EL PUEBLO DE BEAMUD Y EL MONTE CERECEA

 

El monte Cerecea es un pequeño macizo montañoso con la forma de boomerang que alcanza los 1716 metros de altitud. Su longitud va aproximadamente por los 3 km y el ancho de su cordal será de unos 100 metros. No obstante, junto con su vecino Collado Bajo (1836 m.) son las mayores alturas meridionales de la Sierra de Cuenca, asunto que hace que, hacia el sur y hacia el oeste, incluso hacia el norte, se pueda ver muchos kilómetros en línea recta, aunque a un servidor la que le gusta es su inesperada y nula vista hacia el este, tan limitada que solo puedes ver lo que hay a unos pocos kilómetros, pero ya os cuento eso más adelante.

Abajo del todo, en su cara sur, se encuentra el pequeño y recóndito pueblo de Beamud (1334 metros), con su nombre de origen moruno, que junto con otros como Walmu (Huélamo) o Qunka (Cuenca) nos recuerda el pasado islámico de toda esta extensa comarca cuando todo era parte de la Cora de Santaver, una de las divisiones territoriales del Califato de Córdoba, y que venía a abarcar la provincia de Cuenca, parte de la Teruel (Tirwal), un poco de Guadalajara, y la zona valenciana de Requena y Utiel.



Conociendo las montañas por esta extensa comarca del Ibérico Sur, sé que la cima no es prominente, y que está en parte cubierta de pinos, pero tiene un trozo, en su zona derecha, más despejada y por ahí acometeré el final de subida. El principio lo haré por el Barranco del Arroyofrío, uno de los tantos barrancos que llegan del macizo al valle vega de Beamud, donde va por el fondo el Arroyo de la Magdalena, incrementado por las muchas fuentes y manantiales de este lugar, asunto que ya vieron hace unos cuantos siglos los árabes cuando se asentaron aquí.

 

Mañana de las que me gustan a mi. Cero moscas, cero viento, frío rico y solecito de invierno aún más rico.

  Este barranco de Arroyofrío, desconocido para mí, nos recibe con un camino y buenos robles.


El arroyo lleva un poco de agua, suficiente para darle música y belleza al barranco que vamos a acometer.


El camino va pasando por unos destartalados terrenos que llevan mucho tiempo en abandono.

              Ufffs, no me quiero poner en la piel de estos frutales con este frío mañanero.

            Un gustazo este viejo camino ancestral y deseando que suba lo más posible.

Se nota mucho trabajo del beamucero de antaño por sacarle al hosco barranco superficie llana para poder trabajar estas feraces tierras.

                         El arroyo nos avisa de rincones que hay que entrar a investigar.

                             Con sus pequeños saltos de agua entre tobas y travertinos.


                                                Más adelante, nos sale otro salto de agua.

              Hasta que llego a estos dos prados, últimos restos de cuando esto se trabajaba.

Es curioso esa sensación que, aquí a la sombra, al olvidarme los guantes llevaba los dedos ateridos del frío, y, a la izquierda, al solecito, se podía estar en manga corta al no hacer nada de viento.

     Y digo que allí están los últimos restos humanos, pues también allí nace el arroyo, y en los mapas marca cerca una Fuenfría.


           Y de ahí para arriba, el barranco se vuelve más natural y hosco para remontarlo.

Una pequeña lástima que ya no lleve agua, pues es la zona donde más desnivel va perdiendo.

        Voy pasando una sucesión de saltos que me hacen imaginarlos con el agua cayendo.

                                    Y tramos encajonados de gran belleza geológica.


Hasta que el barranco se acaba y aparece un llano al que confluyen dos o tres barranquillos más, aunque yo cogeré la ladera derecha para salir de ellos.

                                        Voy dejando atrás el Barranco de Arroyofrío.

Al coger altitud (ando por la cota 1620 metros) nos salen vistas como esta donde se aprecia a la izquierda el Cerro de la Bandera, a la derecha de ese cordal con pinos, el Gamelloncillos, y en la parte derecha, más abajo, dentro de la faja rocosa estaría la Peña Rubia de Huélamo.

                                           Ese lateral rocoso le delata: la Mogorrita.

      Como dije en el texto, voy a acometer la subida final por la parte más pelada de pinos.

Donde la parte final se convierte en un erial rocoso más auténtico donde subsisten milagrosamente arbolillos como este.

                                              Llego a la redondeada y extensa cima.


