VÍLLORA, CABEZA DE VÍLLORA Y LAS HOCES DEL RÍO SAN MARTÍN


La gran extensión de la Serranía de Cuenca hace que si en una parte de ella dan lluvias, muchas veces puedes irte a otra parte donde la probabilidad será más baja, incluso nula, para poder trazar una ruta. Eso me paso en esta excursión que me dirigí a la Serranía Baja, concretamente al pueblo de Villora, donde la probabilidad era algo más baja, aunque como verán al final no me salió el plan como yo pensaba y me llovió en varios tramos de la ruta de hoy, incluso al finalizar la ruta me granizó de tal manera que llegar al coche y cambiarme de ropa fue un suplicio.
De todas formas, mi motivo principal de la excursión es seguir explorando el valle del río San Martín y su discurrir fluvial. Ya habíamos visto en entradas anteriores este valle fluvial en los montes de San Martín de Bochines y Henarejos, al norte de Villora. Esta vez, como no dispongo del todoterreno, dejaré a Katekix, mi nuevo coche, en el pueblo de Villora, no muy lejos del límite con Valencia, para trazar esta ruta.
Aprovechando que estoy en Villora, trazo la excursión, aparte de visitar el río San Martín, para subir a Cabeza de Villora, un enorme cerro amuelado que está detrás del pueblo, y que quería subir de hace ya años. Por allí hay un sendero PR y un tramo del Sendero GR pero yo, con la ayuda del mapa, trazo una ruta distinta al trazado de estos senderos, aunque compartiremos tramos.

Al final sufrí un percance, que os relataré más adelante y aunque el tiempo me respetó en gran parte de la ruta, los últimos dos km me llovió, no mucho pero si constantemente, y los últimos 200/300 metros descargó un granizo con ventisca, que apenas me pude cambiar y desistí de tomarme los tercios en Villora y sí lo hice en el pueblo de Cardenete, donde resplandecía un sorprendente sol primaveral.
Después de bajar de Cabeza Villora, veremos el pequeño río San Martín, en tres tramos: un bonito estrecho con un presa, luego una ancha vega con campos fértiles de labranza, y por último las Hoces, una preciosa y ancha hoz por donde el río coge aspecto alpino y entre riscos y hoscas laderas, termina saliendo a otra vega, ya en la carretera, al lado de pueblo, donde se ven las huertas de los villorenses.

Estamos en Villora en un día nublado y amenazante pero llama rápidamente la atención su torre albarrana, un atalaya vigilante, único resto del antiguo castillo de origen musulmán.

El pueblo al estar a pie del Cerro de Cabeza de Villora es rico en fuentes, y se ven acequias de agua atravesar el pueblo.

Imponente la Iglesia de Nuestra Sra. de la Asunción de los siglos XVI-XVII, con ese porche soportal serrano.

Subimos hacia la torre por una senda que sería donde estaba el antiguo castillo, datado del siglo XII, de origen árabe, y reedificado en el siglo XIV por los cristianos.

                              Hoy en día, está en manos privadas y en estado de abandono.

Nos vamos detrás del pueblo, porque de ahí empezaremos nuestra ruta para ir subiendo hacia Cabeza Villora.

De allí parte el sendero PR-CU 55 que sube y da la vuelta al cerro de Cabeza de Villora pero lo vamos a tener jodido para guiarnos por las señales en esta parte, aunque como ya digo, yo hoy voy tirando de mapas y no de señales PR, y ¡menos mal!

    A ratos llevo el PR, a ratos un camino por ahí, a ratos trochemoche cómodo (por ahora)

                   Eso si, seguir el sendero PR en esta parte del pueblo es harto difícil.

                                                          Vamos dejando atrás el pueblo.

            Donde podemos ver la torre y al lado, lo que sería el recinto del antiguo castillo.

Esta es la parte más suave para subir a Cabeza Villora que es lo que vemos al fondo. Ah, no recordaba ver tanto romero como en esta ruta.

