DE PRADO CIERVO AL RÍO GUADAZAÓN PASANDO POR LOS HOYOS.

Hace unos años, caminando por Tierra Muerta, descubrí un paraje llamado con el bonito topónimo de Prado Ciervo, unas hondonadas de suaves líneas donde el fondo de las mismas era ocupado por unos hermosos prados, donde correteaban animales variados. Como por aquel entonces, era final del verano, dichos prados estaban bastante agostados, sacando a relucir ese color amarillento que tan poco me gusta, por lo que decidí irme e investigar aquello mejor en primavera.
Olvidé el paraje, y pasaron algunos años, hasta que en el 2018 me acordé de Prado Ciervo, aprovechando lo buena en lluvias que había sido la primavera, por lo que a principios de Junio, planeé junto con Paco, ir a Prado Ciervo, pero una enorme sabina tirada sobre la pista forestal, producto de la fuerte nevada acaecida a finales de Abril, nos impidió llegar. Después una sucesión de asuntos y compromisos variados, hizo que no pudiera ir hasta hoy, 12 de Julio del 2018, que es cuando sucede esta ruta que van a ver. 


Generalmente a principios de Julio, esta zona de la Serranía ya está agostada y hecha un secarral, pero ya he comentado que el año está siendo muy bueno, por lo que aún se ve algo verdear los prados en Julio, cosa impensable estos años atrás. Empecemos con la excursión fallida el día que fui con Paco. 
Decir que para llegar a Prado Ciervo hay que ir hasta el cruce de tres caminos, la carretera que baja al Albergue de Fuente de las Tablas, la carretera a Beaumud, y la tercera, la nuestra, que es una pista forestal que va a la Cierva.


  Aquella vez que fui con Paco en Mayo/2018 que no pudimos pasar por la sabina caída nos dimos un paseo.



No había pasado ni un mes desde una tremenda nevada acaecida en Abril que había tumbado árboles variados de muchas maneras distintas, al estar el suelo tan mojado de una época de lluvias muy fuerte y continuada.


                              Eso si, todo los prados de Prado Ciervo y alrededores....


                                        Estaban que daban gusto del verde y de la humedad.


                                               Rezumando agua por todos los lados.


Y vamos al día de la excursión princiapal donde planeé una ruta que desde Prado Ciervo, bajara por un barranco, la Reguera, para bajar a ver un sitio conocido en el mapa como los Hoyos, donde pude ver que subsistían restos de antiguas corrales de ganado llamados las Casillas, y de ahí llegar al río Guadazaón, ya que otro de mis objetivos, sino el más primordial, era darme un baño en alguna de la pocetas de rodeno de dicho río, aprovechando, una vez más, lo generoso hidrológicamente que estaba siendo el año, ya que ese tramo del Alto Guadazaón, para mediados de Julio de otros años apenas suele ser arroyete  de agua, incapaz de crear pozas de baño.
Andamos por Prado Ciervo dos meses después de las fotos de arriba, y vamos a ver algunos de sus navajos (lagunillas) estacionales y de origen artificial la mayoría que aún mantienen el agua.

                                                           Las hay de varios tamaños.

                                                         En esta sobresale algo blanco.

                                 Una cosa curiosa y algo extraña: una oveja ahogada.

                             En sus orillas podemos ver batracios de todos los tamaños.

Vamos a otra hondonada de Prado Ciervo, el día de julio que acometí la excursión de hoy, donde al fondo vemos animales.

     En este caso, es una manada de caballos pastando felices por estos prados tan solitarios.

                  Habría que llamarle entonces Prado Caballo, Prado Equino o Prado Jaco.



                          Pese a ser ya mediados de Julio, esto aún mantiene su color.

Nos salimos de estos últimos prados para buscar el fondo de la hondonada que vemos en la foto que se va encauzando y cerrando poco a poco.
En este mes asistí a ese hecho esperado con muchísimas ganas: como los pinos completamente arrasados por la procesionaria del 2017, volvían a echar hoja y recuperar su esencia.

La incipiente hondonada se convierte en un momento en el barranco de la Reguera de los Hoyos, y yo encuentro una sendeceja en la parte izquierda que me permite progresar con comodidad.
                                           Al fondo me sale ya el paraje de los Hoyos.


El Barranco de la Reguera vemos que se estrecha rocosamente y se hace imposible avanzar por dentro.
Saco esta vista de la Tinada de la Casilla enclavada en los Hoyos con esas hermosas laderas detrás.

