CRESTAS, FRAILES Y CEÑAJOS DE LAGUNILLOS

 

Volver a un paraje de tu infancia, recorrerlo y seguir disfrutando del mismo es una experiencia muy enriquecedora de la que os voy a hablar en esta entrada. Del sitio de Lagunillos, a orillas del río Escabas, tengo recuerdos desde acampadas al raso con juveniles campamentos veraniegos hasta innumerables fines de semana de barbacoas y chapuzones en el río con mis padres. 

Lo que voy a hacer en esta entrada es desgranar el paraje, andarlo e intentar conocerlo mejor. Para ello, un previo estudio de los mapas antiguos, de los topónimos y de las fotos aéreas. Todo ello para intentar transitar por donde antaño lo hicieran los hombres de monte, sea pastor, resinero, ganchero, colmenero, arriero, maquis, etc, o cualquier persona, hombre o mujer, que transitara por ellos para dirigirse a otros destinos.

La ubicación del valle del río Escabas todo a lo largo durante varias decenas de kilómetros, en orientación este-oeste hizo que hubiera, por parte los habitantes de antaño, que hacer sendas y caminos para poder salvarlo. Por ejemplo, para comunicar pueblos como la Vega del Codorno, Poyatos o Fuertescusa con Las Majadas, Fresneda de la Sierra o la misma Cuenca, había que bajar, vadear el río y volver a subir por el otro lado.



Por eso, el valle del Escabas tuvo un sinfín de vados, caminos y sendas, de las que sobreviven ya muy pocas. En esta entrada, vamos a ver si recupero algunos de estos caminos. Hay algunos que ya os he mostrado como el viejo Camino de Valquemado o el Camino de la Hortizuela.

En la 1ª de las rutas, dejaré el coche en la propia área recreativa de Lagunillos para de ahí, poniéndome el traje de cabra montesa, intentar llegar a lo alto del Ceñajo del Romeral, siguiendo la exigua senda que viene dibujada en los mapas antiguos, que indica, muy confusamente, que por allí hace muchos años se trazó una sendecilla. ¡vete tú a saber a donde querían llegar! 

Hacerla no es muy recomendable, ya que el terreno rocoso tiene tramos descompuestos, zonas algo vertiginosas, y sobre todo, muy hosco y arduo para el avance. Cuando llego a lo alto de la Ceja del Pino Espeso, antesala del festival calizo de este Ceñajo del Romeral que he transitado, decido volver. 


                Salgo desde el área recreativa de Lagunillos por estos magníficos pinares.


                         Rapidamente, esto se pone tieso y comienza la exploración.


Voy en dirección a ese en muro rocoso que ven.


            Hay que estar muy atento para ver por dónde subir, ya que no hay muchos sitios.

Si miramos al fondo, el ceñajo del Romeral se revela como un gran festival calizo de frailes y gendarmes.

                                                               Y sus inquilinos en lo alto.


   Echo un vistazo atrás para ver lo que ya llevo subido, y alguna que otra fácil trepadita con las manos.

     Pasada esa primera barrera rocosa, me encuentro un tupido bosque de bujes y pinos.

Donde me apoyo en la tecnología para asegurar mi avance por este terreno tan desconocido y hosco.


           Llego a una 2ª barrera rocosa, donde me dedico a buscar por dónde la franquearé.

La paradoja de los pinos, que al ser tan profusos, no dejan apreciar la mil formas de todos estos frailes rocosos.

                                                Tras un rato triscando, encuentro el paso.


                                                      Mejor dicho, el espectacular paso.

                             La de años que llevará este paso sumido en el olvido.

¿Y cómo sé, con seguridad, que ese estrecho fue el paso de un camino? Porque poco despues, me encuentro este murete que sujetaba una desaparecida senda que bajaba directa al paso.


Una vez en la parte alta, ya tomo conciencia de la verticalidad de este lugar.

Abajo a la derecha, la explanada de Lagunillos. Encima suyo la Loma (cresta) de la Oruga y detras de ella, iría el río Escabas.


Loma de la Oruga que recorrimos hace años en esta excursión.


Avanzo un poco por lo alto del Ceñajo, dejando a este lado Lagunillos.

Y al otro lado, sin apenas visibilidad, se intuye abajo el Barranco del Arroyo de Valquemado. Después de esto, decido volver por el mismo sitio.

Abro un 2ª parte de esta primera ruta, para investigar y explorar una cosa que me tuvo intrigado durante un par de semanas. Y es que en esta subida al Ceñajo del Romeral, desde lejos, me dio la sensación de que podía haber una cueva, que sería la más oculta, inaccesible y recóndita de las que conocía. 

El terreno era un poco peligroso, por eso deseche la posibilidad de ir a investigar, pero la dichosa y presunta cueva estuvo rondando mi cabeza como idea obsesiva, hasta que volví para desentrañar la existencia o no de aquello.

