EL CERRO MEREGIL Y EL BARRANCO DE VALDOSOS


Como estos últimos años, el largo verano ha entado en el otoño, desvirtuándolo y creando una palabra de nuevo cuño, llamada veroño. Es un poco lo que siempre ha sido conocido como el Veranillo de San Miguel o sencillamente veranillo del membrillo. Pero claro, antaño, el mismo duraba unos pocos días. Este año 2019 ha durado casi un mes, con las consecuencias negativas que lleva acarreado tantos días de calor y falta acuciante de lluvias en plena época otoñal, por lo menos en gran parte de Cuenca. Me viene a la cabeza mi querida micología. ¡¡Qué tiempos más locos para las setas!!
Como uno de las consecuencias del cambio climático es, y van a ser, las sorpresas inesperadas y los cambios de clima a golpe y porrazo, el mes de noviembre ha llegado por Cuenca con temperaturas más parecidas a las de Enero y Febrero, acompañado de nevadas a partir de los 1200/1300 metros de altitud. Llevaba años sin ver nieve en la sierra de Cuenca a primeros de noviembre. Después del veranillo del San Miguel, uno lo último que se esperaba estos fríos tan invernales, aún en época otoñal.

Decir que el monte necesitaba, más que el frío, la nieve, y bienvenida está siendo, aunque aún es insuficiente para la carencia de agua que lleva la sierra de Cuenca (sobre todo la serranía alta y la serranía norte) este 2019 con una de las peores primaveras que se recuerdan.
(Otra manifestación de todo esto es la descompensación entre comarcas, ya que parte de la Serranía baja de Cuenca, lleva en cambio un mejor déficit hídrico al haber recibido mucha agua en agosto/septiembre proveniente de las gotas frías que suelen barrer el litoral mediterráneo por esas fechas.


En todo caso, después de esta perorata de hombre del tiempo, salto a narrar la ruta de hoy.
El domingo pasado Maru y yo salimos hacia Tragacete pues mi plan era dejar el coche cerca de la Finca de la Serna, para de allí, llegar a la Bodega por detrás, yendo primero al Collado del Atalaya, y de ahí, bajar al cauce del arroyo/río Almagrero.

Pero cuando estábamos llegando al puente sobre el Júcar, un poco antes del cruce a Valdemeca, nos apareció en el lado izquierdo del valle de Tragacete, todo ese cordal montañoso de siete miles –dígase Peña del Horno, Gamelloncillos, La Bandera- lleno de nieve, con los pinos blancos en sus verticales laderas, y aquello fue como ponerle a un oso pardo a la vista una espuerta de dulce miel.

Esa imagen preciosa captó toda mi atención y como si un enorme imán atrajera los hierros de  mi Nissan Terrano, hacia él, le dije a Maru que cambiábamos el plan e íbamos a subir hasta que viéramos nieve, justo debajo de la Peña del Horno y el Gamelloncillos.

Podéis ver que muy cerca de la carretera no queda casi nada, pero al fondo si.

Abusamos del zoom para ver bien la imagen que me subyugó hasta el punto de improvisar y cambiar la ruta planeada.

La entrañas de Torri, jejeje aunque parezca algo caótico, todo está colocado.

Como hemos venido a andar, el coche lo dejamos abajo cerca la carretera.

Maru fue mi liebre/sherpa, ya que yo iba en plan despacio ante un ligero dolor en la espalda que me dio el día de antes.

Cuando cogemos algo de altura, ya podemos ver al otro lado el bosque por donde iba la ruta inicial que había planeado.

Un poco más a la derecha aparece al fondo la espectacular Faja del Barranco de Fuencaliente que recorrimos en esta entrada.

Y un poco más para allá, aparece el Alto de la Hoya del Puerco, primo hermano del Pico Peñalba que no sale por poco.

Pero volvamos a nuestro lado donde ya vemos, junto con la nieve, gordas placas de hielo.

Y la imagen que tira de nosotros con ahínco. Peña del Horno (1709 m) a la izquierda, Gamelloncillos (1765 m.) a la derecha.

          Por allí se intuyen buenos tascazos de nieve.


El tiempo lo daban malo por la tarde, aunque una neblina se nos está instalando en lo alto de estas montañas.

Aunque por suerte se retira. Que bonita es la Peña del Horno con esa muralla pétrea que la circunda. También tiene el nombre de Cerro de la Tajada.

