SIERRA DE LA TRAMUNTANA III (PARQUE NACIONAL ARCHIPIÉLAGO DE CABRERA Y LAS CUEVAS DEL DRACH)


Buscando cosas de Mallorca, vi que había excursiones a la Isla de Cabrera, uno de los 15 Parques Nacionales que hay en España, de los cuales cuatro están en las Canarias y uno en las Baleares; este marítimo-terrestre de Cabrera. Le dije a Maru que la ocasión era propicia para visitarlo y ver sus singulares características. Aunque realmente ya no estamos en la Sierra de la Tramontana en el norte de la isla, sino al sur de la misma.

Para llegar a él hay que hacerlo a través de unas empresas que te llevan y te traen, ya que hay un cupo diario de gente (y embarcaciones) que pueden acceder al archipiélago. El precio al principio nos pareció algo caro -40 euros- pero luego comprobamos que no lo era tanto. El viaje en barco dura 45 minutos; no obstante, está a unos 20 kilómetros de la Colonia de Sant Jordi que es de donde partimos.

Decir que en la isla de Cabrera no hay más que un pequeño bar que solo sirve bebidas, por lo que la comida te la tienes que llevar tú, y la basura que generes, debe volver contigo. La empresa te deja en las casas debajo del castillo, y te recoge 4/5 horas después en las casas de la playa, los dos únicos grupos de casas que hay en la isla.




Luego a la vuelta, la empresa te lleva a visitar la cueva azul, una de las muchas cuevas y oquedades que crea el mar en los acantilados de un de los 19 islas/islotes de los que consta el archipiélago, y te puedes bañar, aunque nosotros esto último no pudimos hacerlo al haber pequeñas medusas campando por la cueva azul.

Hay una pequeña red de senderos para recorrer la isla principal, y nuestra intención era hacer alguno corto, y luego disfrutar de algunas de sus virginales calas/playas. Comenzamos a hacer uno pero como fuimos a la isla en el turno de las 11:30, cuando empezamos a andar sobre la 13:30, el sol caía a plomo, y créanme, apreciados lectores, que allí en ese archipiélago de verde matorral y vegetación rala, tan rocoso y tan rodeado de mar, el sol es un martillo pilón que hizo que nos diéramos rápidamente media vuelta y buscáramos una playa sin apenas gente y disfrutar de las aguas más azules y cristalinas que se pueden ver hoy en día en el Mediterráneo.


                           Salimos en barco desde el pueblo de Colonia de Sant Jordi.


Tras unos 45 minutos llegamos a la bahía de Cabrera donde nos recibe un bello castillo roquedo.


         El barco nos deja en estas casas, donde está el único bar donde solo se sirven bebidas.


                                             Veamos este mínimo poblado desde arriba.


                                          Mucho boj baleárico y la costa realmente virgen.


                                                              Vamos a subir al Castell.


Bastión construido para impedir que los piratas se asentaran en Cabrera y atacaran Mallorca.


                                                      Realmente imponente la fortaleza.




       Desde aquí tenemos una impresionante vista de la Bahía de Cabrera. Pinchen la imagen.



         Subimos a su parte alta para ver desde sus almenas el buen patio que hay al mar.


          Del Castell sale una cresta rocosa que baja hasta el mar y cierra un poco la bahía.


                             Aunque la verdadera 1ª entrada a la bahía es ahí delante.


Desde aquí nos asoma el Faro de Enciola construido en 1864 y al que en un principio queríamos ir Maru y yo andando.


El Parque tiene un gran valor natural, ya que, debido a su aislamiento a lo largo de la historia, ha llegado hasta nuestros días prácticamente inalterado: el paisaje litoral de Cabrera se puede considerar uno de los mejores conservados de las costas españolas, y uno de los mejores de todo el Mediterráneo.

La isla de Cabrera y sus islotes mayores han sido visitados por las principales civilizaciones mediterráneas: fenicios, cartagineses, bizantinos y romanos. Durante los siglos XIII Y XIV, Cabrera y su puerto natural fue utilizado por los piratas berberiscos como base desde donde atacar las costas mallorquinas. Por ese motivo en el siglo XIV se construyó un castillo a la entrada de ese puerto, hoy en día una bella y pequeña bahía. A raíz de ese castillo, Cabrera dejó de ser una avanzadilla de piratas, y permitió la vigilancia de las aguas cercanas a la costa de Mallorca.

