LA HOYA DEL ASNO Y EL ARROYO ALMAGRERO


Que el invierno sea una de mis épocas preferidas es algo que disfruto mucho pese a ser la época que más cuidado hay que tener en el monte (y en las carreteras sobre todo). Aparte que cuando sucede de verdad el invierno en el invierno, es el mayor enemigo del cambio climático, del calentamiento global y de todo el mal aspecto que va cogiendo la naturaleza según se avanza.

Para mí es la época donde la práctica del slow mountain me reporta muchos beneficios. Expliquemos estos términos anglosajones de nuevo cuño, queriendo decir montaña lenta, o la práctica del senderismo llevando un ritmo de andar, rápido o lento, pero sin prisas excesivas, buscando e indagando visiones o sucesos que de ir deprisa, mirando al suelo o absorto en otras cuestiones ajenas a lo que te rodea, no repararías en ellas. En mi caso, al ir además con la cámara de fotos, pues más tiempo me lleva, y más que lo disfruto todavía.
Aclaremos que no va relacionado con ir más deprisa o más lento, ya que en el monte cada uno va al ritmo que mejor le conviene adecuado a su forma física, sino de ir concentrado en el entorno, con todos los sentidos alerta, para buscar siempre la imagen, la escena, el momento, la visión o sencillamente la emoción que tenemos a nuestro alrededor, jejeje buscando lo que yo llamo la Magia Serrana.

En esta ocasión de los primeros días del invierno, la nieve aún no había hecho acto de aparición (¡qué de uvas a peras lo va haciendo cada vez más!) y el agua un poco, esperando aún la época en que los cielos descarguen, pero sobre todo quien ya había echado su manto sobre la sierra de Cuenca es el frio, el bendito frío, asunto que con un buen abrigo lo disfruto con muchas ganas y sin problemas.

Aproveché un día que iba con todoterreno a otro lugar, para pararme a la vuelta y hacer una ruta corta que es la que os voy a enseñar. Primero vamos a situarnos geográficamente, pues estamos en la vertiente  de la Serranía de Cuenca, donde la misma se funde con los Montes Universales turolenses. Los dos espacios medioambientales se convierten en uno, saltándose a la torera esos límites artificiosos que ponemos los hombres, que si Castilla, que si Aragón, que si Cuenca, que si Teruel.
En este caso, andamos por la provincia de Cuenca pero muy cerca, está el límite con Teruel y con el nacimiento del Tajo. Es decir estamos en los predios primigenias del Tajo pero ¡cuidado! porque por donde vamos a andar hoy son tierras y aguas perteneciente al linaje del Júcar, estas gélidas aguas de alta montaña son de la estirpe del Mediterráneo por derecho propio y natural (no como otras que yo me sé que van al mediterráneo por derecho antinatural)
Hay incluso voces que dicen que el Júcar debiera nacer por aquí, costado con costado con los nacimientos del Tajo y del Cabriel, y a orillas del Guadalaviar/Turia, pero ajustémonos a lo prestablecido, y digamos que estas aguas son del gran primer afluente del Júcar, y más caudaloso que él, la más de las veces, el Arroyo Almagrero, y que el Júcar viene a nacer algo más alejado, a más de 1600 metros, bajo la protección calcárea de la Muela de San Felipe, y arrullado, entre frondosos pinares, por uno de los grandes pueblos de la sierra de Cuenca, Tragacete.
                 Comenzamos a andar, dirigiéndonos a la derecha de ese cerro del medio.

Ya ven que aunque el día sea soleado y estemos a mediodía, el hielo, tanto del suelo como de estos abrevadores, no se ha desecho ni un ápice.

    En todos estos cerros y laderas se ven emerger cortados de caliza entre los mares de pinos.

                                                  Mirar al suelo es todo un espectáculo.

                                    Comienza un subida gradual por el fondo de un valle.

La ruta es cortita, no obstante por eso la he empezado a mediodía, siendo aproximadamente las 12 de la mañana. Lo digo porque por esta solitaria comarca por la que ando, sin pueblos en muchos kilómetros a la redonda, tonterías las justas como se diría, ya que estamos en invierno, debemos estar, aún siendo mediodía, solamente sobre los 2º o 3º, sobre las 5 de la tarde caerá la noche, y con ella llegará el horror para una persona que se extravíe o se lesione.
En todo caso, calculo que la ruta como mucho me llevará 3 horas; me dejo dos horas de colchón para salir de allí, cosa que hay que intentar hacer siempre en invierno, planear acabar la ruta con bastante tiempo antes del ocaso, por si ocurren contratiempos.
                              Vemos como el agua va incansablemente abriendo la tierra.

              Empieza a festival de animales de todo tipo desperdigados por estas tierras.

La ruta es sencilla, trata de subir por un vallecete que va paralelo al valle barranco del Arroyo Almagrero, y que tiene el nombre de Rincón de Valdeminguete. Llegaremos al Collado del Asnillo, para de ahí bajar a una profunda hoya conocida como la Hoya del Asno (Vemos hoy que de borricos va la entrada).
Desde la Hoya bajaremos por corto barranco que es el desague de aguas de esta hoya al Arroyo Almagrero, y una vez en el cauce del arroyo volveremos al punto de partida, haciendo la ruta circular.
              Al fondo a la derecha se ve el Collado del Asnillo, donde tenemos que llegar.
                                   Me encanta ver estos desparrames de hielo por el suelo.
                                                              ¿Y esto qué es, por Dios?


   Si si, era lo que pensaban: una pezuña, así sin más. De alguno sé que ya estaría pensando hacerse un cenicero o un colgante, jejeje.


En las laderas de estas vaguadas, nos encontramos pinos albares tumbados por la bestial nevada de abril del 2017.


La vaguada se ha desgajado en ramblas y debemos subir viendo como este pino se agarra tenazmente.


                  Al coger altura, nos sale al fondo algunos ochomiles de estas sierras.


Llegamos al Collado del Asnillo, y se nos presenta delante la Hoya del Asno, donde bajaremos en breve.


Realmente la derecha de la foto se puede considerar ladera norte del Pico Peñalba y enfrente, el comienzo de la Ceja de los Gavilanes.


Menudo muro plagado de pinos hay enfrente. Yo torceré hacia la izquierda que es por donde va el barranco.


           Barranquete que ya había mirado previamente en el mapa que fuera transitable.


                Mientras bajamos, nos sale al otro lado las laderas del valle del Almagrero.


                                    Ya estamos dentro del valle, y muy cerca....


de su cauce. Al poco tiempo de esta excursión comenzaron las lluvias fuertes que hincharían much0 más el arroyo.


     A ratos, una especie camino/vía de saca va paralelo al arroyo, entre osamentas variadas.


             Me esperaba encontrar el arroyo con hielo pero en esta parte más abierta no es así.


                                Algunos albares están llenos de muérdago por sus ramas.


                              Hasta que comienza a aparecer el hielo flanqueando el arroyo.


                                                    Algo tiene de hipnótico este elemento.


                                                      Con sus cristales y bellas formas.


Más adelante, me topo con otra escena animal, donde al ver todos estos restos, entiendo mejor el porqué hay tantos buitres en la Sierra de Cuenca.


                   A partir de aquí, zona más umbrosa, el Almagrero va siempre con hielo.


   Algunas fotos del hielo y el agua las dejaré sin comentarios, ya que sobran ante la belleza de la conjunción de estos elementos.





                                                              Aparecen Tejos en sus riberas.


                                                                Algún que otro Tilo silvestre.


                                                                 Y por supuesto, Acebos.




       No me canso de mirar una y otra vez el agua fluir por debajo y como el hielo cristaliza.




                  El arroyo se encañona pero se puede pasar por los lados     


                                            



                                                 Parece que al fondo entra la luz del sol.


                                    Capto un pino bonsái colgar de una de las paredes.


                                              Al mirar atrás, lo vemos agarrado a la pared.


Salgo del estrecho que forma el valle a donde tengo el coche, pero antes un posado helado a mi figurilla.


Me despido con esta panorámica donde a la derecha se ve por donde fuimos a la Hoya del Asno y a la izquierda la vuelta por el valle del Arroyo Almagrero.

Plano con con ruta realizada, que empieza cogiendo esa pista carril que empieza en la subida a la Mogorrita y que nos llevará hasta el curso alto del Arroyo Almagrero.

