EL BARRANCO DEL CINT EN ALCOY Y LAS FUENTES DEL RÍO ALGAR


Vamos con la 1ª de tres entradas a un lugar al que le teníamos muchas ganas. Siempre he reconocido que nuestro amigo de Betxí, Dani, ha sido el verdadero descubridor para nosotros de las montañas alicantinas, de esa espectacular y vertical roca caliza. Tengo que reconocer que antes el prejuicio - vano y tonto como suelen los prejuicios- nos hacía irnos de viajes senderistas a buscar otras sierras por otras latitudes. El calor y la sequedad de aquellas tierras, el inagotable trasiego turístico e imparable urbanización de Alicante como provincia fue, sin duda alguna, lo que alentó esos prejuicios.

Fue Dani, primeramente, con su blog, y luego con las visitas in situ con él como inmejorable guía de montaña, quien nos hizo darnos cuenta hace ya unos cuantos años de la maravilla que es aquello. El calor se combate yendo otras épocas del año más frescas, como son desde finales del otoño hasta mediados de la primavera, y el trasiego de gente no es tanto, ya que lo solitarias que son las diversas sierras y sus pueblos del interior alicantino, sorprende cuando se visitan, además, si se piensa bien, el verdadero trasiego se concentra según uno se va acercando a la playa, y, obviamente, los aquí senderistas prefieren mil veces la salvaje caliza a la ardiente arena o las pozas fluviales al cálido mar, como la Turia a la Cruzcampo o la Paulaner a la Heineken.



En este caso, Dani nos iba a enseñar su sierra preferida alicantina, a la que yo, acérrimo seguidor de su blog, tenía muchísimas ganas de conocer. Estamos hablando de la Serrella, aunque en la entrada esta no vamos a andarla todavía. Y eso es porque Maru y yo salimos de Cuenca con nuestra furgo, disponiendo de 4 días por delante para empaparnos bien de la caliza alicantina. Como este primer día Dani aún no había bajado de Castellón, Maru yo hicimos una pequeña ruta en Parque Natural de la Sierra Mariola, más en concreto, cerca de la populosa ciudad de Alcoy, dónde íbamos a recorrer el espectacular Barranco del Cint, primero por arriba y luego por dentro. 

Por lo pronto, vamos hasta Alcoy, dirigiendonos en concreto al Área recreativa del Preventori, dónde sale nuestra ruta.

En una de las paredes del edificio del Preventori veo y establezco esta conexión poco espiritual, más demoniaca que celestial.

                       La cuesta empieza ipso facto asomándonos a pequeños puntales sobre Alcoy.

Hasta que llega a un puntal más prominente, donde despuntan dos cosas: Esta enorme cruz metálica.

                                             Y la peculiar ermita de San Cristofol.

 Dibujada y pintada sus paredes interiores por un grupo de jubilados y pensionistas de Alcoy.

                                       Debajo nuestro se despliega la ciudad de Alcoy.

Despues de la ermita, el camino se torna senda que nos lleva en subida progresiva a los bordes del barranco del Cint.

       El barranco tiene un km de longitud y desde aquí arriba se ve así de espectacular.


                               En dirección de salida se aprecia las casas de Alcoy al fondo.

Si uno se asoma con cuidado, puede verse abajo la senda, algo más de 200 metros de desnivel abajo.


           Maru no es muy amiga de ir tan cerca de estos precipicios con tanto patio de caida.

Aunque lo hacemos para sacar alguna foto a una colonia de buitres leonados que hay allí, en sus repisas inferiores.


Ya hemos llegado llegado a la parte baja del barranco, dónde vemos alguna que otra frondosa masía.

                                          Con su fuentecilla cercana para refrescarse.

Iniciamos el camino de vuelta, viendo arriba los bordes por los que íbamos en las fotos de antes.

 Y entramos en su parte más angosta, donde una calzada empedrada nos va a la llevar comodamente.

                                         Por momentos esto se vuelve majestuoso.

El agua correría muy pocas veces por su interior y eso hizo que esta estrecha calzada fuera muy transitable y utilizada.

                                        Sin duda alguna, el punto álgido de la ruta.


                            Vistazo atrás a esta parte, la más estrecha de todo el barranco.

         Aquí ya fuera del barranco propiamente dicho, con toda esa muralla caliza detrás.

Empezamos a cerrar el círculo de esta ruta, pasando por encima de Alcoy, más cerca del mismo.

                 Nos encontramos cosas curioosas como esta simpática tumba de un gato.

Desde allí se ve imponente alzarse el cordal montañoso - creo que- de la Serrella, donde ibamos a hacer las dos rutas próximas de los dos días siguientes. ¡Se ve poderosa!

La cara de Maru avisa ya de que nos falta poco para el preventori y para tomarnos unas birras por Alcoy, antes de irnos hacia Fageca.

Foto cogida de la página www.parquesnaturales.gva.es, donde se ve el Bco. del Cint desde Alcoy.


El otro paraje, Les Fonts d'Algar, que vais a ver en esta entrada fue recorrido el último día cuando Maru y yo ya nos volvíamos para Cuenca e hicimos noche muy cerca de este lugar para, a primera hora, visitarlo ¿Y porqué lo hicimos así? Pues porque este paraje puede ser uno de los más visitados de España (se encuentra solamente a 15 km de Benidorm). ¡Qué horror, se dirán! ¿Y qué hacen los de Magia Serrana visitando un lugar de esos?

Lo primero, y no menos importante, es que este lugar rezuma belleza por los cuatro costados. Estamos hablando del caudaloso nacimiento del río Algar en el término del pueblo de Callosa d’en Sarrià, que ha creado un modelado kárstico en su discurrir, a traves de pozas y cascadas. Al calor de la belleza del lugar ha crecido todo un feo entramado de bares, restaurantes y hoteles para aprovechar las constantes visitas durante todo el año. 

Y lo segundo, es que Maru y yo, al dormir por allí cerca, nos presentamos (la entrada vale 3 euros) en la puerta del sitio, recien abierta. Es decir, fuimos los primeros y vimos el paraje en soledad, completamente solos. Cuándo salíamos por la puerta, empezaron a llegar otras gentes.  Así sí, apreciados lectores; de hecho, estas fuentes nos encantaron, tanto como no encontrarnos a nadie. 

Para acabar, nos bajamos a almorzar/comer al bonito pueblo de Altea y directos a casa. Como ven, en esta entrada hemos visto la ruta del primer día y la corta ruta del último día, y entre medias unas fantásticas mini vacaciones en la montaña alicantina de mano de uno de sus mayores expertos.

Un paseo provisto de puentes y pasarelas nos va a llevar remontando el cauce del un recien nacido río Algar.

                                        Y nos van asomando rincones tan chulos...

                                                                   Como esta cascada.

                             Como buen curso alto de un río, parte del sendero es hacia arriba.

                                                 Se van sucediendo lugares idílicos.

                                        Como esta este extraordinario tramo del rio.

De profundidades de las cercanas sierras de Bèrnia y Ferrer surge este manantial constante todo el año.

A lo largo de la Historia, en un comarca tan arida como esta, las Fuentes del Algar fueron un oasis, y por ello muy preciado.

Desde la época medieval de aquí nació un ingente sistema de acequias de riego y molinos, y también hubo numerosos conflictos por su control.


Entre los siglos XIX y XX hubo un proyecto de hacer un embalse y un gran canal para abastecer a la ciudad de Alicante. Proyecto que de materializarse habría acabado a medio/largo plazo con la riqueza hídrica del lugar.


A mediados de los años 50 comenzaron los primeros turistas que llegaban en burro. Comentar que justo despues de este paraje hay un moderno sistema de bombeo de agua que sirve para abastecer todo el sistema tradicional de riegos, por que se han mantenido el uso turistico del lugar y el uso de riego para la comarca, muy reconocida por los nísperos.

              Un espectacular bosquecete de adelfas nos acompaña por su margen derecha.

            La senda tiene dos o tres tramos en que hay que salvar las aguas por las piedras.

                                        Hasta que llegamos al sitio puro, al km 0 del paraje.

                                         El espectacular desfiladero donde nacen las aguas.

             Imponentes las paredes de estrecho, levantandose más de 1oo metros de desnivel


  La excursión termina aquí, pero poder explorar el desfiladero a nado para ver el punto exacto dónde mana más agua seria increible. A estas horas de la mañana, el fresquete era importante.

                                       Volveremos por otra senda que lo hace a más altura.

Muy interesante lo del color del agua, que guarda unos tonos azulados, distinto del verde río que nos podíamos esperar.

                                  Ya estamos en Altea, que tiene sus bonitas calles encaladas.

                                     Y bien empinadas, con vistas a la Sierra de Bèrnia.






               Cuando coges altura, se otean vistas buenas con el Penyal d`Ifac al fondo.

                         O al sur, con la Sierra Gelada, separando Altea de Benidorm.


                  
 En la próxima entrada ya entraremos más en materia con la primera de las rutazas por la Serrella, con el amigo Dani de cicerone. Además, veremos a él y a Maru en acción, y no cuento más por ahora, jejeje.

                                                    ¡Hasta la próxima!

Comentarios

  1. Hola Toni.

    No podría estar más contento, pues en el mismo día he sido mencionado en dos blogs diferentes, en el tuyo y en el de mis amigos gaditanos Fran e Isabel. Y por lo que dices al final parece ser que voy a seguir siendo protagonista de Magia Serrana en las dos próximas entregas, que ya me estoy oliendo las fotos que vas a poner, y me entra el ansia viva por ver que jocosos comentarios pondrás acompañándolas jajajaja. Y hablando de comentarios jocosos, qué buenas esas referencias cerveceras que haces al final del segundo párrafo y en la foto del Preventori jajajaja.

    Viendo tus fotos, y habiendo hecho también esta ruta, encuentro ciertas similitudes entre Alcoi y vuestra QNK city, dos grandes urbes, muy parejas en cuanto habitantes, con la montaña caliza justo al lado, en la que casi sin necesidad de coger un vehículo puedes disfrutar tan espectaculares como este Barranc del Cint, con gyps fulvus incluidos. Cuando me dijisteis que os recomendara una ruta para vuestra llegada no tuve dudas de recomendaros esta, por que sabía que os gustaría mucho.

    Les Fonts de l'Algar no las conozco, pero si que he estado... No sé si te lo he contado alguna vez, pero Eva y yo fuimos a visitarlas una vez que estuvimos pasando unos días por la zona, en plan casa rural. Cuando llegamos nos fue imposible aparcar, y para colmo se respiraba un ambiente de mercachifle entre los guardianes de los parkings de los restaurantes que "pa" qué... A saber: "si aparcas en nuestro parking y comes en nuestros restaurante, entrada gratis", y cosas por el estilo, todo al mejor postor... Nos avasallaron de tal manera que salimos de allí escopeteados y sin visitar el paraje jajaja.

    Muy buen cierre de reportaje con la visita a la bella Altea.

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      Si te te menciona en diversos sitios sera por algo, amigo ;-)

      Que ya te aviso que la próxima entrada te sacara unas cuantas sonrisas. A Maru se las he sacado, pero eso sí, os meto caña, jajaja.

      Si la verdad que Alcoi tan pegada a la caliza hace que sea salir de casa y subir para ver la ciudad desde arriba. Oye, nos gustó mucho la subida a ver el Castell de Castro. Ya sabes que los castillos roquedos es otra cosita más de la naturaleza que nos pirran.

      En cuanto al Algar, dejamos la furgo en el primer parking que vimos, que estaba vacío, y fuimos andando hacia el lugar, pasando a su vez, por todos esos hoteles y restaurantes con los carteles de visitas, excursiones, comidas, los packs y pensábamos que aquello era un horror. No sabíamos que aquello era tan tan tan turístico. Posiblemente de haberlo sabido, no habríamos ido, pero como estábamos allí solos, con todo cerrado todavía, nos dijimos que esa era la nuestra, que la ocasión no la ibamos a tener muchas más veces, y así fue: recorrimos el paraje en soledad y lo disfrutamos.

      Un abrazo.

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