EL PUNTAL TAJILLO/HOZ SECA, EL VAL DE CABRIEL Y LA FUENTE DEL BUEY


Si recordáis la ultima entrada sobre el Hoz Seca y el trayecto en coche desde Cuenca, en esta, vamos a coger el mismo trayecto en coche, y cuando pasemos el termino de Guadalaviar (Teruel) nos acercaremos a ver el pueblo abandonado de Villanueva de las 3 Fuentes, en el monte de Orea (Guadalajara). Pero nuestro camino es hoy otro carril, que no será el que vaya al pueblo de Checa y al Hoz Seca, como en la anterior entrada, sino que se acerca más al Tajo, yendo de forma paralela al mismo, cruzaremos el Barranco del Arroyo de los Huecos o Rambla Malilla, en su tramo alto.




En esta ocasión me acompaña mi amigo Ignacio, y nuestro objetivo real es pasar el arroyo de los Huecos y llegar a ese puntal que separa los valles del Hoz Seca y del Tajo. Dicho puntal viene a ser donde las crestas de los Altos de la Campana (1742 m.) descienden y pega el quiebro para crear el valle del Hoz Seca por su vertiente sur. 

Este puntal es un sitio que, desde la vertiente de Cuenca y desde otros muchos lugares, se ve indudablemente, y por fin ibamos a estar en su punta e investigaríamos si se puede transitar comodamente por sus bordes.


Nos acercamos a ver el pueblo deshabitado de Villanueva de las 3 Fuentes. Leo que antes se llegaban a contabilizar aquí hasta 200 heladas anuales. ¡Qué báááaárbaro!

      Muy cerca de los Corrales de la Umbría Negra pasamos por esta curiosa torreta forestal.

                   El carril atraviesa el valle del Arroyo de los Huecos, en su parte alta.

  Nada que ver con su tramo bajo donde se encañona de manera espetacular, en esta foto de hace unos años.


                En esta parte alta, se van formando las primeras formaciones rocosas.

                                                   Con sus inquilinos vigilándonos.

            Vemos que el el Arroyo de los Huecos queda alguna poza residual y estancada.

Hemos salido en la buena epoca arciana, donde estos bellos árboles nos regalan su paleta cromática.


Los 1600 metros a los que se encuentra el puntal hará que tengamos las mismas visiones que tienen los buitres, donde otearemos abajo del todo cómo va el Tajo haciendo tajo y honor a su nombre, con una orografía fascinante, entre muelas y machorros de varias formas, diversos pisos, algunos inclinados, cortos barrancos perpendiculares y todo moteado de una vegetación, donde tilos, robles, arces y majuelos le dan el toque colorido que nos faltaba para disfrutar al máximo de la naturaleza que desprende esta salvaje área de Alto Tajo guadalajareño con vistas al Alto Tajo Conquense.


Dejamos el coche, y yendo hacia el puntal, nos salen esta vista donde lo de la derecha es la Muela de Utiel en Peralejos de las Truchas, en medio el Alto Tajo, y la muela de la izquierda, el Machorro conquense.

                      Primero llegamos al puntal por el lado que da al valle del Hoz Seca.

                       Donde en esta parte final se abre mucho, y si agudizamos la vista....

                              Vemos la Herrería del Hoz Seca, que data del siglo XVIII.

Para los frikis de estas sierras, voy a traer a colacion aquí el tema del Hoz Seca/Tajo. Hay una minoritaria corriente que dice que el Tajo debiera ser más largo todavía de lo que es. Y eso es porque -siguiendo la lógica de quién aporta más agua- el Tajo debiera seguir por el valle fluvial del río Hoz Seca, hasta su nacimiento, en la Fuente del Canto en Bronchales (Teruel).

Estamos hablando de unos 35 kilómetros más. Ya que desde las Juntas del Hoz Seca y el Tajo hasta el nacimiento oficial del Tajo son bastantes menos kílómetros, además es un tramo muy sensible a la escasez de lluvia, secándose algunas veces por completo. Es por eso que se le suele llamar Tajillo a todo este tramo. En cambio, el agua que le vuelca en Hoz Seca en sus nacederos es realmente copiosa.

