DE TRAGACETE HASTA EL CEÑAJO DE LA PEÑA DEL HALCÓN


Hay multitud de ocasiones en que conoces y recorres un paraje, gustándote mucho, asunto que hace que tiempo después quieras llevar a alguien conocido a recorrerlo una segunda vez (y terceras, cuartas y sucesivas veces) para que también lo conozca. Eso sucedió en esta ocasión con la Faja de la Peña del Halcón de Tragacete. La recorrí hace años yo solo, por dentro, es decir, por esa repisa rocosa que queda en medio. Ruta que no suelo recomendar por ser un poco delicada y vertiginosa.



Y en esta ocasión, voy a llevar a Maru, pero dándole un toque distinto, ya que, esto es lo bueno de estos parajes, que se pueden acometer por otras vías, haciendo la ruta distinta. Lo primero de todo, hacerla dura, premisa de la que Maru y yo, en estos días, gustamos bastante. Darle ese picante a la ruta que haga que las cervezas nos entren como el río al mar, y, que mejor para eso, que darle duro al trochemoche y en cuesta arriba. Salimos desde Tragacete, y subiremos por un barranco, mil veces visto, pero nunca recorrido por dentro. 

Es el viejo camino de Tragacete a Cuenca (pasando por Las Majadas). El arroyo que va por dentro va prácticamente seco, pero es de esos royos, que tengo que venir a verlo en época de lluvias, pues atesora rincones muy chulos si el liquido elemento corriera por su cauce.


                  Detrás del pueblo sale el viejo Camino a Cuenca. Al fondo se ve el estrecho.


Camino que el arroyo se ha encargado de dejarlo pésimo para los coches, pero óptimo para los paseantes.


                        Este camino tan ancestral tiene su viejo Peirón a un lado del camino.

                                  Entramos en el barranco con los pinos a ambos lados.

El arroyo se vuelve rocoso y vemos como el camino es levantado y nivelado por un muro de piedras.

           Pequeña obra de ingeniería para encauzar las aguas y hacer transitable el barranco.


                                          Otro tramo chulo del camino excavado en la roca.

                   Sección del arroyo que debe ser una gozada verlo caer por ahí con agua.

                                                    A punto de salir del barranco.

Una vez remontado el barranco, llegamos a el Poyal, ese verde piso bioclimático que crea una bella y extensa terraza intermedia que queda entre los 1280 metros que está Tragacete y los 1719 metros que se encuentra la Peña del Halcón. A partir de allí, donde el viejo camino a Cuenca se diluye entre carriles y senderos de nueva factura, comenzará el toque Magia Serrana a la ruta, haciendo un “tó tieso”, expresión que viene a decir que subiremos en línea recta, más o menos, sin senda ninguna, hasta la base de los paredones rocosos de la Peña del Halcón y desde allí, investigaremos por si hay algún paso o canal para subir arriba.

Mirando con antelación los mapas, veía que eso iba a ser prácticamente imposible. En todo caso, intentaremos transitar por esa base hacia la derecha, hasta que se termina la pared corrida y subir hasta arriba para coger el principio de la faja. Todo este tramo fue de una dureza inusual al ser una pendiente bárbara, teniendo que sortear bujes, espinos y demás arbustos, mientras subíamos y bajábamos la pendiente para poder avanzar. En algún momento temí que Maru se quejara y me mandará a la mierda, pero nada de eso, iba haciendo fotos y disfrutando, entre algún que otro resoplido. Lo único que me pidió es que tomara yo la delantera, pues salir de allí no parecía fácil.


Nos topamos con una vieja fuente de gamellones, que serían las primeras aguas que irían por el barranco que hemos transitado.

                                                Rápidamente, la cuesta se pone tiesa.

                                        Nos vamos acercando a las paredes del Ceñajo.

                       De un tiempo a esta parte, a Maru y a mí nos encanta subir cuestarrones.

                   Fíjense la inclinación de la ladera con la relajada posición de Maru.


Últimos metros, donde vemos que una barrera de espinos nos va a hacer el tránsito por la base muy tortuoso.


Algún claro hay, pero en vez de ir, más o menos bien, por la base del ceñajo, deberemos ir subiendo y bajando, evitando a su vez los espinos más frondosos.


Miro esas canales de subida que quería explorar, y son demasiado verticales. Habría que equiparlas para poder subir.


Proseguimos el avance. paralelos al ceñajo, evitando espinos, y con la mira puesta, ahí delante, en lo que parece una cueva. Uuuummmmm....


                                  Nos pegamos a la base para poder explorarla mejor.


                                          Tachan tachan, ¿será profunda la cueva?

                      Solo es una oquedad, pero me permite sacar fotos tan chulas como esta.


                                            Continuamos el avance por la base de la pared.

                 Comprobando que nos queda una larga tirada hasta el final del Ceñajo.

                                                     Maru, ¿Dónde está San Felipe?

Lo que me temía: avanzar por la base se torna imposible. Deberemos perder altura, buscando el avance más claro en un sube/baja un poco durillo.