Durante la Guerra de la Independencia española contra los franceses, Cabrera sirvió de cárcel para retener a prisioneros franceses, haciendo la propia isla de cautiverio al estar rodeado de mar y demasiado lejana de la costa de Mallorca para escapar a nado.

A finales del siglo XIX, la isla de Cabrera pasa a ser propiedad privada. Los dueños, la familia Feliu, intentan el cultivo de vid en la isla. Para ello construyeron una bodega, que se utiliza actualmente como museo.

En 1916 el archipiélago es expropiado por intereses de defensa. Se establece en la isla de Cabrera una pequeña guarnición. La isla se utilizaría hasta su conversión en Parque nacional como área de práctica de tiro militar.

Paradójicamente esta presencia militar protegió el entorno natural al evitar que el archipiélago fuese objeto de especulación inmobiliaria durante las décadas de los 60/70/80 de pasado siglo XX, cosa que se agradece enormemente cuando uno admira y disfruta de ese paisaje mediterráneo tan puro, tan primigenio y tan en extinción, hoy en día.

Bajamos del Castell y nos dirigimos hacia las Casas de Cabrera, lo que se puede considerar el núcleo de la isla.


Mientras pasamos por playitas solitarias en las que daban ganas de quedarse y pegarse un buen chapuzón.


Ahí tenéis uno de los tesoros de este Parque Nacional: las praderas de Posidonia oceánica, esa planta que sale debido a la trasparencia de las aguas.


Más playitas solitarias que, de estar en la península o en Mallorca misma, sería imposible verlas tan vacías.


  A mi, un serrano del interior, estos colores me parecían increíbles de verlos solo en fotos o TV.



Llegamos a las Casas donde está Sa Plageta, el lugar donde la mayoría de la gente que ha entrado en Cabrera en ese turno, se queda.


           Maru y yo pasamos de largo. Aunque sea poca, no queremos nada de masificación.


Decidimos que a la vuelta de la ruta en esa playita del fondo, donde apenas vemos gente, nos pegaremos el baño.


Pasamos por encima de esta playa que también gana puntos para quedarnos luego aunque tiene demasiada Posidonia en la entrada.


Dejamos el mar y entramos en tierra, con el propósito de llegar (o por lo menos ver) el Faro de Enciola.


Deja de verse el mar y aunque no es mucha la distancia al Faro, la pendiente y un sol que no recordaba tan criminal, nos hace decidirnos en regresar.



Hasta aquí hemos llegado, y en un vistazo hacia atrás vemos el camino recorrido y el Castell al fondo.


Aunque al principio pensamos ponernos en la arena, la búsqueda de una sombra, hizo que nos pusiéramos en estas piedras.


  Ahí está Maru a la izquierda cobijada por la sombra del Boj que llega al bode de las piedras.


Comienza Maru el festival de baños. Tenemos por delante dos horas y media para relajarnos y disfrutar del silencio de este lugar y de estas aguas tan maravillosas.


                          Y por supuesto yo con unas gafas para bucear.


         Bucear y flipar literalmente ante la cantidad de peces de colores y tamaños que vi.




    Y también ante la visión de las infinitas praderas de Posidonia ondularse en movimiento.


                                                                     Foto a ras del agua.


Mirar hacia tierra también tenia su recompensa ante este paisaje tan poco común en nuestro país.


                                       Ahí tenemos a Maru tan pancha con su libro.


Rodeada del habitante autóctono de Cabrera, la inofensiva lagartija balear que va en busca vorazmente de la comida del turista, y que solo quedan ejemplares en Cabrera y demás islotes baleáricos.




Pinchen la panorámica para ver a Maru a la izquierda y el fantástico sitio donde nos bañamos, la Cala de S´Espalmador.


         Es hora de volver, ya que el barco nos recoge esta vez desde las Casas de la Playeta.


La Posidonia nace entre los 1 metro y 30 metros por lo que sale siempre al lado de las costas. Es una especia endémica del mar mediterraneo, y está en seria regresión porque es muy sensible a los agentes contaminantes. Entre sus muchas virtudes está que es una gran liberadora de oxígeno en el ambiente, proporciona refugio y es zona de reproducción para mucha cantidad de animales marinos, como peces, bivalvos, gasterópodos, etc, consolida los fondos de las costas y actúa como barrera ante la erosión costera.

En 2006 se descubrió en las Baleares  una planta de Posidonia de cerca de 8 km de largo, a la que se le atribuyó una edad de 100 000 años. La planta se sitúa en el interior de una pradera que se extiende unos 700 km² desde la zona de Es Freus  (Formentera) hasta la playa de Ses Salines (Ibiza). La identificación de la planta fue posible gracias al uso de marcadores genéticos. El descubrimiento fue fortuito, ya que se estima que dentro de esta pradera viven cien millones de ejemplares de la misma especie. Se cree que esta planta es uno de los organismos vivos más grandes y longevos del mundo.​




                                         Dejamos Cabrera y nos acercamos a uno de sus islotes.



Estamos en lo que llaman la Cueva Azul, de grandes dimensiones para que pueda entrar el barco.


        Entramos un poco más hasta llegar al fondo. Aquí debiéramos habernos podido bañar.


      Pero estaba bastante lleno de unas pequeñas medusas que desaconsejaban el baño.


Recordaros que el  90%  del Parque Nacional es marítimo, el 10% restante es terrestre correspondiendo a Cabrera y sus 18 islotes.




Voy a compaginar la isla de Cabrera con otro paraje que visitamos en Mallorca, y son sus celebérrimas Cuevas del Drach. Comentar que Mallorca es prolífica en cuevas visitables con mucha riqueza espeleóloga. Hay varias, aparte de las del Drach, como las de Hams, Campanet, Artá pero nosotros iremos a las más famosas y las más turísticas. Es que estamos hablando de una de las grandes cavidades del planeta y para un amante de lo subterráneo como yo, no me podía ir de la isla sin visitar un lugar del que llevo oyendo hablar desde niño.

Obviando su lado hiper turístico –aquello es una brutal máquina de hacer dinero- y si te ciñes a la espeleología, estarás contemplando una absoluta maravilla de subsuelo. Tengo que decir que nunca había visto tantas estalactitas y estalagmitas juntas.

A todo eso hay que sumarle su gran tamaño y que está muy cerca del mar, cosa que hace que haya un lago subterráneo, el Lago Martel, de 115 metros de longitud.  Disculpen por la calidad de las fotos pero allí no podíamos tirar fotos con flash, y las hice con el móvil. Vayamos al pueblo de Porto Cristo, muy cerca de Manacor pues en su término municipal es donde se encuentran.


                            Os voy a dejar con las fotos de las enormes formaciones sin más.







                            En la sala superior aparecen algunos pequeños lagos con agua.






                                Aún en la penumbra, miren que maravilla de formación.






                        Bajamos a un nivel inferior mientras las formaciones no paran.


                                                              ¡¡Sencillamente brutales!!






El Lago Martel donde comprobaremos la acústica perfecta de las cuevas con un concierto de música clásica que nos tocaran desde una barca.


                                                Nosotros recorremos un trecho en barca.


                                   Uno de los lagos subterráneos más grandes del mundo.

¡¡Hasta la próxima!!

Comentarios

  1. Hola Toni,

    Espectacular esta isla de Cabrera, todo un acierto declararla Parque Nacional.

    Esas calas de agua cristalina, con esos bosques de posidonia tan sanos, por desgracia, es algo que está en declive, y si no hacemos algo nos vamos a acabar cargando el principal pulmón del Mediterráneo.

    Impresionantes esas cuevas marinas, y como no, la Cova del Drach, mira que he visto fotos, pero uno nunca se cansa de verlas, y por la calidad tranquilo, que por muy buenas que fueran las fotos seguro que ni así mostrarían su belleza como el verlas en directo.

    Salud, coves y posidonia!!!

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  2. Hola David.

    Si uno visitar Mallorca, o en nuestro caso, la Tramuntana, yo incluiría Cabrera. Nos sorprendió y gustó mucho.
    Y lo del mediterraneo pues no soy muy optimista, y a la larga solo quedará lo que se proteja jurídicamente como este Parque Nacional.

    Hablando de PN, le echo un vistazo al listado y solo me faltarían visitar, Doñana, Islas atlánticas de Galicia y Monfrague. Sin quererlo, casi tengo la lista completada, jejeje.

    Si, lo de las cuevas, no hay nada como estar allí dentro. Conozco gente que se dedica a la fotografía espeleóloga y es una pasada, pero muy difícil. Ponte a meter y bajar por simas y cuevas, los focos y demás trastos para iluminar.

    Salud y Trekking por Himalayas.

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  3. Hola Toni.

    Qué raro se hace ver playas en Magia Serrana ;-). Pero todas las playas fuesen como estas, vírgenes, aguas cristalinas, libres de masificaciones y con grandes extensiones de posidonia. Una gozada poder nadar en ellas. También se me ha hecho raro veros más rato navegando que andando ;-).
    Todo un acierto el haber aprovechado vuestra estancia en Mallorca para visitar este pequeño Parque Nacional de Cabrera y esas espectaculares Cuevas del Drach. Dos tesoros de las Baleares.
    Curioso lo que comentas de que Cabrera se utilizase antaño como campo de tiro militar, pues les Columbretes, con las que he encontrado cierta similitud, también lo fueron. Por cierto ya que estamos con el tema militar y sus pruebas aprovecho para contestarte sobre lo del Puig Major. Si, la base de su cima es del Tío Sam, y también recomendaros un documental "Experiemento Stuka", lo echaron el domingo en la 2, que desvela el porque de unos bombardeos, en plena Guerra Civil Española, de la Legión Condor nazi, a cuatro pequeños pueblos de l'Alt Maestrat Castellonense.

    Un abrazo.

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  4. Hola Dani.

    Pues si, la verdad que tanta playa es raro en MS, y mira que cuando me da, hago entradas muy raras, jejeje. Pero también es cierto que encontramos aquello tan puro de naturaleza que rápidamente se formó en mi cabeza una entrada de este lugar, incidiendo en esas cuestiones como la historia, lo de la posidonia, etc.

    He oído hablar de las Columbretes, y mi amigo Patxi el de Benicassim me contó alguna historia de un farero de las islas. Sobre el uso de campos de tiro, me imagino que sería porque allí molestaban menos, aunque para la fauna del lugar que estuvieran sonando disparos continuamente, no sé si sería muy bueno.

    Me apunto lo del documenta ese porque tiene una pinta estupenda, y ya me has dejado con las ganas de saber porqué los odiosos Stukas alemanes bombardearon esos pueblos del Maestrat.

    Un abrazo.

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  5. Hola Toni, estoy de vuelta después de más de dos meses alejado del mundo bloguer y prometo ponerme al día ... y nada mejor que hacerlo con la Magia Serrana-Playera y tus reportajes de Baleares tan refrescantes y originales. Este de Cabrera me ha hecho la boca agua además de recordar mi estancia en Mallorca durante más de seis meses, mili de por medio, y que me hicieron amar las Baleares de manera incondicional. Cabrera no tuve ocasión de visitarla pero visto lo visto hay ganas.Me recuerda mucho, salvando las distancias, a las Islas Cíes, que visité hace años.
    Ánimo y a por los Parques Nacionales que te faltan.

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  6. Hola Paco.

    Bienvenido otra vez -siempre es bueno saber de ti y de tus crónicas-

    Pues si, a mi me ha sorprendido mucho Mallorca. Solo conocía Ibiza y Formentera, pero Mallorca, fuera de temporada estival fuerte, y la Sierra de la Tramontana a Maru y a mí nos ha gustado mucho pero mucho. No se, pero posiblemtne el año que viene o el siguiente nos vayamos otra semana a terminar de ver y andar cosas que se nos quedaron en el tintero.

    Un abrazo.

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