BREVE HISTORIA FORESTAL DE LA CIUDAD DE CUENCA Y SU SIERRA DESDE TIEMPOS DE ALFONSO VIII




A escasos días del 21 de Septiembre, fecha que se tiene por la reconquista de la ciudad de Cuenca por Alfonso VIII y sus huestes a los sarracenos en 1177, no está mal que recordemos de forma somera como afecto esto a Cuenca ciudad y su Serranía.


Antes de todo, hay que remarcar que Cuenca es el 2º municipio europeo con mayor cantidad de bosques, sino el,  y su superficie es de 911,06 km2, aunque en otros sitios veo que la superficie viene estimada en 529,06 km2, traducido a hectáreas, serían unas 53,000 ha.

Esta curiosa circunstancia viene dada desde hace más de 800 años. Vamos a intentar explicarla a grosso modo.


Aproximadamente, el rey Alfonso VIII  a los doce años de conquistar la ciudad de Cuenca, en agradecimiento por el concurso de los conquenses en la conquista de la ciudad y convertida ésta en corte y residencia, le otorgó su célebre Fuero, que en su texto original dice: “En primer lugar, doy y concedo a todos los habitantes de la Ciudad de Cuenca y sus sucesores, Cuenca con todo su término; es decir, con sus montes, fuentes, pastos, ríos, salinas y minas de plata, de hierro o de cualquier otro metal”
Este privilegio fue confirmado sucesivamente por reyes posteriores.



                                      Alfonso VIII conquistó Cuenca a la edad de 22 años.




A finales del siglo XIX, varios pueblos de los que antiguamente componían las villas y aldeas de la Sierra de Cuenca (132 Villas), pidieron, fundándose en la Escritura de transacción de 1744 aprobada por el rey Felipe V, el aprovechamiento gratuito de los pastos de la Sierra por la Mancomunidad del mismo nombre. Después de una larga lucha entre el Ayuntamiento de Cuenca y dicha Mancomunidad, fue reconocido este derecho a favor de esta última.

La Mancomunidad, animada por el éxito alcanzado, se propuso disputar al Ayuntamiento de Cuenca la propiedad de los montes que constituyen dicha sierra.


A pesar de estar desde tiempo inmemorial Cuenca en posesión de los montes que constituyen su Sierra, aún no se ha dicho la última palabra sobre su propiedad y existe un largo historial de pleitos y cuestiones que siguen sin resolverse.

Dicha escritura de transacción de Felipe V viene a aseverar, entre otras cuestiones, que: “Para los pueblos el suelo y para Cuenca el vuelo”; lo que viene a traducirse qué para Cuenca el aprovechamiento de la madera y para sus pueblos los pastos; ya que dicha Escritura se otorgó a favor de la ciudad de Cuenca, los pueblos, villas y aldeas de su Suelo y Tierra, y la Cuadrilla de Ganaderos.


Dichos montes de la Sierra de Cuenca sobre los que en algunos se dirimieron disputas son:  Ensanche de Buenache, Cerro Gordo, Entredicho, Fuencaliente, Garcielligeros, Huesas del Vasallo, Muela de la Madera, Pajarejo, Picuerzo, Prado Ciervo, Pie Pajarón, Sierra de las Canales, Sierra de los Barrancos, Sierra de Cuenca, Sierra de Poyatos, Solana de Uña, Ensanche de las Majadas, Tierra Muerta, Veguillas de Tajo y Sierra de Fuertescusa.

                                       Monte Ensanche de Majadas (Las Majadas)



                                                  Monte Muela de la Madera (Cuenca)




En la actualidad, la Mancomunidad de Pastos de la Sierra de Cuenca es la beneficiaria de los pastos  en el territorio serrano y el Ayuntamiento de Cuenca, el dueño del vuelo de los montes que integran su territorio-


Sobre el siglo XVI y XVII se dieron los  Ensanches que eran solicitudes que los ayuntamientos de los pueblos y villas de la sierra de Cuenca, hacían al Ayuntamiento o Concejo de Cuenca para agrandar su termino, debido principalmente a aumento de población de dichos pueblos con las necesidades de subsistencia vecinal que vienen parejas, y/o al interés económico. Muchas de estas solicitudes solían acabar en pleitos. Hoy en día, en el mapa topográfico refleja estas circunstancias, como por ejemplo el Monte Ensanche de las Majadas, propiedad del ayuntamiento de este pueblo, o el Monte Ensanche de Buenache, propiedad del Ayuntamiento de Cuenca. En otros sitios de la sierra de Cuenca se le conoce como “Entredicho” y que ya el propio nombre nos habla de problemas de dominio entre Concejos (o ayuntamientos) limítrofes.


El Concejo de Cuenca regulaba y controlaba todo esto con la ayuda de los Caballeros de la Sierra, nombrados por el mismo Concejo (son el antecedente más antiguo de los actuales agentes forestales), encargados de mantener el orden, incluso se llevaban porcentaje de las denuncias que imponían. Uno de los requisitos exigidos a los aspirantes a Caballeros de Sierra era tener caballo propio, armas y un patrimonio mínimo en bienes inmuebles.


Dividido el territorio nacional en provincias por Real Decreto de 1833 y fijados los límites provinciales en función de la antigua Tierra y Suelo de Cuenca, se publico años después el primer Catálogo de Montes Públicos de la Provincia de Cuenca.

En este primer documento administrativo figuran por primera vez los montes del Estado en el territorio de Cuenca, procedentes de los extinguidos señoríos de carácter eclesiástico y civil y los de los pueblos que no pudieron justificar debidamente su propiedad con la presentación de sus títulos o pruebas de posesión inmemorial como exigieron varias disposiciones legales de la época, confirmándose en ese catálogo como propios y exclusivos de la Ciudad de Cuenca los montes de su sierra. 


En concreto, se reconoce y acredita el dominio y la posesión a la Ciudad de Cuenca de los veinte montes que comento al inicio del escrito, más tres: Palancares y agregados, Los Cadorzos  y Monte Nuevo.

 El Monte de Palancares y agregados (Cuenca) un ejemplo de monte bien ordenado y gestionado, y granero de madera para la capital.



             Donde sobreviven ejemplares tan espectaculares como el Pino del Sumidero.



Según Joaquín Saúl Gª Marchante, autor del libro del que extraigo toda esta información, lo verdaderamente anómalo, lo que pone de manifiesto su tradicional posesión respecto de sus propiedades en la Sierra, es que la ciudad de Cuenca haya conservado a lo largo de 800 años, después de tanto cambio de espíritu de gobierno, de tanta reforma legislativa, sus propiedades, por encima de todo.


En 1865 con otra ley de por medio, se ordena volver a catalogar con esmero los montes de carácter público, y se ordena verificar los deslindes de todos los montes. Esta última labor se presentaba larga, extenuante y difícil,  principalmente por ser insuficiente el personal encargado de estos asuntos. No obstante, en Cuenca se llegaron a realizar unos cuantos como son el Deslinde de Tierra Muerta el 14 de Abril de 1892, el deslinde la Solana de Uña el 27 de Mayo de 1892,  el deslinde de la Sierra de los Barrancos el 29 de Abril de 1892 y alguno más.


Un ejemplo de controversia acaecida en aquellos años, es la practica del deslinde en el Monte Veguillas de Tajo en 1898. Este monte fue donado a la Ciudad de Cuenca por Real concesión dictada por los Reyes Católicos el 18 de Noviembre de 1492, pero a pesar de ello, se creó una gran polémica promovida por el pueblo y vecinos de Huélamo, sobre la línea perimetral del monte. Tras varias impugnaciones, en 1904 la sentencia del Tribunal Contencioso-Administrativo ordenó el respeto a la legítima pertenencia de los  Montes Propios de la Ciudad de Cuenca.


       Huélamo también fue conquistado a los arabes por Alfonso VIII poco antes que Cuenca.



Vamos a ver algunos casos de usos y licencias dadas por el concejo/ayuntamiento de Cuenca a lo largo de su historia.

De manera excepcional, se realizaban cortas de masa forestal para la construcción de algún tipo de edificio. Como por ejemplo, en 1560 el Concejo de Cuenca otorga una licencia para cortar 100 pinos en el Monte Ensanche de Buenache, con destino al Monasterio de San Benito en la propia ciudad de Cuenca, u otra para cortar 500 pinos con destino al Monasterio de Santa Catalina de Lena.

En 1567 se leyó una Cédula donde el Rey solicita un número determinado de pinos, señalando que les deben permitir elegir los más apropiados y fáciles de sacar.


Vamos ahora a hablar de la ingente masa forestal de la Sierra de Cuenca. A lo largo de los siglos, la madera ha ido teniendo diversos usos, como la tala para la construcción de edificios variados, barcos, etc. A raíz de esto, hay que hablar de las maderadas y los ríos flotables como han sido los principales ríos de la Sierra de Cuenca.


Por ejemplo, de 6 de Marzo de 1574 tenemos un documento en el cual un ganchero se obliga a transportar y navegar por el río Júcar una partida de madera y dimensión de las piezas, o un expediente de compra hecho a la Ciudad de Cuenca  en 1778 por el comisionado por Su Majestad en asuntos de madera de 9355 pinos en distintos sitios de la Sierra de Cuenca para la construcción del Palacio de Aranjuez, los cuales se llevarían vía río Escabas/Guadiela/Tajo hasta la ciudad de Aranjuez.


Otra dedicación que se les daba a la madera (mal formada, nudosa o torcida), sobre todo en el siglo XVIII, era la de ser utilizada en las Herrerías para la producción de carbón vegetal o para alimentar dichas Ferrerías ubicadas a pie de yacimiento de hierro.

Por ejemplo, en 1722 la Villa de Zahorejas (Zaorejas, actual Guadalajara) solicita al Concejo de Cuenca permiso para la venta de un monte de cuyo arbolado, por lo áspero y fragoso y de cría de multitud de lobos, no obtiene beneficio alguno. Con dicha venta pretenden fabricar carbón, indicando que será beneficioso pues volvería a crecer el pasto para el ganado.

Cuando se construyó la Herrería de la Vega del Codorno en 1787, su dueño, en carta dirigida al Concejo de Cuenca, intenta conseguir un arrendamiento de leña y madera para 4 o 5 años para el funcionamiento de dicha Herrería...


Gran parte de la leña que se consumía era comprada a sus dueños, en este caso el Ayuntamiento de Cuenca, pero otra parte solía cogerse sin permiso de zonas ocultas, no vigiladas o de difícil acceso. Hay denuncias de estos últimos casos en los que el Ayuntamiento de Cuenca mandaba a los Caballeros de la Sierra y/o peritos  a ver que pasaba. 


Como por ejemplo, en 1787 se abre un expediente por cortas abusivas en un monte propiedad de la Ciudad de Cuenca y próximo a la localidad de Poyatos, donde se acaba de abrir otra Herrería.

El Júcar antes de existir el pantano de la Toba. Lo que se ve al fondo con Monteagudillo sobresaliendo, serían los Montes Ensanche de Buenache (Cuenca) y Tierra Muerta (Cuenca).



Otro de los nombres que suele haber en los mapas topográficos de la sierra son los Quintos, y son la parte de una dehesa o monte (que puede o no ser la quinta parte de un terreno). Están los Quintos de Verano por ser esta época cuando se utilizan o los Quintos de la Sierra, respondiendo a la zona en la que enclavan, y se solían arrendar a los grandes ganaderos trashumantes que utilizaban las cañadas reales y veredas procedentes de Andalucía y que pasaban por la zona de la Serranía de Cuenca y Sierra de Albarracín. Es decir, estamos hablando de otro sistema de ingresos que se procuró el Concejo de Cuenca para sacar rendimiento económico a su extenso término municipal.


Se solían arrendar cada año, aunque había algunos que no salían a subasta, como el de la Cañada Ancha y Cañada de la Carreta, por estar arrendados desde tiempo inmemorial  a los vecinos de Tragacete, aunque en 1760 comenzó un largo pleito entre Cuenca y Tragacete por esos dos Quintos al estar muy cerca del límite municipal de este último pueblo.

Otros Quintos de la ciudad de Cuenca son los de Palancares y Dehesa de San Miguel que continúan arrendándose a los vecinos y Ayuntamiento de Palomera.

 Muchos de los nombre de la topografía actual vienen dados de aquellas epocas lejanas.



Otro concepto de ingresos importante para el Concejo de Cuenca era las Leñas, y era la adquisición de leña procedente de la limpia de montes, y no se sometía a subasta, sino que el pretendiente solicitaba del Concejo el aprovisionamiento de estas, y después pagaba su importe. El destino era ser quemadas en las Ferrerías o para hacer carbón.


Unos ejemplos de esto es en 1801 hay ingreso de leñas para el Concejo de Cuenca, adquiridas por Mateo Sierra, vecino de Beteta para su Ferrería del Quintillo de la Vega; o de Miguel Mansilla, vecino de Checa para su Ferrería de Hoces Secas; o de  Miguel Franco, proveniente de Orihuela del Tremedal, para carbón y su Ferrería de los Chorros entre Huélamo y Tragacete.


Aunque por mucho celo y salvaguarda que se pusiera en el control, gestión y cuidado de los bosques, estos disminuían a pasos agigantados principalmente por:

            -El aumento de población que demandaba más madera y leña.

            -La política marítima de los Borbones para la construcción de barcos.

            -Las Herrerías, ya que aún no existían los Altos Hornos.

 Construcción de barcos para la Marina, principalmente de los Pinares de la Serranía de Cuenca y Sierra de Cazorla.


El siglo XIX y la guerra de la Independencia tuvieron mucho coste, y castigará duramente a la ciudad de Cuenca. La destrucción de las ciudades y sus industrias por la guerra arrastró consigo a la agricultura y la ganadería, que sufrió un importante proceso de descapitalización en virtud de la tala de bosques, quema de cosechas y matanza de ganados. 


Por estas fechas,1809-1823, solo aparecen citadas, en relación con el Ayuntamiento de Cuenca, dos Ferrerías, la de Hoces Secas (actual Hoz Seca), cuyo propietario es de Checa, y la de la Vega del Codorno, cuyo propietario era de Peralejos de las Truchas. No podemos confirmar si las restantes dejaron de producir o simplemente no compraron leñas al Ayuntamiento de Cuenca.

Recordemos que todos estos pueblos limítrofes con el río Tajo, que hoy en día pertenecen a Guadalajara, antes de la división provincial de 1833, eran parte de lo que se consideraba el extenso territorio de  Cuenca.


Otro dato del que tenemos constancia es que en 1817 aparece un reparto de leñas por valor de 730 rs a los pueblos limítrofes a la ciudad de Cuenca, tales como Palomera, La Melgosa, Fuentes, Villar del Saz de Arcas  y Chillarón, para usos domésticos, ya que la presencia de tropas francesas impedía el ejercicio normal de las actividades cotidianas de las gentes de estos pueblos.

Es digno resaltar un escrito de 1815 del Contador del Ayuntamiento de Cuenca, en el que expone los escasos beneficios que los franceses obtuvieron con su invasión de la ciudad de Cuenca tres años antes, ya que incluso llegaron a prestar dinero a dicho Ayuntamiento.

Pinar conquense de principios del siglos XX, con los paredones de la Muela de la Madera al fondo.


Según va transcurriendo el siglo XIX parece que hay una ligera recuperación de la ciudad, pero los débitos por impago de arrendamientos y cánones y otros asuntos como la reparación de la conducción de aguas a la ciudad, para lo que se señalaron una cantidad exacta de pinos del Hosquillo y sobre todo, la visita de S.M. Fernando y su esposa a la ciudad de Cuenca y al Balneario del Solán de Cabras, o una epidemia de Cólera en 1855 con una tasa de mortalidad superior a la media nacional, agudizaron una considerable crisis municipal.


En cuanto a las cortas de madera, cada vez se organizan más. Primero reseñar que a finales del siglo XIX había en Cuenca capital 22 carpinteros, muestra de una actividad artesanal importante, pero no industrial.

A lo comentado anteriormente de corta de pinos del Hosquillo para sufragar los gastos de la reparación de la conducción de aguas, se le suma en 1837 una corta de 3543 pinos en Palancares para pagar gastos en obras de acueducto, u otra corta para sufragar los gastos de 100 uniformes para la Milicia Nacional (Guerras Carlistas). La reparación del empedrado de la ciudad en 1843 fue sufragada con la corta de 10.000 pinos.

Otra imagen del Cañon del Júcar a principios de siglo XX, esta vez con el cánal reciend construído a la derecha.


En cuanto a antigua figura de los Caballeros de Sierra medievales, ahora a principios del siglo XIX se denominan guardas de montes y dehesas, y según vaya transcurriendo los años se crearán los puestos de Guarda Mayor y el Administrador de Montes, con más retribución que los guardas normales, pasando el Ayuntamiento de Cuenca a tener cada vez más gastos en personal a su cargo. Las denominaciones van cambiando pues luego se le llama Guardas de Sierra, también llega a haber un Guarda de Arbolado.

Por tanto los gastos de Ayuntamiento de Cuenca a finales del siglo XIX en este aspecto, está conformado principalmente por estos reseñados del personal de Guardería, y por las Comisiones de Sierra, encargadas de los deslindes y amojonamientos.


Hay que reseñar que pese a tener numeroso clientes, tanto el litoral valenciano como en la zona de Madrid, la industria maderera conquense no terminaba de repuntar. En la década de los 1870 había 24 almacenes pero en la de 1880 sólo se localizan 4 almacenes, la competencia parece ser que era muy feroz.  Todo se anima la última década del siglo con la mejora de los medios de transporte, con el ferrocarril a la cabeza.


Ya en el siglo XX se puede decir que la crisis municipal es eterna y aguda, llegando a veces, como en 1931, a solicitar de un industrial maderero, anticipos de los ingresos que éste tiene que satisfacer al Ayuntamiento en concepto de los aprovechamientos plurianuales que disfruta en varios de los montes de la ciudad. El motivo de estos anticipos es abonar los sueldos de meses atrasados a los empleados municipales, que aparte de percibir cortos honorarios, padecían retrasos constantes en el cobro.


En estos primeros años del 1900 se notan un claro incremento de los ingresos procedentes de los aprovechamientos forestales, ya sean por adjudicaciones de diez años (plurianuales) o que se saquen por subasta. Por ejemplo, el Monte Sierra de los Canales es adjudicado (1898-1908) al contratista Nicomedes Herrero, o el Monte Muela de la Madera  (1900-1910) a Julián López Aráosla.

En cuanto a la 2ª manera de ingresos, por ejemplo en 1903 salen a subasta los aprovechamientos del Monte de Fuertescusa y Poyatos. En 1905 los del Monte Ensanche de Buenache y de Fuencaliente y Veguillas de Tajo.


Hay que remarcar que los montes que tienen precio más elevado son los de más prestigio en sus maderas y tienen mejor accesibilidad, por estar situados bien próximos a la capital, bien en vías de fácil saca de madera.

Por ejemplo: el monte Palancares y Agregados, uno de los más espléndidos y mejor ordenados, o los de Sierra Barrancos, Fuencaliente, Poyatos y Fuertescusa responden a la reconocida calidad de sus maderas.


Otros ejemplos de actuaciones por aquellos años son en 1912 se presenta un anteproyecto de vías de saca forestales para la explotación de una masa de pino nigra de casi 60.000 ha en la Sierra de Cuenca. En 1931, se propone por el Gobernador Civil al Ayuntamiento de Cuenca la construcción de un camino desde el Cerviñuelo a la masa forestal de la Sierra de Cuenca. Entiendo que este camino es el actual ramal de carretera (en bastante mal estado hoy en día)  que va hasta el merendero de la Fuente de la Tía Perra y a las Casa del Cerviñuelo.

Entre las obras públicas realizadas con fondos de la madera, quiero reseñar como extraordinaria la construcción de una casa-cuartel de la Guardia Civil en Las Majadas para salvaguardar los intereses del Ayuntamiento de Cuenca. Esta evitaría con su presencia la actuación de los vecinos de la sierra en detrimento de la integridad de sus montes.

                         Tramo del Cañón del Júcar a principios de siglo hasta arriba de bosque.



Con la llegada de la Guerra Civil, se produce otro colapso, produciéndose situaciones conflictivas en la industria de la madera debida principalmente a los cambios de movimiento del Gobierno Republicano. Con el avance de la Guerra, las necesidades de madera van haciéndose mayores, y aquí se producen roces continuos entre el Ayuntamiento por defender sus montes de una tala y esquilmado feroz, y el Gobierno Republicano, sólo pendiente en poder aguantar y mantener el aprovisionamiento e infraestructuras del ejercito.


Durante la década de los 40, el marasmo y atraso económico sigue afectando al municipio, pero ya a partir de 1950 comienza un repunte donde el Ayuntamiento paulatinamente ira creciendo. Aparece la figura del Ingeniero de Montes Municipal, que asesora al Ayuntamiento en cuestiones forestales, además de gerente de la Fábrica de Maderas. En ámbito nacional se crea el Instituto para la conservación de la Naturaleza (ICONA)


Hemos hablado de la Fábrica de Maderas del Ayuntamiento creada hacia 1950 para asegurar y regularizar los ingresos por conceptos forestales. Hay una 1ª etapa de consolidación, donde se nombra a D. Tomás Cubells, encargado de la misma, y luego una 2ª donde se acuerda llevar la Fabrica como un servicio municipal en gestión directa en un comisión de maderas formada por el propio alcalde y los encargados de Hacienda y Montes. La fabrica, por ejemplo, encontró desde bien pronto un gran mercado de clientes en los carpinteros de Valera de Abajo, pueblo que vivió un boom de carpinterías realmente grande, que llego a acabarse definitivamente con el comienzo de la crisis actual. Las actividades de la Fábrica además de la principal, tiene otras funciones. Unas de promoción industrial, donde intervienen en casos concretos de ayuda a nuevas empresas del ramo forestal como pueden ser CUBERG o PINASA, creadas por aquellos años.


Y otras de Ayuda Social, como por ejemplo el problema planteado por unas 17 familias que vivían dentro del Monte Pie Pajarón (Valduérguinas), aprovechando sus maderas, leñas y terrenos, llegando a roturar una superficie de 350 ha. Esos vecinos en 1955 en una carta dirigida al Obispado llegan a pedir una ermita, un cementerio y que les manden un sacerdote.

Tras las pertinentes negociaciones para sacar a los vecinos de esa zona e integrar esas 350 ha en la superficie ordenada del monte de Cuenca, se les ofrecen diferentes alternativas como trabajar en la Fabrica del Ayuntamiento, proporcionarles viviendas, tierras en otros pueblos o dinero, siempre en función de la superficie que cada uno tenía en el monte.


La madera de la Sierra de Cuenca, y en especial la del Ayuntamiento de la capital han ejercido desde siempre, pero especialmente durante el siglo XX, un gran atractivo para los industriales madereros, que durante la 2ª mitad del siglo XX decidieron instalarse en la ciudad. Desaparecidas por completo las maderadas y los gancheros, en Cuenca en la década de los 50 comienzan a operar empresas como la Compañía de Maderas de origen noruego, Justo Fernández de Utiel, que posteriormente creará JUFERSA, y que llego a tener empleados a gran numero de obreros, Tomás Cubells que llegó a Cuenca como simple obrero afilador de madera y acabó montando su propia fabrica y llegando a ser el gerente de la 1ª época de la Fabrica de Maderas municipal, Juan Correcher, establecido en Cuenca desde principios de siglo, siendo uno de las más fuertes maderistas. Todas estas suelen considerarse de las más grandes; luego hay otras más pequeñas y de capital local, como pueden ser Raimundo Álvaro y Cía., Real Alarcón de Carboneras o Deogracias Moreno de la zona de la Sierra, etc.


Mencionar también que en la década de los 50 se produce un primer gran estancamiento demográfico en Cuenca y provincia, afectando sobre todo a la zona de la Sierra, después de la expansión producida en la década de los 30, con todas las consecuencias que esto conlleva en el desarrollo económico y forestal de Cuenca y la Sierra.


Y con esto se termina este breve estudio, un tanto insólito, del patrimonio forestal del Ayuntamiento de Cuenca.


(Extraído y resumido del libro de Joaquín Saúl García Marchante “Economía forestal del Ayuntamiento de Cuenca” de Publicaciones de la Excma. Diputación Provincial de Cuenca, de 1985)


Les recuerdo que este blog volverá con su tónica habitual el domingo/lunes 02 de Octubre del 2016. Poco más por ahora.

¡¡Viva San Mateo!!

Comentarios

  1. Excelente trabajo amigo Toni como todos los que publicas en tu blog.Me h agustado muchíximo.Mi mas cordial enhorabuena y por supuesto lo comparto.

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    1. Hola Mariano.

      Gracias por tus halagos. Me ha llevado un tiempo preparar esta entrada, pero, como es un tema apasionante, he disfrutado mucho.

      Un abrazo.

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  2. Me parece un trabajo estupendo . Me
    gusta mucho pues recoge cantidad de datos de un libro muy antiguo, que tengo, que trata sobre el mismo tema
    En hora buena por el trabajo ( Excelente )

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    1. Hola Rafael.

      Gracias por tus palabras. Para mí es un tema apasionante y he disfrutado mucho recogiendo y resumiendo toda la información del libro.

      Un saludo.

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  3. Hola Toni, una buena entrada para quitarte el gusanillo eh!!.

    Un trabajo de síntesis muy bien hecho, y muy bien explicado. Y que bueno poder ir haciendo un recorrido virtual por tantos parajes que hemos recorrido, por que es prácticamente nuestro territorio de campeo más habitual.

    Un saludo.

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    1. Hola Luis and cia.

      Jjejejejeje, si es verdad que ya voy echando de menos el blog. Al igual que a mí, me imagino que saber de la historia de los parajes que recorremos y amamos, es muy satisfactorio.

      Un saludo.

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  4. Me lo he leído hasta el final. Muy interesante.

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    1. Hola Javier.

      Es meritorio pues he soltado una parrafada de órdago ;-) Gracias por leerme.

      Un saludo.

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  5. Gracias por hacernos partícipes de estos conocimientos sobre nuestras raíces. ..

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    1. Muchas gracias Anónimo por tus palabras. Eso era lo que me llamaba mucho cuando leí el libro. Nuestras raíces serranas.

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  6. Tus parrafadas de órdago acaban convirtiéndose en lecciones magistrales, interesantisimas y necesarias para todos aquellos que tenemos un corazón Serrano.
    Además de haberse recuperado esa entrañable figura tan necesaria para la conservación de estos montaraces tesoros. Sin duda alguna te queda otorgado el título de Caballero de la Sierra, pues cumples los requisitos para que dicho título te sea otorgado y estar cumpliendo con este cometido física y emocionalmente desde hace años.

