NUEVA ASCENSIÓN A SAN FELIPE NEVADO


Al poco de llegar de un viaje a los Pirineos esta navidad pasada, y haber disfrutado de lo lindo con unas rutas nevadas, hicimos una salida en Cuenca, dónde, al igual que en Pirineos, tuvimos suerte, pues cayó nieve. Este invierno estamos teniendo por estos lares unas cuantas nevadas, pero con las características propias de este nuevo tiempo, es decir, con el menor frío, las nevadas duran un par de días en su plenitud. A mucha altitud, quizás, aguanta más pero es cuestión de unos pocos días. Hay que acostumbrarse a esto, y si quieres pisar nieve se tiene que dar la conjunción de que tengas tiempo libre el día que nieva o acaba de nevar.

Como no sabíamos exactamente los lugares idóneos y la cantidad de nieve habida, hay que arriesgar un poco, pero siempre teniendo a mano todas las prendas necesarias. Subir a uno de los ochomiles de aquí es apuesta segura para catar la preciada nieve. Como nos apetecía un poco de esfuerzo, eligiendo un acceso seguro a nuestro campamento con el vehículo, elegimos el merendero de la Fuente de San Blas, para subir así a la cima de San Felipe, que ya conocíamos nevada de otras veces, pero que nunca defrauda, y más todavía, si han pasado tantos años desde la última vez.



Si le explico a uno/a joven conquense de 15 o 20 años que, debido al frío, antaño esa nieve en altura duraba mucho más, incluso meses, pensará seguramente que le estoy tomando el pelo. Más allá de todo esto, la nieve es un seguro de puro disfrute y, a tales efectos, ahí van estas fotos para regodearse un rato.


Salimos del estrecho de San Blas, viendo que la nieve es muy residual; no así el hielo que cubre todos estos charcos.

                                 Abajo queda muy poca nieve pero Maru mira al fondo..

    Dónde, en estas cejas de la Sierra de Valdeminguete, sobre los 1700 metros, hay más nieve.


Estamos en tierras del joven río Júcar y eso sí, por lo menos hoy, frío tenemos como mandan los buenos cánones serranos.

                 Enfilamos la cañana por donde va el Júcar, y ya al fondo podemos comprobar..

                          Que la ladera de San Felipe está con la nieve justa para disfrutarla.


Llegamos al cruce de caminos donde a la izquierda comienza el ascenso, y a la derecha nos iríamos al nacimiento del Júcar.

                                                           Al principio no hay mucha nieve.

                                                      Pero según ganemos altitud...

                                                        Nos iremos encontrando más.

                                                                           Y más.

                             Paramos para sacar alguna que otra foto de lo que nos rodea.


Las nuben venían cambiantes, trayéndonos un cielo gris o un cielo azul en un abrir y cerrar los ojos.

                               Por la Umbría de San Felipe el paisaje ya se torna espectacular.

                                               No queda apenas para llegar al collado.


Este collado es el punto más alto al que pueden subir los coches 4x4 por este lado. A partir de aquí toca subir a pata, por eso San Felipe es una de mis montañas conquenses preferidas, al no llegar a la cima ningún carril, cosa inusual en estas montañas.


                              La nomenclatura serrana tiene sus lógicos adornos invernales.

  Siguiendo la oculta senda por la nieve, comienza la 2ª parte de la ascensión, la más genuina, dónde dejaré que habla la belleza de la nieve.










                                             Toda la vertiente sur de la muela se ve blanca.

Incluso más allá del Nacimiento del rio Cuervo y la Vega del Codorno, llegando hasta el valle del río Escabas.

Bordeamos la montaña por este lado izquierdo, mientras Maru y yo nos retamos a ver quién hace más fotos.

                                                    Gano yo, siendo ella la protagonista.

                                                                 Llegamos a la parte alta.

                            Un gustazo ver la Sabina rastrera de esta guisa tan espectacular.

                                              Vistazo hacia atrás para ver cómo cambia la luz.

  Lo que tambien da gusto visual es ver cómo la nieve se ha quedado petrificada en los pinos.

                       Creando espectaculares cencelladas en las acículas de los pinos.



               Llegamos a lo alto de su cordal, siempre bien azotado por los aires.

     La cima del turolense Pico Caimodorro (1936 m) en el centro queda oculta por la niebla.

                                                  Nos vamos acercando a la cima.

                                                          ¡Otro San Felipe a la buchaca!

                                                                           Lo bien............

                                                               ....que se lo pasa Maru.


Fantástica vista del Alto Tajo desde la cima, sobresaliendo el Alto de la Campana a la derecha.

                   Apurando el zoom, sacamos el pueblo de Tragacete, sin nieve apenas. 

Iniciamos la bajada, pensando en esos tragos de agua que nos vamos a tomar en la fuente de San Blas, ejem, ejem.


Os voy poner otras pocas fotos de la otra ocasión de este invierno que también nevó y fuimos a hacer una ruta, pero al ver la carretera muy blanca todavía según subíamos a la zona de Valdemeca, decidimos quedarnos por los alredores del embalse de la Toba y hacer la ruta por allí. Además, luego por motivos familiares imperiosos y ajenos a nuestras ganas de pisar nieve, tuvimos que abortarla, volver al coche y para Cuenca.


                          Dejamos el coche en la carretera. Vamos a subir a lo alto de la muela

     Al fondo se ve emerger los paredones de la Muela de la Madera con este paisaje tan chulo.

El primer corte de la ladera de la muela solo se puede salvar por dónde va esta vieja senda ancestral.

                                Que nos deja en estas sugerentes laderas umbrosas.

          Bello es tambien como la nieve se queda en las ramás del joven y desnudo roble.

                                  Al coger altitud, la estampa se vuelve maravillosa.

                                                        La saques dónde la saques.

       La Toba se despliega ante nosotros, con Monteagudillo y Cabeza Gorda a la izquierda.

         Veamos cositas del embalse, como en esta, con la exigua aparición del hielo en el agua.

 Nada que ver a hace años cuando casi todo el embalse se congelaba como se ve en la foto.


                 En esta, la isla de la Toba convertida en istmo, nos dice que el embalse está bajo para estas fechas de principios de febrero.

   Y me despido con esta de la cola del Boquerón, dónde también aparecen residuales unas placas de hielo.


                                                                 ¡Hasta la próxima!

Comentarios

  1. Espectacular entrada como siempre Toni, y muy bien documentada gráficamente, Gracias por tcompartir tus aventuras y llevarnos prácticamente a la montaña desde casa!!

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    1. Hola.

      ¡Maaaarchando la montaña a casa! Sabéis que estoy encantado que os guste y muchas gracias por comentar.

      Saludos.

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  2. Hola Toni. lo primero que quiero comentar , es alusión ha la duración de la nieve hace años, supongo que antes del comienzo del maldito cambio climático, que esta convirtiendo el planeta tierra en una locura, en unas partes, no paran las desgracias por inundaciones, y en otras las desgracias son por la sequia. Volviendo al tema que nos ocupa, sobre la duración de la nieve, yo personalmente puedo dar fe, de dicha duración, cuando vivía en Huerta de Marojales, pedanía de Cañizares, con una altitud superior a los 1200 metros, lo normal de los inviernos era que las primeras nevadas aparecieran en el mes de, Noviembre y no desaparecieran hasta el mes de Marzo, y después con alguna nevada esporádica, para recordarnos que el invierno, no se había acabado, y de las temperaturas ni te cuento, todo congelado, los carámbanos enormes por todas partes, se congelaba el agua de los botijos dentro de las casas. Ahora te comento sobre vuestro reportaje, os felicito por la chulada de vuestras fotos, y daros las gracias por el frio que pasaríais, para hacernos disfrutar ha nosotros en casa calentitos, me ha gustado por lo bonito que estaba el paisaje, todo nevado, y también todo hay que decirlo, porque es relativamente cerca de donde yo nací y me crie. Ya no os doy más la turra con mis comentarios. solo daros las gracias de nuevo, por todo lo que me estáis haciendo disfrutar. Saludos Félix

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    1. Hola Felix.

      Me encantan tus turras, jejeje. Joer macho, tienes un adn serrano de los buenos. ¡Viviste en Huerta de Marojales, lugar mítico, lugar apartado de la mano de Dios, lugar serrano auténtico. No me quiero ni imaginar los inviernos.
      Y como bien explicas las características de esos inviernos, aquello podemos asegurar practicamente se ha perdido irremediablemente, por lo menos en nuestras latitudes, pero bueno podemos decir que lo vivimos un poco, tú mucho más.

      Un saludo.

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  3. Hola Toni.

    Ole, ole, ese San Felipe con nieve, cada vez más difícil de disfrutarlo así en invierno. Aunque parece que éstos días atrás las nevadas han sido más generosas y habrás podido disfrutar del blanco elemento. Me alegra ver que el palo que hay al lado del vértice geodésico sigue en su sitio, pues hace unos meses anduve por allí y me lo encontré en el suelo, así que eché un ratito más allí arriba y me entretuve clavándolo otra vez en el agujero, je, je.
    Seguro que nos mostrarás alguna rutilla más con la nieve de los últimos días, o el deshielo que convierte en espectáculo temporal esas hermosas torrenteras.

    Un abrazo.

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    1. Hola Andres.

      El colocador de palos de San Felipe, jejeje ;-) Pues sí la verdad que este final invierno y principio de primavera ha venido con unas nevadas inesperadas que hemos aprovechado un poco.
      Pero es curioso pues hemos estado este finde en la parte sur del macizo de Javalambre y todo esa zona y allí apenas nevó y se veia que faltaba agua. Son muy selectas estas nevadas ultimamamente.

      Y la entrada de la semana que viene seguro que te gusta, aunque no va de nieve, pero se parece algo....

      Un abrazo.

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  4. Hola Toni.

    Volver a leer este reportaje, esta vez para comentarlo, unos días después de haber pasado un sábado tan bonito como el que pasamos en Javalambre, tiene un gran valor añadido 😉
    Me ha sido inevitable no encontrar similitudes con esta blanca ascensión vuestra a San Felipe con la última ascensión invernal que hicimos nosotros a Penyagolosa, y es que cuando los pinos, sabinas etc. pierden su verdor para convertirse en blancos espectros arbóreos es señal de que ha caído un buen nevazo. Lo malo es que así como este invierno si que habéis tenido un par de nevadas interesantes en la Serranía, aquí en el interior castellonense no la hemos visto, y dudo ya que la veamos. Y que decir de lo poco que duran estas nieves, lo pudimos comprobar este finde en Javalambre, donde solo vimos nieve en las zonas más umbrías, pero aún así, ya os lo comenté durante la ruta, pisamos más de la que esperaba. En fin, va a ser la tendencia de aquí en adelante, y no nos queda otra que, cada vez que seamos agraciados con una nevada de estas, ir disfrutarla a tope, como hicisteis vosotros en el San Felipe.

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      Pues sí, por lo menos en esa ladera umbrosa pisamos buena nieve. La verdad que si llega a ver más por toda la subida, la ruta habría salida dura de pelotas. A lo mejor fueron mis ganas de pisar nieve en javalambre lo que hizo que saliese disparado barranco abajo en busca de mis gafas, jajajaja. Menos mal que la viste tú y otra historia, puntito cómica, para nuestra hemeroteca.

      Y a partir de estos tiempos tendremos que hacernos expertos en cazadores de nevadas.

      Un abrazo.

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  5. Hola Toni.

    Pues sí, yo recuerdo en Borobia (Soria), que mis abuelos decían que antes los inviernos eran de grandes nevadas, que no desaparecían hasta entrada la primavera, pero ahora y más, con lo tarde que nieva, o vas en el día o enseguida sube la cota y aquello se va en un periquete.

    Está ascensión a San Felipe, me ha gustado mucho, porque, al estar cubierto de pinos, es un árbol que al tener sus ramas pobladas, la nieve se mantiene, creando unos paisajes espectaculares.

    Lo que también resulta impactante, es lo caprichosa que es la naturaleza y como en un lugar en concreto, puedes encontrarte un manto de nieve y en otra zona cercana, no caer un copo.

    Salud y montaña.

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    1. Hola Eduardo.

      Ahora hemos llegado a un tiempo que segun la latitud y altitud, pero por aquí hay lugares que puede hasta durar la nieve solo una mañana o un día como mucho, y como bien dices, caprichosa completamente nevando según le dé.

      La verdad que elegimos San Felipe tambien por esa subida de pinos que sabía yo que iba a estar bien bonita, y el otro motivo fue que dormimos dónde la fuente de San Blas en una furgo que nos hemos comprado ;-)

      Salud y Montaña.

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