BUSCANDO TINADAS APRISCOS DE GANADO POR LA MUELA DE LA MADERA


Una de las buenas cosas que tenemos en Cuenca los senderistas de bien, los amantes de la naturaleza en cualquiera de sus manifestaciones, es la Muela de la Madera. Y eso que a priori, no puede parecer un sitio especial, ya que no hay grandes cuestas, ni cerros en alto con vistas, no hay ríos o arroyos, ni barrancos profundos con pozas o cascadas, no hay aldeas recónditas o restos históricos como en otras partes de la Serranía. 

Eso si, hay un inabarcable y frondoso pinar de pino albar y laricio que hace que ya su sola existencia haga la ruta por él, una experiencia gozosa, pero no es eso solo lo que da el toque especial a la Muela de la Madera. Quien quiera profundizar (y nunca mejor dicho) tiene aquí, desde una Entrada general donde explico sus peculiares características, hasta varias de cuevas y parajes 1 parajes 2 parajes 3 que hay allí.

No me voy a explayar en los rasgos de esta unidad física de la sierra de Cuenca (a los enlaces de antes me remito), pero solo decir que es básicamente su carácter kárstico y su alto régimen de lluvias, lo que hace que aquello sea un compendio total de naturaleza, de vegetación y geología a partes iguales.

Aunque nunca ha habido pueblos en la Muela, Uña y Las Majadas están al lado de ella, por lo que a lo largo de los siglos, pastores y hombres de campo han trabajado y vivido en ella. Eso se traduce, obviamente, en que hay restos diseminadas por sus varios tormagales (ciudades encantadas) de tinás y covachos apriscos de ganado, a cual más bonito.


En esta entrada de tres rutas por la Muela por el término de Las Majadas principalmente, tres ocasiones distintas pero con un trazado muy parecido, os voy a enseñar distintas cosas que se ven, deteniéndonos al final sobre todo en tres tinadas apriscos de ganado bastante peculiares. La del TormoSeta (así la he llamado yo, puesto que desconozco su nombre verdadero), la del Arco doble, que hace años me dijeron el nombre, y ahora no me acuerdo, y la del Dinosaurio (nombre puesto por mí)
Llevaba tiempo sin poner nada de la Muela de la Madera, y al hilo de confeccionar esta entrada, me han vuelto unas ganas irrefrenables de ver como explota otra vez la primavera entre sus miles de grietas y oquedades.
En una de las ocasiones, fui con los amigos. Aquí tenemos al Pollo y al Oso pasando por un puente rocoso.

    También Andrés, ese serrano en ciernes, y Carlitos manteniendo esta piedra en equilibrio.

                 Pero no hace falta. Los equilibrios imposibles de la Muela de la Madera.

                                                  O por ejemplo, este otro equilibrio.

                                                             Apriscos como este, hay cientos.

En otra ocasión fui solo, donde me sorprendió encontrarme este puente rocoso suspendido en el aire., y la negrura debajo.
        Estoy flipando como se suspende en el aire. Investigo y veo que tiene poco fondo.

La única bajada es por ahí, y me lo pienso un rato, porque aunque se pueda, si al bajar se hunde algo de tierra, ya no voy a poder volver a salir.

                Y aunque sea un sitio muy bonito es como una cárcel en la naturaleza.

                                                El puente rocoso visto desde abajo.




             En esta vista, donde a priori tenemos una zona rocosa en medio del pinar.


Podemos encontrar, debajo de la oquedad,  una tinada aprovechando el aprisco que se forma.
                   También vemos estas grietas en una de las primeras fases de erosión.

           La erosión avanza y las va agrandando mientras nace profusa vegetación de ellas.

                                    En alguna podremos bajar y andar por ellas.

                                      De ellas, salen otras muchas grietas más pequeñas.


      Y algún rincón de estos ha servido de nevera de los pastores que andaban por estos lares.


          También vemos enormes agujeros, donde solo es posible acceder con cuerdas.


       En la 3ª de las excursiones, fui con Paco, que es con quien más he recorrido la Muela.


                                Vemos zonas con varios agujeros en forma de simas.


Algunas no hay nada que hacer más que tirar una piedra y comprobar que solo se puede acceder con cuerdas.


Pero hay otras muchas veces que podremos acercarnos y explorar, cosa que a Paco y a mí nos encanta.


Paisaje típico del karst de la Muela, donde meterse allí dentro o no es posible o no es razonable.


                   Allá vamos Paco y yo, importándonos un comino lo razonable.


                 En este caso si hemos podido acceder a uno de esos húmedas pasillos.


        Salimos de esa grieta y entramos en otra, donde Paco se queda en la parte de arriba.


                                            Llegamos al aprisco pastoril del dinosaurio.


                              Una obra de arte en conjunción hombre/naturaleza.


                                                   La mires desde donde la mires.


       Seguimos avanzando mientras nos salen formaciones perfectas como este agujero.


                                                                               Este puente.


                                                                      Más agujeros.


                                                   Esto parece un museo al aire libre.


                                                Tenemos hasta puertas y ventanas.


                Llegamos a una enorme mole rocosa donde se aprecian restos de muros.


                  Entramos por la derecha, comprobando que tiene salida al otro lado.


Antes de pasar al otro lado, vamos a subir a la parte alta, en la ocasión que fui con los amigos.


Ya que desde arriba, se aprecia el inabarcable y frondoso bosque de la superficie de la Muela de la Madera.


         Vamos a bajar y pasar al otro lado, que lo podremos hacer por esta entrada/salida.


O por esta otra. Curiosamente un muro delimitando en todo momento, nos dice que son dos tinadas distintas e independientes. ¿Qué historia ocurriría aquí para que dos pastores de dividieran esto?


Si miramos hacia atrás, de donde venimos, vemos que también se han formado dos enormes ojos. ¿Cómo demonios habrá sido de caprichosa la erosión para formar este gran túnel, con esta especie de arco doble con cuatro ojos, dos a cada lado?


                  Nos salimos de la tinada doble para verla desde el raso de una de ellas.

Ya he explicado varias veces que la Muela, al ser una esponja que traga el agua, y estar subterráneamente agujereada como un queso gruyere, no tiene cursos de agua por su superficie. Pero ¿y la gente de estas tinadas de donde conseguían el agua? Pues de la pocas fuentes que hubo por la Muela, estando la que enseño, que creo que se llama la Fuente Mentirosa (ya su propio nombre nos indica su carácter estacionario, ahora surjo, ahora no) muy cerca de la tinada del Arco Doble. Hoy en día, como ya llueve mucho menos que antaño, esta fuente está más seca que la mojama, aunque seguramente, si volviera a llover en cantidad, volverá a manar agua.

                       Aquí la tenemos con el gamellón o tornajo ya casi enterrado en la tierra.

                                              Y aquí el punto donde manaría el agua.

                Seguimos pues nos dirigimos ahora a ver la tinada aprisco del Tormoseta.

                               Pero antes nos topamos con esta hermosura de grieta.

                    Donde los Saucos surgen con un vigor y una frondosidad asombrosa.

No es de extrañar viendo las condiciones de humedad que tienen sus raíces, troncos y ramas.

                      La erosión ha abierto algunas grietas en tamaños considerables.

Está claro que por este lado no podemos avanzar. Debemos ir por la derecha hasta el fondo para llegar a donde nace la grieta y poder pasar al otro lado.

Un poco después nos encontramos una calera, de los pocos restos que quedan por la muela, aunque si hay que decir que hay unas cuantas.

                                               Llama la atención el grosor de su muro.

Debo avisar a Paco de qué como nos pongamos a investigar todas las grietas y agujeros que hay, nos van a dar las mil, y nos cogerá la noche otra vez.

                              Ya nos aparece el aprisco pastoril con esa figura a su lado.

                           El tormo seta, el cual vamos a ver desde distintas ópticas.

                                              Vemos como el muro delimita el raso.

                                      Muro que se integra a la perfección con el entorno.

                             Y con esta foto del Tormoseta y su tinada pastoril me despido.


Comentar que para llegar a esta zona de la Muela, se debe coger la pista que va desde la carretera hasta los célebres Callejones de las Majadas, pero no nos detendremos en los Callejones, sino que seguiremos unos 5 km, yendo por la pista que va por el  borde norte de la Muela. Todo lo que tenemos al sur, es toda esta zona que enseño. En el mapa os lo intento explicar algo mejor.

          La zona redondeada es por donde transcurren aproximadamente las rutas de hoy

Después de todas estas excursiones, siempre nos quedan las cervezas fresquitas en alguno de los bares de las Majadas.

¡¡Hasta la próxima!!

Comentarios

  1. Me da la impresión que acabo de visitar ese idílico lugar de la Muela de la Madera. Gracias por este artículo tan bien explicado y esas maravillosas fotografías que completan la información y que te acercan a esa maravillosa y desconocida tierra conquense. Gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Unknown.

