DESFILADERO DE TUDANCA DEL EBRO, EL CASTILLO DE ARREBA Y EL PUEBLO DE ORBANEJA DEL CASTILLO (MERINDADES BURGALESAS)

 

Vamos con otra entrada de la sorprendente comarca de las Merindades Burgalesas. En esta, vamos a hacer una ruta recorriendo un tramo de sendero GR entre Tudanca del Ebro y Cidad de Ebro (Desfiladero de los Tornos), todo ello dentro del Parque Natural Hoces del Río Ebro y Rudrón, y a su vez, dentro del Valle de Manzanedo. En esta ruta tuvimos otro inesperado amiguito que nos acompañó en parte, y curiosamente al no ladrar, a Maru le cayó bien y fue una de sus primeras experiencias positivas con un perro extraño y ajeno. 



Pero como la de cal, viene siempre con la de arena, esta grata experiencia con un perro del pueblo de Tudanca se vio (des)compensada con la  experiencia vacuna que nos ocurrió al volver y a punto de terminar la ruta. Para mí, fue una de las cosas más desopilantes que nos ha ocurrido en nuestras rutas, aunque a Maru, en aquel momento, aquello no le hacia ni pizca de gracia y si se podía haber llamado al 112, o haberse quedado a dormir allí, encaramada a un árbol, lo habría hecho sin dudar.


 Camino a Tudanca, paramos en un par de sitios para ver el gran Ebro, con pescador inclusive.

                                                            Y también desde lo alto.

No es un río que haya salido mucho en MS, por lo que aquí están estas fotos para paliar ese deficit.


             Llegamos a Tudanca y dejamos el coche en estos prados, debajo del pueblo.

Y nos ponemos en marcha, ya con la presencia del amiguito perruno que está ahí delante.


Nuestro amiguito nos marca el camino, que, rápidamente, deja el pueblo y se mete en estos densos carrascales.

                                            Que son toda una gozada andar por ellos.

Ahí tenéis un hito en la historia de este blog. Maru con un perro desconocido, y más bueno que el pan. Ah, le llamamos Amstel Oro, si si si, como la cerveza ;-)

                        El camino se apuntala y empieza a hacer lazadas para subir.

                      Todo ello, para salvar ese bello estrechamiento que hace el río.

                            La senda coge altura en un santiamen y se torna bien chula.

En este punto, nos cruzamos con esta pareja que hacían la ruta al reves, y el bueno de Amstel Oro, al ver que nosotros no le dábamos de comer, se volvió al pueblo con ellos.

                                Vistazo hacia atrás a este Desfiladero de los Tornos.

                                              El camino ancestral pica bien para arriba.

       A punto de llegar a su parte alta, que nos permitirá pasar al otro lado del desfiladero.

                                Bellas vistas del Cañón del Ebro por esa zona. ¡Acerquémonos!


Tudanca estaría a la derecha de esos chopos que se ven, y el alto que ven al fondo, es el Pico de Casares (1007 m)


          Si miramos de frente, hacia el desfiladero, tenemos el Alto de los Tornos (934 m)

Luego queda una bajada muy tendida hacia el otro lado de este estrecho de los Tornos. Solo quedarían unos cuantos km hasta Cidad del Ebro.

                            Cuando llegamos al nivel del Ebro, nos encontramos con esto:

                                          Un manantial puesto como a 50 metros del río.

                                 Que echa sus limpias aguas al Ebro en este punto.


Se puede pensar que, con el día que hacía, un baño habría venido de perlas, pero el Ebro no es un río que vea yo limpio para el baño. Todos estos grandes ríos, reciben agua buena, pero tambien mala, y ese es el problema. En este caso, a su paso por Tudanca, lo que observé yo, es exceso de nitrógeno en sus aguas, por la abundancia de vacas en sus orillas. Total, el baño queda para otros ríos más pequeños y limpios de las Merindades, que los hay.

En este punto, y viendo que aún quedaba un trecho y la ruta trascurria cerca de las riberas hasta Cidad de Ebro, decidimos volvernos e ir a ver más cositas, aunque la vuelta no fue tan placentera como Maru pensaba.

Delante mío iba Maru tan campante, silbando alguna cancioncilla y pensando en la cerveza fresquita.

Cuando ya falta muy poco para llegar a Tudanca, vemos que ahí delante tenemos unas vaquitas.


La cuestión que en ese punto, del lado izquierdo nace un afloramiento rocoso que termina bruscamente en cortado y no se puede transitar por allí. Por lo que el camino se estrecha considerablemente. Claro, tambien pasa que en el lado derecho está el río Ebro, por lo que por ese tramo de senda de no más de 10 metros de ancho coincidimos con un rebaño de vacas; para mí, apacibles, para Maru, terroríficas. 

Comienza la película de terror. Yo me subí a ese espinazo rocoso de la izquierda para dejarlas pasar, pero Maru no se fiaba que pudieran subir por ahí, y, con auténtica cara de pavor, encontró la solución subiéndose en un acto de agilidad felina, como nunca la he visto, en un arbol que apenas tenía agarraderos para subirse. ¡Lo que hace el miedo!