Con lo que no conté por este tramo es con un elemento indeseado e inesperado, que hizo aquello algo tortuoso. Estoy hablando de la Genista scorpius. Si cogemos el primer nombre, con aires al Mediterraneo de Joan Manuel Serrat nada nos hace presagiar por donde quiero ir. ¡¡Mi cuerpo será camino, le daré verde a los pinos y amarillo a la Genista!!

Pero ¡ah! Amigos, como cojamos el 2º nombre,  scorpius, como cambian las tornas!!. Ese vocablo nos remite a escarpias que nos vienen a picotear en la piernas como fugaces pero punzantes pinchazos, y si ya os digo que se le conoce en toda la península ibérica como Aliaga, sabréis perfectamente a lo que me refiero. Hay que puntualizar que esto solo pasa en verano, en el que uno sale al monte con menos ropa –piernas al aire- o ropa más fina, ya que en Cuenca el resto del año con ropa más gruesa y larga, la aliaga es un arbusto más, al que no se le concede esta importancia.
Aun así, me encontré con sendas, caminos y carriles obsoletos pero suficientemente claros para que la aliaga no los hubiera invadido todavía, y por ello tuve que transitar, olvidándome por completo de ir a trochemoche ante los tupidos muros de aliaga que se veían.


                                             La senda se convierte en un carril en desuso.


Vistazo hacia atrás para comprobar que gracias a ese carril hemos podido llegar hasta aquí sin catar a la Aliaga ...todavía.


Remontamos un poco el barranco de los Hoyos para ver otra de las Tinadas de las Casillas, donde la vegetación las va ocultando.


La Aliaga forma unas barreras inextricables que da pavor pensar en atravesarlas con las canillas al aire.


Seguimos el carril que va en sentido descendente, mientras al fondo nos aparece la alargada silueta horizontal de la Sierra de Valdemeca, con el Collado Bajo (1839 metros)  a la izquierda del todo.


Al llegar a un alto echamos un vistazo hacia atrás para ver de donde venimos, de aquel fondo de barranco.


El mapa dice que por ahí hay una fuente pero no voy a ser yo el listo que vaya a comprobarlo.


Seguimos por el carril, mientras a nuestra izquierda el barranco de los Hoyos se va en dirección hacia el río Guadazaón.


                Llegamos a un punto más en alto donde se nos abren vistas más amplias. 



                                     A la derecha, estos verdes campos donde al fondo...


                                  Asoman las primeras casas de Valdemoro de la Sierra.


Y a la izquierda, esta hermosura de cerros con sus lomas alpinas que conforman el Valle del Guadazaón, y al fondo emerge un cerro al que identifico rápidamente.


Un 7000 serrano, el Monte Cerecea (1716 m.) entre los términos de Beamud y Valdemoro.

Una de las maravillas que me encontré en este punto fue como una pequeña dehesa donde un bello encinar con ejemplares de gran tamaño despuntaba, y aunque esto os pueda parecer normal por ser el árbol ibérico por excelencia, en la Sierra de Cuenca y alrededores, la Encina se cortó mucho antiguamente por el valor de su madera para la lumbre sobre todo, siendo más normal encontrártela en plan chaparras y carrascas, casi siempre abigarrada, aunque sé yo que los montes de Valdemoro son fecundos aún en hermosas encinas.
Ejemplares grandes son más normales verlos sueltos por la comarca de la Mancha. Había momentos que perfectamente podía ir andando por un paisaje más de la bella dehesa extremeña que por la Serranía de Cuenca. A todo ello, hay que sumarle dos o tres tinadas de ganado, y unas vistas fabulosas con el valle del río Guadazaón donde al final surge los 1700 metros del beaumucero Monte Cerecea, y más allá, a la derecha del Guadazaón, el gran cordal del Collado Bajo y sus 1836 metros.


                            Vayamos hacia el encinar, ya que el río está al otro lado.


 Son tan inusuales hoy en día en la Sierra de Cuenca, que cuando veo uno, lo disfruto mucho.


A mi personalmente me cambia mucho la percepción de ver una encina chaparra más baja y abigarrada, a ver ejemplares como los de esas fotos.


          Por momentos podría estar andando por algún lugar de la provincia de Cáceres.


                            La majadas que hay por allí realzan más la belleza del lugar.


    Sus interiores nos hablan del fecundo pasado relacionado con el pastoreo y la ganadería.


