LAS CALAS DE LA COSTA NORTE DE MENORCA I (CALA MORRELL Y PLATJAS DES TANCAR Y DES BOT) Y VISITA A CIUTADELLA.

Ahora vamos con la costa norte de Menorca, dónde más días de las vacaciones transcurrieron, y eso es así, porque es más agreste y salvaje que la costa sur, y, por ello, menos masificada. Ya sabéis que al dueño de este blog y a su señora esposa, todo lo que huela a soledad, virginidad y poca antropización nos atrae como la miel al oso.

El cáracter más indómito de esta costa, sobre todo su interior, es la que hace que haya menos carreteras, y poquísimos pueblos. Las pistas de tierra es lo más usual pero claro no todas están para meter los coches, y otras están cerradas para que no te metas hasta el fondo con el coche. Los aparcamientos de tierra habilitados para ello son el único modo de acceder.

Y por ello, allí se respira una magia especial. En España solamente en sitios muy concretos, como pueden ser algunas de las Islas Canarias, las gallegas Islas Cíes o en Cabo de Gata, te puedes encontrar mucho tramo de playa virginal, con su aspecto primigenio, el de antes de la llegada de la masificación del hombre. La costa de Menorca, especialmente esta norte, son muchos kilómetros de soledad y pureza, tantos que parece increible que aquello se mantenga incólume y a salvo de la fiebre constructiva.



En esa ruta nos vamos al pueblo de Cala Morrell, unico pueblo, más o menos grande, que hay en toda la mitad occidental de la costa norte. ¡Increible pero cierto! Desde allí, comenzaremos con un punto álgido: un poblado fortificado de la Edad de Bronce. Despues ya haremos la ruta del día que será, aprovechando el Camí de Cavalls, dónde visitaremos una cala, y dos playas maravillosas, pues eramos muy poquitos las personas que ibamos ese día por allí, y Maru y yo nos recreamos mucho, sobre todo en la 2ª de las playas, la Platja des Bot.


          Amanece como siempre, con un rico desayuno en nuestra furgoneta alquilada.

                       Llegamos al pueblo de Cala Morrell con esta bahía tan chula.

                                         Estos acantilados de poniente tiran de nosotros

                                                 Y no tardamos  en asomarnos.

                         Maru ahí delante sirve para calibrar esta linea rocosa.

Vamos a dirigirnos hacia el poblado de la Edad de Bronce, admirando que la línea de acantilados sigue en la otra dirección.

                                El sendero pasa por un lapiaz rocoso muy chulo.

    Miren en qué península más espectacular decidieron construir el poblado, dónde Maru ya me espera en la parte baja.

  Poblado fortificado del que aún se aprecian muchos lienzos de esos muros que lo defendían.

                                Un cártel avisa de no tocar esos muros primigenios.

Subamos a él, pero antes, en la zona del istmo más estrecha, nos acercaremos a ver cómo entra el mar.

                       Una mini bahía donde las olas del mar baten contra las rocas.

Es de suponer que en pleno temporal el promontorio dónde está el poblado se convierta en una isla.


          Este poblado está datado, ni más ni menos, que del final de la Edad de Bronce, entre el 1600-1300 antes de Cristo.

Es un poblado de navetas de habitación por la forma de los habitáculos. Parece ser que fue una comunidad campesina, al no haberse encontrado evidencias de pesca y sí de agricultura de cereales y algo de ganadería.

Fuertemente defendido por esas murallas del interior de la isla. Fue abandonado a principios de la cultura talayótica.

Como en muchos otros asentamientos de todas estas culturas antiguas, la piedra arenisca fue traida por sus propiedades y utilidades, de otros puntos de la isla.

                       Regresamos pasando por delante de la bahía de Cala Morrell.

     Y fijándonos en detalles como el puntal que crea la bahía, la Punta de s'Elefant. Ahora desde el pueblo nos dirigiremos hacia las playas que queremos visitar.

               Tras un rato andando, llegamos a este bello paisaje de dunas y vegetación.

Con la Platja des Tancat en primer término. Playa que consta de dos, una pequeña en la mitad de la foto, y la grande debajo nuestro.

                                   Una gozada andar por la playa con ese color del agua.


           Hay muy poquita gente en la playa, y eso hace que se disfrute mucho más.

                                                                     Vistazo atrás.

           A la siguiente playa, la des Bot, vamos a ir por el interior, en vez de por la costa.

      Que detrás de la playa te encuentres estos paisajes sin rastro del hombre siempre llama la atención.


                  Este interior rico en pinares y vegetación del lugar es otro aliciente más.

                               Como esta especie de hiedra rastrera que nace en las dunas.

                                          Además, vemos que la playa a la que nos dirigimos

   Es la desembocadura de un pequeño arroyo, que entre sus exiguas aguas y las mareas altas...

                                     Crea unos arenales y un paisaje nada común.

Llegamos a la Platja des Bot, que en lado de la izquierda, dónde confluye el arroyo, tiene más concentración de algas.

Pero el otro lado tiene un aspecto estupendo. Además, vimos que la poca gente que había, casi toda practicaba el nudismo.

     El calor apretaba, y esta imagen de playa idílica hizo que la eligiéramos como baño del día.


                                     Nos llamó la atención esa especie de construcción.

        Algo relacionado en tiempos pretéritos cuando aquí vivía una familia de pescadores.

No ha cambiado mucho el entorno cuando esa casa fuera habitada al día de hoy. Eso es lo bueno de Menorca, que ha sabido preservar para que las generaciones venideras lo vean y disfruten.

                 Yo por la costa y Maru por el mar vamos explorando todos los rincones.

                                                        La playa desde otra óptica.

                                                    Exploro todos los recovecos que veo.

     En otros lugares aquí habrían tardado muy poco en meter un chiringuito mondo y lirondo.

No sé vosotros, pero yo lo prefiero así, como testigo mudo de un pasado que se conserva en gran parte.

       Vamos a regresar ya, pero lo haremos por la costa, en dirección a la Platya des Tancar.

                     Dejando atrás la memorable platja des Bot con ese entorno tan puro.

                                     Pasamos por un bunker de la guerra civil.


                             Y llegamos a la Platja des Tancar, vista desde este lado.

                  Entramos en la Platja des Tancar para iniciar el camino de vuelta.


A la vuelta a Cala Morrell nos compramos esta sobrasada menorquina. Yo ya visualizaba unos huevos fritos estampados encima de la misma, mientras se deshace con la grasilla.....

                            Nos vamos a ver la ciudad más poblada de Menorca, Ciutadella.

                                          Bella ciudad con muchos paseos con soportales.

Rica en historia como toda Menorca, con su pasado desde la Edad Antigua, Roma y luego toda la historia hispánica medieval y los últimos siglos con los años de dominio ingles.

                     Ciutadella está ubicada entre dos calas, más como bahías alargadas.

El Castell de Sant Nicolau construido por orden de Felipe II hacia 1680 para defender la isla de los numerosos ataques piratas sobre todo.

Aunque los años álgidos de su utilización fueron a finales del siglo XVIII en las refriegas de España con Inglaterra y Francia.

El día que visitamos las ciudades los solemos reservar para buscarnos un buen restaurante y comernos, por ejemplo, este rico ceviche.

                           O esta especie de salmorejo de tomate y algo más que no recuerdo.

Y Maru abarriendo los platos como mandan los buenos cánones de la tragaldabas de turno. Se nota que estábamos traspellaos, como decimos en Cuenca.








Comentarios

  1. Hola Toni.

    Me encanta la palabra tragaldabas, es muy de los tebeos de Francisco Ibáñez 😉

    Qué gozada poder disfrutar de esas playas sin las típicas aglomeraciones veraniegas de la costa mediterránea, y sin que nadie te moleste con el cigarro/pala de tenis/pelota de Nivea...

    Me han encantado las primeras fotos del reportaje, por el cariz calizo de las mismas, y que denotan que les Illes Balears son una extensión hacia el noreste de las Cordilleras Béticas. Y con ese poblado de la Edad de Bronce supongo que estarías en tu salsa, una salsa tan rica como esa que Maru lame en la última foto jajajaja.

    Y por otra parte, que bonitas la arquitectura y las callejuelas de Ciutadella.

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      Yo creo que el vocabulario de los comics ha sido trasmitido a la cultura popular cantidad de veces. Alguna vez he dicho lo de ¡Rayos y Centellas! como el capitan Haddock de Tintin y sus multiples improperios, todos muy graciosos.
      Con Ibañez y sus mortadelos y filemones pasa algo parecido. Este tipo de palabras tienen su sello especial.

      Cuando miro el visor de los mapas físicos, se ve como la cordilleras béticas salen por la provincia de alicante y van por debajo del mar, haciendo curva hasta que aparecen otra vez a la luz en las Baleraes.

      Un abrazo.

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  2. Visitar las playas de Menorca es una experiencia inolvidable. La isla es conocida por sus calas de aguas turquesas, arenas blancas y paisajes vírgenes. Playas de Menorca

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    1. Hola Nuno.

      Nos ha encantado, es un sitio de esos que hay que visitar por lo menos una vez en la vida.

      Un saludo y gracias por comentar.

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  3. Hola Toni.

    Que buen sitio para dejar la furgoneta, cerca de esos acantilados. Sin duda, ofrecen unas postales de lujo y por la noche, frescor, para dormir bien a gusto.

    Bueno, no hicisteis el Camí de Cavalls pero, veo que aprovechasteis algunos tramos, para ir encadenando y descubriendo, algunas de sus calas vírgenes, donde apenas se nota la mano del hombre, algo, que a mí me gusta, aunque, en la Platja des Bot, yo, no me hubiese bañado (pudiendo elegir otras), ya que las algas me dan un poco de asquillo.

    Y para rematar la jornada, un buen paseo por la Ciutadella, que veo tiene su encanto, con esas construcciones en piedra. Nosotros, también solemos comer de restaurante, el resto en casa que, para cuatro días que nos vamos de vacaciones, tampoco es cuestión de perder el día cocinando.

    Salud y montaña.

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    1. Hola Eduardo.

      Furgoneta y Menorca es un buen binomio. La Playa des Bot lo bueno es que las algas se quedaron en un lado seguramente por la corriente y donde nos bañamos estaba límpita.

      Un restarurante de esos bien elegidos para pegarte un homenaje sienta muy bien ;.)

      Salud y acantilado

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