Cuando se alían el romero y el pino blanco se forman buenas barreras, pero nada imposible para un Panzer -nunca mejor dicho- como yo, jijiji.

                     Salimos a un carril donde nos aparecen bien visibles las marcas del PR.

Vamos cogiendo altura paulatinamente, mientras al fondo, en dirección sur, ya vemos cositas....

  Por ejemplo al fondo, la vega del río San Martín cuando entra al río Cabriel en el término de Enguídanos.

Llegamos a un colladete, que es la antecima de Cabeza Villora, donde en dirección este ya asoman varias lugares.

Algunos expertos ya habréis identificado esa montaña con esa caída del lado izquierdo tan característica.

       El Pico Ranera (1424 metros) de Talayuelas, donde podemos apreciar algo de nieve en su parte alta.

Preciosa vista del Pico Pelao de Aliaguilla, el 4000 mil más meridional de la Serranía de Cuenca; también con nieve en su parte alta.

     Hacia el noreste, aparece un viejo conocido del blog, la Pata de Mulo en Henarejos, un dos mil de orografía peculiar.


             Subimos desde el colladete hasta la que se considera la cima de Cabeza Villora.



Vistas al sur, donde en primer término aparecen los cuchillos rocosos del Castill de Olivas, y al fondo después de la vega del San Martín y el Cabriel, aparece el cerro de Cabeza Moya, donde hay restos de un asentamiento celtibero. Detrás suyo, ya estaría el pantano de Contreras.


                        Desde aquí arriba, también hacia el sur asoma el pueblo de Enguídanos.



  Hacia el oeste el pueblo de Cardenete, donde tantos buenos fines de semana pasé de joven.



Hacia el norte, los molinos eólicos del cordal montañoso donde está el Cerrito de la Cruz, y a la derecha asoma el valle del río San Martín que viene del pueblo de San Martín de Boniches.


Siguiendo las agujas del reloj, en primer término el valle hoz del San Martín, y detrás la Pata de Mulo.


Seguimos a la derecha, donde podemos ver como discurre en primer plano el San Martín. A ese estrecho de la derecha de la foto..............


                                       Es mi próximo objetivo pero aún me falta mucho.


La cuerda de los 4000 miles más meridionales de la Sierra de Cuenca. De izquierda a derecha: el Pico Ranera (1424), el Alto del Caballuelo (1403), el Alto de la Mazmorra (1412) y a la derecha del todo, el Pico Pelao (1424)


Comienza lo delicado, bajar a trochemoche ante la ausencia de caminos. Lo hare por su lado este, viendo más suavidad yendo hasta esa loma y luego torcer a la izquierda.


Ya que al bajar, a la derecha, tenemos la cabecera del Barranco de las Vigas (en el mapa pone de la Virgen). A la derecha se ve el collado antecima de Cabeza Villora donde estuvimos cuando subimos desde el pueblo.


Nada desdeñable barranco que rasga Cabeza Villora de arriba a abajo, salvando desde la cima hasta el rio San Martín, casi 400 metros de desnivel.



Es encontrarme esto, y entrarme unas ganas de apretarme un bote gordo de fabada al instante.


        Mientras bajo, se me abre con zoom esta perspectiva del estrecho al que quiero llegar.

El percance sufrido hizo cabrearme conmigo mismo por haberme permitido una relajación en un momento crítico como era una bajada por un peligroso barranquete, además yendo solo.
Antes de todo decir que en mi familia -rama materna- siempre hemos sido de huesos duros y cabeza resistente. De hecho, con el amplio bagaje que tengo de golpes y porrazos, y lo borrico que siempre he sido en multitud de ámbitos y disciplinas, solo recuerdo hacerme un esguince hace 25 años. Eso sí, moratones, rozaduras, cortes y demás magulladuras tengo un interminable listado para aburrir al personal pero lo que es rotura, fractura o algo más grave, no recuerdo que haya.
Todo esto viene porque al querer descender por la cara norte de la Cabeza de Villora, vi que tenía bastante pendiente. Yo buscaba un antiguo camino que venía en el mapa pero que en la realidad, había desaparecido comido por la vegetación, que era básicamente un inextricable sotobosque de romero, y un cerrado pinar de pino blanco. En aquel momento, vi un barranquete que tenía en el fondo un cauce de tierra bastante cómodo. 