          Hay ejemplares que deben acercarse a edades longevas para esta clase de árbol.


         A la fresca sombra de unas cuantas de ellas, hice un avituallamiento de los míos.


No hace falta ser muy imaginativo para ver cosas y disfrutar con ellas en la Sierra de Cuenca.


En el tronco de una de ellas, veo que hace años alguien puso una botella de algo. Con el paso del tiempo, el árbol ha crecido y la ha aprisionado, haciéndola suya.


Decir aquí que antes si salía al monte más veces los meses de julio, agosto y septiembre, siempre planeando que hubiera río cerca o que la ruta terminara con baño. Hoy en día, quitando algunas excursiones fluviales al Tajo, Guadiela o Escabas, esos tres meses de canícula son los que menos salgo al monte con diferencia. Por eso, ya por esta parte de la ruta, aún con la fresca sombra de las encinas, el calor apretaba y en mi cabeza se iba formando la imagen de mi baño en pelota picada en las "rodenas" aguas del Guadazaón.
La cuestión era que no es un río muy caudaloso por estas fechas, pero confiaba en la buena primavera habida, y otra cosa es que es un río en este tramo muy rocoso, cosa buena y mala a la vez para encontrar pozas donde me pueda meter de cuerpo entero. Espero tener suerte y dar pronto con una poza de esas, y no tenga que estar progresando mucho río arriba o río abajo buscando baño, porque si no, será demasiado plus añadido a la excursión.


           Miro el mapa para ver por donde no haya precipicios y poder acceder al río.



              Llego al río, comprobando la humedad y frondosidad existente allí dentro.



      Tengo suerte, pues muy cerca de donde accedo al río, aparece esa maravilla de poceta.


Seguro que mi club de fans está esperando fotos de ese baño en bolas pero siento defraudaros. Debéis hacer uso de la imaginación ;-)


Ese rato después del baño, que te vuelves a poner la ropa todo fresquito, es un momento delicioso.


Si uno se queda un rato mirando el agua cristalina, pronto vera aparecer cangrejos de río. No sé deciros si es el cangrejo autóctono o es el americano.


Me gusta tanto aquello y se está tan fresquito, que decido bajar un tramo de rio, echando un vistazo a la poceta donde me he quitado los calores.

       Ya que sé además, que por ahí empieza el tramo que se encañona y se pone espectacular.




Me encuentro con otro sitio donde me podría haber metido casi entero, y además con playita de bandera azul.



Los precipicios toman tamaños considerables pero debo salirme de ahí, que no está dentro del plan la ruta fluvial.



        En esta ladera de robles veo que ya puedo salir de dentro, e iniciar el camino de vuelta.



                             Por ahí encuentro un paso para poder salir del cañón del río.


               Salgo a este prado, estando la pequeña dehesa extremeña arriba a la derecha.



                    Peculiares ejemplares de encina me avisan de la proximidad del paraje.


Vuelvo con el atardecer al coche, siguiendo el mismo camino de ida, viendo como se van preparando nubes de formas caprichosas.


          Plano con la ruta realizada de ida y vuelta, siendo el círculo el principio de la misma.

Hasta la próxima!!

Comentarios

  1. Hola Toni,

    No podías quedarte si ver este rincón tan bonito con el verdor de las lluvias.

    Me ha dejado parado la gran cantidad de paisajes diferentes tan juntos, verdes prados, zonas de monte bajo y sus odiosas aliagas, pinos, carrascas, riachuelos, si es que has visto hasta cangrejos!!! Por cierto, yo diría que es el autóctono, los americanos son un poco más oscuros y con una tonalidad que muchas veces tira al rojizo.

    Muy mal eso de no mostrar fotos del baño, que va a ser todas tus fans que esperaban deleitarse con una sesión fotográfica tuya... jejeje

    Salud, cangrejos y baños en pelotas!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola David.

      Pues si, debo reconocer que a mí también me sorprendió la excursión pues cambia mucho el paisaje de andar por lo alto de Tierra Muerta en Prado Ciervo a bajar de altitud y ver ese encinar y abajo del todo el ecosistema de rodeno de un río pequeño.
      Yo también me inclinaba por el autóctono pero no estaba seguro al 100%.
      Como dice José Saiz han introducido otra especie para acabar con el cangrejo Trump.

      Jjejeje, calla calla que mis fans son muy persuasivos.

      Salud y tres días te quedan!!

