Haciendo barrido por rutas que se me hayan quedado
atrasadas, me he topado con dos que son esta que vais a ver y la próxima
entrada que cuelgue. No es de extrañar este caos organizativo y cronológico,
extensión de mi propia personalidad, un poco alocada en estos temas. Con “El
más vale tarde que nunca” como bandera, aquí van aglutinadas en dos entradas todas las actividades del verano del
2023 que se me habían quedado en el tintero. El riesgo que se corre con la confección de entradas con tanto tiempo es que uno ya no recuerda los detalles, incluso confundiendo rutas, pero bueno, es lo que hay. Nos vamos a los
Pirineos, lugar de vacaciones desde hace ya unos cuantos años.
Allí ya llevan Dani y Esther unos días, con dos amigas más
con las que no coincidimos, pues se iban ya de los Piris cuando llegamos
nosotros. Pero si hay una cosa que recordamos Maru y yo de esas vacaciones fue
conocer a Esther, esta manchega asentada en Valencia desde hace ya mucho tiempo, enorme persona, gran
corazón siempre dispuesta a ayudar y a minimizar problemas, que mira que los
tuvieron a pares, pues se les concito una seria de pequeñas calamidades, pero
que fueron solventando una a una.
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Esta es la 1ª ruta que hicimos juntos, y dio la casualidad que fue un día muy caluroso. De esos que de escoger una ruta larga y dura se hubiera convertido en algo durillo y penoso, por el inusual calor. Por eso esta ruta, elegida por Dani fue, a la postre, una sencilla y sorprendente jornada. A estos dos adjetivos, hay que sumar un 3º, espectacular, pues el alto de la ruta, el Comodoto, es una fácil cima a modo de herboso cordal pasarela, dejando a un lado el tremendo Valle de Pineta y al otro el valle de Langurrués. Quién conozco la belleza de estos valles sabrá bien de lo que hablo.
Por alli fuimos cual modelos de Dior, Hugo Boss o Saint Laurent. Bueno, mejor dicho, de Boreal, OS02 o Ternua que desfilan completamente agasajados y hasta acomplejados ante el excelso público que tenemos enfrente y ambos lados de la pasarela, una pléyade de gigantes que nos rodeaban ante los que nosotros y el humilde Comodoto quedamos empequeñecidos. Nos vamos a ir al principio del fiordesco Valle de Pineta, en concreto al caserío de Espierba, pues allí comienza nuestra ruta.
Desde Espierba la senda tira hacia arriba.
Iré intercalando alguna foto de Dani.
Nos vamos asomando a algunas terrazas en mitad de la cuesta. ¡Ojo a lo que se ve al fondo!
Un paisaje único, un visión tremenda ver cómo se levanta el Valle de Pineta.Aprovechamos la sombra y que aún no hace mucho calor para ventilarnos la cuesta cuanto antes..
Y salir al cordal herboso que nos va acompañar a a partir de ahora. Asoma a nuestra derecha el otro valle.
El Valle de Langorrués, donde despuntan un bordas en su empinada ladera.
Tenemos hoy una calima que a la lejanía no nos dejará tener la nitidez deseada.
El cordal va alternando unas vaguadas colgadas muy curiosas hacia el lado de Pineta.
Como tramos chulos de senda hacia Langorrués.
Saco a Dani en conexión directa con nuestro objetivo de hoy.
La silueta piramidal del Comodoto.
La senda nos lleva a subir por su vertiente izquierda.
Nuestro guía speaker nos señala algo..
Al otro lado asoma como cima más alta la Robiñera (3001 m.)
Comienzan las rampas serias.
Y también un paisaje kárstico que nos oculta la visión del valle de Pineta.
Dani lo (y nos) coge desde más arriba.

¡
Quizás quiero poner una cruz de bastones en el Comodoto? o esto es más un ¡¡Vade Retro, Danifer, no me emborracharás en el bar de Bielsa!!
Entre tanta tontería, hay que aplicarse la rampa del Comodoto, que no se queda manca. Cada un@ de nosotr@s lo negocia a su ritmo.
Bella perspectiva del cordal .
Un poco antes de llegar a la cima, la estampa de la Robiñera nos atrae, y por detrás comienza a asomar otro 3000, la Munia.
Os lo pongo más de cerca para ver estos dos tresmiles.Últimos metros antes de la cima o mejor dicho, del balcón, porque ¡ojo! lo que se nos presenta en todas las direcciones.
Precisamente, pegamos el salto para ir al Collado del Añisclo hace ya unos cuantos años. El Comodoto es lo que se ve arriba, a la izquierda.
Claro, la foto de antes es más abajo, ya dentro del valle de Pineta, porque en el collado de Añisclo propiamente dicho, este es el tiempo que teníamos en la travesía pirenaica de la Alta Ruta de los Perdidos.
Debajo de él, queda parte del exiguo glaciar.

¡Qué poca educación, Antonio!. Me he puesto con las vistas, antes de mostrar al equipo en el Comodoto.
Dani mira hacia el lado de Robiñera y Langorrués, pero yo sigo fijándome en lo de la izquierda.
La brutal cabecera del Valle de Pineta, además de no poder subir hace muchos años en la Travesía de la Alta Ruta de los Pérdidos, por abandono de la misma...
Tampoco pudimos subir estas vacaciones, en que estábamos Maru y yo solos, por niebla densa en la parte alta. Aquí se ven las Cascadas del Cinca. Y decir que este año 2025 por fin conseguimos subir al Ibón de Marboré, pero eso ya os lo contaré en otra ocasión.