Al franquear la 1ª barrera rocosa para subir al Ceñajo, me desvíe hacia esa loma tumbada que se ve delante.

             Con el zoom de la cámara veo ese lateral donde se intuye un rincón húmedo.

Coño! si parece que hay una cueva o una enorme oquedad en todo caso. No consigo ver más.

Esto está un poco peligroso y hay que tener mucho cuidado. Decido volver al coche, pero en poco tiempo volveré dispuesto a bajar a ese lateral para ver si hay cueva o no.


Ya estoy esta 2ª vez otra vez por esta peliaguda ladera.

Enfrente tengo el espinazo rocoso otra vez. Para hacerse una idea de la dificultad, una vez que baje, me equivoque y subi por toda esa hendidura de pinos del centro derecha, pensando que era el lateral de la izquierda.

                                 Ya estoy bajando para luego subir y poder ver ese lateral.

                        En ese cuestarrón me voy encontrando encinas de mil formas.


               Subiendo y penando me voy acercando a la base del lateral. ¿Habrá cueva?

                Como era de esperar, mi gozo en un pozo. El flipado del Toni y sus aventurillas.


La 2ª de las rutas no va a salir del paraje de Lagunillos, sino que nos dirigiremos hacia el Hosquillo, y nos pondremos en el Collado del Periquito, justo detrás del Alto de Peñajosa, más conocido como la Peña del Reloj, por marcar el sol los horarios de trabajo de los currantes del Hosquillo a lo largo de las décadas. 

De ahí nos asomaremos a unos espectaculares bordes, donde por un lado se ve el Vallejo del Periquito bajar hasta el Arroyo Obriguillo (por donde va la carretera que va las Majadas), y por el otro lado se ve, abajo del todo, Lagunillos. 

                Al poco de andar, me topo con uno de los oriundos de esta sierra.

Tras un rato de andar, llego al punto que quería, donde allí adelante (derecha) se aprecia el valle del rio Escabas.

                           Y comienza el cordal cresta descendente que voy a coger.

          Sin más preámbulos tiro por ella, comprobando que es transitable por ahora.

                                     Lo que voy viendo a mi derecha me va encantando.


                Como esta amplia perspectiva del valle del Escabas, donde a la derecha....

Aparece el Ceñajo del Romeral, a donde subí en las fotos primeras. Abajo el inicio de ruta, y la flecha blanca por dónde subí a lo alto del Ceñajo del Romeral, y la roja, la excursión a explorar esa inexistente cueva.
              

                                     Sigo avanzando cómodamente por esta franja del cordal.

             La vista a mi izquierda sirve para ver lo grande que es el Vallejo del Periquito.

                              El cordal se va convirtiendo en cresta cada vez más angosta.

A mi derecha, y apurando el zoom, podemos ver la explanada de Lagunillos, por abajo la carretera actual, y por encima, el viejo camino a Lagunillos, de cuando no existía la carretera.


Unos extraños y vetustos hitos de piedra me dicen que, posiblemente, hubo una senda por aquí.

               Aunque a mi me tiene encandilado el Vallejo del Periquito y sus proporciones.


    Parece que he llegado al final de la cresta con buenos patios de caída. No se puede seguir ¿Y los hitos esos, para qué entonces?


             Ahí está la explicación, ya que por ese hueco parece que se puede continuar.

Y termino mi exploración del cordal en esta punta, donde al otro lado se ve la Cresta de Tres Hermanas, partidas por el Arroyo Obriguillo. A la derecha de la foto, en una ladera muy inclinada y peligrosa, es por donde contemplo que continuara esa sendecilla ancestral de los hitos.

Atención, a lo que tengo enfrente, la forma de montaña que hace a la derecha la Cresta de Tres Hermanas, pues me está llamando mucho subirla al más puro trochemoche por esa loma rocosa y blanquecina.


           Parte final del Vallejo del Periquito antes de entrar al Barranco del Obriguillo.

En esta vista se ve como baja el Barranco del Arroyo Obriguillo haciendo curvas. Del lado izquierdo, parte inferior, le entraría el Periquito, y por la derecha saldrían al río Escabas.


Terminó esta sección con dos fotos antiguas de las vistas del Vallejo del Periquito, visto desde el otro lado, desde la Cresta de Tres Hermanas.

Y el Estrecho del Arroyo Obriguillo, también desde el otro lado. Justo enfrente, en la punta, es donde me asomo al final de la cresta en las fotos de antes.


Aquí, al principio de esta cresta, descubrí un viejo camino que no se encuentra ni en los mapas antiguos. Como solo baje por la cresta no lo exploré en esta ocasión, pero sí en otra, que lo subí desde Lagunillos, sabiendo ya, que por ahí, iba haciendo lazadas un camino muy ancestral y olvidado.

350 metros de desnivel más abajo, en la parte centro derecha se ve la explanada de Lagunillos, y el ignoto camino ancestral vendría haciendo lazadas por toda esta ladera que ven debajo mío.

 Vamos a la explanada de Lagunillos, donde al fondo vemos la cresta a la que vamos a subir.


                                                    Un poco de zoom para verla mejor.

                                 No tarda ni dos minutos en ponerse tieso el camino.

Aviso que no es nada fácil seguirlo, pues muchas lazadas ya no se aprecian, y al vegetación cubre aquello profusamente.

Pero el camino está, y en muchos tramos se ve que tuvo hasta empedrao, hoy en día desaparecido.


Ahora vamos con esa montaña coronada por la Cresta de Dos Hermanas (Tres Hermanas les decía Marino, el viejo forestal de Poyatos) que se me metió entre ceja y ceja subirla. En otra de mis excursiones por la zona, paré el coche en la carretera, ya a orillas del río Escabas, y, en pos de la loma rocosa y blanquecina, arreé hacia arriba, en busca de bellas y novedosas vistas.

                                 

  Vuelvo al principio de la cresta, y miremos de frente para ver toda la ladera y al fondo nuestro próximo objetivo.

Lo he bautizado como el Monte de Tres Hermanas, y por toda la loma rocosa de la derecha es por donde subiré hasta la base de los cuchillos rocosos de la cima (las hermanas)

                   Dejo el coche, y por esta especie de empinada rambla, comienzo a subir.

Nada más coger algo de altura, dejamos abajo el Escabas y la carretera y nos ponemos a la altura de la carreterilla que va a Lagunillos.

          Buena perspectiva de toda esa ladera que termina en la cresta de las fotos de antes.

               Aunque lo que más me gusta es la abertura que hace el Arroyo Obriguillo.

           Ya estoy en la loma rocosa y blanquecina que me va a llevar hasta Tres Hermanas.

                         Con vistas hacia la zona de Lagunillos y el Ceñajo del Romeral.

                                            La abertura de Bco. del Obriguillo más de cerca.

                                             Con el Vallejo del Periquito al fondo.

      Mucho cuidado de subir por aquí, ya que hay que ir intentado evitar este lado de la loma.

                              Eso sí, el entorno se vuelve montañero, agreste y muy chulo.

      Hacia atrás se ve esta maravillosa e inédita vista con todo el valle (cerrado) de Lagunillos.

También vemos, ya en el valle del Escabas, Corral Rubio, el espectacular Barranco del Vasillo.

     Donde siempre me acuerdo de la caña que se meten las cabras por ver quien pasa primera.

                            Preciosa la visión del Estrecho del Obriguillo, un poco más apartada.

      Y ya muy cerca de la base de la Cresta de Tres Hermanas saco esta otra poderosa vista.

Desde el Ceñajo del Romeral, así, en el lado izquierdo, se ve la loma rocosa por donde estoy subiendo.

            Y apurando el zoom, vemos a las Hermanas con inquilinos en sus cúspides.


Inicio la bajada, y veréis que menciono mucho el río Escabas, pero es harto difícil verlo, al ir siempre encajonado en roca y cubierto de pinos.

Pero lo veremos, y despues de esta sobredosis de pino y roca, que mejor hacerlo, que con el tercero de los ingredientes serranos, el río Escabas muy cerca de Lagunillos.

                                             Y con el Lagunillo que da nombre al paraje

     Saliendo de Lagunillos con el coche, me topé con esta pareja de zorros. Lástima por la foto.


                                                           ¡Hasta la próxima!

Comentarios

  1. Hola de nuevo, una delicia de entrada, en primer lugar por su belleza , y las espectaculares fotografías. Y que te voy a contar del rio Escabas, la cantidad de cangrejos autóctonos, que nos comeríamos en aquellos tiempos, y no te quiero ni contar lo buenos que estaban, entre otras cosas por el hambre que pasábamos, y la escasez de alimentos que teníamos para llenar el estomago, cuando lográbamos pescar alguna trucha, eso era fiesta mayor, nuestro lugar de pesca normalmente, lo realizábamos en los alrededores del paraje de Tejadillos, donde ahora está el monumento ha la madera, y un campamento, en aquellos tiempos era una casa del guarda forestal de montes. Nostalgia pura de los tiempos de penurias, y necesidades de todo tipo, pero éramos jóvenes y lo llevábamos más o menos bien, siendo sinceros más mal que bien, sobre todo los inviernos que eran muy duros, con grandes nevadas y mucho frio, muchos días amanecía nevando y llegaba la noche y seguia nevando, todo el día cayendo nieve con ganas, ahora las nevadas son una broma comparadas con las de entonces, una cosa buena teníamos como no había carreteras ni teníamos coche, no teníamos que poner las
    cadenas jajaja. Os deseo unas felices fiestas, y año nuevo. Saludos cordiales de Félix

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    1. Hola Felix.