De todo este tramo, en que se acaba el ceñajo y subimos a la parte alta solo pongo esta foto, para ver que la lucha con la vegetación estaba a la orden del día.

Foto representativa de las 3 alturas. Valle del Júcar y Tragacete, el piso intermedio del Poyal y a la derecha la Peña del Halcón.

Llegamos a la parte alta (encima del Ceñajo) y ahí delante tenemos la Peña del Halcón. En este punto, comeremos antes de meternos en faena con la faja.

                No sé si ponerme la dentadura postiza para comer las viandas que tenemos.

Una vez en la faja, la anduvimos un tramo, pero no tardé mucho en darme cuenta que era un error meternos por ella, ya que, tengo que reconocer, que tiene tramos delicados que pueden dar vértigo, y a Maru no la veía disfrutando como antes en la subida; por lo que, en cuanto vi un posible paso para salir de ella, lo hicimos y nos subimos a la parte superior, justo encima de por dónde va la faja, y debajo de la cima de la Peña del Halcón. 

Y aquello fue un acierto en toda la regla, pues era mucho más seguro que la faja, y nos otorgaba unas vistas desde arriba desconocidas para mí de todo el ceñajo de la Peña del Halcón. 

                                          Primeramente, buscar el acceso al ceñajo.

     Desde el principio, empezamos a ver frailes, puntales y pinos muy interesantes.

               Que si lo enmarcas con todo el entorno queda algo muy espectacular.


         Accedemos a la faja intermedia por donde tengo pensado ir, como hace unos años.


                           Las postales que van saliendo empiezan a ser puro disfrute.

                              Como esta, aunque aquí voy mirando a Maru cada vez más.

                Cada vez habla menos, y me doy cuenta que no va disfrutando del todo.


Menos mal que hay un par de sitios para salir a la parte superior, y decidimos no seguir por la faja.

                                                        Eso sí, con cierto cuidado.

                               A Maru le cambia la cara por completo al llegar a la parte superior

Ahora iremos por la parte superior, mucho más segura, viendo atrás lo que llevamos recorrido.

                   Encima nuestro tendríamos la cima de la Peña del Halcón de 1717 metros.


                                 Avanzamos viendo la faja intermedia desde lo alto.

Ahí delante se ve como el ceñajo ya se va acabando y al fondo a la izquierda asoma el Cerro de la Bandera (1795 metros)

Pero antes de meternos en el pinar, quiero que Maru conozca una sección del Ceñajo muy chula. ¿Ven a Maru?

                    Miren que maravilla. Ojo a la roca enhiesta de la derecha.

                                                                       Maru se acerca a ella.

                                                          Buen otero para ver Tragacete.

Ahora estoy yo allí. Decir que entre estos puntales erosionados están las canales de subida que investigué desde abajo.

                      


Una vez recorrido el ceñajo, bajamos al pinar, siempre por los bordes del valle, en dirección hacia el Cerro de la Bandera, pero mucho antes de llegar, volví a coger la bajada del viejo Camino a Cuenca, que ya no se encuentra en los mapas actuales, pero sí en los antiguos. 

Y por este maravilloso camino ancestral, volvimos a bajar por el barranco del inicio de ruta hasta llegar al pueblo, donde Tragacete se erige en caso rara avis de la España Vacía, pues aún se puede encontrar tres o cuatro bares abiertos, donde hidratarnos como Dios manda, con esta gran ruta que nos hemos hecho el matrimonio Virtudes Díaz.


La estatua del Pensador, pero ¿a qué ya sabéis en qué estoy pensando en ese mismo momento? 

Hay que estar atento para volver a encontrar el viejo camino a Cuenca, ya que no está marcado. Si no se encuentra, habría que seguir por el borde hasta encontrar el GR-66 para bajar al Poyal.

En la parte baja de la ladera, ya con claros de pinos, se ve el Poyal y saco a la izquierda el barranco por donde volveremos al pueblo.

El camino, inteligentemente trazado, va haciendo lazadas adaptándose a fisionomía de las ramblas que vienen de arriba.

                                Pasamos por una bella y vieja fuente labrada en roca. 


                    En los pastizales de abajo nos topamos con un viejo pozo en desuso.

Y como no, gamellones que con tanto arte se dan en la sierra de Cuenca, aunque en este caso, adolecen de falta de agua, como viene siendo corriente, desgraciadamente, en los últimos tiempos.


       Acertasteis todos con lo que estaba pensando. ¡La cerveza en la plaza de Tragacete!


          
                                                            Hasta la próxima,

Comentarios

  1. Hola Maru y Toni. Después de ver vuestro nuevo reportaje, me ha impresionado tanto, que yo creo, que es la ruta más dura que habéis hecho, las vistas son preciosas, pero los parajes son ideales, para las cabras y los buitres, y la vegetación con tantos espinos, muy suaves no son. Lo bueno es que al final de la excursión, se encuentra Tragacete, con bares para reponer fuerzas, y darle placer al paladar, bien merecido después de todo el esfuerzo realizado. Saludos cordiales. Félix

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    1. Hola Felix.

