Una de las rutas que tenía claro que quería hacer en estas vacaciones pirenaicas francesas es la que vais a ver a continuación. Nos vamos a pueblo de Mont Louis, no muy lejos de donde hicimos la ruta anterior, ya que de allí sale la unica carretera que nos lleva al Lac de Bouillouses, desde donde empieza la ruta de hoy. El plan inicial era recorrer el sistema lacustre que alimenta en parte este Lac que es, hoy en día, un enorme embalse y subir al Puig Carlit (2921 metros). Al final, como verán en las fotos y la crónica, hacer cima se puso complicadillo, pero no supuso problema alguno, ya que, para un lagunólogo, ibonfilo o estanyamante como yo, el empacho lacustre de este comarca pirenaica francesa fue todo un festín para los sentidos. Y hablando de sentidos, habría faltado el sentido del tacto y catar estas aguas en cualquiera de los muchos lagos que había, pero de haberlo hecho me habrían bajado a Mont Louis con una hipotermia de narices, ya que el día estaba bastante fresco y estas aguas no eran precisamente termales.
Por otro lado, y ya desde hace unos cuantos años, un gran golpe de suerte vital ha sido conocer a una serie de amigos montañeros como son Dani, Santi, Javi Nieto, David Bonilla o Esther y algun@ más. En sus blogs o en los momentos con ell@s son los que nos han hablado de otras rutas, otras montañas, otros ríos, otros bosques, senderos desconocidos y yo, como buena esponja, no solo cervecera, he ido guardando en mi cajita de rutas pendientes todas estas enseñanzas y, poco a poco, junto con Maru, hemos ido conociendo muchos de estos sitios, como puede ser esta ruta de la boucle des 12 étangs du Carlit que vi hace mucho en el blog de David, y luego también en el de Dani.

Al principio pensaba iros poniendo todos los lagos con sus nombres, pero pienso que no tiene mucho interés para el lector de la entrada. Además, esto es un despiporre lacustre, pues todos unidos por los cauces fluviales donde desaguan unos a otros, para hacerlo al final en el Lac de Boullouses, creando un paisaje fluvial de órdago. La ruta es una circular que recorre los lagos de mas baja altitud, luego entra en el macizo del Carlit, donde subiremos un poco en la ladera de esta montaña (en las fotos contaré cómo estaba aquello) y volveremos por los lagos de más altitud, donde veremos el fantástico fenómeno del lago con nieve helada recordándonos un poco, y salvando las distancias, a los extintos glaciares pirenaicos.

La noche la pasamos en el area de caravanas de Mont Louis, que os enseñaremos a la vuelta. Amanece, tostada de tomate, aguacate y huevo duro de salado, y la riquísima torta alcarreña de dulce, y hacemos en furgo los 15 km que hay hasta el Lac de Bouillouses.
Como ven, el día empezaba con llovizna pertinaz, que para nada influia negativamente en nuestro ánimo.
Pasamos por debajo de la gran presa que sujeta las aguas de este lago embalse.
El Lac de Boulluises se asemeja a un pequeño mar interior.
Comenzamos a subir, teniendo cuidado con las resbaladizas piedras.
Vamos dejando atrás la presa del lago.
Nos aparece el primero de los lagos.
Con su nombre, y las diferentes advertencias y prohibiciones.
Voy en busca de otras vistas mas inusuales de estos lagos de montaña.
El siguiente es más grande aún; ademas con ...
Rocas diseminadas a modo de islotes.
Cuando veo ibones de montaña, me gusta buscar sus desagües, tanto de entrada si los tuvieran, como de salida, que los suelen tener todos, a no ser que sean endorreicos, cosa no usual en la alta montaña.
No es usual, pero se puede dar en los Pirineos, como este precioso Lac d'Ayous, el de Roumassot en concreto, donde la cubeta es cerrada por todos los sitios, no desagua agua hacia abajo. Y eso es así, por que el agua se va por una sima que hay en su fondo (a 16 metros), y que se ha llegado a investigar en parte por espeleobuceo.
Atención que hay tenemos la 1ª vista del macizo montañoso dónde está el Carlit.
Mucha niebla vemos allí. De todas formas, nosotros avanzaremos para ver más adelante.
Lanzando el zoom al fondo, se ve la cosa como que muy invernal. Aquí empece a dudar de que pudiéramos subir, ya que, además, nos dejamos los crampones en la furgo. Ya, ya, ya sé que es algo imperdonable y estuve un buen rato jurando en arameo, pero ya no podíamos volver.
Por lo pronto, nos sale otro gran lago con esa montaña delante, el Tossal Colomer.
Vamos a bordearlo, no teniéndolo fácil ante la cantidad de agua por todos los lados.
Y también saliéndonos las primeras manchas de nieve.
La parte de desagües del Estany Llong al Estany Llat.
Con sus puentes necesarios para poder seguir avanzando.

Hasta ahora la ruta era bastante llana y ahora es cuando comienza a subir.
Echando la vista atrás y viendo otro lago más por el que no pasaremos.

Entramos en modo más invernal, ya que dejamos atrás los lagos.
Bueno, atrás no, abajo, a la derecha se van quedando más.
Esas dos personas con las que coincidimos y charlamos nos dijeron que se daban la vuelta sin subir a la cima. La niebla como se puede ver es muy densa y el frío por aqui bastante respetable.

Realmente nosotros tampoco haríamos cima, pero, por lo pronto, seguimos subiendo.
Todas las señales que nos llegaban no eran propicias para aventurarte a hacer la cima.
Empezando por la nula visión de la parte alta del Carlit. De todas formas, en la entrada de Dani subiendo al Carlit ví que la subida a la cima tiene un tramo de chimenea en el que utilizar las manos, senda en parte descompuesta y ambiente aéreo con patios de caída. Queda claro que esta montaña, Maru y yo, si la queremos subir alguna vez, debe ser un día claro y despejado mucho más veraniego.
Pero por lo pronto estamos disfrutando mucho de lo que vemos. Al momento nos asoma la senda en diagonal que accede a la montaña, que pasa por dos neveros. ¡Ays, los crampones!
El primer nevero se ve bastante fácil de cruzar.
El 2º, más arriba, tiene ya aspecto más serio, con una buena pendiente.
Entramos en el 1º, que se cruza sin complicaciones.
Eso sí, el tiempo empeora por momentos y yo lo disfruto a tope.
Maru va ahi toda seria y concentrada.
Qué pequeño nos parecía el nevero desde abajo, pero ya vamos llegando a su final.
Vistazo atrás, donde vemos al fondo los lagos por los que volveremos.
En este punto entre neveros coincidimos con otra pareja que también se volvía sin seguir la ascensión.
La pendiente de la ladera de este 2º nevero al que nos acercamos es más imponente.
Pero no os quiero dejar sin ver el Carlit, y ahí va una foto del blog de Dani Ver aquí . Al acabar esa senda de la izquierda estaría ese 2º nevero. Al fondo se ve la cima.
Otra foto de Dani un poco antes de llegar a la cima.
¡Y porqué no os voy a enseñar la cima? Bueno, mejor dicho, nos la va a enseñar Dani, que queda aquí inmortalizado en lo alto. ¿Quién mejor que nuestro amigo y guía para mostrarnos lo que para nosotros se tornó imposible? ¡Moltes gràcies, amic!
Nosotros seguimos hacia abajo, fijándonos en los mil detalles de cómo va afectando el deshielo al nevero. La nieve de toda la izquierda aguantará más tiempo, ya que el cauce de ese lado se ve seco todavía, al no haberse desecho el hielo.
O cómo, una vez desaparecida la nieve, aparecen surgencias que alimentan los ibones y ...
los arroyos de montaña que exudan magia por todos los lados.
Estos etangs, los de más altitud, los vamos a ver más detenidamente.
Porque los neveros aún subsisten amarrados al lago.
Para acercarnos a ver el nevero debemos ver el mejor sitio para cruzar el arroyo que desagua en el ibón.
Según nos acercamos más impresionante se vuelve.
Una maravilla.
Seguimos avanzando mientras dejamos atrás el gran nevero de las fotos de antes.
Llegamos al siguiente etang, donde nos llama la atención algo.
El arroyo ha creado un tunel debajo del nevero.
Acojonante.
Hiponotizado me tiene esto.
Bajamos al ibón para ver como sale el arroyo del nevero.
No me puedo resistir en entrar en esa boca.
La mini sensación de estar dentro de un glaciar, salvando las distancias.
¡Bárbaro!
Cruzamos por aquí y vamos dejando este paisajes de los etangs superiores.

Un último vistazo a este paisaje cautivador.
Nos aparece un refugio que, bien seguro, le habrá sacado más de uno/a las castañas del fuego, en este caso, del frío. Comenzamos a bajar, con el paisaje lacustre de los etangs inferiores.
Entre puentes..
Y pasos como este
Vamos perdiendo metros
Hasta llegar al Lac de Boulousses, que nos recibe con una estampa distinta a la de la mañana. Un desvío a un hotel restaurante que hay allí. Para tomarnos una cerveza muy rica, llamada Pic Carlit.
Por la tarde, visita al pueblo de Mont Louis, donde ahí fuera de las murallas, al otro lado de este puente, es donde se aparcan las caravanas.
No olvidemos nunca la suerte que tuvimos de no haber nacido hace apenas poco más de 100 años por estas tierras, no tan lejanas, como estos pobres adolescentes, oriundos de Mont Louis, y muertos en las trincheras de la Gran Guerra, todo por la desmedida ambición de unos políticos y unos generales que no llegaron a pisar estos escenarios de muerte, pero sí firmaban ordenes para que fueran allí, y si alguno desertaba, que se le fusilara ipso facto.
En 1659, en la tesitura de las guerras entre Francia y España, se crea la ciudad -con forma de ciudadela militar- de Mont Louis, y forma parte de las Fortificaciones de Vauban, ubicadas en las fronteras de Francia con otros países. En la frontera con España hay dos, de arquitectura militar muy parecida, esta y la de Villefranché de Conflent que veremos en la próxima entrada.
Ubicada en un lugar estrátegico entre el principio del Valle de Conflent (donde haremos la próxima ruta)
Y la Cerdagne/Cerdanya, ese enorme, verde y bello valle pirenaico, que se convierte, en su parte, en el único territorio frances dentro de la península ibérica.
Y terminamos el día con unas ricas pechugas de pollo con ensalada y unas birras negras compradas por allí. ¡Hasta la próxima!
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