lluvias otoñales en las surgencias del arroyo.




                          Seguimos por la exuberante vegetación y siempre dentro de una hoz.




      Dejando ya las fértiles vegas y entrando ya en territorio serrano, tal y como nos indica el boj.




Encontrándonos una vieja calera. Por ese agujero metían ingentes cantidades de leña, y en la parte superior las piedras ordenadamente puestas. El producto final era la cal viva, muy buena no solo para blanquear paredes, sino para desinfectar y para la fabricación de mortero para la construcción.





                                    Eh!! que no se diga que no he estado yo ahí caminando.




                                       Vamos saliendo del salvaje barranco de la Hoz.





       Echando un vistazo desde arriba, vemos el sendero que hemos traído. Preciosa la Hoz.




Una vez arriba, comprobamos con gran gusto la aparición de hermosas Sabinas!! Que árboles, señores, que árboles!!




        Y también en cuestión de minutos se nos puso el cielo terrorífico. Esto parecía Mordor.




Pillándonos encima justo antes de comer. Menos mal que debajo de una Sabina se puede hacer de todo. Que mejor paraguas!! (Recordar en no hacer esto nunca cuando la tormenta sea de Rayos y Truenos)





No había ningún problema mientras Maru fuera con paraguas. La lluvia y yo somos grandes amigos y no me molesta la lluvia lo más mínimo. Lo único es por la cámara de fotos.





                             Saliendo al final fuera de los barrancos y llegando al pinar.




Llegando el sendero a la parte sur de la verde Sierra de Valdemeca. En este punto damos la vuelta y volvemos por otro sitio hacia Huerta.





                                                               Un pino garra o candelabro.




                    Por aquí andamos por duros terrenos de aliagas y viejas corralizas.





                                 Volvemos por el bonito barranco del arroyo del Moratón.





    Llamándonos la atención el refulgente color de un castaño perdido en medio de este barranco.





        Pero en los bordes de la ladera del barranco tenemos una pequeña sorpresa en forma de cueva.





                             La cueva de la Mora, tendrá unos 8 metros de profundidad.





                        Siendo un bonito mirador a la hoz descendente que crea el barranco.





                                               Bajando con cuidadin otra vez al camino.





                                               Viéndose desde aquí el pueblo de Huerta.




                       Y ya tenemos el fin del sendero a la vista, con las primeras casas del pueblo.




     Y con esta foto me despido, animándoos a que llevéis a los chavales al campo (si los tenéis claro).

Comentarios

  1. Cuanta razón tienes Toni, es más, hay quien critica a la gente que lleva los niños al monte, yo personalmente creo que un niño puede adquirir más educación, cultura y respeto saliendo al monte o al aire libre que en una ciudad enganchado todo el día a la tele o jugando con maquinitas, llámame anticuado pero tampoco me gusta callarme estas cosas...

    Por lo demás, no sé como a la gente le puede aburrir Cuenca teniendo rutas y parajes como los que nos muestras en esta entrada.

    Un abrazo.

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  2. Coincidimos en todo, Dani. Para mí salta a la vista y es obvio que un niño adquiere más respeto, educación y cultura si le enseñas a amar la naturaleza. Se hace mejor persona asi de claro. Los ahora adultos que van al campo y dejan las latas de cerveza y la suciedad fueron niños urbanitas málcriados, presumidos, consentidos, repelentes e hipócritas por los 4 costados. Estoy seguro.
    Y si, conozco algunos casos (no muchos la verdad) de que se dicen que mala suerte que en Cuenca no haya más Centros Comerciales, y los fines de semana toca Bonaire o Madrid o incluso Albacete que tb esta más o menos cerca.
    En fin, no se dice que en este mundo tiene que haber de todo! Pues ahí estan....
    Sigo tus entradas con gran afición.
    Un abrazo.

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  3. Toni, me alegro de que te haya gustado la experiencia como camiante de un modo que se dejen atrás situaciones desagradables. Me alegro sobremanera, de verdad.

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