EL MONUMENTO KARSTICO DE OJO GUAREÑA, EL VENTANÓN Y EL MONASTERIO DE STA. Mª DE RIOSECO (BURGOS)

 

Seguimos con las Merindades burgalesas, donde la historia, la arqueología y la naturaleza se conchaban para ofrecernos unos atractivos y alicientes dignos de conocer. 

En esta entrada os voy a mostrar cosas tan chulas y dispares, como el Monumento kárstico de Ojo Guareña, el sistema espeleológico más grande de España, y un lugar, al que, debido a mi querencia por las cuevas, le tenía ganas de hace mucho tiempo.  




Haremos una visita a la cueva que se hace para el turismo normal, aunque nuestra intención, sobre todo, es visitar la Ermita rupestre de San Bernabé y San Tirso, una espectacular ermita dentro de la cueva y que también se visita al recorrer los 400 metros de profundidad de la cueva turística. Veremos que el río Guareña, es tragado por la tierra y de ahí crea esta entramando espeleológico de primer orden.


Dejamos el coche, y antes de entrar al Monumento de Ojo Guareña, vamos a ir al Puntal del Cuerno, ese que se ve a la derecha.

Donde nos asomamos al alargado Valle de Sotoscueva, una depresión tectónica, donde algunos cauces de agua han conseguido hacer desfiladeros para salir de él

Y otros como el rio Guareña han tenido que meterse por debajo de la tierra. Ahí están las casas del pueblecito de Cueva.

                                            El río Guareña se dirige a ese rincón que ven.

                                                           Dónde se nos fijamos bien.....


                          Aparece la espectacular ermita de San Bernabé y San Tirso.

            El valle del río Guareña entra en el rincón, con las casas de Cueva allí delante.


                                                                  Bajemos al rincón.

                                             Bonita esa roca desgajada del macizo.

Vista por el otro lado.

Lo 1º ver la entrada a la cueva. Se puede elegir visita espeleológica, más larga o la turística con visita a la ermita. Como queríamos ver más cosas, elegimos la 2ª. Como falta un rato, vamos a ver más cositas.

La ermita ocupa una de las 14 cuevas que hay en todo este rinconazo del Valle de Sotoscueva.

Hay dos corrientes, quienes fijan su construcción entre los siglos VIII y IX, es decir, época visigoda/islámica, y quienes dicen que son más tardías, siglos XIII, plena época medieval.

En todo caso, una maravilla, aún más espectacular por dentro.


Como disponemos de tiempo, vamos a bajar más por el magnífico bosque que se crea allí.

Hasta llegar al río Guareña que viene de allí delante, donde se ven las casas del pueblecito de Cueva.

Seguimos bajando, pues lo que queremos ver es......

El Sumidero del Guareña, donde el río es tragado por la tierra (centro derecha)

Este plano os enseña todo este mejor. Ahora después, subiremos a la Cueva de San Bernabé, donde comienza la visita.


La visita espeleológica corta pasa por una serie de salas de gran tamaño con enormes coladas como esta, donde se han encontrado pinturas rupestres del paleolítico,  y silos y aperos de la Edad de Bronce.

Esta sala comunica por esa puerta del fondo, la cueva natural de donde venimos, a esta otra donde, por las pintadas del techo, entramos en la ermita. A la izquierda podemos ver la parte superior (moderna) de un silo (excavado en el suelo) y que data de Edad de Bronce.


Una maravilla digna de ver esta ermita. Dicha pintadas datan de los siglos XVII y XVIII.


Los grabados narran los diferentes suplicios sufridos por el pobre hombre de San Tirso.


Con los que echarse unas buenas risas, imaginando la película gore que se montaban estos artistas.


La ermita tiene elementos como la talla de San Tirso datada del siglo XIII. Decir que esto fue el lugar de reunión del Concejo de la Merindad durante 1000 años (hasta el año 1924)



Luego, no muy lejos de allí, nos acercaremos en coche al cercano pueblecito de Villamartín para hacer una ruta de unos 6/7 km para ver el Ventanón (foto de inicio), un espectacular arco rocoso con vistas al valle del río Engaña, afluente del Nela. Estos dos parajes se encuentran en la Merindad de Sotoscueva. Y es buen plan juntar los dos parajes, ya que ver Ojo Guareña no lleva mucho tiempo, y el pueblo de Villamartín está a apenas 4/5 kilómetros.

                                              Salimos del pueblecito de Villarmartín.

                                         Me llama la atención las laderas de esa muela.

                              Que ganas de tirar para arriba, con esos coronamientos rocosos.

                                       Visiones que podrían ser pirenaicas perfectamente.

                                     Curiosamente, en lo alto del todo vemos caballos.

En otra dirección,  nos sale esta vista de la fisionomía de esta parte de las Merindades. En uno de esos huecos entre los puntales muelas está el Monumento de Ojo Guareña.


                    Dejemos estas visiones  y nos dirigimos hacia ese denso carrascal.

                           Donde al otro lado del mismo, ya nos sale esta maravilla.

                                                                       El Ventanón.

                                           Asoma el pueblecito de San Martín de Porres.


                                                       Realmente impresionante.

                                          Se intuye una sendecita que pasa por debajo.


                                                                       Y hacia allá voy.


                                    El ventano desde el otro lado, y Maru justo arriba .

                          El valle del río Engaña/Nela se aprecia bien desde aquí arriba


Ahora para ver el tercer de los parajes, nos vamos a la Merindad de Castilla la Vieja (Villarcayo), pues allí, en el Valle de Manzanedo, nos va a salir las ruinas de un espectacular monasterio, el de Santa María de Rioseco. En los pies de foto, contaré mas cosas de este enclave tan peculiar. 


Desde la carretera, se aprecia esta torre en ruinas, avisando de la escondida ubicación del Monasterio.


                                        Se deja el coche, y subimos por una camino circular.


Lo 1º que se ve es este frontal muy ruinoso, que se corresponde con la Hospedería, Hospital y su claustro. ¡Ojo! al tamaño del Monasterio que esto es solo una pequeña parte.


Un inciso en este punto para contaros una cosa. Este monasterio, ante la dejadez de las Administraciones Públicas, concitó una extraordinaria iniciativa popular con la creación de la Asociación Salvemos Rioseco, donde han unido fuerzas muchos vecinos de pueblos de alrededor, profesores y alumnos de IES cercanos, asociaciones juveniles, algún Ayuntamiento que otro, jóvenes de Burgos y de otras ciudades como Madrid o Bilbao, arqueologos, historiadores, etc.

Todo empezó con la deforestación en 2010 del propio Monasterio, invadido por completo de vegetación, hasta la culminación en el 2018 con la salida del edificio de la Lista Roja de Patrimonio, (todo aquello en peligro de extinción por ruina y derrumbamiento) y en 2019 la declaración como Bien de Interés Cultural por parte de la Junta, con especial mención para esta asociación, donde han venido arqueólogos y otros profesionales para ayudar en la rehabilitación. 

Vamos a ver el resto del monasterio donde ha ido actuando la asociación a lo largo de los años. Para empezar la entrada a la Sala capitular.

       El Monasterio antes estuvo en otra ubicación pero en 1236 se trasladó y construyó en este lugar.


                    Una de las tumbas que hay, donde resalta el escudo de Castilla y León.

               Menuda maravilla todo esta parte alta con los arcos y las montañas al fondo.

                        Fue un monasterio de monjes blancos (de la Orden del Cister)


Se estima que lo habitaban unas 100 personas, más luego lo que se alojaban en la Hospedería y los enfermos del hospital.

                                     Lo que fue la zona de huertas, dentro del monasterio.

El monasterio estuvo funcionando hasta el siglo XIX sin sobresaltos. En la Guerra de la Independencia fue medio saqueado por los franceses, echando a los monjes, aunque volvieron años después. Su final real llegó en 1836 con la Ley desamortizadora de Mendizabal.


                Aquí podéis ver bien las distintas partes y menudo complejo monástico.


Hoy en día, se celebran en él desde exposiciones, conciertos, semanas de voluntariado, presentaciones de libros, y por supuesto, sigue la rehabilitación del mismo. Bien claro tengo, como que me llamo Antonio, que si hubiera sido o vivido en Burgos capital o provincia, me habría hecho de esta asociación.


No terminará nuestro periplo natural-histórico todavía, pues a escasos kilómetros del Monasterio se encuentra el no menos espectacular, Eremitorio rupestre de San Pedro de Argés. De una tacada y en muy poca distancia, hemos visto restos muy enteros que van de los siglos VIII al siglo XIII, época altomedieval oscura de la que menos restos quedan por toda la geografía peninsular, sobre todo lo visigótico del eremitorio.

                         Dejamos el coche, y por una escondida senda en suave ascenso...


                                 A esta maravilla de eremitorio excavado en la roca arenisca.

     Su incierto origen data de los los siglos VIII a X, aunque es difícil fijarlo ante su deficiente estado de conservación.