La cuestión de las vistas, una vez en la alomada cima, es curiosa, pues, a la amplitud de vistas en dirección norte, oeste y sur, se une, como ya he dicho antes, las nulas vistas hacia el este. Bueno lo de nulas es discutible, pues lo que tenemos en esa dirección a solamente 2,5 km es, de forma paralela al macizo del Cerecea, el enorme cordal de la Sierra de Valdemeca con el Collado Bajo como mayor altura (1836 m.) 

Esos más de 100 metros de diferencia entre un macizo y otro hacen que no puedas ver más allá. Solo veremos las enormes laderas llenas de pinos y robles, filtrada de barrancos varios y castillos de rodeno. La lástima es que, en la vista hacia abajo, el arbolado no nos deja ver apenas los verdes pastizales del bucólico valle que separa estos dos macizos, con el Prado de las Yeguas y el paraje de la Pasadera, donde se considera que nace el río Guadazaón.

         Hacia el este, aparece, cual muro, todo el ingente cordal de la Sierra de Valdemeca.

Donde ese gran barranco, en su parte umbrosa, alberga el único, natural e inaccesible bosque de abedules de la Serranía de Cuenca.

                  Esta ladera de la Sierra de Valdemeca tiene un tamaño realmente grande.


             Seguro que os habéis fijado en los castellares de roca rodeno que la salpican.


                                                           Un fugaz salto allí abajo.


Consigo encontrar un hueco entre los pinos y con el zoom os saco un cacho del Prado de las Yeguas.

                             Aunque lo mejor es verlo a pie de pastizal en otra ocasión.

                  Creo recordar que todas las veces que he estado me encontrado ciervos.


El transitar por esta parte trasera de la cima hace que descubra una sorpresa que no conocía.

                      Exprimamos el zoom. Esa boina rocosa ladeada le delata: el Peñalba.

Me acerco a ver el vértice que marca los 1717 metros, que se encuentra en la parte donde empieza el pinar.

  Siempre es una gozada encontrarse con los pinos de la altitud, los pinos silvestres o albares.


     Vamos con las vistas frontales. Hacia el sur parece ser el valle que forma el río Mayor.

Al oeste tenemos dos viejos conocidos, Monteagudillo a la derecha, y la Modorra a la izquierda.

Y también asoma la Muela de la Madera, donde el pueblo de Uña estaría en la parte izquierda.


El día no es malo para ver desde aquí en dirección oeste el Sistema Central, con las sierras de Madrid/Guadalajara.

La bajada la podría hacer por el barranco del Arroyo de la Magdalena, y si bien me acuerdo, por ahí va una vieja senda de la gente del pueblo para subir al macizo del Cerecea, pero no voy a ir por ahí, sino que quiero hacerlo por una loma que termina en un peñasco rocoso, justo encima del pueblo, y que hace como dos años, en una ruta hecha por el otro lado del pueblo, me fije en dicho peñasco y como había una cresta rocosa, que me hizo pensar que las fotos desde dicha cresta quedarían chulas.

Pensat i -a los dos años - fet. Jejeje, que me disculpen mis amigos del litoral mediterráneo por este valencianish chapucero. En fin, que me acordé de aquella ocasión y quise bajar para poder ponerme encima de la cresta rocosa.


Ya estoy bajando y a mi izquierda intuyo el profundo barranco de la Magdalena, por donde sube una senda más "oficial".

Pero como explico antes, yo quiero ir por lo alto de la loma descendente para llegar a rocas en cresta que se ven al fondo.

Paso por donde está la marca del PR que te lleva al Bco. de la Magdalena, y de ahí al pueblo, y que yo hago caso omiso.


                          Por fin me sale una vista del escondido pueblo de Beamud.

Vistazo a su cerro, en el que no se ven restos históricos, pero un pueblo tan antiguo tuvo que tener allí alguna construcción, tipo torre o castillo.

                   En la salida del Bco. de la Magdalena vemos el lavadero del pueblo.



Sigo para adelante, pues debo llegar al final del cordal montañoso, donde los muretes nos avisan de la cercanía del pueblo.

Una vez allí, a mi derecha asoma el valle del Arroyo de la Magdalena, por donde va la carretera, y si afinamos la vista.....

                                            Está esperándome Katekix, mi peugeot rojo.


A mi izquierda, sale el fin del valle del Arroyo de la Magdalena, con el brillo de sus muchos manantiales y ramales del arroyo. Esa carreterilla que se ve, es la que entra en Tierra Muerta.

Vayamos allí abajo, en la ocasión que estuve hace dos años, con esta vista de los prados del Arroyo de la Magdalena y el macizo del Cerecea levantarse. Fíjense que asoman unas casas del pueblo.


         Y un poco más a la izquierda aparece la cresta en cuestión por la que bajare un poco.

                                                           Beamud visto desde la cresta.

                                                                 Buen sitio para el pinchito.


    Recordemos aquella ocasión de un par de años, en las que estuve enfrente de la cresta, donde estaba este mirador.

Con esta vista de Beamud ubicado en esa especie de collado entre estas dos elevaciones del terreno.

    En la parte superior izquierda se ve la cresta en la que estoy puesto en las fotos de antes.

Desde aquí, dándole al zoom, se ve la parte final del cordal montañoso por donde subí a la cima del Cerecea.


                               Ahora, con cuidado, bajaremos por un lateral de la cresta.

                             Esta empinada vaguada nos va a llevar directos al pueblo.

Los escasos habitantes de Beamud están preparados para el verdadero invierno que no tardaría mucho en llegar.

                               El Arroyo de la Magdalena pasa por un lateral del pueblo.

                                                   Me encanta la cartelería serrana.

Otra foto de la ocasión de hace dos años, donde se ve todo el trayecto de bajada (de la derecha a la izquierda y luego por la crestita) que he hecho, estando esa pequeña cresta en lado izquierdo de la foto.

                                                Desde aquí abajo, se vislumbra bien.

La vuelta al coche la hago por un cómodo camino, bajo un sol muy reconfortante, con el cortejo de los invernales robles, y el gaznate preparado.

Antes de llegar al coche, se me abre esta vista de la entrada del Bco. de Arroyofrio, por donde subí a primera hora.


Como es de suponer, Beamud no tiene bar por estas fechas, pero ahora, cuando cuelgo la entrada, meses después, me entero que acaba de abrir un bar con tienda, cosa que hace que nada más que trisque por sus montes otra vez, acabaré con unos ricos tercios en dicho lugar.


                                                        ¡Hasta la próxima!


Comentarios

  1. Hola Toni.

    Me encanta el topónimo Beamud, la verdad,. Cuando hemos ido de ruta por la zona siempre me ha llamado la atención cuando he visto la señal que te desvía al pueblo. Muy acertado el apunte inicial sobre la etimología árabe de esos topónimos.
    A mi también me ha parecido muy interesante la vista de la Sierra de Valdemeca desde el Monte Cerecea. Normalmente cuando leo tus crónicas también suelo abrir el Iberpix para ver por la zona por donde te has movido, y en este caso, y viendo en el mapa el relieve de la Sierra de Valdemeca, se puede apreciar que los bosques que pueblan sus laderas camuflan unos buenos barrancazos que caen hacia poniente. También me ha llamado la atención lo del bosque de abedules... Si tu dices que es inaccesible es que lo será de verdad...
    Por lo demás el recorrido nos ofrece la variedad a la que ya nos tienes acostumbrados, los robles desnudos me resultan muy llamativos, y un gustazo ver correr ese arroyo del principio, con sus salticos de agua dando alegría a la cosa.
    Y esa cresta del final, la podías bautizar como la Cresta del Mejillón jajaja.

    Qué no mueran nunca esos bares serranos tan genuinos!!!

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      Ya sabes que me gusta meter apuntes históricos arraigados a las sierras por las que ando en las diversas entradas, sea en Cuenca o fuera. Además, nunca está de más recordar nuestro fecundo y extenso pasado musulmán, que hay muchos que lo ignoran.

      Esos barrancazos que ven en el Iberpix que caen hacia el río Guadazaón son un auténtico infierno de rodeno y brezo, y el grande, el del abedular, resulta que al estar tan inclinado, la lluvia a lo largo de los años ha abierto y rasgado una ramblas que dan miedito y avanzar por ahí, sumando ese sotobosque cerrado de brezo, jara y demás hace que sea muy inaccesible. Además el abedular está en la parte alta, es decir, hay que subir por la ladera asalvajada un buen trecho. Palabra de Toni.

      Jejeje, de una parte a esta, mi lata de mejillones no falta en el monte, que están ricos, tienen mucho hierro y dan energía y apenas tienen calorías.