       Que bonito esta siendo la aproximación por este carril.


A nuestra derecha, y abajo del todo, va el Barranco de Valdosos.


Esos dos hermosos pinos nos dan el recibimiento a un tramo de frondoso pinar.


   Ya estamos llegando a la parte donde la nieve ocupa casi todo.


Maru debe ir haciendo paradas para esperarme, debajo del espectaculares paredones rocosos.


Mi ojo buscafajas ve un buen tramo de ella pero cortada por ambos sitios. ¡Only vultures!

Realmente el día anterior había estado haciendo otra ruta por Santa Mª del Val y a esa altitud, sobre los 1200 metros la nieve solo aguantaba en las umbrías y en los lugares con sombra pero cuando en esta ruta Maru y yo subimos desde la cota de 1220 metros, donde no había nieve pero nada más más pasar de los 1300 y poco comenzó a aparecer la nieve en cantidad nada desdeñable, cosa que unida a toda la ladera norte de estas montañas que he mentado antes, hizo que nos encontramos con un ambiente nevado invernal nada imaginable, -por lo inusual de los últimos años- para la primera quincena de noviembre.

      El carril hace que la subida esté siendo bastante cómoda.

         Por ahí aparece una fuente helada con su tornajo.

El carril desciende un poco en altitud pero no en belleza, acrecentada por estos jóvenes robles que aún amarillean un poco.


      Los pinos albares de por aquí tienen bastante muérdago.




     Escenas impensables hoy en día para ser primeros de Noviembre.


A ese collado de la derecha en la parte de arriba es donde queremos llegar.

     No soy muy dado a selfies pero alguno de vez en cuando cae.


Llegamos al Collado que separa los barrancos de Valdosos y Valdosillos.


Parece fácil llegar hasta la paredes, pero es imposible debido a la verticalidad  que hay.

      Vamos a subir un poco más y luego girar a la derecha.

Allí ya no hay carril, pero si una olvidada vía de saca que nos va a venir bien para seguir progresando.


Lo andamos un poco pero mi espalda y que aquello cada vez está más difícil, hizo que volviéramos.

Pero en vez de volver por donde hemos venido vamos a volver por el Cerro Meregil que es a donde nos dirigimos.

Al final nos quedamos en la cota 1478 de altitud, ya que yo llevaba un pequeño dolor en la espalda tipo lumbago y no era cuestión de forzar, y terminar haciéndome más daño, por lo que cuando llegamos al Cerro Meregil, decidimos volver por esa loma que va descendiendo paulatinamente en dirección al río Júcar y así dar por terminado este pequeño paseo donde pudimos disfrutar de la nieve en condiciones.


           Según subimos, dejamos atrás el collado.


                   El Cerro Meregil (1478 m.)


      La Peña del Horno se nos muestra de esta guisa tan chula.

Y no se queda corta la continuación con el Gamelloncillos semitapado por la niebla.


          Buen paquete de nieve debe haber por su cima.


                Pinchen para verla en grande.


Hay que aprovechar estas nevadas, ya que por las fechas tan tempranas que ha ocurrido, no aguantara mucho la nieve.


El Cerro Meregil es la otra loma que conforma el barranco de Valdosos (por el que subimos) que vemos a nuestra derecha.

                Bajo un roble hacemos una parada.

Para coger fuerzas con unos frutos secos. Como veis a Maru hace un frío de bigote.

Aquí tiramos de mapa para ver donde hay menos desnivel para comenzar la bajada.


Yo debía tener cuidado de no caerme por hacerme daño en la espalda y ahí tenía a Maru indicándome por donde ir.


Ya llegamos viendo, como la neblina ha ocupado todas las montañas de enfrente.


A la entrada del Barranco de Valdosos alguien se construyó un refugio donde en ese momento salía humo de su chimenea. No habría sido mal sitio para comernos el bocata calentitos.


Una cosa curiosa, un hongo yesquero en este pino. ¿Y porqué curiosa? Porque este hongo solo sale en la madera y troncos muertos.


      Efectivamente, el muérdago ha acabado con este pino.

Solo nos queda para llegar al coche cruzar el arroyo del barranco de Valdosos que todavía lleva muy poca agua.

