DE LOS LAGUNILLOS A LA LOMA DE LA ORUGA Y EL CEÑAJO DE LA VENTANA


Llevaba ya tiempo fijándome en la Loma de la Oruga, o la Oruga a secas, un cordal rocoso, a ratos ancha cresta por el que quería ver si se podía transitar. Para ello, debemos irnos al Área Recreativa de Los Lagunillos, uno de los mejores merenderos de la Serranía de Cuenca, y lugar de obligada visita los fines de semana durante la década de los 80 y parte de los 90 por parte de los conquenses.

Con el tiempo, cayó un poco en el olvido y el abandono, hasta que se reformó no hace mucho, y, aunque la carretera “asfaltada” que te lleva hasta allí deja mucho que desear, el paraje sigue bello e incólume, como cuando íbamos siendo más chicos.

Recuerdo campamentos veraniegos de la OJE en que dormíamos al raso con nuestros sacos en este lugar, muy cerca del único lagunillo kárstico que queda, y que le da nombre al paraje. Arrullado por un joven, frío y caudaloso río Escabas, que acaba de salir de su nacimiento, dentro del valle del Hosquillo, es un lugar donde el descanso y la relajación cobra mucho sentido.



Nosotros lo vamos a tener de punto de partida de nuestra excursión, que va a tratar de subir al principio (o final) del cordal rocoso de la Oruga para recorrerlo y, en un punto dado, bajar y buscar uno de los pocos carriles que serpentean por esta abrupta zona filtrada de decenas de frondosos barrancos, para volver hacia Lagunillos, no sin antes asomarnos a uno de los bordes del final del valle del Hosquillo, donde el río se escapa de esta bella cárcel por la Umbría del Guillomar, mientras va diseminando pozas y baños con una generosidad fluvial cristalina que enamora.


Estamos en el área recreativa de Lagunillos, donde en esta ocasión que estuve yo, un fiambre me aderezaba la estampa.


                                      El merendero se compone de varios edificios.


                                                     La de veces que habré estado aquí.


    Su fuente más famosa es la del brutal Sauce  (o Fresno, nunca lo he tenido claro del todo).

                                                                      Pero hay más.

    Dejemos el merendero de aquella ocasión primaveral y comencemos la ruta, ya que el carril se pone tieso desde el principio.


                 Dejamos el carril y subimos campo a través con la ladera todavía más tiesa.


     Ya estamos a punto de colocarnos encima del cordal rocoso de la Oruga en su parte final.


Un hito allí puede parecer extraño, pero hay que saber que antiguamente por aquí iba el camino de la Loma de la Oruga, una vía para uniría el río Escabas y la vieja Casa de Lagunillos con el Collado de los Vasallos de Tragacete y toda esa zona.


Las vistas comienzan a ser gloriosas, con la cresta cerro de Dos Hermanas destacando en el centro de la foto, y al fondo del todo, el pueblo de Poyatos.


        Nosotros tenemos una buena tirada de chula cresta hasta subir a la parte alta de la misma.


                    No se anda mal por aquí, aunque hay que asegurar bien la pisada.


                                 A Ana Mari le cuestan un poquito llegar al alto.


Se intuye allí abajo el valle hondonada donde está el merendero de Lagunillos, con el Ceñajo del Duende y el Romeral delante, como muro pétreo de cuchillos y crestas.




                    Paso a presentaros a Jose, con los puntales del Hosquillo al fondo.


                  Un poco de zoom para enseñároslo. A la vuelta pasaremos por la parte baja.


      Maru está muy a gusto sentada y remolonea a la hora de ponerse en marcha otra vez.


Otra cosa curiosa para los fans de la serranía. Lo de abajo es la actual carretera que une el Refugio de Tejadillos con los Lagunillos. Y la senda de arriba, es el camino ancestral cuando no existía carretera.


Hay que mencionar, ya que la tenemos debajo nuestro, por donde sale el río Escabas del Hosquillo: la Umbría Guillomar, con el Estrecho de Marinales a la derecha. Uno de esos parajes que tenemos que cuidar como oro en paño.


             Debemos seguir por la oruga, en este caso toca bajar, siempre más peligroso.


                                                            Extremando el cuidado.


                                              Lo suyo es intentar ir siempre por el medio.



                                      Tramo muy estético de la Loma de la Oruga.




Nos estamos poniendo muy delante de lo que se considera el final del Hosquillo, con el Alto de Peñajosa,, donde el Mirador del Reloj, a la derecha.


                                El equipo al completo. Jose, Ana Mari, Maru y un servidor.


Hace un tiempo os enseñé en esta ENTRADA una cueva que se ve arriba del todo, cuando coges ese carril que bordea las paredes rocosas del Hosquillo. La cueva, más bien una oquedad grande gasta el rasgo peculiar de tener como dos ojos. Por supuesto, subí con cuidado desde abajo, y me metí en ella, nombrándola la Cueva de los Ojos del Hosquillo. No se me dan mal poner nombres bonitos, eh! 

Realmente, la cueva está en un lateral de la cresta de la Oruga. En toponimia serrana a todo ese parte del cordal de la Oruga donde está esa cueva se llama Ceñajo de la Ventana, refiriéndose claramente esa ventana a la gruta de los Ojos del Hosquillo.


                                                       Ese arco de enfrente es la entrada.


                    Luego la cueva es completamente abierta con todo el Hosquillo delante.


                          Luego en un habitáculo aparte, tenemos uno de los dos ojos.


                                                               Y Maru puesto en el otro.




                           Después de salir de la cueva, hay que subir y seguir adelante.


         Ya no hay cordal rocoso, y ahora seguiremos por la traza de un viejo carril o camino.


                                        Quise atajar y nos metimos por el Barranco del Bu.


Pero fue un plan fallido, pues el barranco se cortaba en vertical antes de terminar. Tocaba recular.


Por eso, seguimos más adelante para cruzar el Bco. del Bu y bajar por esta ladera del Barranco de las Torquillas.


Una antigua vía de saca de madera que nos va a poner en la parte baja, por donde va la actual pista que se viene de Lagunillos (dentro del Bco. de la Cueva)


    Volviendo ya por el carril, Jose y yo exploramos una cueva que nos sale por los laterales.



Por ejemplo, esta con cierta profundidad, donde nos llama ese pequeño gamellon (o dornajo) en el suelo.


Puede parecer que está tirado en el suelo pero no es así. Está colocado justo debajo de unas filtraciones en la roca, donde el goteo constante lo llena y así, los pastores y hombres de campo tenía agua fresca para los duros veranos. Pura sobrevivencia!


Cuando estamos por el carril, con el zoom vemos en Ceñajo de la Ventana, con esos ojos del Hosquillo.


                               Antes de seguir, nos vamos a desviar para enseñarles una cosa.


                          El Barranco de la Cueva viene a caer al Hosquillo por aquí.


                         Que lo mejor para verlo es tumbado como lo hace Maru. 


Estamos hablando del Parque Cinegético de El Hosquillo. De régimen visitable y donde podrán ver osos, lobos y más anímales.


Estamos hablando de una gran dolina/valle asimétrica de más de 1000 hectáreas de extensión, donde nace el río Escabas (excepto en época de fuertes lluvias), y que debido a su orografía fue sitio idóneo para una reserva cinegética.



Y ahora volveremos por el carril hasta el paraje merendero de Lagunillos, donde os voy a enseñar lo que da nombre al paraje. Parece ser que antiguamente había más de uno; de ahí, el plural del topónimo que aún se mantiene. 

Hoy en día, solo queda uno, bello como él solo. En época invernal de lluvias es un enorme manantial que le echa el agua recién nacida al río Escabas, y el resto de año es como vais a ver en las fotos.


                                              Lo primero es buscar este puente de madera.


                                      Que nos ayudará a cruzar el río casi recién nacido.


Un cártel nos habla de la riqueza natural de dicho curso fluvial, una de las joyas de la Serranía.


                 Una barandilla circular nos indica claramente la ubicación del Lagunillo.

       Fenómeno kárstico total en vías de extinción ante la falta de lluvias regulares y la colmatación de la cubeta.


                                          Su color y su fondo es realmente hipnotizador.


                                                                  ¡Menudo rincón!            


                                   Que locura de tonalidades verdes y reflejos acuáticos.


En inviernos y primaveras nace del él un arroyo que va a echar sus aguas al río Escabas tras 50 metros de trayecto aproximadamente.


Esto ha sido todo. Hasta la próxima!!

Comentarios

  1. Hola Toni,

    Por fin me pongo al día con el blog!!! jejeje

    Impresionante este cordal de la Oruga que nos has hecho recorrer justo a vosotros, menudas vistas!!!

    Vaya un buen mirador al Hosquillo para poder disfrutar de una de las joyas de la corona de Cuenca, un lugar que es necesario preservar a toda costa.

    Y que broche final deleitarnos con las cristalinas aguas del escabas, que ganas dan de meterse en ellas, aunque su temperatura, para alguien que no sea conquense lo desaconseje...

    Salud y maravillosos parajes conquenses!!!

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    1. Hola David.

      Ya he visto en los comentarios del blog que has cogido la metralleta y me has dejado comentarios en todos. jajaja, la verdad que se te echaba de menos.

      Si si, el Escabas es el mejor lugar para curtirse en aguas frías y luego ir por ahí metiéndome en todos los caldos del país.

      Salud, osos, orugas y ríos.

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  2. Hola Toni.

    Que buenos paisajes, nosotros recorrimos el año pasado esa cresta de la Oruga, pero subimos por el vallejo que va paralelo por la izquierda, en el mapa viene nombrado como barranco de Lagunillos, hasta el Vasallo en la sierra de Tragacete. Luego bajamos desde allí por toda la cresta que está muy poblada de pinares hasta este final de la Oruga con su lomo rocoso, para volver a Lagunillos bajando como pudimos por la ladera a lo caguendiez.

    En fin, una buena ruta esta con el aliciente de esos covachos que tendremos que explorar en algún momento.

    Un saludo.

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    1. Hola Luis.

      Las bajadas a lo caguendiez son un clásico !! Cuanto se atajara a la vez que se pena un rato, pero ya sabemos que sarna con gusto no pica.

      Mi sorpresa de esto fue que cuando me encontré el hito de piedras en la Oruga, investigué en los mapas antiguos y allí venía ese viejo camino de la Oruga.

      Un saludo.

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  3. Hola Toni.

    Al ver los Lagunillos y su merendero se me ha puesto una sonrisa de oreja a oreja, al recordar la buena mañana de domingo que pasamos allí los equipos Per Dalt i Per Baix, la Voz de la Tierra y Magia Serrana, con Rudolph incluido jaja.
    Y que chulada ese crestón de la Oruga, la verdad es que es estético a más no poder, pues las fotos te han salido cojonudas. Además se ve un tramo de esos en los que vas disfrutando en todo momento, pero en el que tampoco hay que bajar la guardia.
    Y muy variado y chulo también el regreso a los Lagunillos, con esas doble cueva y esos espectaculares miradores hacia el Hosquillo y el Escabas.

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      En efecto, había laterales de la Oruga, que como te escurrieras, te ibas para abajo hasta despeñarte por un corte de unos diez/quince metros nada aconsejable.

      Que buena mañana con vosotros y la Cierva Rudolph, jajaja aún me rio al recordarla. Menudo festín nos comimos en el merendero, donde descubrí la cuestión gastronómica curiosa, de que en el litoral mediterráneo la Ensaladilla no la coméis con patatas fritas de bolsa, cosa que aquí en Cuenca si.

      Un abrazo.

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  4. Hola Toni.

    Buen ojo tuviste al planear una ruta por ésta Loma de la Oruga que se asoma a parajes tan emblemáticos como El Hosquillo o la Umbría Guillomar, aderezado con la sorpresa del barranco del Bú y la Cueva de los Ojos.
    Al ver esa foto del Ceñajo del Duende y El Romeral me has traído al recuerdo una rutilla que me hice por allí hace algunos años, partiendo del Collado de los Vasallos hacia la Ceja de Pino Espeso- Collado de la Madera, con la idea de finalizar en Rincón de Conejos y asomarme a Tejadillos, pero esos espolones rocosos de El Romeral me cortaron el paso, aunque pasé un día estupendo por allí, con buenas vistas de ésta Loma de la Oruga. Habrá que volver de nuevo!!

    Un abrazo.

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    1. Hola Andrés.

      A mi me pasó lo mismo que a ti. Yo la hice en parte con el todoterreno, y cuando me acercaba al Rincón de Conejos, todos esos cuchillos te frenan y se pone jodida la cosa.
      Por eso tengo pendiente subir a esa parte final pero desde Lagunillos, buscando alguna vieja traza de camino, y si no, pues a penar. Lo que tengo claro que es una ruta a hacer sin calor alguno.

      Un abrazo.

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  5. Hola Toni, otra maravilla conquense más para deleitarse ... y van ...
    Había oído lo de la reserva del Hosquillo y me acordé del añorado Félix Rodríguez de la Fuente. Una pasada esa Loma de la Oruga. Menos mal que las calizas conquenses tienen buen pisar porque se vislumbran buenos patios. Y esas aguas del Escabas en el Lagunillo están diciendo tírate ... ¡qué preciosidad de verdes! , me recuerdan a los cenotes mejicanos, salvando las distancias claro. Un abrazo Toni.

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    1. Hola Paco.

      Un seguidor de Magia Serrana los llama cenotes conquense. La verdad que es lugar hipnótico, y la verdad que un descubrimiento muy grato esta loma de la oruga. Cuando descubrí en el mapa antiguo que iba por ahí un viejo camino, me lleve una sorpresa, ya que me dije que entonces se podría progresar por ella, y así fue.

      El Hosquillo como complemento a una visita a Cuenca está muy bien, pero hay que reservar con antelación, ya que los fines de semana están siempre cogidos.

      Un abrazo.

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