      La noticia de un bar/tienda en Beamud es muy buena, lo que me temo que sea solo para la época estival, que es cuando yo menos frecuento la sierra, pero bueno, es una buena noticia.

      Un abrazo.

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  2. Hola Toni y Maru, que también tiene una parte, importante en estas excusiones y reportajes, un recorrido muy bonito, y unas vistas fantásticas de la geografía conquense, me ha llamado poderosamente la atención, lo difícil que lo tenían los lugareños, con la agricultura de supervivencia, como se puede observar donde hace algún tiempo, se mataban a trabajar para poder sacarle algún rendimiento, y en unos accesos muy difíciles, y una climatología muy dura por aquellos años, esto también me recuerda mi niñez, y parte de mi juventud, pues mis padres eran de esos agricultores, de trabajos muy duros y poco rentables, afortunadamente eran otros tiempos, esperemos que no se repitan. un saludo: Félix

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    1. Hola Félix.

      Ese barranco del principio es muy buen ejemplo de la dureza de los agricultores de estos pueblos serranos con el terreno más agreste, para intentar sacar tierra fértil, pues entre heladas, sequias y lo escarpado de muchas de estas tierras, no lo tenían fácil.
      Encantado que te guste la entrada, Felix.

      Un saludo.

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  3. Hola Toni.

    Menudo día de contrastes, en la sombra todo helado y al sol, calorcito. Es lo que tienen esos días de invierno, donde no pega el viento y está despejado (de esos aquí, tenemos pocos).

    Iba a comentar el tema de los campos, pero, veo que ya lo hacen en el comentario anterior, solo, añadir, que los inviernos de antes, nada tienen que ver con los de ahora, donde los inviernos eran largos, fríos y las nevadas copiosas.

    No me extraña , que las vistas hacia el Este, sean reducidas, con semejante pared que conforma la Sierra de Valdemeca. Muy interesante, ese bosque de abedules, que, para que no subas, como tiene que estar aquello 😅.

    Como casi siempre, si hay sendero, para que lo vas a utilizar, mejor monte a través, aunque en esta ocasión, se veía un terreno más o menos "amable".

    El tema de los bares en los pueblos, hay una propuesta de Teruel Existe, para que las tiendas, bares y la venta ambulante, en los municipios de menos de 200 habitantes, sean considerados economía social y puedan recibir ayudas. Si sale adelante, será muy bueno, para estos pueblos.

    Y ya para finalizar, veo que te gusta ponerle nombre a tus coches 🤣, a Katekix, a pesar de ser rojo, me ha costado localizarlo.

    Salud y montaña.

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    1. Hola Eduardo.

      Esos días sin nada de viento son una maravilla, y, por suerte, Cuenca y su sierra no es muy ventosa y los podemos disfrutar más.

      Jejejej, si he subido dos o tres veces al abedular pero es que el avance por allí es un poco para masocas.
      Esa propuesta de Teruel existe la veo muy interesante. A ver si prosperan este tipo de ideas.

      Lo de poner nombre a los coches, lo haciamos cuando Nachete era pequeño y le gustaba llamarlos con un nombre, y, aunque ya tiene 21 años, hemos seguido con la costumbre, jejejeje. en este caso la matricula KTX nos sugirió el nombre ;-)

      Salud y montaña.

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  4. Hola Toni,

    Como es costumbre, menudo rutón que nos has presentado, con una subida por ese barranco que me ha parecido preciosa, al igual que las vistas desde cada uno de los miradores por los que has pasado.

    Menudo sitio guapo para pararse a tomar un tentempié, tú si que sabes encontrar bares con vistas.

    Como se nota que eres de Cuenca... en maga corta con ese frío aunque estés "al soletito" solo lo hace un conquense... me has recordado a mi padre, que a la que asoma el sol ya se está quitando la chaqueta... jajaja

    Salud y desayunos con vistas.

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    1. Hola David.

      Bueno, yo con mis latillas de mejillones y tú con el hornillo, pero me gusta más tu hornillo. Te puedes preparar más cosas.

      Ya te contaré pero al perder unos cuantos kg de peso, se me ha ido parte de la grasa, y parte tambien de la conquensidad de aguantar los fríos (y las aguas) como lo hacía antes. Pero en todo caso, en estos días de ruta que no hay nada de viento, el contraste entre las heladas y el calorcito es muy llamativo y en Cuenca se da durante bastantes días en invierno.

      Salud y vivan los dias sin viento.

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