LA CUEVA DEL GARGOL, EL VIEJO ALBERGUE FORESTAL DE CORONILLAS Y LA CASCADA DEL TRAVERTINO DE UÑA
El sábado se presenta con un plan a las 19:00 de ir
a ver a unas charlas sobre música que da el músico Ariel Roth y que a Maru le
encanta. El plan urbanita está montado, pero tenemos
todo el sábado para decidir el plan senderista. Nuestro hijo Nacho dice que se
apunta conmigo. Le ofrezco hacernos un par de cerros de los de Cuenca capital
para meternos un buen tute y coger forma. A lo que me resopla un poco, pues
hace como un mes lo hicimos y las cuestas del 2º Cerro, el de San Cristóbal
(las Antenas) se le atragantaron un poco.
Rápidamente, y antes
que me diga que se queda sobando en la cama, le propongo irnos a la sierra,
concretamente a Uña, que desde el pueblo haremos un poco del sendero del Escalerón
y la Raya que él ya conoce, pero el verdadero plan es ir a enseñarle una cueva aprisco de
ganado, la Cueva del Gárgol y el viejo y abandonado albergue de Coronillas, donde aprovecharé para contarle alguna batallita de abuelo cebolleta, de cuando veníamos aquí de jóvenes. A la
postre nos salió una jornada estupenda y nos lo pasamos genial, ya que se
fueron sumando diversas cosas, algunas harto curiosas.
Para empezar, subimos a la Muela de la Madera por el Escalerón, encontrándonos solo un par de parejas de senderistas, recorrimos un poco de está célebre ruta que nos sirvió para ver y grabar a dos buitres en su buitrera tan confiados y a ciervos y cabras montesas, sin contar como el otoño empieza a engalanar el bello Rincón de Uña. Dejamos el célebre sendero para meternos por dentro de la Muela de la Madera, ya que subiremos a ver la Cueva y de ahí seguiremos subiendo al Albergue de Coronillas, antigua Casa Forestal, y muchos años en estado de abandono.
Triste abandono para el que suscribe estas líneas, ya que cuando éramos jovencitos, una amiga conseguía las llaves del Albergue y nos veníamos en varias ocasiones un grupo de amig@s a asar chuletas y panceta, beber bien a gusto y dependiendo de la época escuchábamos la berrea, buscábamos hongos o simplemente disfrutar del entorno, siempre pasándonoslo en grande.
Comenzamos a andar desde el pueblo pasando por la peculiar casa del Parque Natural de la Serranía, puesta al borde de la laguna.
Rápidamente, dejamos el camino a la piscifactoría y cogemos el sendero que nos va a llevar en ascensión....
Hacia el escalerón, comprobando los primeros brotes otoñales en el Rincón.
Ahí tienen a Nacho esperándome debajo del arco por el que pasa el viejo escalerón.
Un chorrillo de agua bastaba para llenar el gamellón de la fuentecilla que hay en la subida.
Un figurante rojo pasando por la torreta que hay en la senda ve sirve para calibrar.
Una vez en el borde superior empieza el festival de asomones.
Podemos ver como el escalerón aprovecha una parte de los verticales bordes de la Muela más erosionados para culebrear entre frailes rocosos.
De esos senderos que se pueden repetir sin cansarse uno de ver el paisaje.
Siempre me ha gustado hacer este sendero pegado lo más posible a los bordes, ya que tiene mucho tramo de carril más alejado.
Asunto que permite tener más cerca las distintas perspectivas del Rincón de Uña, con la Laguna al fondo.
Los pinos laricios por allí son de unos tamaños bien hermosos.
Aviso a Nacho que no haga ruido y que se acerque sigilosamente.
Dos buitres acicalándose no se enteraron de nuestra presencia y Nacho les hizo fotos y les grabó videos.
A Nacho, como a sus primos, ya les traíamos a hacer este sendero siendo más niños y siempre se lo pasaban en grande.
A los que nos gustan buscar fotos chulas, tenemos un delante el paisaje idóneo.
El querer hacer la ruta por los bordes tiene tramos poco cómodos y delicados, de los que hay que andar con cuidado.
Aquí abajo hay un grieta inaccesible con unos 10 metros de caída.
Toca dejar el sendero y entrar en la Muela de la Madera con sus bonitos (y en esta parte) cuidados pinares.
Llega un momento que desde lejos vemos la cueva en lo alto de la ladera, por lo que subimos la empinada rampa.
La Cueva de Gargol o de Bárbol, señor de los Ents, como decíamos Nacho y yo.
La cueva tiene dos bocas y tuvo que ser un gran redil de ganado desde tiempos antiguos.
Este tipo de cuevas/rediles de tamaños ingentes son muy numerosas por la serranía.
Nacho sacando los últimos vestigios de actividad, con una pequeñas estalactitas que aún goteaban.
Me encantan las fotos ventanales hechas desde las cuevas.
Aunque con el soldado Nacho mucho mejor.
Detrás de la cueva, sale una senda cuesta arriba que, primeramente, nos lleva a esta fuente.
La fuente de Gargol, con esta hermosura de gamellón.
Continuando con los de piedra. No es la Muela un sitio fecundo en fuentes, por lo que esta debiera ser muy necesaria, tanto a estos pastores de las cuevas, como los habitantes de la casa forestal de Coronillas, que esta justo un poco más arriba.
Seguimos subiendo para salir de barranco y en el camino nos topamos con esto.
Menudo casco bélico atemorizante.
Al llegar a la parte alta, nos asoma al solitario y olvidado Albergue de Coronillas.
Antes del albergue juvenil fue la casa forestal de ingeniero de turno. Donde está Nacho recuerdo que sacábamos la mesa y las sillas para montar las comidas.
Esa carnaza (pescado y verdura seguro que no) era asada en esta chimenea. Foto hecha desde la ventana, ya que el albergue esta cerrado por ruina y abandono.
Lo que sí está abierto y siempre lo ha estado en el otro lado de la casa, es el pequeño refugio donde unas decrepitas literas subsisten.
El incendio del 2009 que se llevo casi 10.000 ha de pinares en esta Muela, llego justo al otro lado de la loma que veis al fondo, y fue la puntilla para que el Albergue de Coronillas terminara cayendo en el abandono.
Después, yendo a trochemoche iremos bajando hasta coger otra vez el famoso sendero, ya muy cerca de la entrada/bajada de la Raya. Por aquí, Nacho que está a punto de entrar al ejército y que lleva un tiempo yendo a correr, me dijo que iba a tirar corriendo hasta el bar de Uña y me esperaba por allí.
Lo que no contábamos él y
yo es que ese fin de semana el viernes había sido fiesta en Valencia, aparte había
que huir de las tremendas lluvias de la Dana Alice por aquellas tierras, por lo
que Uña estaba de las veces que más lleno lo he visto. Nacho corriendo y yo andando deprisa tuvimos que ir adelantando familias y grupos, ya que la bajada de la Raya no deja al ser una senda estrecha en su mayor parte. Con paciencia llegué
abajo, a pie de la Laguna y vi que Nacho me llamaba con premura.
Llegamos a las explanadas encima del cañón del Júcar a
tiempo para ver y grabar una exhibición de la BRIF de Cuenca montándose y
volando en dos helicópteros del Gobierno de España. Nunca habíamos estado visto
tan cerca despegar dos bicharracos de estos y fue muy espectacular. Solo nos
quedaba echarnos un tercio y una coca cola en el bar de Uña y cerrar un estupendo día por la Sierra, antes que Ariel Roth nos deleitara con sus vivencias y su maestría con la guitarra acústica.
Del tramo de la Raya os voy poner tres fotos, esta bajando por su espectacular pasillo desfiladero.
Cuando el pasillo termina, se abre y nos deja ver la Laguna de Uña.
Y de la Raya, que me costó un rato sacarla sin casi grupos de gente.
Llego abajo al momento de ver esto. Luego por noche, preguntándole a un conocido, me dijo que él era uno de estos del paripé montado.
La gente que iba bajando de la Raya se iba uniendo a ver esto.
Yendo al bar nos encontramos con la moto Tripi.
Y no es ácido lisérgico lo que pone las sonrisas en nuestras caras, sino el buen rollo después de una ruta tan chula como esta.
Y la otra cosa que os voy a enseñar es otro motivo que han
hecho en Uña para que sea más visitado todavía. Como si fuera poco el aliciente
de la Laguna, del Cañón del Júcar, de los paredones de la Muela de la Madera y del sendero del
Escalerón y la Raya. Está claro que hoy en día es el destino de la Serranía de
Cuenca más visitado, y con razón.
Lo que han hecho es una obra estupenda y que se podría haber hecho antes. Y es tratar de recuperar un poco la cascada que hubo antes de la construcción del canal que lleva las aguas del Embalse de la Toba-Laguna de Uña-Central de Villalba de la Sierra. Para ello, cogen agua de la Laguna y se ha creado una horizontal y bella lámina de agua que vierte constante por las viejas y secas paredes de toba, cayendo al Júcar como lo hacía, más o menos, antes de 1920. Una obra especialmente acertada. A las fotos me remito.
El sistema utilizado coge el agua de la laguna por un canal y otro canal horizontal la suelta en modo cortina continua. En la parte inferior, el verde ya ha naturalizado esa parte.
Según te acercas, la belleza se realza, con el Puntal de San Roque arriba.
Me acerco al otro lado donde esta gran poza jucariana nos recibe.
Para ver donde comienza la cascada en este lado derecho.

Subiendo al coche, me sale esta perspectiva del río, la cascada y el Puntal arriba.
Esa mañana es fresquita, pero, cuando fui, albergaba la esperanza de ver la cascada más congelada.
Voy a entrar por el paso que os digo, algo delicado, por lo que no recomiendo meterse.
Y hoy bellamente ocupado por la cortina de agua de su travertino, como lo fue siglos y siglos atrás.
Fotaza de la Laguna recién hecha la obra del Canal, allá por 1925, y justo cuando dejó de existir la cascada. Fíjense en el muro rectilíneo que represa la Laguna, y de lado a lado de las rayas rojas es por donde hoy cae la cascada recién creada.
Vuelvo a Torri, mi todoterreno, del que me despido con mucho agradecimiento por los servicios prestados.
Han sido 13 años desde que nos lo compramos y ahora lo hemos vendido. Desde que tenemos furgoneta ya no me solía mover por la sierra apenas con él, resultando que, para tenerlo como 2º coche por la ciudad, nos gastaba mucho combustible. Mi padre que llegó a verlo cuando nos lo compramos me aviso que no dejara de andar por mucho coche que fuera. A ver si me iba a acostumbrar a llegar a los parajes en el coche, que hay mucha gente que cae en esa comodidad . Si sé algo con absoluta certeza en esta vida, siempre y cuando me respete la salud, es que el senderismo y la montaña me acompañaran hasta el final.
















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