LOS LAGOS DE BARROUDE, EL EXILIO REPUBLICANO Y LA VÍA FERRATA DE LA CASCADA DE SORROSAL
La siguente ruta que hicimos Esther, Maru, Dani y yo constaba de saltar la frontera por el tunel de Bielsa-Araougnet y entrar en Francia, y en uno de los bruscos recodos de la inclinada y descendente carretera dejaremos el coche, ya que allí comienza la ruta que nos va a subir a ver el Circo de Barroude, donde hay una serie de ibones que queremos ver.
Como tantas otras veces nos dejamos llevar por Dani y fue, a la postre, un intenso día de senderismo pirenaico. Curiosamente, este verano del 2025, hemos vuelto a pasar Maru y yo con la furgoneta por esta carretera y rememoramos aquella preciosa ruta que os voy a mostrar
Han pasado ya dos años desde aquel verano del 2023 y me cuesta acordarme de los detalles del día, pero no de los sucesos, de los intensos momentos del día que los tuvo de todo tipo, desde momentos buenos a otros menos buenos que al final acabaron bien, que además se sumaban a las ajetreadas vacaciones de pequeños percances que venían padeciendo nuestros amig@s del País Valencià.
Un primer momento fue en el inicio de la ruta, a remontar el Valle de la Géla, por un frondoso bosque tuvimos una densa niebla muy sugestiva, de la que estuvimos disfrutando, sobre todo, fotograficamente. ¡Ah amigos! cuando ya salimos del bosque en la zona de pastizales vimos que la niebla era igual o más densa, y cuando ya empezamos con las cuestas más duras, las que nos pondrían en el Circo de Barruode y donde estaban los lagos, comenzamos a pensar que no ibamos a ver nada, una ruta fallida y decepcionante. Pero que mejor que Dani para contarnoslo a su manera magistral, donde entraré en su blog y haré un copia y pega del precioso texto.
Nos surgen así de repente, apacibles vacas que se tornaran protagonistas a la vuelta.
Observo el desagüe de estos Lacs y se me acrecientan las ganas de llegar.
Asoma al fondo el Lac grande de Barroude, y detrás de él....
El extinto Glaciar de Barroude convertido ya en un persistente e ingente nevero.
Con el murallón detrás.
Así de pequeñitos nos saca a mi y a Maru.
Me toca subir a mi, que si no, reviento. Fíjense la muralla imponente encima de Dani.
Estos son los islotes, tanto herbosos como rocosos, que jalonan el lago y lo convierten en un espectáculo lacustre.
Además, hasta que no lo bordeas por sus orillas, no te das cuenta realmente que este Lac es más grande de lo que parece.
No es tan bonito como el anterior Lac, pero si lo enmarcas con la muralla de fondo, toma otro cariz.
Otro momento no tan bueno fue en este punto, cuando un gran rebaño de vacas ocupaba gran parte del verde Valle de la Géla. Había que pasar, sí o sí, muy cerca de ellas, que normalmente se hace sin problemas. La cuestión es que a Maru nunca le han hecho mucha gracia, y para pasar tan cerca de ellas lo pasó realmente mal. Tuvo que hacerlo rodeado de Dani y Esther.
Yo aquí entono el mea culpa pues no vi o no supe ver que este miedo de Maru, al que yo le achacaba carácter transitorio, nada preocupante, con el tiempo se fue agravando hasta desembocar en situaciones nada agradables. De hecho, en aquel momento yo iba hacíéndole fotos de ese paso entre vacas, tan campante y echándome unas risas. Estas fotos no consigo encontrarlas y, quizás, sea lo mejor para no tener que rememorar ese momento tan malo para Maru.
Por suerte, en estos días actuales, Maru ya esta mucho mejor al focalizar su miedo, no en las vacas, sino en los mastines u otros perros más ladradores que suelen cuidar de los rebaños. Y yo más concienciado de las inseguridades de ella en la montaña y más comprensivo.
A ver si os vais a pensar que la montaña y el senderismo son actividades bonitas donde nada malo ocurre y todo es bucólico. También la ayuda de Esther y Dani nos ha venido muy bien, pues ellos también han visto un poco este miedo y su evolución. ¡Gràcies Amics!
Al principio la pastora Esther con los palos en alto nos abre camino, mientras Dani y yo acompañamos a Maru.