      Eliminar
  2. Buen reportaje. El cangrejo es autóctono (o así me lo parece). El cangrejo americano es rojo y el canadinse vs australiano, que se ha introducido recientemente para eliminar el americano, también es verde pero con unas pinzas mucho más grandes y color negro en el reverso de las pinzas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola José.

      Como le digo a David, también me inclinaba por el autóctono aunque no estaba seguro del todo, lo que no sabia era la introducción del canadiense/australiano para acabar con el americano, muy curioso el dato.

      Un abrazo.

      Eliminar
  3. No sabía yo que te echan para atrás cuatro aliagas de nada!!! jajajaja.

    Buena ruta, si señor, con multitud de contrastes.

    Esta primavera estuve trazando una ruta circular por estos parajes de Prado Ciervo, pero al final no pudimos ir. A ver si a la próxima sale adelante esta ruta.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Luis and cia.

      Si lo suyo era después del baño, meterme a las aliagas sin ponerme la ropa, jajaja

      Si pilláis Prado Ciervo en primavera muuuucho mejor...

      Un saludo.

      Eliminar
  4. Como siempre, precioso reportaje en el que tenemos de todo. Hasta me ha recordado los montes de Extremadura, por tantas encinas. Las fotos, muchas espectaculares y una o dos muy bonitas por lo frondoso que se ven por la humedad o riachuelo y no falta ni un cangrejo,sea o no autóctono. Espero recibir muchas más excursiones para, al menos disfrutar de ello, por las fotos y las muy bien detalladas explicaciones. Gracias por todo.

    ResponderEliminar
  5. Hola Unknown.

    Encantado que te guste y gracias por tus palabras. Tu también ves un trocito de Extremadura en los montes de Valdemoro.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  6. Luego me lo leo despacio, pero tiene muy buena pinta.

    ResponderEliminar
  7. Hola Toni.

    Bonito recorrido paseando por verdes prados, bellas lagunas estacionales, laderas serranas, orgullosas encinas y un río en el que apagar los colores producidos por la caminata. Bonito resulta el poder ver animalejos varios, bueno, lo de la oveja muy agradable no es jeje.
    En la zona en la que me muevo habitualmente son abundantes las aliagas, tollagas las llaman en el Alto Mijares, así que en más de una ocasión he tenido que batallar con ellas, sin posibilidad de tener un carril para evitarlas, acabando sometido a una sesión gratuita de acupuntura natural aleatoria, como diría Goterris, o con brazos y piernas hechos un ecce hommo, que diría el amigo Paco Domingo jajaja.

    Como mola la encina alíen!!

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Dani.

      jajaja cierto que lo de la oveja no es agradable pero me chocó mucho, ya que no había visto nunca una muerta dentro del agua. Las he visto muertas pero dentro del agua como ahogadas nunca. En el cuento de Zacarías me invento que la perseguían lobos y se metió adrede al agua pero la verdad sera otra que desconozco.

      Si la aliaga/tollaga cada vez está más presente en nuestras sierras, tambien debido a esa despoblación paulatina. Aquí es como te digo, que si fuera invierno habría avanzado por esos muros de aliaga sin percatarme de la misma pero el resto del año con estos calores llevamos camino de acabar ecces homos, jejeje.

      La encina depende por el sitio que llegues a verla porque sin llegas un poco más escorado a un lado ya no ves esos ojos y boca. El día que la puse en el facebook la foto, a la gente le flipo. A mi me recordaba a la peli, que no sé si habrás visto de guillerme del toro, el labertinto del fauno, donde salen unos monstruos ligeramente parecidos.

      Un abrazo.

      Eliminar
  8. Exclente reportaje Toni, el cangrejo creo yo que es autoctono como dice Jose Saiz, lo que me maravilla es lo verde que estan los prados y la vegetacion que tapiza el monte , a pesar de la poquilla agua que cae del cielo que falta hace, gracias por el reportaje y las fotos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Miguel.

      Choca la verdad el ver estos prado tan verdes en estos tiempos donde está todo agostado y dura tan poco el verde, pero bueno ahí está la cuestión, ir en ese final de invierno, primera mitad de la primavera.

      Eliminar
  9. Me encanta tu blog que ilustrativo y educativo es para un "serrano" novel como yo siempre me es de gran ayuda Gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Miguel.

      Pues nada, yo encantadísimo de que os guste y os sirva de ayuda. Gracias por leerme y comentar.

      Un saludo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares