EL PUENTE DE PEÑALÉN Y LOS PICONES DE SAN PEDRO


Una de mis fuentes inagotables de elegir rutas es la visión desde la lejanía de elementos orográficos que destacan, bien por su tamaño, bien por sus formas o el entorno. Una vez elegido el lugar, investigo en internet por sí descubro alguna ruta de alguien que haya ido por allí, y por último, siempre estudio detenidamente el lugar con los mapas y foto aéreas.

A cuentas de esto viene que en mis muchas incursiones por las sendas, veredas y carreteras del Alto Tajo siempre me ha llamado la atención unos cuchillos y crestas puntiagudas que conforman el valle del Tajo y se conocen como los Picones de San Pedro. No solo eso, porque dichos Picones forma parte de una largo cordal, a ratos amable cresta, que separa el valle del Tajo del valle de su afluente el río Cabrillas, terminando donde dicho afluente tributa sus aguas al padre Tajo.

Dicha cordal/cresta tiene su punto más elevado en Cabeza Machorra (1423 metros) pero nosotros no iremos a ella pues sería alagar la ruta en tiempo y sobre todo, por que su parte alta está colmatada de pinos que nos quitarán las vistas, y como verán, esta ruta hecha en pleno verano, tenía su principal objetivo, aparte de admirar dichos frailes y cuchillos rocosos, en el final de la misma con unos baños gozosos debajo del puente medieval de Peñalén, uno de esos sitios maravillosos que José Luis Sampedro sacó en su libro El río que nos lleva, sobre la sufrida vida de los gancheros.



En este caso, no vi nada en internet pero del estudio de los mapas y fotos aéreas vi que a todas luces parecía que se podía transitar por ese cordal. Lo difícil era bajar desde lo más puntiagudo de los Picones, pero la pendiente y la orografía daban un respiro en un tramo no muy grande pero suficiente para bajar, ya que pasa de ser roca vertical y abrupta a una ladera de pinar, ideal para poder volver al punto de inicio, cerca del mismo puente de Peñalén, donde debajo mismo de su arco  pasamos el resto de la tarde, bañándonos en plena comunión con el fantástico entorno como si fuéramos truchas, y devorando unas sabrosas viandas y unos fresquitos botecillos de cerveza.


Dejaremos el coche no muy lejos del Puente de Peñalén y bajamos a el mismo. Aunque nosotros fuimos con el todoterreno, la pista no esta mal del todo para turismos.

Desde el puente, se ve así río abajo. Aún es pronto, pero cuando acabemos la ruta más acalorados, nos daremos unos baños increíbles.

Río arriba, vemos el Tajo con ese paisaje tan alpino. 




Cruzamos el puente y subimos por el camino que pasa al otro lado.

Cogemos altura y vemos el otro lado, y como el puente aprovecho este estrecho entre altas paredes rocosas.

Nos fijamos en detalles del otro lado, y como vemos por la barandilla por donde va la pista forestal que va paralela al río (y en este caso más arriba)

Foto de otra ocasión hecha desde esa pista forestal de la barandilla de la foto de antes.


El camino es una maravilla, justo por debajo de los Picones y escoltado por algún Tilo como el de la foto.

Los muros aguantan como pueden.

Cogemos altura suficiente para ver esta vista en picado del Puente.

Al coger altura ya podemos ver parte del abrupto discurrir del valle del Tajo, río abajo.


Bajamos y llegamos a unos verdes prados que son la antesala del paraje de las Juntas del río Cabrillas y el Tajo.



Esta curiosa y olvidada fuente, junto con algún resto más como un tótem indio de madera labrada, nos dice que esas verdes campas se utilizaron años atrás como zona de campamento juvenil.




De allí, nace un carril que vemos que es tragado por la espesura, y el cual seguiremos.



A nuestra izquierda tenemos el Río Cabrillas, con muy buen caudal.

Aunque lo que es una gozada es transitar por ese carril con un fresco techo natural de Avellanos.

Al fondo aparecen algunos de esos Picones, y miren a  Maru para calibrar el tamaño de los mismos.