      Que buenos tus recuerdos, y que mi entrada te los haya recordado, y, siempre agradecido, que los compartas en este blog.

      Las truchas y los cangrejos del Escabas, jejeje. De los segundos no recuerdo, pero de las primeras sí las probé y muchas veces. De hecho, durante muchos años, la cena oficial en mi casa dos o tres veces por semana, eran truchas que traía mi padre, y tengo que decir, que acabé medio aborreciéndolas, tanto que empecé a echarle ketchup, jajaja las tonterías de un preadolescente.

      Saludos.

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  2. Hola Toni.

    Al leer que te ponías el traje de cabra montesa, de inmediato a venido a mi mente una escena muy graciosa, en la que ibas tú, con tu traje de cabra montesa, y detrás tuyo Laura, con el gorro de Rudolph, y luego, para colmo leo ese topónimo del Vallejo del Periquito... jajajaja. Y es que lo que son las cosas, el día aquel del gorro, día que guardo con mucho cariño, fue por algunas zonas que nombras en esta entrada, si no recuerdo mal Lagunillos y la Peña del Reloj, ¿no?.

    En otro orden de cosas, y ya en serio, mira que los paisajes fluviales de la Serranía son magníficos, así a bote pronto mencionaría ese cañón del Júcar entre Uña y Villalba, o esa zona del Alto Tajo a la que nos llevaste, la de la Huelga del Burro y todo aquello... Lo que digo, son magníficos, pero creo que no tienen ese punto de sensación de aislamiento y territorio salvaje, de esos en los que hay que currarse cada paso, que logra transmitir todo el entorno del Escabas, lo cual has plasmado perfectamente en esta entrada tan completa.

    Y nada chico, contando los días ya que quedan para volvernos a vez, que mira que nos juntamos veces, pero esta ser´muy especial 😉.

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      Es que ese día sin hacer una ruta larga de las nuestras, estuvo muy bien. Aparte del grupo curioso que éramos (con los Nietos ) la rutilla por el cañon del río, la subida a la Peña del Reloj para ver el Hosquillo, el tandem Crispito y Laia, y por supuesto Rudolph, y esas ensaladillas y demas delicatessen que nos comimos en el merendero de Lagunillos.

      Si yo creo, cómo bién dices, que con esto de explorar casi extintas sendas y pasos, he conseguido trasmitir un poco cómo es la naturaleza en esta abrupta comarca del rio Escabas y sus infinitos pinares, además, con los pueblos (Poyatos y Las Majadas) muy alejados.

      Calla calla, que, de lo original que es la ocasión y el plan, tengo hasta algo de nerviosismo, y sobre todo unas ganas brutales de ver los Piris en estas fechas. Ah, y por supuesto, departir horas y horas con vuesa merced sobre lo divino y lo humano con unas buensa cervezas delante (como la última y explosiva vez en Fageca con la Serrella acunando nuestra chispa, jajaja)

      Un abrazo.

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  3. Hola Toni.

    Ceja del Pino Espeso, Ceñajo del Romeral, Loma de la Oruga, Valquemado... Que topónimos de gran recuerdo y jornadas gloriosas, de estar incomunicado varias horas por allí y crear inquietud en casa. Parajes intrincados para conocer a fondo con paciencia y buena dosis de voluntad y aventura. El Ceñajo del Romeral/ Rincón de Conejos/ Lagunillos, debe ser otro de esos lugares secretos de nuestra memoria, cada uno con sus vivencias y recuerdos. O la Umbría Guillomar, que ya nos mostraste en otra entrada y que aún tengo pendiente. Y el gozo de localizar las ancestrales sendas con la pena de comprobar como van desapareciendo... en fin, mucha Magia Serrana.
    Buen fin de año, y a por el 2024 en buena forma, y con ganas de seguir triscando por esos montes.

    Un abrazo.

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    1. Hola Andrés.

      Esa comarca que se forma desde toda la loma de la Peña del Halcón de Tragacete con su caida hacia el Hosquillo y Lagunillos crea un intrincado tapete escabiano que tú tambien conoces bien.

      Si vuelves, recuerda que, aunque por dentro del cañón del Escabas por la Umbría Guillomar, hubo sendas por los dos lados, la que hoy en día es transitable es la que va por el lado derecho (saliendo del Lagunillo). Podrás ver la cascada del Portalón (sabiendo donde está el desvío) y si sigues,, terminarás en el río, muy cerca ya de la valla del Hosquillo en el propio río. Es una ruta corta, pero se puede alternar con cualquiera otra de estas que he colgado , o mezclándola con una super travesía de las tuyas, jejeje.

      ¡Feliz año y que sigamos disfrutando de la naturaleza!

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