LA CABEZA DEL CASTELLAR DEL ESCABAS Y LOS RESTOS DE SU CASTRO CELTÍBERO.
Un buen
observador del terreno y del mapa topográfico como un servidor llevaba tiempo
que le había echado el ojo a esos barrancos que le entran de manera
perpendicular al río Escabas en su valle, parte derecha si miras río abajo,
antes de llegar a Fuertescusa.
La
geología del valle del río Escabas protege a este con una inmensa y alargada
coraza de cuchillos, crestas y promontorios rocosos que asombra al caminante
que avanza por estos agrestes y hoscos
montes.
A dicha
coraza de blanca y alpina caliza hay que echarle encima, hasta que el ojo
llega, ese infinito manto de verdes pinos y glaucos bujes que pueblan este
trozo de mapa serrano que asemeja a una piel curtida llena de cicatrices y
cubierta por una gruesa y verde pelliza, contribuyendo a que el avance por estos
lares sea arduo y duro aunque muy gratificante.
Unos
cuantos barrancos se arman de osadía y horadan la roca, no mucho pero lo
suficiente para que por ahí pasen las aguas que vienen de lo alto de las
muelas. Bastante es que estas exiguas aguas hayan logrado agrietar la
superlativa roca dolomítica. Y digo exiguas pues generalmente por esos
barrancos y estrechos correrán aguas en épocas invernales cuando los cielos
serranos descargan con generosidad. Durante todo el año, el agua suele aparecer
dentro del valle del río, en multitud de fuentes y manantiales, quedándose
secos estos estrechos de parte alta.
Estos
barrancos antes de forzar y abrir la roca suele crear unos pequeños valles
perpendiculares al río y más arriba en altitud. En idioma serrano escabista a
estos vallecetes se les llama Hoyas, y a su vez son creadas por muchas ramblas
que vienen de la parte alta de las muelas. Las Hoyas en Cuenca vienen a ser
hondonadas que se han cultivado desde antaño.
Se
puede decir que básicamente tenemos tres alturas: la parte alta de las muelas
donde estaríamos de 1300/1400 metros en adelante; luego dentro de las Hoyas
sobre los 1100/1200 metros, y por último, el río Escabas que anda en este tramo
por los 900 metros.
Vamos a ver tres barrancos, el de la Cueva Honda, el de la Cañada Honda y el del Pruipinarejo. Vaya con este último nombre se dirán. He investigado de donde puede venir este topónimo y no tengo ninguna teoría. Solamente Chema “Purasierra” Checa se aventuró a comentarme que quizás venia de la Pruina que es el recubrimiento céreo y muy tenue que presentan las hojas, tallos o frutos de algunos vegetales. Recuerdo que el día que me fui a ver este último barranco y se lo comenté a Maru, esta me miro extrañada y me dijo que si me inventaba los nombres.
Después repasando mi documentación sobre Fuertescusa veo que al lugar también se le llama Prespinarejo, cambiando notablemente el vocablo. En todo caso, un extraño topónimo del que no sabemos su significado.
Otra cosa muy atrayente de estas sucesivas Hoyas y sus
barrancos es que entre ellas suele haber un collado en alto que nos lleva al
puntal o prominencia rocosa que las separa. Esos atalayas suelen ser sitios
espectaculares para otear la belleza del valle del río Escabas en nuevas
perspectivas no vistas hasta entonces.
En esta entrada, y como viene siendo normal en el blog, verán fotos de dos ocasiones que estuve por allí; una que fui solo y otra que estuve con mi amigo Ignacio.
En esta entrada, y como viene siendo normal en el blog, verán fotos de dos ocasiones que estuve por allí; una que fui solo y otra que estuve con mi amigo Ignacio.
En la primera excursión yo solo, la de la Hoya del Pruipinarejo,
veremos el atalaya rocoso en forma de losa balcón, llamado Las Cabezas, que
separa esta Hoya del Pruipinarejo de la siguiente Hoya, el Hoyo de los Castillos, la más
grande de todas.
En esta ocasión, con el todoterreno cogeremos un carril que sale del valle donde está el pueblo de Fuertescusa, avanzaremos un trecho, y luego ya iremos a pata para ver la Hoya del Pruipinarejo o Prespinarejo.
Camino de la Hoya del Pruipinarejo paso por donde hay recios y hermosos pinos.
También se nos abren vistas del valle del Escabas con tinadas diseminadas por sus laderas, mientras al otro lado................
Un viejo conocido nuestro, el Costerón que exploramos en esta ocasión.
En un claro del camino, le doy al zoom para ver parte del valle del Escabas. Ahora bajaremos a la Hoya del Pruipinarejo que estaría a la izquierda de la foto, y nuestro objetivo es llegar a ese otro lado de la izquierda.
Ya hemos bajado al fondo de la Hoya del Pruipinarejo, la más pequeña y menos profunda de todas.
¿Que llevarían los hombres y mujeres de esta hoya en esta vasija totalmente vintage?
Ya estamos llegando a ese puntal rocoso de las Cabezas, que estaría a la derecha de la foto.
El valle del río Escabas se nos presenta en plenitud.
Sitio este puntal de las Cabezas muy espectacular y donde comí y me eché una mini siesta.
Si miramos en la otra dirección, río abajo, tampoco es manca la vista que se nos presenta.
Maravillosa vista de como el río abre brecha entre miles de pinos y formas rocosas de todos los tamaños.
Con la cresta de los Galayos escoltando el río, y encima de ella, en esas planicies, estaría el despoblado de Carrascallano Ver aquí.
El círculo es donde nace la pista/carril y la línea discontinua es lo que hice con el coche, y luego con las flechas llegamos a las Cabezas. Realmente no fue una jornada de senderismo y si de exploración con el todoterreno.
Y en la excursión con Ignacio, la hicimos distinto, pues salimos desde abajo, desde el mismo río Escabas, subiendo por el viejo camino del Bco. de Cueva Honda para ver este Hoyo de los Castillos y luego subir al atalaya rocoso conocido como Cabeza del Castellar, que separa este Hoyo de los Castillos de la siguiente hoya, la Hoya del Castellar, a la que bajaremos desde dicha Cabeza y volver a bajar al río por el viejo camino que pasa por el estrecho y baja al río Escabas.
En esta ocasión, con el todoterreno cogeremos un carril que sale del valle donde está el pueblo de Fuertescusa, avanzaremos un trecho, y luego ya iremos a pata para ver la Hoya del Pruipinarejo o Prespinarejo.
Camino de la Hoya del Pruipinarejo paso por donde hay recios y hermosos pinos.
También se nos abren vistas del valle del Escabas con tinadas diseminadas por sus laderas, mientras al otro lado................
Un viejo conocido nuestro, el Costerón que exploramos en esta ocasión.
En un claro del camino, le doy al zoom para ver parte del valle del Escabas. Ahora bajaremos a la Hoya del Pruipinarejo que estaría a la izquierda de la foto, y nuestro objetivo es llegar a ese otro lado de la izquierda.
Ya hemos bajado al fondo de la Hoya del Pruipinarejo, la más pequeña y menos profunda de todas.
¿Que llevarían los hombres y mujeres de esta hoya en esta vasija totalmente vintage?
Ya estamos llegando a ese puntal rocoso de las Cabezas, que estaría a la derecha de la foto.
El valle del río Escabas se nos presenta en plenitud.
Sitio este puntal de las Cabezas muy espectacular y donde comí y me eché una mini siesta.
Si miramos en la otra dirección, río abajo, tampoco es manca la vista que se nos presenta.
Maravillosa vista de como el río abre brecha entre miles de pinos y formas rocosas de todos los tamaños.
Con la cresta de los Galayos escoltando el río, y encima de ella, en esas planicies, estaría el despoblado de Carrascallano Ver aquí.
Y en la excursión con Ignacio, la hicimos distinto, pues salimos desde abajo, desde el mismo río Escabas, subiendo por el viejo camino del Bco. de Cueva Honda para ver este Hoyo de los Castillos y luego subir al atalaya rocoso conocido como Cabeza del Castellar, que separa este Hoyo de los Castillos de la siguiente hoya, la Hoya del Castellar, a la que bajaremos desde dicha Cabeza y volver a bajar al río por el viejo camino que pasa por el estrecho y baja al río Escabas.
Con esta segunda excursión, doy por investigado aquello, ya
que si siguiéramos habría otra hoya más con sus atalaya collado, en este caso,
la Cabeza del Calderín, pero al ver que está completamente cubierto de pinos,
desechamos la idea de subir a él.
Dejamos el coche muy cerca de la carretera y comenzamos la subida.
En todo momento, encima nuestro tenemos la muralla natural que conforma el valle del río.
A mitad de la ladera nos desviamos a un saliente para poder otear vistas, teniendo cuidado pues hay un buena caída.
Dirección río abajo vemos como serpentea el Escabas por su alpino cañón.
Al fondo con zoom, sacamos al Costerón y todo el laderón que hay que subir para llegar a su punta.
Si miramos dirección río arriba, vemos los la niebla hecha jirones aún flota por el cañón.
Aunque más al fondo del valle podemos ver como el amanecer aún mantiene niebla en los recovecos.
Seguimos subiendo, puestos ya sobre el cauce del Barranco de la Cañada Honda.
