DE FREDES AL PORTELL DE L'INFERN EN LA TINENÇA DE BENIFASSÀ

 

En el año 2022 fuimos a visitar unas sierras que se engloban en los vértices coincidentes de Tarragona/Teruel/Castellón. Una zona que llevábamos Maru y yo queriendo conocer desde hace tiempo, pero, entre unas cosas y otras, se iba posponiendo. Para los que no lo saben, estas 3 provincias ocupan tres comarcas naturales de gran belleza, Els Ports (Tarragona), Puertos de Beceite (Teruel) y la Tinença de Benifassá (Castellón). Nuestro ambicioso plan en esas minivacaciones fue, al menos, hacer una ruta en cada una de ellas para conocer un poco aquello. Pudimos hacer rutas que ya enseñé en este blog en Els Ports y en Beceite, pero la planeada en la Tinençà la tuvimos que abortar, pues daban un viento excesivo, nada recomendable para rutas por zonas rocosas y expuestas.

No hay mal que por bien no venga, y ese supuesto contratiempo hizo que pudiéramos profundizar un poco más en la zona de Teruel y Tarragona, dejando la Tinençà para otra ocasión posterior. Ocasión que se presentó dos años después, en el 2024, y que os voy a enseñar en estas entradas.


 

La entrada al macizo de la Tinençà por la carretera de la Sénia ya es todo un espectáculo, a lo que se suma la visión de cómo se abre el valle donde la capital de la comarca, la Pobla de Benifassá, reina, en el medio del mismo y en lo alto de un cerro. Nuestro destino es saltar a otro valle contiguo más pequeño donde está la pequeña población de Fredes, donde empezará nuestra ruta circular en la sierra de este pueblo, donde veremos el Salt de Robert, el Portell de L’Infern y la espectacular Cova de L'Aire (foto de arriba).

Pero voy a dejar de hablar de las características geográficas y naturales del lugar, pues ahora toca hacerlo del elemento humano, el lado subjetivo, pues esta ruta fue el encuentro y reencuentro de un grupo senderista de 5 personas, 5 amigos; por otro lado, cifra ideal para andar por el monte.

Dani y Esther vinieron en la Jalapeña desde Betxí y Valencia, Maru y yo con la Gina desde Cuenca y la sorpresa que nos tendieron a Maru y a mí fue la inesperada aparición desde Castellar del Vallés (Barcelona) de David Bonilla y su Chicholina. Mil veces había tratado con él virtualmente (y, más aún, debido a sus raíces conquenses), pero no nos conocíamos todavía en persona. 

En resumidas cuentas, un grupito humano muy coincidente y con ganas de pasar un día memorable, que fue lo que a la postre se culminó con ese final guinda del día entre furgos, cervezas a mansalva y horas y horas de risas y charlas sobre lo divino y lo humano.


        Ya estamos en Fredes donde nos hemos juntado todos dispuestos a empezar la ruta.

La ruta comienza en descenso pasando por un tramo de bellos tejos que contrastan con el Boj sin hoja alguna causada por una oruga que no conocíamos y que, viniendo nosotros de una sierra muy abundante en boj, nos causó verdadero miedo. Las temperaturas medias más cálidas de lugares como esta comarca es acicate para este bicho. También hay un hongo que mata al boj, y que necesita que esté en zonas con mucha humedad, como pasa en Galicia, por lo que no corren buenos tiempos para este bello arbusto en tierras y sierras del litoral o prelitoral.


                
No tardamos mucho en llegar a tramos bruscos de desnivel mientras la paredes se ponen firmes.

De hecho, nos ponemos justo debajo del paredón que conforma el Salt de Robert, donde en época lluviosa cae una hermosa cascada.

                               Obviamente, Dani y yo no nos podemos quedar abajo.

                         Y subimos a explorar esas fajas que se crean a mitad del salto.

                    Aquí podemos ver a nuestros amigos a ambos lados y calibrar mejor el lugar.


                                                Un lugar precioso este Salt de Robert.



                              El tramo inmediato al Salt es espectacular hacia delante..


                                                                Como hacia atrás.

Después de muchas y muchas conversaciones virtuales y blogueras durante años por fin nos juntamos los tres en vivo y en directo.

 Maru saliendo de esta bella l'Ombria del Salt, mientras arriba se ve un gran hueco en la roca.


La Cova de L'Aire, otro de nuestros puntos álgidos de la ruta, pero aún queda muy lejos, pues llegaremos a ella desde el otro lado.


Por lo pronto, allí aparece, en un entorno precioso de agujas y formaciones pétreas, la casa forestal de la Tenalla.


                                                   Ahora nos toca un tramo de pista


Donde ya podemos avistar encima nuestro la enorme abertura que hace el Portell del l'Infern.


                                                La brecha de Rolando castellonense.

                
Un pequeño descuido, producto de la amenizada cháchara que llevamos, hace que nos confundamos de pista forestal y tengamos que recular y atajar.

      No obstante, estando Dani, David y yo juntos, que mejor que celebrarlo así, al rico y arduo trochemoche.

               
                Ya estamos en la pista buena, donde nos acercamos bastante a la caliza.

                               La formaciones que se ven son inagotables y de gran belleza.

                  
                                                    Me encantan los perfiles rocosos.





          Ojo, pues comenzamos a girar hacia la derecha mientras el paisaje se vuelve brutal. A la derecha.....


                           Asoma el Pont Foradat al que iremos a visitar al día siguiente.

Este punto requiere de mucho slow mountain, y quedarse un rato apreciando los mil detalles rocosos.

                               Estamos ante la Mola Aixada y el Morral Desplegat.   

Selfie bueno para celebrar este empape del ADN Els Ports, como diría Dani.

Al lado del Pi Pastor hacemos un ligero pinchito, antes de afrontar la subida hacia el Portell.


   Subida por el pinar donde, al haber cobertura, el movil de alguien sonó varias veces..jejeje.


                                             Aquí David, en acción, dándole al macro.


                             A punto de llegar por esta parte de atrás al Portell de l'Infern.

  Un poco antes de atravesar el Portell cogeremos un sendecita que se pega a la pared rocosa.

Poniéndonos en la vertiente por 1ª vez en la vertiente norte de la Serra de Fredes.

                              Oquedades y recovecos donde mis compis posan para mí.


                                               Y con tramos realmente espectaculares.

Donde la vaca Antonia calma su excesiva sed dejando seco el gamellón y pensando en otro líquido elemento.

Todo para llegar a la Cova de l'aire. ¡Ojo! comparen a mis compis con las proporciones de la cueva.

                  
                                                          En horizontal o en vertical.

                      
Desde el borde de la cueva vemos ese fraile que al haber venido pegado a la pared se nos había pasado.


                                Y que merece un buen par de fotos por su monumentalidad.

                                                      Al haber gente se torna más chulo todavía.

                               Pero entremos en la cueva, pues grande se aprecia, aunque...

      es cuando pones las espaldas de este mozo cuando se nota su tamaño.


             
           Coñas aparte, ahí tienen a ese otro figurante puesto a huevo para calibrar esto.


                             Maru y yo también queremos participar de este festín visual cavernoso.


                        
                                       No me canso de mirar las muchas perspectivas del lugar.

                              Salimos de la cueva y aún vamos a seguir un poco para adelante.

                       Pues vamos a comer ahí mismo, bien cerca de los bordes rocosos.

     Volvemos hacia atrás, y nos ponemos en el Portell de L'Infern (foto cogida del blog de Dani)


Por este paso de montaña iba el ancestral camino que unía Fredes con las tierras más bajas de la Tinença y la parte de la Sénia.



                                           Y con unos tramos de empedrado idóneos para andarlo.



                                         Y las vistas no ceden en ningún momento todavía.



               Los amigos Dani y David, el duo Choriburguer, me otorgan postales como esta.


                  
                        El camino nos va sacando y llevando a Fredes por las tierras más altas.



                     Pero antes nos regala esta última visión de este paisaje tan espectacular.



            Que como buen paisaje tiene varias figuras proteccionistas para su conservación.


      También tiene algún que otro buen aficionado ocasional a las motocicletas de toda la vida.


  Y por fin llegamos a Fredes. ¿La Tinença de Benifassà el 51 estado de USA? Nooooo, por favor.


¿Y esto? Jajaja no sé como comentarla, solo decir que fue el inicio de una fantástica y  ligeramente etílica parte de la tarde y principio de la noche.


                                      Detalle de la pegatina de nuestra furgoneta Gina.

                     
                                                    Mis compis en amenizada charla.


       Ahí estamos el equipo al completo ante un festín de comer, beber y charlar durante horas.


    Que efectivamente, y como era de esperar, tuvo efectos colaterales realmente jocosos. ¡Pero qué bien nos lo pasamos!


                                                              ¡Hasta la próxima!


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