EL TORMAGAL DE LOS CORTAOS DE VILLALBA DE LA SIERRA Y LA VÍA FERRATA DEL VENTANO
Por si la borrasca Laurence se hacia fuerte en Uña con la nieve, al poco de amanecer y desayunar me baje con la furgo hacia Villalba, a menos altitud. De la lluvia parecía imposible escapar, pero eso me daba igual. Antes de llegar, decidí parar en el aparcamiento del Ventano y bajar al cañón del Júcar para enseñaros el peculiar lapiaz que se forma en el lado derecho, yendo río arriba. Ahí viene la cuestión, ya que os voy a enseñar un paraje muy famoso y visitado, pero vais a ver otra parte ya apenas conocida. Por lo menos, la 1ª sección de la entrada de hoy.
Ya conté alguna vez que yo venía a los Cortaos de Villalba a
principios de los años 80 acompañando a mi padre, cuando iba a pescar.
¡Imagínense la cara de fascinación de un niño de 8 años atravesando los túneles
completamente embobado! No muchos años después, a principios de los años 90,
veníamos los amigos todos los veranos, día sí, día no, a bañarnos y hacer un Tranco,
refiriéndonos al descenso del río por todo lo que es el cañón del Júcar, siempre a
pelo. La palabra Neopreno, por aquel entonces, era un vocablo que nos sonaba a
chino.
Una vez dentro del cañón en la senda que va paralela al río y transitada en los veranos por cientos y cientos de barranquistas, obviaremos todo esto, incluso los túneles, para subir por los hoscos bordes de cañón y meternos de lleno en un arduo y salvaje tormagal. Algunas sabréis que la bonita palabra conquense para designar estos lapiaces kársticos, estas pequeñas ciudades encantadas, es Tormagal, con clara alusión a tormo. Si vamos a buscar el significado de esta palabra el diccionario nos dice: Peñasco o pequeña masa de tierra compacta. En la Serranía de Cuenca Tormo cobra otro significado con ligero parecido, y es la forma o similar que os muestro en la siguiente foto, el más famoso de todos. De ahí tormagal.
No es un lapiaz este de los Cortaos de Villalba de formas muy moldeadas y erosionadas, pero lo atractivo no es precisamente avanzar entre sus enormes rocas de tamaños variados e infestadas de vegetación, sino hacerlo por los bordes rocosos, admirando, abajo del todo, como un rugiente, verde y caudaloso Júcar avanza raudo. Todo ello enmarcado con un día gris y lluvioso que le daban hoy a las fotos un ambiente de humedad salvaje, mientras al fondo, más arriba, las densas nieblas de la Sierra de Las Majadas amenazaba con bajar a Villalba y engullirme cual trucha en el Júcar, esas que en los años 80 del pasado siglo fue, básicamente y durante parte del año, mi cena diaria hasta tal punto que llegué a aborrecerlas y al jamón o beicon que se le metía dentro (gran invento culinario) yo la embadurnaba bien de ketchup (desesperado invento culinario).
a Así me amaneció el día, después de casi toda la noche lloviendo.
Me doy un paseo viendo lo cargadita de agua marrón que está la Laguna de Uña.
No está nada mal eso de levantarse y ver la Laguna con la Peñarrubia arriba.
La laguna lleva ya varios día desaguando al Júcar allí mismo. Normalmente no lo hace..
Ya que lo hace por el canal a Villalba que lleva también varios días a rebosar
A pie de laguna, en la antigua Casa Cuartel, se está construyendo un Hotel Hospedería 4* que va a convertir definitivamente a Uña en el destino más célebre de la Serranía.
La verdad que su paisaje es realmente bonito.
Me asomo al Júcar que ruge como en sus mejores tiempos. Antes de la construcción del canal, la Laguna desaguaba al río por este lado izquierdo.
Me bajo hacia Villalba. Os pongo una foto antigua hecha desde el canal para que veáis todo ese lado derecho donde está el pequeño tormagal.
Aparco en el parking del Ventano, donde hay una senda que nos mete dentro del cañón, si se quiere evitar el primer túnel.
Según se baja, la vista del Ventano en el estrecho (y donde se encuentra la Vía Ferrata) es muy chula.
Avanzo rápido y antes de meterme en el 2º túnel, me engullo en la empapada vegetación buscando los bordes.
Me empiezan a salir rocas variadas, y mucha humedad en la cámara, que hará que me ayude con el móvil en el tema fotos.
El avance como veis es delicado, tanto por lo resbaladizo de la roca, como por las varias veces que tendré que recular para salvar grietas, huecos y demás agentes "lapiaceros"
Llego al primer saliente. ¡Mecachis! toda la vida viniendo y nunca lo había visto desde arriba. Hoy sin arnés y con arnés. ¿Y ese palo que asoma en la punta de abajo?
Me acerco a ver ese equilibrismo que ha conseguido el palo en la punta.
Foto hecha desde el río, donde, si se fijan bien, en el saliente del medio asoma el palo en equilibrio de las fotos de arriba.
Otro paso clásico del descenso por el río que hoy no está apto para esa actividad del agua que lleva.
Vuelvo adentro a seguir salvando grietas y huecos para ir al siguiente borde.
Claro ejemplo de Tejo roquedo prosperando entre grietas con demás plantas.
El paisaje de estos bordes no defrauda en ningún momento.
Saliendo humo no solo de las cambiantes nieblas, sino de mis cámaras de fotos.
Buscando novedosas perspectivas fotográficas me lo estoy pasando pipa.
Claro ejemplo que no siempre que llueva hay que quedarse en casa o irse a un lugar donde no llueva.
Eso sí, hay que estar dispuesto a aguantar chaparrones que hacían que varias veces guardara cámara y móvil y esperara a que parara un poco. En este inconsciente selfi se nota el frío y la lluvia que hacía y mi concentrado careto.
Sigo el avance viendo la caprichosas formas de la erosión en estos perolos encima de la roca.
Vistazo atrás para ver el tormagal en primer plano y al fondo ya varias cositas...
Apuro el zoom para captar a la Gina esperándome en el aparcamiento del Ventano, con la calefacción.
Más allá se ve el pueblo de Villalba de la Sierra.
El último puntal al que me asomo trae una vista estupenda, donde del lado izquierdo, la sierra de Las Majadas, anda todo el rato entre nieblas..
Que en los arreones de la borrasca, cuando empezaba a jarrear, amenazaban con bajar a dónde estaba yo.
Del lado izquierdo se puede ver todos los salientes a los que me he ido asomando.
Con esta perspectiva tan chula.
Pudiendo asemejarse a la entrada del río en un gran cueva.
Os rescato otra vista de ese punto en época veraniega.
Es hora de volverme, pero en vez de otra vez por los bordes, me meteré por hosco interior en busca de esta tiná, que me llevará más fácilmente...
Al carril que vuelve al principio del 2º tunel y que solo se suele utilizar cuando hay algún accidentado/a en el barranquismo veraniego.
No es de recibo irme de aquí sin mostraros a sus habitantes aéreos entre la niebla.
Y aprovecho el lugar para contaros que el año pasado vinieron a vernos un fin de semana nuestra amiga Esther y nuestro amigo Dani. El sábado el plan era hacer la ferrata del Ventano del Diablo, que no lleva mucho tiempo, pero se está convirtiendo en indispensable para todo ferratero/a que venga por estas tierras. Yo no me puedo considerar uno de ellos, ya que esta, concretamente, es mi 2ª vía ferrata, después de la de la Cascada de Sorrosal en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Pérdido, Pero Esther y Dani sí, llevan ya muchas vías a sus espaldas y quién mejor que ellos como guías para hacer la ferrata y disfrutarla.
Cuando digo disfrutar es real pues verán en mi cara que me lo pasé en grande. A mi favor decir que, por un lado, tengo lo que se podría llamar un vértigo al revés. Ya que me encanta la adrenalítica sensación de asomarme a los bordes, de sentir el vacío abajo. Por otro lado, mis años de espeleología bajando, reptando, y saliendo de profundas simas como las Juanas de Valsalobre, las Palomas de Valdecabras, y algunos barrancos han hecho que algo de experiencia atesore en estas lides de cuerdas, arneses y resoplidos.
No pondré mucho texto con las fotos de la ferrata al no saber apenas la nomenclatura de esta disciplina, pero que sirvan para mostrar la belleza de este rincón tan chulo de la Serranía de Cuenca.
¿Elon Musk? ¡Dios me salve! Algo le estaré explicando a Esther de los alrededores de la Ferrata.

Posturas ferrateras.

De estar muy cerca del agua del Júcar a tirar para arriba ganando altura.
Después de la Ferrata nos acercamos a la parte del Tranco para que Esther lo conociera y ahí coincidimos con una excursión que iba bajando el río entre saltos y rápidos.

Ahora tocaba bajar a Cuenca a comer y ver cosas frikis como esta moto jamonera.
Y tomarnos unas gloriosas Paulaners.
Y unas pizzas caseras riquísimas.
Por la tarde, antes de subirnos a dormir al monte, vimos un espectacular video mapping en la desacralizada Iglesia de San Miguel en la Plaza Mayor.
¡Hasta la próxima!
Una pasada Toni, como todas tus entradas.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Encantado que te gusten.
EliminarBravo por esta nueva entrada, fantásticas vistas del rio Júcar con este día lluvioso. Con respecto ha tu traducción de tormagal, está muy bien, yo lo tengo muy claro lo que es un tormagal, como tu bien dices en la serranía esa palabra es bien conocida y usada con mucha frecuencia. Hablado de Majadas te saltaste la visita ha los Callejones, con el día tan lluvioso también tendría su encanto y menos peligroso. Para mi ha sido toda una sorpresa tu afición por las vías Ferratas. Otra manera de disfrutar de las vistas y de la naturaleza. Se me olvidaba decirte que las fotos del rio son muy chulas, yo las he visto mochas veces asomado al ventano, y el final también con una cerveza en la mano. También me alegro que ya estés en plena forma. Saludos cordiales: Félix
ResponderEliminarHola Felix.
EliminarPues sí ya estoy al 100% y bueno esta afición a las ferratas no es mucha, pero yo todo lo que esté relacionado con el monte es muy fácil que me aficione.
Cualquier tormagal, sean los Callejones y otro estarían de escandalo, pues, además, tanta lluvia y humedad hace que en sus rocas y grietas salgan mucha exuberancia de verde.
Un saludo.
Hola Toni.
ResponderEliminarRecuerdo que tras la ferrata cuando cruzamos los túneles y bajamos a orillas del Júcar, que nos hiciste ver ese madero. Mi teoría al respecto, y ahora que lo he visto desde arriba, es que alguien bajase rapelando desde la parte alta al río, y anclase ahí ese madero para que la cuerda no rozase con la roca. Otra explicación no le veo.
Ese tramo del río, tanto visto desde arriba como visto desde abajo, es soberbio. Fue un bonito complemento a la vía ferrata, que en su tramo horizontal, el que hicimos, me pareció fantástica, y ya no por su dificultad (eso es lo de menos), sino por el entorno, y el hecho de ir oyendo el sonido de las aguas del Júcar rebotando en las paredes del cañón.
De esta visita, ya sabía de antemano que a nivel excursionista y gastronómico iba a estar, como de costumbre, a un nivel muy alto, pero lo que si fue fue una inesperada sorpresa fue ese espectáculo de luces en la Iglesia de San Miguel. Magnífico!!!
La gorra MAGA, el saludo de Musk... Te veo cambiando a Gina por un Tesla y afiliándote a la asociación nacional del rifle jajajaja.
Un abrazo.
Hola Dani.
EliminarPues es una explicación plausible a un asunto un poco raro. Cuando estuve arriba vi que el palo estaba muy muy en la punta. Que peligroso llegar allí, aunque, si tu teoría es la verdad, llegarían a esa punta ya asegurados desde un poco más arriba, más o menos, desde donde hago yo la foto.
Si si lo de la Iglesia fue una buena sorpresa que, incluso a Maru y a mí, nos encantó. Luego el ir a dormir en lo del Tío Cogote también estuvo guay, aunque el domingo se nos torciera el día un poco.
Un abrazo.