Me dije que por ahí bajaría confiado por la aparente comodidad del mismo, pero un poco más abajo, ya cerca de fondo de la vega por donde va una pista, vi que se llenaba de enormes rocas resbaladizas por la lluvia, y pequeños desniveles. Como veía que quedaba poco para el final seguí bajando por ahí. En una de estas, por evitar seguir saltando rocas húmedas, vi en el lado derecho un terraplén de fácil tránsito para avanzar bastante en el descenso de este barranquete.
Ahí estuvo mi error, porque me relajé en ese terraplén y el pie se me enganchó con algo y salí despedido hacia delante. Menos mal que frené con las manos en el suelo que era tierra pero la rodilla derecha me impactó contra una roca. Por el intenso dolor del momento, sé que no me había roto nada, era el dolor de la contusión. Tenía una herida sangrante y había roto el pantalón en ese punto pero la rodilla había aguantado. 
Al principio fue tan duro el golpe que pensé que había partido la roca en varios fragmentos, jejeje.
No obstante, pude acabar la ruta sin problemas. Al llegar a casa me puse hielo, y estuve unos 4/5 días con la rodilla condolida pero felizmente sin problemas más graves. La mejor prueba de que no ha sucedido nada, es que a la semana y media de esto ya estaba jugando al squash, pero si es cierto que me asusté un rato.


    Foto del enfoscado barranquete en cuestión, momentos antes de que me diera el piñazo.


  Ya estamos abajo, y vamos a ver el estrecho que tiene toda  la pinta de no poder transitarse.


                                                        Bonito el estrecho de la Hoz.


Nos ponemos encima del azud para ver el río y el comienzo de ese canal para coger agua en el lado izquierdo.


Regresamos y vamos por el carril viendo la vega del río en esta parte. Si hubiéramos hecho esta ruta ahora, todo estaría más verde. En primer plano tienen la entrada del arroyo del barranco de las Vigas en el río San Martín.


            Volvemos a ir por el PR, donde ahora si, las señales se ven como debe de ser.



Me acerco a otro tramo donde se ve que el río se encañona y que inicialmente quería recorrer por dentro pero el golpetazo en la rodilla me ha hecho desistir y volver por el PR que va por la parte alta de la derecha. En este sitio, aprovechando que aún no llovía mucho, hice un comida rápida.


                       Una vez arriba, el PR tiene un desvío para ver el mirador de las Hoces.


                                           Con muy buen aspecto, mires donde mires.


          Allá abajo el principio de las Hoces, donde hace un rato estuve allí comiendo.


No sé yo como habría sido el ir por allí dentro, ya que no se ve ninguna construcción o camino y las laderas están bastante empinadas.


                                        Toda una muy grata sorpresa este mirador.


Si miramos en dirección río abajo, vemos que alpino se pone el paisaje, y al fondo aparece.....


El Puente de los Imposibles, llamado así por las dificultades en su construcción en la década de 1940, hecho para salvar la vía del tren a Valencia sobre el valle del río San Martín.


Y acabo la ruta viendo la vega del río justo al lado del pueblo de Villora, bajo una pertinaz lluvia, algo preocupado con el estado de mi rodilla, pensando en la cervecilla y minutos antes que se pusiera a granizar violentamente.



                              Plano con la ruta realizada, saliendo y llegando a Víllora.


¡¡Hasta la próxima!!

Comentarios

  1. Joer Toni, ¡vaya susto!. Quien más o quien menos nos hemos pegado piñazos similares, el problema es cuando vas solo y te acojonas que no veas. Menos mal que fue el golpetazo y pudiste acabar la ruta, eso sí mojado por si faltaba algo. Nunca hay que bajar la guardia sobre todo cuando ya has hecho lo más difícil de la ruta y vas más relajado pensando en la reconfortante cerveza. En mi caso es en esos momentos cuando he sufrido mis percances más graves.
    De la ruta poco que comentar, otro bello rincón de la Serranía. Yo me quedo con el bonito valle del San Martín y, como no, con las vistas de mi (nuestro) querido Pico Ranera.
    Un abrazo.

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    1. Hola Paco.

      Pues está claro que son los riesgos de abusar del trochemoche. No me gustaba la verdad aquello, pues un trochemoche en subida o en llano o semillano vale, pero en bajada acusada es puro peligro, y allí me metí. El descubrir que el carril que venía en el mapa no existía ya, hizo que lanzara. Pero es como tú dices, joder cuando ya te relajas es cuando ocurren estos accidentes.

      Los detractores de mis rutas con la Sole tendrán en esta un motivo para decirme que no me vaya solo, pero bueno, de cientos de rutas que he hecho solo, que recuerde esta es la única que he tenido un percance, así a bote pronto, además, que al final se quedó en un susto.

      Como ves, el Ranera en dirección hacia Cuenca, al ser un 1400 tan meridional (ya no hay más esas altitudes hacia occidente en toda la provincia de Cuenca), cosa que hace que se vea esa perfil napiesco desde muchos sitios.

      Un abrazo.

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  2. Te perdiste algo muy importante: Junto al Río San Martín y presa para el riego de los huertos de la Veguilla, la ruinas de un asentamiento celtibérico de una extensión aproximada de dos mil metros cuadrados de un castellum del Bronce Final y la Edad del Hierro.

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    1. Y otro castellum enfrentado de una extensión de 5.000 metros cuadrados de la misma época. La zona de la Veguilla contiene hasta tres lugares de hábitat de esa época del Hierro. Villora contiene otros restos como el Guillón o Aguilón y también el Castil de Olivas, en la Hoz de la Virgen, aunque esta parte ya pertenece al término de Enguídanos.

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    2. Hola José.

      Pues que lástima, ya que haberlo sabido me habría acercado a investigar, aunque me imagino que no habrá mucho resto.

      Como voy haciendo entradas de todo el curso del San Martín desde el pueblo de San Martín, la próxima entrada, ya tocará en curso bajo entrando en el término de Enguídanos, y por supuesto el Castil de Olivas.

      Un abrazo.

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  3. Hola Toni,

    Que mal que se pasa cuando te llevas un susto de estos, menos mal que eres duro como buen conquense y la cosa no fue a mayores.

    El relajarse en terreno "facil" y sufrir un percance, por desgracia es algo que nos ha pasado a todos, por lo menos queda el hecho de que solo fuera un susto y pudieras acabar la ruta, auqnue fuera algo empapado.

    De la ruta que decirte, me encantan los castillos, así que si en una ruta hay uno no puedo evitar acercarme a visitarlo, y este es impresionante.

    El trochemoche es lo que tiene, que nos permite descubrir rincones tan bonitos como los que nos has mostrado, pero tiene su riesgo, pero no por ello vamos a dejar de hacerlo, y tu menos que nadie, que junto al Sr. Nieto sois los reyes de la materia... jejeje

    Después el PR me ha impresionado, que vistas que te regala en esos miradores, un lugar perfecto para tomarse el almuerzo disfrutando de las vistas, siempre y cuando no llueva.

    Salud y trochemoches sin percances!!!

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    1. Hola David.

      La verdad que el error garrafal fue mío, porque un trochemoche con vegetación tan alta y cerrada, y en bajada, con un barranco de piedras húmedas por la lluvia, se debe evitar a toda costa, y yo no lo hice.
      Debiera haber andado mas en busca de otra bajada más cómoda que seguro que la habría aunque se me alargara la ruta. También es cierto que por intentar evitar que me lloviera en ruta iba con cierta prisa y por eso quise atajar por ese barranquete.
      O sea que me está bien empleado, y seguro que esta experiencia me sirve para el futuro e intentar evitar esas cosas.

      Jajjajaja, aunque quisiera evitar el trochemoche en la sierra de Cuenca ante el avance implacable de la vegetación (y la despoblación) es practicamente imposible.

      Salud y trochemoches elegantes!!

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  4. Hola Toni.

    Las prisas son malas, nos obligan a tomar decisiones que circunstancias normales no tomaríamos.

    El problema, no es tanto el ir solo, si no el sitio en el que tienes el percance, en esas zonas tan emboscadas, es fácil que no haya cobertura y casi imposible localizarte, si el golpe en vez de en la rodilla es en la cabeza o te rompes algo y no puedes moverte, date por jodido, por desgracia conozco algún caso.

    Ya en cuanto al recorrido, pues bueno, es una lástima que un PR lo tengan en tan mal estado, que yo sepa están obligados a mantenerlo ..., Hubiera estado bien recorrer el cañón por dentro, porque desde el mirador tiene muy buena pinta. Ahora que sabes que existen varios restos celtíberos, seguro que vuelves.

    Un saludo

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    1. Hola Eduardo.

      Que verdad más cierta lo de las prisas. Ya ves que gilipollez, por querer evitar la posible lluvia, si al final llegué calado hasta arriba.

      Si bueno, todos hemos oído casos, y ese peligro siempre está acechando, por eso hay que ir cuando se vaya solo, como si fueras un cazador en la jungla, con sigilo y precaución. Sobre todo cuando dejas las comodidades de un carril o un sendero PR.

      Es lamentable que los postes de del sendero estuvieran así. Yo porque tengo otros recursos y alternativas, pero alguien que vaya a hacer el PR entero, pues lo tendrá difícil.

      Jjejeje, cañón por recorrer, posibles restos celtiberos, tiene todos los ingredientes de cuando vuelva pasarme por ahí a ver que tal...

      Un saludo.

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  5. Hola Toni...
    Pues curiosamente comenzare comentandote,que a punto estuvimos de pasar unos días en Villora y en concreto,en el Hostal El Lagar del Cabriel,me lleve un chasco,cuando comprobe que lo habían cerrado.No recuerdo como llego la info a mis manos y debo de tener algún folleto por ahí,pero al final,cambiamos el plan y tampoco recuerdo a donde...jejeje.
    Sobre la ruta,muy chula y con un poco de todo a lo que nos tienes acostumbrados,buenas panorámicas de esa parte de la Serranía Baja,partes de senda clara(una pena lo de las indicaciones del PR) y por supuesto tu habitual I+D,que en esta ocasión a punto estuvo de darte un buen disgusto.Está claro que en las salidas a la montaña,también entran en la ecuación los posibles percances y en tu caso,quedo en un susto.En mi caso,he tenido dos esguinces,bastante serios y en los dos acabe la ruta,pero luego "dique seco",bastantes días.En uno me "salvo" que venia una amiga fisio y me hizo un apaño para acabar,ya que estábamos a mitad(km 13,sobre 26) y en el otro,me caí dentro del Matarraña,en Els Ports,con mochila y todo...jejeje.Esa fue de traca,porque aún teníamos que subir el Pas de Romeret y llegar a Beceite.
    En fin,a seguir mostrándonos esa maravillosa Serranía,pero "cuidadin".

    Un abrazo.

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    1. Hola Juane.

      Si esos percances forma parte de las rutas. Lo que hay que intentar es que no ocurran. Por ejemplo, ahora esto en el dique seco por que un problemin con el menisco de la rodilla me impide salir al monte.

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