Yo no comparto esa teoría, ya que, desde los Nacederos del Hoz Seca hasta las Juntas -confluencia- con el Tajo son solo unos 5/6 km con agua constante, estando el resto de esos 35 kilómetros, en mucho tramo seco, y, en la parte turolense, siendo un arroyo de montaña. Por eso, pese a la longitud del valle fluvial del Hoz Seca, lo veo más como su primer gran manantial, su primer gran afluente, que le aporta más caudal que otros reconocidos afluentes como el río Cabrillas y el río Ablanquejo, siendo solo el río Gallo el unico que puede igualar o superar el caudal del Hoz Seca.



               Vayamos hacia la punta, dónde ya está Ignacio, para ver lo que se nos abre...

                                                       El Tajo con sus diversos pisos.

Recuerdo que hace años, en el lado izquierdo, al lado del río, intenté dormir de vivac y no lo conseguí.

La culpa (indirecta) de aquello la tiene ese espectacular bosque de tilos, robles y arces que podéis apreciar. 


Si nos subimos arriba del todo, casi 600 metros de desnivel, nos ponemos en lo que en los mapas viene como el Tornillo.


Vista de hace años desde ese lugar, apreciándose el puntal de la entrada actual, detrás de mí, a la derecha.

         Volvemos al espectacular puntal, donde Ignacio se recrea en los diversos morros pétreos.

                                        Y yo en las posibilidades fotogénicas del lugar.

                                             No hay que perder la ocasión de asomarse.

Empezamos a girar hacia el lado del Tajo/Tajillo, viendo que el puntal no es uniforme, y deberemos subir y bajar para salvar las distintas ramblas y barranquetes que nos surgen.

                La visión que se nos abre al doblar el puntal es sencillamente fabulosa.

             Con el Estrecho del Canalón de la Perdiz, antesala de la Huelga del Burro.

Nuestra intencion de ir en ligero descenso, siguiendo los bordes rocosos lo desechamos rápidamente.

Abrimos  magnífica perspectiva y señalamos algunas cosas, como ese pradete que se ve en la parte derecha.

Por que allí, muy cerca de ese bosque de caducifolios, otro verano sí dormimos al raso Ignacio y yo, en una de nuestras travesías Alto Tajo.


La 1ª vez que escuché lo de Tajillo fue a mi padre, que se venía a pescar por estos lares en las décadas del siglo pasado.


Hablando de mi padre que hace mucho que no lo menciono, siendo como fue mi mayor influencia serrana, voy a contar una de sus historias más recordadas, acaecida en estos parajes de la entrada de hoy. Mas o menos, vino a ocurrir así:
Final del verano/ principios del otoño de 1979; mi padre se subió a pescar con su amigo Roberto a esta parte del Alto Tajo Conquense. Concretamente, por el paraje de la Rocha, unos cientos de metros más abajo de donde vemos el río en esta entrada, donde el Tajo lleva ya mucha agua.

Como se imaginaran, a mitad de la noche se levantarían en Cuenca para pegarse el viaje y la aproximación y acceso al río (una buena paliza) y que las primeras luces les pillaran cerca de poder echar la caña. 
La cuestión es que al final de ese día, bien entrada la noche, como muy tarde, deberían haber llegado a casa y no lo hicieron. La madre de su amigo Roberto llamó a mi madre muy preocupada. Mi madre, aunque no lo reconozca tan facilmente, también lo estaría, pero por lo visto, la madre del amigo de mi padre, estaba a punto del ataque de ansiedad.

Paraje de la Rocha, donde les pilló la noche, y debieron quedarse. Vista desde la parte alta, donde el Tornillo.


Como en aquellos años lo del 112, GPS, el GREIM, moviles, etc, era aún el futuro inimaginable, lo unico que les quedaba a los familiares era pasar la noche medio en vela y al día siguiente ver qué se podía hacer para averiguar porqué no habían llegado a casa, dando la voz de alarma.

Mi madre, nada más amanecer, llamó a un amigo que tenían en Tragacete para contarselo. El amigo, posiblemente tambien pescador, era, con seguridad, buen conocedor de toda esta parte ignota del Alto Tajo y sabedor de dónde podrían haber ido a pescar mi padre y su amigo. 
La preocupación de mi madre fue un poco en aumento al decirle ese amigo que unas semanas atras por allí dentro apareció un pescador con la cabeza abierta. Parece ser que al pasar por una zona de estrecho le cayó un piedra desde arriba que le mató. Auténtico mal fario.