Tercios en el bar Zaballos de Huélamo al calor de la estufa de ese bar tan acogedor,  y como luego se puso a caer un aguanieve bastante intenso, nos metimos a las barbacoas del merendero de Juan Romero a comernos la tortilla de patatas de Maru, aunque con cierta premura porque la temperatura rondaba 1º al mediodía, y Maru yo delirábamos con la siesta con mantita y calefacción que nos íbamos a echar al llegar a casa.

Nos podríamos haber tomado un cafe con leche pero esos tercios con el calor de la estufa del bar en una corta pero estupenda jornada invernal no tienen precio.

La tortilla y los pimientos nos los comimos mientras veíamos caer aguanieve, que bien seguro le vendrá estupendamente a la sierra

Que gustazo el invierno para el que suscribe estas líneas, aunque sea en otoño, que ya llevamos muchos años de veroños secos y feos.

Plano de la ruta realizada, siendo el círculo el principio y fin de la misma.

Hasta la próxima!!

Comentarios

  1. Hola Toni ¡Qué bien le vienen al monte esas nevadas tan inesperadas como prematuras! Como bien, dices sorpresas como esta van a ser cada vez más frecuentes. Esta ha sido bienvenida pero mucho me temo que vendrán otras menos positivas. En fin, esto no hay dios que lo pare desgraciadamente. Bonitas postales invernales de la sierra. Un paseo que de no ser por tu espalda (Cuídate y no me hagas el cabra mientras tengas esas molestias, please) lo hubieseis alargado más por esos caminos nevados y menos mal que llevabas una buena guía-sherpa. Buen remate porque la cerveza y la tortilla de patatas hacen un binomio irresistible por mucho café (eso para después) que te tiente con el fresquíbiri que hacía. Un abrazo pareja!!!!

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    1. Hola Paco.

      Pues deber ser que la llegada del frío repentino a Cuenca (y a mi espalda) y algún movimiento brusco en la ruta del día anterior, hizo que tuviera ahí un pequeño lumbago..por lo que cuando estábamos arriba y veía que era muy fácil resbalarse con la nieve y más en esa parte que empezaba a ponerse más dura, le dije de media vuelta. Además nos amenazaba con llover/nevar con fuerza (menos mal que lo hizo más tarde)

      El café muy rico en sus momentos pero esos binomios en la naturaleza no tienen rival

      Un abrazo.

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  2. Hola Toni.

    Esa zona del inicio me suena mucho ... Desde luego hicisteis bien en cambiar de planes, que cada vez nieva menos (en cantidad y número), y si encima lo hace en otoño ,aún mejor, porque disfrutar de un paseo con el blanco elemento y los colores que los robles ofrecen en está época, no tiene precio.

    Ahora a recuperarse de la espalda, en pirineos estuve este domingo y hay nieve para aburrir, en cotas muy bajas, por lo que ya pude dar mis primeros pinitos con los esquíes, eso si, un tiempo del demonio!.

    Por cierto que narices llevas en el gorro!, parecen los ojos de E.T.

    Salud y montaña

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    1. Hola Eduardo.

      Pues claro que te tiene que sonar!! Justo enfrente, al otro lado del valle es donde tú y yo empezamos nuestra ruta conjunta, y muchas veces teníamos la vista del Gamelloncillos y Peña del Horno desde nuestro lado.

      Es verdad que la nieve con el color otoñal pasa tan poco y es tan chulo que hay que aprovecharlo. Lo de la espalda, a los dos días ya lo tenía curado.

      Buena temporada de esquís se te presenta este año. Al final acabas como un profesioná

      Dani le llama a mi gorro el gorro Alien, jajaja me lo trajo un amigo de Canadá Y lleva esa especie de gafas de plástico, que en caso de ventiscas pues te lo bajas y te proteges los ojos.

      Salud y montaña.

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  3. Hola Toni.

    Bienvenidas por fin las nevadas serranas!! Da gusto ver el manto blanco por aquellos laderones.
    Pues hicisteis bien en no forzar la ruta, que la sierra siempre está ahí y habrá tiempo para darle otro repaso a aquello, y con la espalda dando guerra no hay más que hablar.
    Ya sabes que ésta zona es muy querida por mí por lo que tiene de montañera. Sin ir más lejos, en octubre la visitamos en plan familiar saliendo de Tragacete a los Centenares, subiendo por el Rincón Lobero al Morrón de Fuente Arenas, y hacer cumbre en el cerro Bandera. El chiquillo, ya con 10 añitos, lo disfrutó y le han quedado ganas de repetir, a pesar de que la pertinaz sequía ha sido implacable.