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    1. jajajaj, gracias Patxi. Me gusta el nombramiento de Caballero de la Sierra, pero de bienes inmuebles ando escaso, de caballo ni te digo....bueno lo podemos canjear por el todoterreno y armas, pues como no sea la navaja de cortar hongos.....

      Un abrazo, grandullón.

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  7. Muy interesante y bien explicado. En hora buena.

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  8. Jose maria Contreras Martinez8 de septiembre de 2016, 7:59

    Buen trabajo, si señor.A los jovenes les snseñas y a los de mas edad nos enseñas y nos recuerdas tiempos vividos. me uno a Patxi para tu nombramiento como Caballero de la Sierra,aunque no se si tienes caballo para reunir todas las condiciones, je je..Pero a un sin caballo por mi parte el titulo esta otorgado.Saludos Toni y una vez mas gracias.

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    1. Hola Jose María.

      Gracias a ti también por leerme y por tus palabras. Y tambien por tu voto en el nombramiento de Caballero de la Sierra, aun sin caballo pero con todoterreno, sin armas pero con la navaja de cortar hongos y sin bienes inmuebles pero con toda la Serranía como finca para disfrutar ;-)

      Un saludo.

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  9. Hola Toni.

    Ahora caminaremos por el monte con más conocimiento sobre los avatares de éstos territorios y sabremos apreciarlo mucho más. Toda una Serranía para disfrutar. Buen trabajo de síntesis. A ver si llegan las lluvias pronto y el gozo de ver todo aquello empapado.

    Un abrazo.

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    1. Hola Andrés.

      Gracias tio, unos buenas horas me llevo leerme aquello y hacer una síntesis, pero con esos mimbres, quien no disfruta! Miro el tiempo con mucha ansia. Que bajen ya los grados primero y despues aguaaaaaa

      Un abrazo.

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  10. Mi enhorabuena Toni, una vez más, por tu fantástico trabajo. si me permites una recomendación, para completar este ámbito de la historia y evolución sociocultural y económica de la Serranía, me parece muy interesante el libro de Luis Esteban Caba, La Serranía Alta de Cuenca, UIMP y Programa Leader de la U.E. 1994. Para terminar te hago desde aquí una propuesta, resucitar la Hermandad de los Caballeros de la Serranía, ahí lo dejo. Nos vemos en vaquilla.

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    1. Hola Felix.

      Gracias tío. El libro ya lo tuve en mis manos es muy completo. Me suelo leer todo lo que se publica sobre la Sierra.
      En cuanto a lo de la hermandas sería genial, jajaja No sé como hacerlo pero sería muy bueno.
      A ver si nos vemos en la vaca. Un abrazo.

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  11. Hola Toni. Me lo he leido todo y,me encanta la historia de mi serranía conquense, muchas gracias por tu trabajo y por darnos y dar a conocer nuestra maravillosa tierra.Saludos a todo el grupo.

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    1. Hola Melina.

      Gracias por tus palabras, y encantado que te haya gustado el tochazo que he soltado!!

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  12. Cuantos pinos a cortado, pelado y arrastrado mi hermano con las mulas...yo aún lo recuerdo.Gracias Toni.

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  13. Si señor , increíble articulo de nuesta serrania y sus recursos que desde antaño han sido explotados , mis felicitaciones por tan buen trabajo.

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    1. Mucha Gracias anónimos. La verdad que he disfrutado mucho con la lectura y posterior síntesis del libro.

      Un saludo.

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  14. Precioso recorrido por nuestros montes...y por su historia es un precioso tesoro que algunos nos gusta disfrutar y mi manera es trabajar en ellos en el aprovechamiento de la madra siendo la tercera generación en mi familia. Gracias por compartirlo.

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    1. Hola Raúl.

      Gracias a tí por leerlo y encantado que te guste, teniendo ese pasado tan relacionado con el mundo forestal y de la madera.

      Un saludo.

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