      Claro que lo has visitado virtualmente ;-) Gracias por tus palabras, son todo un halago.

      Un saludo.

      Eliminar
  2. Hola Toni,

    Que pasada este rincón de la Muela de la Madera, me ha impresionado mucho las inmensa cantidad de formaciones rocosas que hay en la zona.

    A mi me cuesta mucho más que a vosotros meterme por esas grietas, me da mucho respeto el estar bajo tierra y he de estar muy seguro o ir con alguien antes de aventurarme.

    Impresiona mucho lo húmedo y verde que está todo sin haber un solo riachuelo por la zona, tal como dices, es una esponja que atrapa el agua.

    Para ser una zona sin poblaciones, tela la cantidad de construcciones que hubo en su momento, antes si que sabían aprovechar bien lo orografía del terreno para construir rincones espectaculares y funcionales.

    Salud, grietas y formaciones curiosas.

    ResponderEliminar
  3. Hola David.

    Si bueno, lo de meternos en las grietas, muchas veces era imposible por haber muchísima vegetación o por haber peligro, por lo que casi siempre era bajar, explorar, ver que no y volver atrás. Nada más que había algo de peligro, Paco se iba cagando leches. Yo aún soy más curioso y me gusta inspeccionar todos los agujeros y grietas, con cuidado, que no parezca que sea un insensato.

    Con esa cantidad de rocas diseminadas por la muela, de todos los tamaños, es normal que se aprovecharan por los pastores para construir más cómodamente, aprovechando dichas rocas.
    Además, como ves en la entrada, entre rocas se crean prados húmedos, con verdor todo el año, cosa ideal para el ganado.

    Saludo y ganado feliz!!

    ResponderEliminar
  4. Hola Toni.

    A los que nos gusta patear por estos montes siempre nos viene ese regusto especial al hablar de la Muela de la Madera. Recorrer toda esa vasta extensión, desde sus bordes a sus secreto interiores, y proponerse conocerla en profundidad con el paseo tranquilo, es descubrir un buen montón de cositas buenas que nos vas enseñando en sucesivas entradas. Un auténtico parque temático!!

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Hola Andrés.

    Claro aquello es tan grande que da para para más de lo que parece, ya que en esta entrada no he hablado de los bordes que dan a Uña y a la Toba, que eso, aún siendo MM, parece otro lugar, y donde subir y bajar por los antiguos pasos, y recorrer esos bordes erosionados es otro aliciente y pasatiempo para los que nos gustan el senderismo y la naturaleza.

    En esta zona, aparte de los que nos gustan las rutas descubirendo piedras, callejones, apriscos de ganado, cuevas, árboles, etc (parque temático como tú bien dices) es idónea a los que les gustan explorar simas. Cosa que yo ya tengo muy lejos, más allá de alguna cueva horizontal.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Hola Toni.

    Impresionante la Muela de la Madera y todo lo que nos puede ofrecer. A primera vista parece que lo que más destaque de ella sean esos precipicios que se desprenden hacia el Pantano de la Toba y la Laguna de Uña, o todos esos pasos que existen para acceder al extenso alto de la Muela. Pero si se profundiza más en ella, cosa que tu haces con esmero, jeje, se descubren muchos matices más, como esa especie de ciudad encantada, con sus formas inverosímiles, además con apriscos y tinás (otra seña de identidad de la Serranía) y todos esos agujeros que igual se tragan el agua como que la expulsan. Seguro que habrá más entradas relacionadas con esta Muela de la Madera.

    Un abrazo, cagon Díos!!

    ResponderEliminar
  7. Hola Dani.

    Si es cierto que para el senderista la atención y el interés va hacia los espectaculares bordes de Uña y la Toba, y del resto de la Muela, quitando el paraje de los Callejones de las Majadas, más orientados al turista, no se conoce apenas.
    Y bueno también es así porque no hay señalizado ningún otro sendero, tiene que ser todo siguiendo tracks o como yo, al tuntún y con el mapa (me pongo pesaito muchas veces, pero más consecuencias de la despoblación).

    Seguro que habrá más, jejejeje, cerca de 8000 hectáreas de pinares sin fin y rocas caprichosas diseminadas por doquier, dan para alguna entradeja más ;-)

    Oye que ya hay ganas de verte bloguear, ahora que ya estas casi recuperado. No recuerdo tanto tiempo sin mi dosis habitual de Per Dalt i per Baix, y me están los primeros síntomas de mono, y no quiero síndrome de abstinencia, ¡¡Cagon Diosss!!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares