SUBIDA AL MONCAYO (2315 metros)



Voy a empezar el año 2018 en el blog con una visita que se ha demorado mucho en realizarse. Si de montañas, bosques, rutas y sierras va este blog, me faltaba por conocer y enseñaros el gigante Ibérico, la montaña más alta del Sistema homónimo, donde está enclavada mi querida Serranía de Cuenca.
Una montaña que su sola mención musitada en voz baja, trae fuertes recuerdos e impresiones a vientos y ventiscas infernales –Cierzo jodío-, nieve todo el año, excepto verano, y frío, mucho frío.
Todo un faro atalaya que con sus 2315 metros se levanta en erección sobre las planicies de alrededor, entrañas de Aragón, Castilla y la cercana Navarra, donde la sed y el sol inclemente ajustan cuentas sobre una dura tierra que ha visto pasar razas de la endógena Iberia, antiquísimos pueblos del vasto mediterráneo y hasta morenos de tez aceitunada y filo sangriento llegados del Oriente Medio y del África musulmana.
Toda una isla de vida y diversidad en medio de los eriales y paramos que la circundan, y como hablamos de una altimetría que va de los 600 metros del río Huecha a los 2315 del Cerro San Miguel o Moncayo, la riqueza de flora y fauna, unida la húmeda y severa meteorología, es sencillamente cautivadora.
Hayedos, abedules, encinas, robles rebollos, pinos albares y pino negro; todos ellos repartidos por sus extensas laderas según va mandando la altimetría de este pequeño pero imponente macizo montañoso.
 
 
Con las indicaciones de nuestro amigo castellonense Dani, experto en Moncayo, Maru, Nacho y yo nos fuimos a dormir al pueblo de San Martín de la Virgen del Moncayo, para al día siguiente bien pronto, subir con el coche hasta uno de los parkings que hay antes de llegar al Santuario del Moncayo, y dar el pistoletazo de salida a un día que lo llevaba esperando mucho tiempo.

 
Pronto nos empieza a conquistar, ya que la visión de la montaña con la parte alta nevada y los robles en color oro resplandeciente era todo un aviso que teníamos un impresionante día por delante.
 
Ya nos dijo Dani que si tenemos la parte alta con nieve nos iba a gustar mucho más, y pese al año tan seco que llevábamos, unos días antes por suerte llegó el primer temporal de otoño 2017, que dejo la cima blanca.
 
 
      La carretera que sube al Santuario del Moncayo es todo un espectáculo de bosques.
 
                          Donde las hayas en su mayor parte ya habían tirado las hojas.
 
              Se veían rincones de exuberancia y humedad que suelen haber en los hayedos.
 
Daban muchas ganas de andar por el hayedo pero en esta visita teníamos que conquistar su cima, y el punto de salida que teníamos previsto está en el límite donde ya se acaban las hayas. De todas formas, es posible que volvamos alguna vez para recorrerlos, y si quieren verlos ahora, pinchen este enlace a este blog de Eduardo, un lector maño de Magia Serrana donde en esta ruta recorren parte de esos impresionantes bosques que hay en las laderas del Moncayo.
 
Dejamos el coche en el parking de Haya Seca para empezar la jornada que como ven lo abrigado que íbamos, a esas horas el fresco era importante.
 
Como ven en la foto, con el coche se sube bastante de altitud. Estos tremendos canchales donde brotan robles y hayas son toda una gozada.
 
El Santuario del Nuestra Señora del Moncayo que a esa hora no hay nadie pero a la vuelta nos tomaremos la cervecita de rigor.
 
                         De allí sale la senda que rápidamente deja atrás el Santuario.
 
                          Esta primera parte va por un magnífico bosque de Pino albar..
 
Pero no tarda mucho en salirnos el suelo blanco de nieve helada y enormes canchales que no avisan que los árboles nos van a ir dejando. Andamos por la cota de altitud 1800 metros.
 
   Pronto asoma esa maravilla de paisaje que es el Circo del Cucharón y la Hoya de San Miguel. Lo de la derecha es la cima.
 
Toca la 1ª foto de grupo en el que hemos conseguido traernos a Nacho, que a esas edades no suele ser fácil, pero yo estoy empeñado que me suba a todas las montañas que podamos.
 
La pared de enfrente del Circo es tremenda, pero alto!....mi oído será pésimo pero mi vista es de rapaz y veo algo........
 
Con el zoom apreciamos a alguien equipado que está subiendo por esa ladera pared. El  amigo Dani ya lo hizo también hace hace unos años.
 
   Comienza la dura subida en la que salvaremos algo más de 400 metros de desnivel hasta llegar a la parte alta.
 
                                      Siempre acompañándonos vistas espectaculares.
 
 
Mientras subimos me da por pensar la suerte que es tener un espacio medioambiental como el Moncayo cerca, ya que sus laderas suministran agua y naturaleza a los pueblos que están a sus pies.
 
Según avanzábamos, la parte alta se nos presentaba blanca por la primera nevada que cayó unos días atrás, y aunque no fue muy intensa, si fue suficiente para dejarnos la parte alta con un color que nos animaba sobremanera a pisar y tocar la primera nieve del nefasto año 2017. Pero esto también nos indica una cosa, y es que en la cima del Moncayo siempre hace mucho frío, y las temperaturas van a ser muy bajas allí arriba, por lo que esa nieve estará helada. Esto se me corroboró cuando en las duras rampas donde dejas de pisar tierra y aparece la nieve, vimos gente que se volvía pues era muy aconsejable llevar crampones. ¿Qué hacemos nosotros entonces? Pues pararnos y sacar de nuestras mochilas los crampones. Nacho llevaba todo el finde diciendo que tenía muchas ganas de ponérselos, y por fin lo iba a hacer.
 
Cada vez nos sale más tramos de nieve helada pero por los laterales pedregosos se puede ir bien.

Me fijo en la pared de enfrente y recuerdo una Entrada de Dani en las que subía hasta arriba de nieve por esas canales.

Vean el contraste de altitud de la subida al Moncayo con el fondo estepario de todo lo que le rodea.

                                                       Va apareciendo cada vez más nieve.


         Y de hace un rato nos acompañan desperdigados Pinos negros (Pinus uncinata)


Nos encontramos a las primeras personas que han decidido darse la vuelta pues no llevan crampones y la nieve cada vez está más hielo. De hecho Maru se acababa de resbalar y Nacho también.


                           Lo que significa que toca sacarlos de la mochila y ponérselos.


Con ellos puestos, Maru más segura y Nacho por fin con los pinchos en los pies, tiramos hacia arriba.

                                          Que gozada tener ya la montaña así de blanca.


                  Y lo bien que se integra el pompón del gorro de Maru en el paisaje.


Nos vamos acercando a la parte alta pero es tan chulo esto que me quedo atrás haciendo fotos y luego toca meterme la remontada para alcanzar a Maru y Nacho.


                          Incluso superando a Maru para sacarla con el contraste del fondo.


Aquí dejamos la vertiente del Circo del Cucharón, y entramos más hacia la izquierda para llegar a la parte alta.


                                     Cosas curiosísimas que comienzan a aparecer.


Al dejar la vertiente de umbría, el sol nos recibe y siempre es una gozada ver el brillo de él en la nieve y el hielo.


 Llegamos a la parte alta donde un gran hito mojón nos recibe con hielo incrustado.
     
     
Cuando llegamos a la parte alta, la cuerda cimera del Moncayo, vimos en medio de esa bella planicie blanca a Nachete que como ya es habitual va siempre por delante, hablando largo y tendido con un hombre. El señor en cuestión era un montañero curtido que nos contó cosas curiosas del Moncayo, y nos dijo que teníamos suerte pues era uno de esos días raros en lo que no sopla nada de cierzo en la parte alta, cosa que facilitó que nos deleitáramos con tranquilidad con las cencelladas varias y la hermosura de vistas, resaltando claramente los Pirineos completos de este a oeste.


   El contraste cromático es brutal y al fondo la cordillera de los Pirineos de este a oeste.


Aunque no hiciera cierzo, frío hacia y ver toda la cuerda cimera de planicies blancas con un cielo tan azul era todo un regalazo.


Estamos en el Cerro de San Juan, y aún debemos llegar al de San Miguel o del Moncayo que es lo que tenemos allí delante.

                                                                    A él nos dirigimos.


                                                Son las últimas rampas antes de llegar.


                                      Nos asomamos antes a la Hoya de San Miguel.


                                               Para tener toda la perspectiva completa.


                                             Este es uno de los dos vértices que hay.


                     Y este es el otro, el principal que marca los 2314 metros de altitud.


Y entre medias este vivac hecho para protegerse del cierzo y donde comeremos algo, acompañados de unos tipos que se estaban pimplando unos tragacos de vino tinto, acompañados de unos buenos petardos. Curiosamente, luego cuando bajábamos vimos a dos de ellos pegarse una buena culada, jijiji, el contentillo inspira confianza, y pasa lo que pasa.


Vamos con la grandiosidad de vistas, porque lo que tienen delante no es moco de pavo: las Bardenas Reales, parte de Navarra, el Prepirineo con la sierra de Guara y al fondo, los amos y señores de la península ibérica.

 
En dirección oeste emerge también los Picos de Urbión y la Sierra Cebollera, de Soria y la Rioja. También se veían en ese día los Picos de Europa pero era demasiado lejano para poder sacarlos decentemente con la cámara.
 
 
Nacho está con el subidón de la cima mientras aprovecho para hacerle mil fotos.
 
 
Pero hay que volverse que el tiempo apremia.
 
 
Mientras volvemos en la vertiente soriana veo cosas que atraen mi atención.
 
 
Soy un auténtico paquete haciendo selfies pero este me salió medio pasable.
 
 
¡¡Eh eh eh, otra foto!! jejeje lo que me cuesta irme de estos sitios.
 
 
La bajada, aun con los crampones, hay que hacerla con cuidado. Lo curioso es que cuando mucho más abajo, decidimos quitárnoslo, Maru se cayó al suelo otra vez, por lo que se los volvió a poner mientras a Nacho y a mí nos entraba una risilla.
 
 
Y ya cayendo la tarde, toca la birra en el Santuario, que entre el frío que hacia y lo fríos que estaban los botellines, casi nos quedamos pajaritos.
 
 
Se suele decir que nunca es tarde, y aunque me haya llegado ya mayor, lo he disfrutado tanto que nunca te olvidaré, además subiendo con mi chica y mi chaval.
 
 
 
A modo anecdótico, me cuenta mi madre que ella y mi padre subieron hace muchos años una vez sin nieve. ¿Dónde estaría yo que no me fui con ellos? Seguro que gastándome los pocos cuartos en las maquinitas de los billares y haciendo el tonto con algún amigote.
 
 
No debíamos estarnos mucho pues a mí me quedaba el tute de las tres horas y media de vuelta a Cuenca, conduciendo de noche. Mientras hay autovía genial, pero la parte de Cuenca Guadalajara que son carreteras secundarias, además con mucho tráfico. Buen palizón que me di, pero me mereció mucho la pena.

Hasta la semana que viene.


Comentarios

  1. Hola Toni.

    Qué bien os sienta el Moncayo ;-)

    Me ha encantado la introducción a la entrada, muy currada y original, en lo que te has pasado un poco es en decir que soy un experto en Moncayo, eso que lo hubieses dicho de Eduardo, que se la conoce al dedillo, pero de mi, jejeje.

    Me alegré un montón por vosotros cuando por el wasap nos dijisteis que habíais conquistado el gigante ibérico, y mucho más cuando empezasteis a mandarnos fotos y contarnos la experiencia, ya que como os dije esta montaña es mucho más bonita cuando tiene nieve, y eso ha quedado patente en las fotos, por ejemplo en las del circo que se ve un bonito contraste entre el blanco de la nieve, el oscuro de la roca y el verde de los piornos. También te han quedado muy guapas las que se os ve subiendo por la nieve y como por detrás el verde de los bosques va dando paso a el terreno más árido del llano zaragozano. Y por supuesto las de la zona cimera, espectacular con ese manto blanco. Además, también se nota por las fotos que disfrutasteis a lo grande, y me alegro un montón por ello.

    Ahora os espera otro gigante, en este caso alicantino jejeje.

    Un abrazo, nos vemos en Benidorm, pero de esto, shhh, que no se entere nadie.

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  2. Por cierto, yo las tres veces que he subido al Moncayo también me he vuelto a Betxí justo después de la ascensión, y tengo cuatro horas y pico, todo autovía eso sí, pero como bien apuntas, vale mucho la pena.

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  3. Hola Dani.

    Que si hombre, que si, que si has subido tres veces ya eres un experto, aunque Eduardo bien seguro que es un auténtico experto siendo parte de su tierra, y teniéndolo ahi bien cerquita.
    Fue un gran día, ya que el tiempo nos acompaño, aparte que el colorido del otoño y la nieve del invierno pusieron la guinda al pastel, además el pequeño apartamento y el bar/restaurante del sitio muy acogedor.
    De gigante en gigante no me importaría pasarme asi los meses. Recuérdame que te cuente una cosa del Moncayo que me ha contado un conocido.

    Ya te digo que te cambio hora y media más de autovía que 50 minutos de nacional de noche, sólo con una luz y con un tráfico de montón de coches que volvían a Guadalajara y alrededores. Se me hizo horroroso, y eché mucho de menos la autovía.

    Benidorm, esos rascacielos, ese ambiente guiri, esos jubilados de arriba a abajo. Que entrada va a quedar más chula y original en el blog ;-)

    Toni MS.

    Un abrazo benimordoriano.

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  4. Hola Toni.

    Ya tenía yo ganas de que publicases la entrada del Moncayo. Es una pena que este otoño casi no ha existido, porque sino, podíais a ver subido desde Agramonte, y disfrutar de las gran diversidad de bosques que hay en la cara Norte del Moncayo.

    Desde Haya Seca, la ruta se puede realizar en circular, bajando por el collado de Castilla, y cogiendo la senda de los lobos, que deja justo en el mismo aparcamiento, es sin duda una buena opción, menos transitada, y que permite ver más.

    Por lo menos tuvisteis suerte, y nevó unos días antes, como bien dice Dani, es una cima más bonita con nieve, que sin ella, aunque lo más dudo es el clima, tanto en invierno, como en verano, que es una autentica olla.

    Nada más que echasteis los crampones, porque con el cierzo y el frío lo normal es que la nieve se arrastre al fondo del circo, y solo queda el hielo, que a pesar de lo que pueda parecer, en invierno, es más seguro subir por el Cucharón, que por la vía de verano, ya que tiene un tramo muy peligroso, que se llama la escupidera, que en caso de resbalar, te mando al vacío sin apenas tener tiempo de reacción.

    Te ha salido, un reportaje bien chulo, y especialmente original la introducción, para la próxima vez, limpia el objetivo, :)

    Por cierto, yo me conozco muy bien la zona, no solo por ser de Zaragoza, sino también, porque la familia por parte de Padre, son de Borobia, un pequeño pueblo en las faldas del Moncayo, ya en tierras sorianas.

    Ya por último, agradecerte el enlace a mi blog, para otra vez, si queréis tenéis aquí un guía, que por mucho que piense la gente, el Parque Natural del Moncayo, no solo es el pico, sino mucho más.

    Un saludo.

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    1. HOla Eduardo.

      Una pena lo de no saber de esa circular pues por la senda de los lobos habríamos vuelto al parking de Haya Seca. Uffs lo del verano allí siendo una olla a presión de calor tambien debe ser jodido.
      Menos mal con los crampones, pues nada más que se hubiera vuelto la primera persona, Maru habría ido detrás si no llegamos a llevarlos en la mochila.
      Como suele pasar en los parajes de naturaleza, siempre hay una, dos o tres cosas que es lo que la gente va a ver, dejándose sin conocer el resto que suele ser mucho más bonito. En el caso del Moncayo es hasta lógico pues una cima y encima como esa, atrae mucho y eclipsa todo, pero deber ser una gozada recorrer esos otros barrancos y bosques.

      Toni MS

      Un saludo.

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  5. Enhorabuena familia por quitaros esa "espinita". Y vaya espinita , y vaya día que os salió. Con esa vistas, es que el cierzo lo barre todo. Sólo de veros me entra frío. Recuerdo ,cuando subimos, el pasito de la "escupidera" casi llegando al cordal cimero. Pensé que con hielo habría que tener mucho tiento, incluso con crampones, pero veo que salisteis bien airosos, cierzo aparte.
    Felicidades pues y mis mejores deseos para el 2018.
    Un abrazo.

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    1. Hola Paco.

      Pues si, la espinita del Moncayo debía ser ya quitada, jejjeje. Además este sábado va otra espinita pues me faltaba algún gigante alicantino, sea el Aitana o el Puig Campana, y en tres días vamos a subir a este último.

      En cuanto al Moncayo, ya vi el tramo de la Escupidera que tenía un punto peligroso. Nosotros no teníamos mucho hielo por lo que con crampones no habia problemas, pero me han hablado de una chica que se cayó por allí.

      Igualmente los deseos para tí.
      Toni MS.

      Un abrazo.

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  6. Hola Toni...
    Imponente ese Moncayo y desde luego que el prologo,ya vale mas de media entrada...jejeje.Lo que mas me cuesta a mi es redactar el inicio,luego ya va saliendo la cosa sobre la marcha...jejeje.
    Recuerdo la entrada de los amigos de Trotasendes Benicalap,que subieron el año pasado en invernal y fue espectacular y desde luego que ahora viendo tu crónica,reafirmo lo dicho.
    Apuntado esta en esa agenda montañera,que crece y crece...jajaja.En nuestro caso,también tenemos unos cuantos kilómetros hasta allí y cuando se tercie,haremos noche,para acometer ese gigante a buena hora.
    He visto el enlace que has puesto de Eduardo y también he tomado buena nota de esos bosques de hayas,vaya pasada para hacer en otoño...

    Un abrazo.

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    1. Hola Juane.

      No creas que es fácil que salga la escritura al principio de las entradas, y más como yo, que suelo hablar de otros temas muchas veces lejanamente conectados, pero si es verdad que luego con las fotos va fluyendo el texto.

      Debéis pensar en tacharlo de vuestra agenda tarde o temprano.

      Un abrazo.

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