Al final, como las vacas decidieron quedarse en ese estrecho, tuve que acercarme a ellas pegando voces para que siguieran para adelante. De vez, en cuando miraba a la ardilla de mi mujer, y la veía rodedada de vacas y terneros mugiendo y diciéndome que allí se quedaba, aunque tambien la protección que le daba el árbol, hacía que estuviera grabandoles videos, algo más relajada. La verdad que me estuve ríendo de aquel episodio durante mucho tiempo.

Las primeras del rebaño pasaron, pero el grueso decidio quedarse en el estrecho. A Maru en esta foto no se le ve.



Aquí ya estoy a orillas del rio, voceando a las vacas para que pasen, mientras podéis ver a Maru subida al árbol.

                                      Por si no os creeis la escena, ahí está Maru.


El rebaño iba pasando por grupos, y yo ya sabía que nos tocaba quedarnos allí un buen rato. Menos mal que no estaba anocheciendo que si no, me veia allí con los frontales.

 

Luego veremos una ruta corta que hicimos para ver un pequeño castillo roquedo, bueno, mejor dicho, solo queda un lienzo de muralla en lo alto de un peñasco. El Castillo de Arreba, datado del siglo IX, cuando empezaba tímidamente la resistencia ante el invasor islámico y lo que se conocería como Castilla empezaba a balbucear cual niño recién parido.

Muy cerca de Cidad de Ebro, la carretera pasa por un collado, donde dejamos el coche y subimos a ver este castillo.

                                     Mejor dicho, lo poco que queda de este castillo.

        Ese exiguo lienzo de muralla es lo unico que nos habla de este roquedo asentamiento.

                             La senda muy bien acondicionada para poder llegar arriba.

    Incluso, con tramos muy chulos que bordean el espinazo rocoso donde se encuentra.


   Primera referencia que se tiene escrita: en que el año 1035 el rey de Pamplona Sancho el Mayor, divide el joven Condado de Castilla entre sus dos hijos, tocándole al 2º, llamado García, este Castillo que, se da por sentado, que ya existía.


Y este castillo estaba por entonces en linea fronteriza entre estos arrinconados señores visigodos y las huestes sarracenas que llegarón tan al norte.

Desde aquí arriba se ve la poblacion de Arreba, al fondo,  y su barrio del castillo, aquí debajo.

     El castillo esta ubicado en un tramo de esta especie de cordal montañoso con sus crestas.


Por último, si tuviera que hacer un podio de los pueblos más bonitos de España, en uno de los tres puestos del cajón, iría, sin duda alguna, el pueblo de Orbaneja del Castillo. Lógicamente se ha convertido en un destino turístico, por lo que hay que intentar visitarlo entre semana, para que la masificación sea menos. Aunque son las fotos las que mejor hablaran de la belleza cautivadora de este pueblo, solo deciros que este pueblo esta ubicado en una ladera dentro del Cañón del Ebro, justo antes de un espectacular meandro. En un lado, el pueblo, en medio, el río, y la otra ladera, al ser meandro, es un erosionada y espectacular espinazo rocoso, donde emergen arcos y ventanas naturales.

Pero para rizar el rizo y darle aún más grandiosidad, el pueblo se construyó en esa ladera, donde, debajo de una cueva que hay allí, nace un caudaloso arroyo que atraviesa el pueblo por la mitad, creando una sucesión de molinos y de cascadas, que con el paso de los siglos ha ido creando barreras de toba y manteniendo ese color azul y cristalino que suelen guardar estas calizas aguas.


Para haceros un idea de la ubicación de este pueblo, con el Ebro creando este gran meandro enfrente del pueblo, y continuando su curso en la parte izquierda de la foto. Fotográfia cogida de Tierrasdeburgos.blogspot.com



        Y efectivamente, enfrente del pueblo está el espinazo rocoso erosionado del meandro.

Dejamos el coche en un parking en la entrada del pueblo, y vemos bien pronto las cascaditas que va haciendo el arroyo que cruza el pueblo.

                         Encima nuestro, los frailes y gendarmes, siempre omnipresentes.


                               El arroyo ha creado diversas terrazas tobáceas a lo largo de los años.

                                               Y con un color calizo espectacular.

                    Fijénse, como va creando cascadas en unas postales de ensueño.




Esa cascada puede tener más de 10 metros perfectamente. Nosotros vamos a subir por una calle que lo hace por la derecha de la foto.

                                         Menudo salto de agua dentro del pueblo.

                            El arroyo antes de descolgarse en la cascada de foto de antes.


           Un poco más arriba. Decir que antaño la mayoría de estas casas fueron molinos.

                                                 Llegamos a la parte más alta del pueblo.

                                          Con una buena simbiosis entre roca y casas.


                                                          Con el arroyo venir del fondo.