Lo primero que hizo el amigo de mis padres al amanecer, no sé si solo o acompañado de gente, fue ir allí a ver si encontraba primeramente el coche de ellos aparcado arriba. Desconozco cómo sucedieron las cosas despues de esto, pero todo acabo felizmente, al verlos con las primeras luces del alba llegar al coche, muy cansados y con cara de haber dormido muy poco, pero en perfecto estado.

                                       A ras del Tajo desde el paraje de la Rocha.

La explicación de lo que les sucedió es algo que a los que nos gusta salir al monte sabemos que puede suceder. Se les hizo tarde pescando, y cuando quisieron salir  de allí la oscura noche se les echó encima y vieron que lo mejor era buscarse un refugio debajo de algun paredon rocoso e intentar dormir. Como se imaginaran, esta zona del río es de una especial dificultad en el acceso y en el tránsito, tal y como muestran las fotos de arriba.
Total; dentro del mal trago de tener que quedarse a hacer noche sin poder avisar, me imagino que para los dos terminaría siendo una aventura para contarla a lo largo de los años, pero para los amigos y familiares de los dos pescadores fue un recuerdo de unas cuantas horas de angustia y preocupación. 


           Volvemos al día actual. El avance para Ignacio y para mí se pone cada vez peor.

Desde aquí se nos abre esta perspectiva del Tajo en su discurrir hacia la zona de Peralejos de las Truchas, el primer pueblo, relativamente cerca del río.

Con el zoom os acerco a ese bosque de la izquierda, donde intenté dormir de vivac, emulando a mi padre y a Roberto, y no pude. Venga va, que al final de la entrada os lo cuento.

                         Ignacio y yo nos recreamos en las vistas tan chulas de aquel lugar.

La verdad que, desde Cuenca hasta llegar aquí, se tarda mucho, y debíamos retomar la vuelta que, aún, había sitios que queríamos visitar.

 
Nos toca volvernos para casa, pero, cuando llegamos a la Vega del Tajo y como disponemos de tiempo, en vez de bajar por el Puerto del Cubillo a la Vega del Júcar, vamos a pasar el nacimiento oficial del Tajo, y aprovechando el todoterreno nos iremos por la larga pista forestal del Valle del Cabriel, viendo las muchas masías que pueblan este alargado y bonito valle, que serían las primeras aguas del río Cabriel, aunque eso solo pasa en epóca de lluvias, ya que, por lo normal, el río lleva agua unos 18 km más abajo, donde el pueblo del Vallecillo y los nacimientos de los Ojos del Cabriel.

Nosotros antes de llegar a este último pueblo giraremos dirección norte e iremos a ver el merendero de la Fuente del Buey, y luego por el pueblo de  Frías de Albarracin, volveremos a la Vega del Tajo, para esta vez,  sí bajar a la Vega del Júcar y poner dirección Cuenca.

                                                  Ya estamos en el Val de Cabriel.

       Dónde se aprecian masías señoriales, como esa de la foto. Muchas son antiguas heredades medievales, muy vinculadas a los Señores de Albarracín y a los reyes de Aragón.

Entre masías y masías tambien hay alguna finca de toros bravos y sobre todo mucha tierra de labranza, aprovechando la fertilidad de estas tierras dentro del valle.

                       Nos salimos del Valle del Cabriel, y vamos a donde se ve aquella Masía.

                                                                  La de la Fuente del Buey.



                                           Y con un conocido merendero allí mismo.


Retomamos la vuelta para Cuenca, pasando por este alto donde aparece el pueblo de Frías de Albarracín.

Un alto para ver la Sima de Frías, donde nuestro coche a la derecha vale para calibrar el tamaño.

Aunque ponga sima, realmente es una torca, como las que hay en Cuenca, aunque en Teruel se les conoce como Dolinas. Este es único punto donde se ve el fondo.

                             Los mismos bordes de la dolina estan llenos de fósiles.

             

                                            Hasta aquí la entrada de hoy.