    Nada, nada, en una invernal que hagamos, además de las cervezas que caigan... café con leche!!!

    Un abrazo.

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    1. Hola Andrés.

      Ole ole, con la familia por allí, y tú chaval ya emulando al padre, seguro que sale duro como tú ;-)

      Si visitáis esa zona ahora está cambiando para bien (por fin) porque a pesar de ir acabándose el otoño, el suelo está reverdeciendo y da gustazo ver los prados verdes, y a la mínima, nevazo. A ver diciembre pero Noviembre se ha portado muy bien con la serranía alta.

      Ese café con leche humeante en un bar serrano después de haber hecho un frio del carajo es otro pequeño placer.

      Un abrazo.

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  4. Gracias Toni, por este formidable paseo "serrano".
    Saludos para ti y un abrazo para Maru.

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    1. Hola Pepe.

      Encantado siempre que me comentes algo. A ver si nos vemos un día por la calle y nos damos un abrazo.

      Saludos también para vosotros.

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  5. Hola Toni.

    Esta nevada había que aprovecharla, si señor, un pequeño dolor de espalda no te podía dejar en casa estando la sierra tan bonita como estaba. Y es que además de ser un disfrute para la vista y el caminante, y de cambiar radicalmente el paisaje, estas nevadas le habrán venido muy bien al monte, que ya pedía agua gritos. En la Ibérica que nos toca a nosotros lo único que nos ha llegado es viento, que menuda peste oye, pero agua nada de nada, hay tramos de monte que da penica verlos. Sin ir más lejos el domingo me di una vuelta por unos montes cercanos a Betxí, en los que hay algunos grupetes majos de alcornoques, y es que de lo secos que están han perdido hasta su magia.

    Ya tenía ganas de ver yo a mi alíen favorito, que parece que solo se puede avistar cuando hay nieve de por medio ;-).

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      Jajaja como me conoces! es mismo es lo que pensé yo, pese a levantarme con ese pequeño dolor en la espalda, sabía que por allí arriba debiera estar blanco, y pensaba que ya no iba a poder salir al monte hasta el finde siguiente, cosa que me decidió a lanzarme aunque luego allí fue mitad inconsciente/mitad cauto.

      En la sierra alta de Cuenca y toda la comarca de Beteta hasta el mes de octubre, inclusive este, el monte estaba de pena (tu pones el ejemplo de los alcornoques, yo por entonces vi tilos con los musgos que los recubren secos secos. Que pena dar árboles gordos cuando están secos y no rezuman humedad y vida.
      Y si es cierto que este mes de noviembre ha sido bueno, no con mucha lluvia pero si con un montón de días de mucha humedad con el txirimiri un poco vasco.

      Es que el gorro serranía alien es de borreguillo por dentro y te cuece los sesos por dentro, por eso es para ponérselo días de frío de verdad, como este de la ruta.

      Un abrazo.

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  6. Hola Toni,

    Que tiempo más loco que nos espera por culpa del cambio climático, nieve después de los calores...

    Que gozada ver el monte cubierto por ese manto blanco, más aun caminar por el bajo las preciosas formas que hace la nieve en los árboles.

    Que ruta más interesante y bonita os salió, más aun teniendo en cuenta que fue completamente improvisada.

    Estoy contigo, aunque un café con leche calentito entre muy bien, no hay nada como una cerveza bien rica para concluir una ruta, mejor dejar el café para tomar en casa con la mantita y el sofá.

    Me ha llamado la atenció nuna cosa de tu selfie, ¿llevas un gorro con gafas incorporadas?

    Salud, nieve y estampas naviotoñales.

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    1. Hola David.

      Si bueno fue improvisada, y según subíamos, sabía que debiera volvernos a más no tardar a ver si me iba a resbalar y me iba a hacer más daño en la espalda. Por lo que realmente, fue la nieve en ese paisaje la que ha hecha la entrada bonita, por que realmente estaríamos dos horas de ruta solo.

      Estoy contigo la cerveza siempre al final de la ruta.

      Si, me lo trajo un amigo de Canadá. El año pasado que estuvimos de raquetas en Peñalara, lo estrené y la excursión de gente con la que íbamos, habia unos cuantos que me preguntaron por ese gorro tan peculiar, jejeje.

      Saludo y gorros aliens.

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