Ahora llega el tercer momento que quiero contaros, ya que al finalizar la ruta se puede decir que nuestras pupilas tenían forma de jarritas amarillas con blanco rizado en la parte superior y lo mejor de todo que nuestra base de operaciones era la cercana Bielsa. Dani y Esther dormían en el parking con la Furgo y Maru y yo teníamos allí un bonito apartamento de piedra y madera, todo a dos minutos de un bar llamado la Vita que fue nuestro maravilloso campamento donde recobrar fuerzas y volver a gastarlas, recobrar, gastarlas, recobrar, gastarlas......, y así, entre risas y más risas, pizzas caseras, patatas bravas delicatessen y algún que otro mareillo camino a la piltra, trascurrieron las magnificas tardes veraniegas.
Este 2025 estuvimos otra vez en la Vita cenando Maru y yo después de una ruta y habían hecho cambios que no nos gustaron. En la magnífica terraza ya no se podia comer/cenar; tenía que ser dentro, en plan más restaurante típico, cena romantica, todo en voz bajita.
Con lo que molaba llegar reventados y sedientos, dejar las mochilas debajo de la mesa, comer allí, viendo como iban y venían las gentes, charlar con los de las mesas de al lado, sin problemas de molestar a nadie. En fin, su magníficas patatas bravas seguían siendo top y eso era lo que íbamos buscando.
Una foto en la terraza de la Vita esa misma tarde que volvimos de Francia, donde por mi cara y mis coloretes voy ya bien a gustito.
Ah, y se me olvidaba, esa tarde, después de volver de Barroude, en la Vita de Bieersa (nombre con el que hemos bautizado a Bielsa), entre los efluvios cerveceros, Esther y Dani nos convencieron para que hiciéramos el plan del día siguiente. Visto en retrospectiva, que la Cascada del Sorrosal fuera nuestra primera Vía Ferrata puede parecer algo atrevido, sobre todo por Maru, nada acostumbrada a actividades que le puedan causar vértigo.
Al final, como reconoce Maru, con Dani en la Montaña, hasta el fin del mundo, y haciéndole de perfecto guía, consiguió que fuera una experiencia que Maru y yo nunca olvidaremos; tanto por ser nuestra 1ª ferrata, como por conocer con total detalle otro lugar mítico de los Pirineos, las Cascada del Sorrosal. Nosotros estuvimos hace años, pero en plan turista, viendo la cascada desde abajo y ya está. Con la ferrata se conoce de verdad este espectacular paraje.
Os voy a poner solo unas pocos fotos de cuando hicimos esta ferrata en Sorrosal, emplazando a quién quiera ver el reportaje entero de nuestra experiencia la estupenda crónica que puso Dani en su día. Aquí el Enlace.
Comienza la ferrata. Fíjense en la gente que hay a pie de cascada para calibrar los tamaños.
Esa misma gente nos sirve para ver la espectacular vertical de esta vía.
Probablemente el tramo más delicado es el que tienes que mojarte al caer una chorrera y que Maru solventó muy bien con las indicaciones de Dani.
Y con esta foto, ya acabando la ferrata con la cascada allí abajo y Maru tan contenta, termino el reportaje. Dar las gracias a Dani otra vez por permitirme usar todas estas fotos.
Pero, queridos lectores, como buen concierto hay un último bis, ahí va de regalo un bonus track de estas vacaciones tan intensas, donde conocimos a Esther por primera vez. Ya he comentado que fueron peculiares porque a Dani y Esther le sucedieron asuntos fastidiosos que tuvieron que ir solventando uno a uno.
Por ejemplo este ultimo día de la Ferrata, Esther ya no está, pues tuvo que bajarse prematuramente a Valencia, pero no solo ellos, a Maru y a mí también tuvimos nuestros incidentes como os he ido contando, y uno fue que el día que Esther y Dani se tuvieron que ir al Centro de Salud, Maru y yo, al no poder subir al ibón de Marboré por nieblas densas, decidimos irnos a bañar en las muchas gorgas (pozas) que hace el río Cinca.
Debajo de las Cascadas del Cinca viendo que la parte superior tiene nieblas asentadas toda la mañana. Lo meterte una de las subidas más potentes de los Piris para no ver un carajo como que no es plan que apetezca. ¡Vámonos a bañarnos!
Todo estupendo, nos bañamos en un par y cuando fuimos al tercer baño, creo recordar que en la propia Bielsa, Maru tuvo, al bañarse, un pequeño golpetazo, que al principio nos asustamos mucho, pero luego quedo en nada, bueno en nada nada tampoco. Mi chica estuvo todas las vacaciones con esa marca en la cara a modo de boxeadora senderista.
Este fue el primer sitio donde nos bañamos.
Aquí ya estamos en el tercer sitio, la propia Bielsa, y donde yo estoy saliendo del agua.
Así de contentos -e intactos- salimos en este selfie momentos antes del incidente.
Y ahora sí, hasta aquí ha llegado nuestra crónica de otras vacaciones pirenaicas para el recuerdo.
¡Hasta la próxima!
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