Estos cuchillos y agujas los hay tanto en la parte que da al valle del Cabrillas, como al valle del Tajo.

A la perpetua y fresca sombra no solo contribuyen los Avellanos........

Sino los Tilos silvestres.


Amos y señores de los numerosos valles fluviales del Alto Tajo y Serranía de Cuenca: Ver Aquí.

Llega un momento que dejamos el valle del Cabrillas y cogemos una especie de vereda.

Que pica bien para arriba, y va más o menos por el fondo de una vaguada.

La subida es progresiva y larga, y allí al final ya vemos lo que parece....

Donde queríamos llegar: el Colladillo del Moro, que separa Cabeza Machorra del cordal que queremos recorrer en dirección a los Picones de San Pedro.

Cualquier vista con zoom de los muchos meandros de los bordes del Valle del Tajo son una pasada.

Nos vamos a recorrer el cordal en dirección a los Picones.

Ya estamos casi en el cordal, donde al lado izquierdo deberíamos ver....

El Valle del Tajo, aunque realmente el río iría justo debajo de nosotros, y lo que vemos en la parte izquierda de la foto....

Es el Barranco del Arroyo de la Hoz y por donde baja la carretera de Poveda de la Sierra (se ve alguna casa) al río Tajo.

Avanzamos pero Maru nos indica algo....

El pueblo de Peñalén.

Como cambia la cosa de verlo desde donde la foto de antes, a verlo desde aquí.

El cordal tiene tramos que se pone rocoso pero por el interior lo podemos pasar.

Aunque casi todo el rato es como se muestra en esta foto.

De vez en cuando un alto para admirar estos paisajes tan inalterados.




Maru dándole al selfie con estos paisajes de roca y pino. Vemos que a la derecha se ve ya el Valle del río Cabrillas.

Todo con cuidado que hacia ese lado hay una buena caída.

Valle del Cabrillas desde lo alto. Hace un rato íbamos por ahí abajo.

Aunque ir por el cordal parezca fácil y cómodo no lo es tanto.

Y se convierte en un sube y baja que exige cuidado y atención.

Se ven imponentes también los diversos espinazos rocosos que conforman el valle del río Cabrillas.

Casi toda la cresta rocosa da al lado del Tajo y siempre se puede pasar por el interior.

En una de estas, apurando el zoom, ya tenemos visión del Tajo. ¡¡Señor señor, que baño nos vamos a dar!!

El lado del Tajo se muestra con un manto verde que todo lo cubre.

Ya estamos llegando a la parte más rocosa. Ahí delante, a la izquierda, estaría abajo el Puente de Peñalén.

¿Cabeza de cocodrilo?

En todo caso, estamos en la parte que los Picones de San Pedro se muestran más claros, con mil formas y tamaños.

Estamos cerca de la hora de comer y el sol ya pega fuerte. Ah! lo que está al fondo es Cabeza Machorra, y nosotros venimos de ese collado que hay a su derecha.

Se poner tan rocoso y vertical aquello, que debemos avanzar dejándonos caer al lado del Cabrillas.

Maru nos sirve para ver lo estilizada que es la roca.

Nos metemos de lleno en esa paisaje kárstico para ver si podemos bajar algo y poder ver el puente desde arriba.

Pero esto es un laberinto que cada vez se pone más para abajo y vertical y lo más sensato es volver a subir, y buscar esa ladera de pinar.

Nos encontramos en una inaccesible grieta en la roca este cuerno de cabra montesa clavado. A la pobre se le quedaría encajado allí sin querer y lo tuvo que pasar mal hasta que se lo arrancó a cuajo.

Maru hace la llamada de la cerveza.

Ya hemos encontrado la ladera, único sitio para poder descender.

Maru nos hace un cursillo acelerado de como acabar con el culo al suelo en un santiamén.

Llegamos a las Juntas, y aquí ya vamos camino del puente. ¿Dónde mira Maru?

A ver si habíamos llegado a ponernos en esos picones cuando lo del cuerno de cabra, pero nos dimos cuenta que estuvimos mucho más arriba.

Se acabó la ruta y ahora toca lo que toca.

Es decir, baños cojonudos.

Y maravillosos pimientos en sus distintas formas de cocinarse.

No siempre tiene la suerte uno de bañarse en aguas cristalinas (y frescas) bajo la sombra de un puente de origen medieval.

El pueblo de Peñalén se fundo aproximadamente alrededor del siglo XII, por lo que la construcción del puente datará de poco tiempo después.

Maru disfrutando de una fresca siesta después de la ruta mañanera.

Tiene dos enormes ojos. Ahora en verano el agua pasa solo por debajo de uno de ellos, pero en invierno lo hará por debajo de los dos.

Lugar paradisiaco donde los haya.


Plano con la ruta realizada, siendo el círculo donde está el Puente de Peñalén.


Esto ha sido todo. ¡¡Hasta la próxima!!

Comentarios

  1. Magia Serrana vuelve a casa jejeje.

    Como mola cuando la ruta planificad en casa con los mapas y las fotos aéreas es luego ejecutada al dedillo. Me ha gustado todo el recorrido, desde ese puente medieval hasta el camino al collado, con los tilos, los avellanos y esa primera visión de los Picones. Después el recorrido por el cordal se ve muy entretenido además de panorámico, con el premio de poder llegar a todo ese conjunto de formaciones calizas. Y por supuesto, poder rematarlo todo con una sesión de baños/pic-nic/siesta en el Tajo, no tiene precio.

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      Si la verdad que mira que me gustan poco las rutas veraniegas pero si es verdad que las sombras, las humedades del paraje hicieron aquello muy fresquito, y cuando el sol empezó a apretar fuerte y sin sombra (en la parte final del cordal) ya teníamos la recompensa del río abajo y bien cerca.
      Ayer que estábamos de vacaciones nos volvimos a ir al Alto Tajo Maru y yo y nos extraviamos (y eso con el mapa delante) y quisimos bajar por un barranco que no se podía y nos metimos en un brete, quedándonos al borde de unos precipicios de 20 metros que nos hizo sudar la gota gorda, pero que que al final solucionamos con éxito con mucha labor de exploración y mapa, jejejje...las aventurillas.

      Un abrazo.

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  2. Como es habitual en vosotros, habéis conseguido que haga esta preciosa excursión por esos bellísimos lugares. Con esas magistrales fotos y una explicación tan detallada y amena es fácil situarse en ese paisaje de pyea sierra. Gracias.

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  3. Muchas gracias a ti por estas palabras tan bellas y elogiosas, y encantado que disfrutes con mis rutas por el monte.

    Un saludo.

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  4. Hola Toni,

    La vuelta a la rutina es dura, pero santa rutina la tuya con las entradas serranas!!!
    Para no perder la rutina, vaya pasada de ruta que nos has mostrado, a uno le cuesta mucho decidirse por que le ha gustado más de la misma, ya que el puente es una delicia, los avellanos y los tinos sublimes, las vistas de vértigo, pero es que ese "paseo" por el cordal y ese terreno es que me ha conquistado...
    Voy a ver si me pongo con la entrada de esta semana, que llevo bastante retraso de lectura, incluso de responder los comentarios de mi blog, si es que con estos calores se le quitan las ganas a uno de todo, bueno, de todo no, de ir al monte uno nunca se cansa... jejeje

    Salud, puentes medievales y cordales espectaculares!!!

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  5. Hola David.

    Es cierto que esta ruta nos encantó a Maru y a mí por todo lo que vimos, desde la frondosidad y exuberancia de abajo con los cordales, cuchillos y picones rocosos de arriba, y con ese bañaco debajo de un puente medieval.

    Si te digo la verdad, yo este caluroso verano me he puesto muy vago y muy perro, y solo he salido de ruta largas, dos veces en todo Julio y Agosto (sin contar Mallorca y Pirineos). Con esto quiero decir que tengo un mono de salir que no veas, y este otoño me pienso vengar, como que me llamo Antonio.

    Salud y venganzas!!

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