Mas de uno puede pensar que este tío (yo) va a terminar la entrada dejándonos en ascuas, y sin contar su historia de porqué intentó hacer noche en la ribera del río y no lo consiguio. Y sí así fue, ¿Dónde dormiste ese día, pues estarías allí abajo cuando empezó la noche? Muchas preguntas, de las que os voy a dar las respuestas, avisando previamente, que lo mío fue mucho más prosaico que lo sucedido a mi padre y su amigo. De su aventura con tintes dramáticos y final feliz a mi intento fallido y vulgar de hacer un vivac. Dicho sea, lo prefiero así.

Un día de verano llegue con mi todoterreno a los altos de la Cañada Mogosilla, dispuesto a bajar al Tajo, hacer una ruta, darme unos baños y luego dormir allí dentro. El carril de bajada a los Quintos Hortezuela, la parte alta de la ribera conquense del Tajo, no estaba apta ni para los 4x4, por lo que se hace a pata, bajando esos 500 metros de desnivel, entre lazadas varias.

Despues de pasar el día por allí, disfrutando de lo lindo, decidí, en vistas que la tarde ya iba cayendo, buscar el sitio para el vivac. Encontre un prado verde, un bello claro, entre un bosque de tilos y robles, a cual más frondoso. Un lugar fabuloso. Mi plan era dormir al raso con una fina colchoneta que llevaba enrollada en la mochila y un saco. (aún siendo verano, hay que tener en cuenta la la humedad y el fresco al lado del Tajo). Me hice un circulo de piedras por eso de marcar el lugar donde iba a echarme, ya que el viento era inexistente. Con todo, me dí una ultima vuelta por los alrededores, y luego me puse a cenar de latillas, mientras las ultimas luces del atardecer se iban difuminando.

En aquel momento se cruzó por mi pierna una araña bastante gorda, que me hizo dar un respingo. ¡Joder vaya bicho me dije! Empecé a fijarme que la humedad en aquel lugar era muy alta, y, junto a la cercanía del río, hiciera que los insectos proliferaran por todos los sitios. Mosquitos trompeteros del tamaño de una bola de billar, ciempies tipo escalopendras que daban miedito, escarabajos brillantes como azabaches, tábanos zumbantes como los helicoteros de Apocalypse Now. ¡Dios Santo! En ese momento, mi hasta entonces escasa entomofobia se disparó enormemente, y pensar en dormir allí al raso, con todos esos bichos a ras de de suelo y por el aire, se me tornó algo insoportable y desasosegante ¡Si me hubiera traido un pequeña tienda de campaña otro gallo me habría cantado y podría haber dormido allí abajo aislado de la fauna entomólogica e insectívora!

¡Decidido! Me largo de allí cagando leches, ya que la luz natural era ya casi inapreciable. Menos mal que la bella luz de luna, la ayuda del frontal y la existencia y el conocimiento del camino por mi parte se aliaron para permitirme, tras unos 45 minutos de ritmo alto, subir esos 500 metros de desnivel y llegar en plena noche cerrada a Torri, mi Nissan Terrano, cansado a más no poder, pero ya libre del angustioso pensamiento de dormir rodeado de insectos. ¿Y dónde dormí a esas horas y en aquel lugar? Pues sí, como se imaginaran, fue dentro del coche. No fue de mis mejores noches, pero pude pegar ojo durante unas cuantas horas seguidas, sin tener que pensar en nada que me turbara el sueño, correteando por mi cuerpo.

Con las primeras luces, salí de allí con el coche y me fui para Cuenca a pegarme un buen desayuno con este triste bagaje de mi lamentable intento de vivac fluvial. Como a Maru le dije que haría noche allí y volvería a casa por la mañana, no hubo ningún problema respecto al tema de volver a casa, como si le pasó a mi padre y su amigo.


                                                 ¡Hasta la próxima!