                       Estamos ante una iglesia rupestre románica, cosa muy rara de ver.

                                   Con parte de necrópolis, al haber allí unas tumbas.

Aún muy deterioradas, se aprecia dos pequeñas naves, como en las iglesias, excavadas en roca.


                                                Sin lugar a dudas, un lugar mágico.




Hasta aquí la 2ª entrada de las Merindades burgalesas, pero aún habrá más. Hasta la próxima.

Comentarios

  1. Hola de nuevo: esta entrada es, realmente extraordinaria, la cantidad de lugares preciosos que contiene la geografía española, tanto culturales, como de naturaleza, y gracias a vosotros, lo podemos disfrutar nosotros desde casa, siempre os estaré agradecido, seguid disfrutando de todas esas maravillas, y nosotros las disfrutaremos, desde nuestro ordenador a través de Internet. Gracias de nuevo. Un saludo: Félix

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    1. Hola Felix.

      Otra muestra más de esa riqueza que guardan estas sierras, a priorí no tan conocidas, pero, como ves en las fotos, llenas de encanto y sorpresas.

      Un saludo.

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  2. ¿Y todo esto en el mismo día?... Joder, si que os cundió 😉 Difícil decirte que es lo que me ha gustado más.
    De la parte senderista me quedo con esas amplísimas vistas, y con lo verde que se veía todo. Y ese arco rocoso tan bestia, ya conoces mi predilección por ellos, así que no hace falta que te diga nada más...
    Y la Ermita de San Bernabé y San Tirso, telita donde la construyeron, pero luego uno ve los dibujos del techo, menuda maravilla...
    El monasterio... Creo que sus ruinas transmiten más lo grande que fue que ese dibujo que has adjuntado en el reportaje. Impresionante.
    Y la segunda ermita, la rupestre, pues un pequeño tesoro que puso un colofón a lo que veo que fue un día muy completo. A buen seguro que lo remataríais con unas frías cervezas jejeje.

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      Jjajajaja, y seguramente veríamos algo más. La verdad que como ya ha pasado un tiempo, no recuerdo exactamente si el día de Ojo Guareña fue cuando fuimos a ver el Monasterio. Hicimos una semana de vacaciones, mezclando turismo y senderismo a lo bestia, y lo disfrutamos mucho, pues además, no hay grandes cantidades de km entre las diferentes merindades. Y nos dejamos más cosas que ver, pues al ladito están los parajes y montañas vascas o cantábras.
      Lo que sí hicimos todos los días, muy religiosamente, es lo que indicas con la frase final, jejeje.

      Un abrazo.

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  3. Hola Toni.

    Pues estaba pensando lo mismo que Dani, si lo habríais realizado en varios días o en una sola jornada, porque, aunque comentas que las distancias son cortas, cuando uno disfruta de estos parajes, el tiempo pasa volando.

    El Ojo Guareña, me recuerda un poco a San Saturio en Soria, pero aquí, esas pinturas en el techo, son espectaculares y resulta increíble, como a pesar de la humedad que abra en el interior de la cueva, se mantienen en tan buen estado.

    El Ventanón, resulta espectacular, desde arriba no se aprecia bien, pero, poniendo a Maru a pie de uno de los pilares, se ve la grandeza del arco, que desde abajo, tiene que ser una pasada, ir viéndolo mientras remontas el sendero.

    Nosotros, siempre que vamos de vacaciones, nos gusta hacer alguna visita cultural a la zona, si es caminando, mucho mejor. El monasterio el de Santa María de Rioseco, es una pena, que se haya dejado en esas condiciones, porque luego, cuesta mucho tiempo y dinero en dejarlo "decente", al ser de la orden del Cister, viendo la reproducción artística, es muy similar al que hay en Vera del Moncayo, las fotografías de los arcos con la montaña, son fantásticas.

    Y para rematar la jornada o jornadas, ese curioso eremitorio, que, al ser de arenisca, yo creo, que está bastante conservado y debió ser importante en su tiempo, al ver las tumbas y las dos naves.

    Salud y montaña.

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    1. Hola Eduardo.

      Pues la verdad que como ya ha transcurrido tiempo desde que estuvimos en Burgos, no recuerdo el orden de visitar los parajes. Posiblemente, el monasterio y el eremitorio sean de otro día.

      A nosotros las visitas culturales historicas nos gustan mucho, y son un gran complemento en el mismo dia a una ruta senderista. Me apunto ese monasterio de Vera del Moncayo.

      Un saludo.

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    2. Eso lo puedes saber, mirando la información de las fotos. Siempre salen con fecha y hora.

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