      Esa parte de subida y tránsito por la ladera hasta ponernos en la faja rocosa si fue de extrema dureza, pero no fue mucho tiempo, en 45 minutos la habíamos finiquitado. Y luego el resto fue ya mas suave y tranquila.

      Lo bueno de empezar rutas en los propios pueblos (lo que tengan bar claro) es que al llegar, sabes que no hay que coger el coche e irte a buscar un bar, sino que vas directo a la terraza del turno, en este caso la Gaditana de Tragacete, para la correcta hidratación ;-)

      Un saludo.

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  2. Hola Toni.

    A leer Tragacete, y también Poyales, y viendo la espectacularidad del paisaje pensaba que esta ruta quedaría cerca de aquella tan brutal que nos trazaste en nuestra primera visita a la Serranía, pero no, ya he visto en el mapa que esta zona de la Peña del Halcón queda más pegada a Tragacete, al oeste de la población.
    Pienso que a nivel paisaje, por esos ceñajos o fajas; las formaciones rocosas; las covachas; los caminos ancestrales; por la exigencia física; y por muchas otras cosas más, esta ruta está al mismo nivel. Y es que en las fotos en las que calibras con Maru, o contigo mismo, se ve un paisaje grandioso, que ya te digo que me gustaría que me enseñaras algún día 😉
    Y oye, que bien combina esa chaqueta Ternua con el pantalón de camuflaje y ese buff que llevabas en la cabeza, y es que de un tiempo a esta parte, además de vuestro cambio físico, que os hace estar mucho más guapos de lo que ya erais, he notado que salís a la montaña con un outfit mucho más colorido y llamativo, y eso amigo, mola mucho.

    Me encanta la estatua del pensador cervecil!!!

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      Recibido el mensaje de la próxima visitar recorrer estos ceñajos, jejeje.

      Pues sí, la verdad que en esta ruta los outfits (nuevo anglicismo que ha entrado en nuestro vocabulario) que llevamos resaltan mucho, pero es que, qué bien quedan los colores chillones en la montaña, además de muy necesarios para ser vistos y localizados.
      Esa ternua la llevo porque me gustó otra que llevaba un chico de Castellón y yo como soy un copiota, pues me la pillé, y lo de los buffs es más de carácter obligado, pues así me sujetan y protegen el implante ante los potenciales mil percances serranos.

      ¡Cuánto tiempo en mi vida destinaré a los pensamientos cerveciles,! jajaja.

      Un abrazo.

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  3. Hola Toni.

    Que alegría ver ésta entrada de uno de mis recorridos serranos favoritos, pues no me canso de recorrerlo una y otra vez. Este sector lo incluyo siempre en la Súper Gran Travesía. (Por cierto que te tengo que pasar el recorrido de la última que hice en mayo)
    El rincón que muestras a la izquierda, en forma de escalones, hacia la mitad del recorrido del barranco inicial, lo he llegado a ver con agua y también congelado; una imagen muy estética que te recomiendo.
    Hicisteis bien en no continuar por esa faja porque aquello se va poniendo delicado, siendo una delicia caminar por la parte superior, llegando hasta las formaciones de Valdehonguillo. Todos esos callejones, monolitos, grietas y repisas son fascinantes.
    Me resulta muy familiar tu "estatua del pensador" como punto de paso habitual por eso lares. Y como bien dices, hay que estar atento para dar con el viejo camino a Cuenca, pues es fácil pasártelo.

    Un abrazo.

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    1. Hola Andrés.

      Pues ya tengo ganas que me mandes el croquis de la GST, para animarme yo a hacerla, ahora que estoy mejor de forma física (y si es acompañado, mucho mejor)
      Coño!. es verdad que verlo congelado, cosa seguro más usual que verlo bajar con mucha agua, debe ser chulo.

      En esa zona que une Valdehonguillo con la faja hay rocas que se erigen en referencias de paso, y todas esas grietas que se forman yendo para Valdehonguillo me tienen fascinado siempre con esa forma de erosión.

      Un abrazo.

      Un abrazo.

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  4. La "bella y vieja fuente labrada en roca" se llama Fuente de la Canaleja y, por desgracia, ha conocido tiempos mejores como otras tantas que hay en lo que llamáis Los Poyales que en Tragacete se conoce simplemente como El Poyal. Me emociona ver estos paisajes, que he recorrido muchas veces, aunque sea en foto.

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    1. Hola.

      Muchas gracias por los datos de los nombres de los lugares, como esa fuente de la Canaleja. Me suele pasar que cuando cuelgo rutas por los pueblos, generalmente no me sé los nombres con los que les llamais en los pueblos, por lo que tengo que recurrir al mapa, que muchas veces, estan mal puestos.
      Lo del topónimo del Poyal, cuando me puse a colgar las fotos y escribir los textos, recordaba vagamente que su nombre era el Poyal, pero para confirmarlo, fui al mapa y allí viene como los Poyales, y entonces me fie del mapa. Voy a cambiarlo en la entrada.

      Encantado que te guste la entrada. Un saludo.

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