Comentarios

  1. Hola Toni.

    Leyendo tus explicaciones, y luego situando la ruta en el mapa, ha visto que esta zona no queda lejos de aquella memorable ruta que hicimos en el Alto Tajo (de la que has puesto una foto) que tuvo como guinda la subida a la Campana, por lo que puedo dar fe de que la zona es espectacular.
    Por otro lado me ha encantado, que hayas aprovechado esta ruta para contarnos esas dos historias de noches serranas, tan diferentes entre si, pero que tienen un denominador común, la de la pasión, tanto la tuya como la de tu padre, por estas tierras. La tuya, que me ha parecido entrañable, esa pasión te llevo a intentar un vivac que por circunstancias no salió como tenías pensado (me ha encantado mucho la exageración del tamaño de los insectos, por que según Maru exageras mucho las historias, no? 🤪), y la de tu padre, esa pasión, y afición por la pesca, les hizo adentrarse, en aquella época además, en esos inhóspitos y difíciles parajes, con el consiguiente riesgo de enriscarse. Por suerte todo salió bien, pero no me hubiese gustado estar en su piel ni en la de tu madre ni los familiares del compañero de tu padre.
    Y volviendo a rutas conjuntas pasadas, esa Torca fuimos a verla en aquel finde que estuvimos haciendo la ruta de Calomarde, ¿no?.
    Y el tema del Tajo/Oceseca, no es la primera vez que lo escucho (tal vez tu me lo hayas comentado alguna vez también), e incluso he visto que es motivo de discusión en la Wikipedia, y me parece de lo más curioso, por lo tanto es un tema que no viene mal recordar de vez en cuando.

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      Pues sí, en la foto que se ve en principio del estrecho del Canalón de la Perdiz, al otro lado del estrecho ya es la Huelga del Burro, y justo donde llegamos despues de esquiar con el culo ;-)

      Recuerdo una frase de mi padre, que yo hago mía con frecuencia. Alguien le dijo una vez que era pelín excesivo y ansioso, y el respondío que no era tanto así, sino que era muy apasionado, jejeje.
      En el relato mío he buscado deliberadamente esa exageración con los insectos para hacer ver que me entró un mal rollo, que si por alguna razón no hubiera podido subir al coche, habría pasado una noche que no quiero ni pensarlo.

      Es lo primero que pensé yo, lo mal que lo pasaron los familiares. Yo tenía 5 años, o sea que no me enteraría de nada.

      No recordaba que fuimos a ver la sima de Frías. Y por último lo de los nacimientos de ríos es una cuestión curiosa, ya que son muchos los cauces fluviales donde hay controversia. Fijate el el Guadalquivir:
      Por todos es sabido que nace en la Sierra de Cazorla en Jaén, pero hay otra corriente que dice que nace mas lejos, en Huescar (Granada) en lo que hoy es el Guadiana menor (afluente suyo). En epoca medieval de la reconquista, parece ser que cuando se delimitó su nacimiento se pensaba que nacía en Huéscar pero al estar aquello en terreno musulmán, un arzobispo cristiano del que no recuerdo el nombre, lo cambió y fijo su nacimiento en la zona de Cazorla que era tierra cristiana y, además, bajo su jurisdicción.
      Así desde entonces, siempre ha nacido en Cazorla.

      Un abrazo.

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    2. Hola de nuevo.
      Muy interesante otra vez esta entrada sobre el Hozseca y alrededores.
      Solo una pequeña puntualización.
      El tramo central del HozSeca, hasta donde yo sé, está seco todo el año, desde aproximadamente unos cientos de metros antes de llegar a la Cueva del Sauco, en Orea, hasta poco antes de la cueva del Tornero.
      No es una cuestión estacional, sino que son las propias filtraciones del río las que producen el fenómeno.
      En época de lluvias fuertes puede filtrarse unos metros más adelante y reaparecer antes, pero después de haber recorrido esa rambla al menos 10 veces, en diferentes épocas del año, te puedo asegurar que en ese tramo está seca como el desierto de Tabernas. ;-)
      Un saludo y gracias por estas grandes aportaciones para todos los que nos encanta esta zona

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    3. Buenos días Carlos.

      Si si, de debido ponerlo sin querer, porque yo las 4 o 5 veces que he recorrido tambien parte de su tramo central tampoco he visto correr agua. Si he visto el punto donde se filtra y desaparece. Lo curioso es que en ese tramo seco como Tabernas (muy buena la analogía) hay carteles variados (o por lo menos los había) relativos a la pesca. ¡Unos hermosos guijarros es lo que se puede pescar!

      Un saludo y gracias por tu interes y comentario.

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