                                                       En estos rincones tan bucólicos.

                     Nos acercamos a ver el nacimiento del Arroyo de la Horca Menor.

La curiosidad: en la parte baja el nacimiento del arroyo, y encima tenemos la cueva del Níspero, de unos 3 km de longitud, siendo en su mayor parte una larga galería horizontal, en gran parte inundada de agua.


                                           Callejeamos un rato por sus angostas calles.

                                  Fijándonos en detalles de la construcción de las casas.

                         Más rincones, llamándo la atención el espinazo rocoso de enfrente.

Donde ese arco, me atraía como la miel. Desconozco si se puede subir, pero no habria estado nada mal.


                                                                   
¡Hasta la próxima!


Comentarios

  1. Hola Toni.

    Menuda diferencia el paso del río Ebro, por esos parajes, igualito, qué, cuando pasa por Zaragoza, que por cierto, sino llega a ser por las tormentas, bajaría seco, pero eso, no lo sacan en la televisión, solo, cuando viene la crecida.

    Hiciste bien en no darte un baño, entre el ganado y que, verterán los residuos en sus aguas, no puedes pillar más que algo malo, eso sí, un baño en las pozas del pueblo, con esa agua turquesa, si que sería una pasada, aunque, imagino que estará prohibido.

    Buenas postales las que ofrece Orbaneja del Castillo, es difícil, hacer una clasificación de los pueblos más bonitos, porque son tantos y algunos poco conocidos, que al final, siempre nos acordamos de los más famosos.

    Menudo festival que montasteis con las vacas, pero, ¿es que por Cuenca no hay? 😀, si son animales asustadizos, que si te acercas se alejan, es más fácil pasar entre las vacas, que subirse a ese árbol, yo no creo que tuviera tanta agilidad.

    Salud y montaña.

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    1. Hola Eduardo.

      Curioso tu primer comentario. La imagen que hay del Ebro de los que no somos de allí, es que siempre va hasta arriba y luego pues lo que tú dices, además, me imagino que, aparte de la falta de lluvia, con el agua que le sacaran para otras historias pues lo dejaran tiritando

      Si si, lo de Orbaneja está prohibido el baño y con razón.

      Y en Cuenca, claro que hay vacas y bueno, cuando nos las encontrabamos, las rodeábamos y ya está,pero esta ocasión de coincidir con tantas en una zona angosta pues no. En fin, menuda lucha llevo yo con eso ;-)

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  2. Hola Toni y Maru, después de ver vuestro reportaje, solo puedo decir que me ha gustado mucho, como siempre, de una cosa estoy seguro, que por estos parajes habrá menos mosquitos, que en los campos de arroz, de su desembocadura en el delta en Tarragona. También he visto el espíritu taurino de Maru, considero que tiene más peligro subirse al árbol, que darse un paseo rodeada de todas esas vacas. Pero también tiene su punto positivo, después de los kilómetros del recorrido, y el susto por el encuentro con las vacas, la cervecita o cervecitas del final de la excursión, seguro que estaban mucho más buenas, jajajaja. Saludos Félix.

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    1. Hola Felix.

      Cuánta razón tienes, esas cervecitas nos supieron a gloria despues del episodio, y sobre todo viendo las fotos y los videos y comentandolo con los amigos y familia. Y si, lo de Maru es un miedo irracional y está costando mucho que lo pierda.

      Saludos.

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  3. Hola Toni.

    Jejeje, los que no conozcan el desaforado temor de Maru hacia las vacas pensarán que el numerito del árbol fue exagerado, pero ahora que lo he vivido de primera mano, ya les digo que no hay nada de exageración, vamos, que si ahora publicases el episodio vacuno de Barroude te saldría una trilogía que ríase usté del Señor de los Anillos jajajaja.

    Mira que iba leyendo e iba pensando: "hoy veremos al amigo Toni bañándose en el Ebro", pero las razones que has expuesto para que eso al final no sucediese me han parecido muy buenas razones... Lo compensaste unos meses después, bañándote en algunos de sus afluentes pirenaicos, de aguas muchísimo más puras, donde vas a parar...

    Y bueno, vacas y "no-baño" aparte, un recorrido chulo el que os marcasteis, con esos senderos ancestrales y esas vistas continuas hacia el río, y que lo complementasteis muy bien con la visita a ese castillo y la preciosa Orbaneja del Castillo.

    Y oye, así a primera vista Amstel Oro parecía de un bonachón....

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      Mira que el Ebro por las Merindades aún no ha recorrido mucho, pero no sé, entre el ganado, el paso por alguna ciudad más industrial como Reinosa hara que ya no sea el lugar de baño. Lo suyo será acercarte más a Cantabría que es por donde nace.

      Ay, y no sabes las veces que os lo agradeceré y repetiré. Menos mal que estabais Esther y tú, que si no nos habríamos vuelto al coche.

      Amstel oro ni ladraba, ni corria. Bonachón y tranquilo.

      Un abrazo.

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