No se puede obviar el Pico de Marboré y la cresta de los Astazus.
Comenzamos a bajar con vistas hacia la Sierra Chinipro y la Robiñera/Munia. La senda de bajada zigzaguea cambiando rápidamente de vertiente.
Hacia la vertiente de Pineta, mi mente deliraba pensando que en esa preciosa vaguada colgada, a modo de cubeta, hubo un ibón, actualmente colmatado, pero lo dudo mucho, ante lo kárstico que se ve esto. Habría sido de los ibones más bonitos del Pirineo.
Otra buena, y más empinada, pala herbosa es la cara oeste del Comodoto por donde bajamos.
Bajamos por el Paso.
Ahí me tienen más contento que unas castañuelas, con la cabecera del Valle de Langorrués.
En nada llegamos al Cubilar de Petramula, mientras Dani y la Robiñera se echan un serio, a ver quien sonríe antes, perdiendo Dani con total seguridad.
Allí llega la pista de Ruego, buen sitio para comenzar la ruta de ascensión a la Robiñera y a la Munia por ejemplo.
¡Cuidado! Que la cara norte del Comodoto ya no es tan amable.
Allí mismo empieza el viejo camino (y sendero PR) para volver por el margen derecho del valle.
Guapísima esta senda por la vertiente norte de la Sierra de Espierba.
Abajo del todo, el río Real/Langorrués va albergando pocetas, de esas que me daban ganas de bajar y remojarme
La fama del vecino valle de Pineta tapa estos otros valles espectaculares. Vemos que la calima no deja ver apenas los horizontes.
Unas marmotas se dejan cazar con nuestras cámaras.
La senda va alternando tramos tan chulos como este.
E inmensas pedreras.
El paisaje, las ganas de llegar más la chachara pertinente hizo que nos pasáramos el punto para saltar de valle y tuviéramos que recular bastante.
El poco conocido Paso El Grau, un empinada cuesta que con el calor que hacía ya a esa hora se hizo realmente dura.
Pero nos sirvió para atajar y saltar al Valle de Pineta, ya solo nos quedaría bajar a Espierba e irnos a la cercana Bielsa a tomar las cervezas en un bar que nos enseñaron Dani y Esther y del que os hablaré en la próxima ruta.
Os voy a añadir otra ruta más que hicimos esas vacaciones, en este caso, otro día Dani y Esther tenían un plan de barranquismo por la zona, plan que nos venía algo grande, por lo que nosotros aprovechamos para visitar otro de esos lugares emblemáticos de los Pirineos, el Ibón de Plan o Basa de la Mora. Lo que teníamos claro que íbamos a subir desde abajo, desde el pueblo de Plan.
Lo digo porque desde Saravillo sube una perfecta pista forestal al Refugio de Lavasar, y desde allí ya hay muy poco desnivel hasta el ibón, asunto que hace que este sea de los ibones más visitado del pirineo. Pero ello no quita que su belleza sea de las que le dejan maravillado.
Dejamos atrás el pueblo de Plan.
Los primeros compases de la ruta es por un agradable carril que se irá metiendo en el bosque.
En esta parte al principio en ligero ascenso y bajo un húmedo ecosistema botánico.
Donde no nos falta ver arroyos y pequeñas pocetas.
Y al dueño de este blog tardar cero coma en meterse en las frescas aguas.
Los abetos y algún que otro obstáculo nos avisan de que el camino se pone interesante.
En las pedreras se ve muy bien la inclinación que toma la senda.
Ya nos hemos puesto dentro del barranco que sube hasta el ibón.
Que coge proporciones espectaculares.
Con rampas realmente inclinadas, que por otro lado las íbamos buscando.
Subiendo no nos encontramos a nadie, asunto que nos encantó. Le dio a la rutilla ese toque pirenaico original, donde un@ se tiene que ganar el paisaje con su piernas y su forma física.
Llegamos al llano donde se abre el valle y ya nos encontramos la gente que viene del refugio que es donde se llega por la pista.
Con el zoom al fondo saco algunos de los gigantes del Macizo de Cotiella.
El cartel nos dice lo cerca que está el Refugio de Labasar, de donde viene la gente que hay allí.
Pero obviemos a la gente, que tampoco era tanta, y disfrutemos de este precioso ibón.
Vamos a darle la vuelta para apreciarlo mejor.
También conocido como la Basa de la Mora.
Muchas ganas tenía de conocer este ibón.
Detrás del ibón queda toda esta preciosa zona de pastizales.
Delimitado por esas verticales pedreras de la Cresta de Armeña, la Rivereta, Cotiella y demás gigantes.
Giramos para iniciar la vuelta por el otro lado
La vista que dejamos atrás es sublime.
Y la senda bien perfilada por este ibón que está a 1913 metros de altitud.
Otro sitio célebre que tachamos Maru y yo en nuestra humilde carrera pirenaica, va despacio pero inexorable.
Cosa curiosa que la gente no suele apreciar, un manantial permanente que vierte al ibón. No solo es agua del deshielo de los neveros.
Iniciamos la bajada por el mismo sitio visualizando ya el pueblo de Plan.
Hasta aquí la entrada de hoy. Volvemos a Bielsa a reencontrarnos con Esther y Dani y planear la ruta del día siguiente, en que íbamos a saltar a Francia y que nos iba a conquistar por su belleza y también la post ruta cervecera ya en Bielsa otra vez, pero eso es otra historia.
!Hasta la próxima!
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