Esto ha sido todo, queda ir al bar, en este caso, de Huélamo, ya que hoy hemos andando por tierras de los términos de Huélamo y Cuenca, para calentarnos e hidratarnos, dejando a la imaginación de cada lector el liquido brebaje con el que voy a hacerlo -sea café con leche, caldito caliente, o quizás una cervecilla- y satisfecho de recorrer estos paisajes tan especiales por el carácter que les otorga el invierno.

¡¡Hasta la próxima!!


Comentarios

  1. Hola Toni, me he quedado igual que el agua de los arroyos y charcas que tan bellamente has retratado ... ¡helado!. Imagino como se habrán vestido de blanco esos parajes con las nieves de Gloria ... bendita !!!.
    Me he propuesto seguir tus rutas a través del mapa de IGN para ubicarme bien y apreciar un poco mejor tu ( y también mi ...) querida Serranía conquense que tan bien conoces y nos enseñas. Un abrazo y nos vemos pronto por Talayuelas.

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    1. Hola Paco.

      Pues si he conseguido trasmitir el frío del día ese, algo he conseguido, jejeje la verdad que recuerdo pasar frío en los dedos al ir haciendo fotos (ahora me he comprado esos guantes que permiten tocar los botones de la cámara y el móvil)

      A veces me da apuro ser tan torpe (y vago) con tecnología de los gps y los tracks y todo eso, aunque tengo que decir que cada vez cojo los mapas de papel menos, y me guio por los mapas del IGN en el móvil, recurriendo al localizador GPS del mismo, cuando lo necesito, o sea que al final me voy haciendo a la tecnología, jajaja.

      Muchas ganas de conocerte en persona.

      Un abrazo.

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  2. Hola Toni.

    Arroyo Almagrero, Arroyo Almagrero... me sonaba de haberlo recorrido en una de las rutas por la Serranía en las que nos has guiado, pero no recordaba exactamente en cual fue. He tenido que tirar del archivo del blog para hacer memoria jeje, y si no me equivoco fue en el rutón por el Puntal de los Hayales, ¿no?, ¿se trata del mismo Arroyo Almagrero?. Si es así doy fe del frío que hace allí, porque viendo las fotos de aquel día, ya cercano a primavera, íbamos abrigados hasta las trancas, e incluso nos nevó un poco.
    Y las fotografías que nos muestras también dejan a las claras lo gélida que puede llegar a ser esa zona, pues no es una capa superficial de hielo la que hay en los arroyos, sino que están todos completamente congelados.
    A parte del trabajo fotográfico de la entrada también me ha gustado el guiño al Slow Mountain que haces al principio, y también las recomendaciones que haces a la hora de afrontar rutas cuando más acortan y más gélidos son los días, y más si se tratan de rutas, como las que tu sueles hacer, que transcurren fuera de cualquier sendero.

    ...y un Cola-Cao calentito, mmm, que bien sienta después de una ruta en la que ha hecho tanto frío, jajaja.

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      En efecto, es el mismo Arroyo Almagrero que recorrimos aquel día que vinisteis a Qnk por 1ª vez. Lo que pasa que en la entrada de hoy es el arroyo en su parte alta. No tardaré en poner otra entrada donde muestro sus fuentes y manantiales.

      Al agua del arroyo le faltaba unos pocos grados menos para ocupar el hielo todo el ancho del cauce y poder patinar por él, pero hay que decir que tal como estaba con ese hielo en ambos lados y el agua correr por el medio, lo encontré precioso.

      Si es curioso, que he practicado siempre el slow mountain, y ha tenido que llegar esta expresión anglosajona, para darme cuenta de lo que hago, jejeje.

      Coño, tu imaginación es vengativa!! jajaja, no me acordaba del cola cao calentito, pero porque no, me veo en el bar de Huélamo pidiendo un cola cao (aunque realmente no me veo porque dudo que tuvieran cola cao en Huélamo, a lo mejor habría que bajar hasta Uña o ya en Cuenca)

      Un abrazo.

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  3. Hola Toni,

    A eso se le llama aprovechar una tarde, que delicia poder disfrutar del monte a cualquier hora del día.

    La ruta me ha parecido preciosa, además el toque del hielo siempre le da un plus extra, ya que si bien es cierto que es muy peligroso, las formas de sus cristales es hipnótica y cuando un arroyo discurre debajo de él hace que el mismo coja unos tintes preciosos.

    Yo cada vez practico más el Slow Mountain, entre Dani y tú me habéis aficionado a disfrutar más del monte y es cierto que al ir más tranquilo se descubren rincones preciosos y detalles que sinó pasarían desapercibidos.

    No se porqué, creo que en esta ocasión más que un colacao calentito cayo más bien un líquido dorado más bien frío... jejeje

    Salud y bienvenido sea el frío y las preciosas formas del hielo!!!

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    1. Hola David.

      Tú que vas más a Pirineos verás esa maravilla que son los arroyos bajar con agua entre la nieve y el hielo, con todo lo hipnótico que tiene esa imagen.

      Jejeje, si hemos conseguido eso, yo creo que es algo positivo, y pienso que a la larga te reporta más satisfacciones al fijarte en cosas curiosas y atractivas, ya que además se puede combinar la faceta más deportiva del montañismo y senderismo con su cara más pausada e introspectiva. Todo ello para disfrutar aún más de la naturaleza.

      Hombre!! uno que ha cumplido con exactitud el refrán de ¡¡Piensa y Acertarás!! La verdad que lo idóneo para mí sería tomarte el tercio de cerveza en un bar con chimenea encendida a todo trapo, aunque cada vez van quedando menos -por lo menos en Cuenca- bares con chimenea, ya que se van cambiando por estufas (que no están mal tampoco) y calefacciones más modernas.

      Salud, rutas con frío y post rutas calentitas.

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  4. Pues otra excursión más que he visto. Preciosa con sus toques de hielo y agua. Pensando en lo mucho que disfrutáis, aunque paséis frío y tengáis ganas de tomar algo calentito para que reaccione el cuerpo. Pues nada, hasta la próxima, aunque ahora ya no creo que encontréis nieve, pero por nuestras tierras nunca se sabe. Gracias por vuestra publicación y a repetir muchas veces por todas partes.

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    1. Hola Alicia.

      Encantado que te haya gustado. Ese hielo nunca defrauda verlo en fotos con sus formas tan bonitas.

      Yo tampoco creo que tengamos nieve pero con este loco cambio climático nunca se puede saber.

      Un saludo y gracias por comentar.

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  5. Hola Toni.

    Como me gustan estas entradas del Almagrero, uno de mis arroyos serranos más queridos. Me faltaba verlo heladito, pues lo he contemplado a reventar de agua y completamente seco. Eso sí, a la Hoya del Asno no había llegado nunca. Una ruta breve pero muy estética, hasta con vistas de "ochomiles".
    A ver, a ver de donde venías con el "Torri" aquel día, que seguro que te da para otra buena entrada, je,je.

    Un abrazo.

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    1. Hola Andrés.

      Si es cierto que el Almagrero tiene un algo que le hace ser un arroyo "distinto", su curso alejado de carreteras y pueblos, su ubicación tan recóndita y poco accesible, y esa altitud que hace que en condiciones normales hielo y nieve debieran ser sus elementos principales.

      Jjajaja, me has pillado!! de donde vendría con Torri!! Venía de ver el Puntal de Portillo Pelado, justo encima de la Bodega y de la Herrería de los Chorros, y que me valió para conocer el paso de la Escaleruela del Barranco de Fuencaliente, y que efectivamente me dio no para una entrada, sino para dos, jejeje.

      Un abrazo.

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  6. Hola Toni.

    Si que aprovechas bien el día, en una solo jornada te da para sacar tres entradas en el blog!. A mi también me gusta esa forma de caminar por la naturaleza, despacio y observando bien el entorno, de esa forma te percatas de cosas que de otra forma se te pasarían por alto.

    Veo que allí los buitres se ponen morados (no se si hay quebrantahuesos por esa zona), es lo bueno que tienen estás zonas más despobladas, que los animales pueden alimentarse de forma natural, sin tener que darles de comer.

    Dicen que la televisión engorda, pero veo que el hielo estiliza la figura :)

    Un saludo

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    1. Hola Eduardo.

      La verdad que tuve suerte porque con el hielo y tal, conseguí bastantes fotos que me gustaron pero por lo general conseguir material para dos entradas el mismo día es difícil.

      Hay un plan para introducir el quebrantahuesos por estas sierras. No sé si ya se ha puesto en marcha.

      Jejejeje que razón tienes es verme en el espejo y retrocecer 15 años cuando tenía un figurín.

      Un saludo.

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