Pasando ahora con toda comodidad por el camino que atraviesa el estrecho
Que nos deja dentro de la Hoya del Castillo o de los Castillos, donde quedan restos de viejas tinadas.
El mapa nos marca la Fuente del Suero que encontramos como manantial.
Y allí cerca, esta extraña roca artificial que no sabemos el porqué de estar ahí.
Vamos a salir de la Hoya del Castillo para tener mejores perspectivas.
Por ejemplo de nuestro principal objetivo, toda aquella cresta conocida como la Cabeza del Castellar.
Con el zoom compruebo que este lado del Castellar parece inaccesible.
Vamos para allá, comprobando que no va a estar fácil, al haber ramblas hechas por la lluvia que desgajan la ladera.
Y tramos, sin senda alguna, que nos van a exigir clavar bien las botas para subir la pendiente.
Llegamos al collado que separa la Hoya de los Castillos de la Hoya del Castellar, viendo que aquello se llegó a labrar en tiempos pretéritos.
Dejamos el coche muy cerca de la carretera y comenzamos la subida.
En todo momento, encima nuestro tenemos la muralla natural que conforma el valle del río.
A mitad de la ladera nos desviamos a un saliente para poder otear vistas, teniendo cuidado pues hay un buena caída.
Dirección río abajo vemos como serpentea el Escabas por su alpino cañón.
Al fondo con zoom, sacamos al Costerón y todo el laderón que hay que subir para llegar a su punta.
Si miramos dirección río arriba, vemos los la niebla hecha jirones aún flota por el cañón.
Aunque más al fondo del valle podemos ver como el amanecer aún mantiene niebla en los recovecos.
Seguimos subiendo, puestos ya sobre el cauce del Barranco de la Cañada Honda.
Pasando ahora con toda comodidad por el camino que atraviesa el estrecho
Que nos deja dentro de la Hoya del Castillo o de los Castillos, donde quedan restos de viejas tinadas.
El mapa nos marca la Fuente del Suero que encontramos como manantial.
Y allí cerca, esta extraña roca artificial que no sabemos el porqué de estar ahí.
Vamos a salir de la Hoya del Castillo para tener mejores perspectivas.
Con el zoom compruebo que este lado del Castellar parece inaccesible.
Vamos para allá, comprobando que no va a estar fácil, al haber ramblas hechas por la lluvia que desgajan la ladera.
Y tramos, sin senda alguna, que nos van a exigir clavar bien las botas para subir la pendiente.
Llegamos al collado que separa la Hoya de los Castillos de la Hoya del Castellar, viendo que aquello se llegó a labrar en tiempos pretéritos.
Por último, algunos lectores os habréis fijado que han
aparecido los topónimos Castillo y Castellar, lo cual quiere decir, y más aun
conociendo esta comarca de Fuertescusa que fue sitio idóneo de pequeños
enclaves prerromanos como el Castro del Castillo en el propio pueblo de
Fuertescusa o el del Costerón, ya visto aquí.
Mirando el mapa veíamos que la Cabeza del Castellar, esa
atalaya que separa el Hoyo del Castillo de la Hoya del Castellar se ve muy
rocoso e inexpugnable, dos buenos requisitos para que los celtiberos buscaran seguridad, cobijo y defensa en ese prominente saliente de
roca caliza.
Hasta allí arriba subimos Ignacio y yo, no sin esfuerzo, ya
que las laderas inclinadas y el desmoronamiento de rocas hacia eso bastante
duro. Comprobamos que solo hay una parte, la sur, que es medianamente accesible
y por ahí es por donde entramos a la parte alta.
Vamos a bordear para intentar subir al Castellar por el otro lado (lado sur)
La subida dura, imaginándonos que no debiera hacer mucho tiempo por el tamaño de la encina que el perolo ese rulara hasta que lo frenara el árbol.
Un alto para coger aire y ver ya arriba las paredes propias de la Cabeza del Castellar.
No encontramos una primera capa de estratos rocosos que por suerte podremos pasar un poco más adelante.
Desde aquí ya nos asoma esta perspectiva parcial de la siguiente hoya, la de Castellar, y enfrente arriba, totalmente cubierta de pinos, la Cabeza del Calderín.
Ahora si que nos ponemos debajo mismo de la pared del Castellar.
Puede ser que de aquí cogieran la piedra para un posible asentamiento celtibero en la parte superior.
Y por aquí está la única manera de subir a la parte de arriba, que es por estas piedras escalonadas o una pendiente inclinada de ladera que hay a la izquierda.
Vamos a bordear para intentar subir al Castellar por el otro lado (lado sur)
La subida dura, imaginándonos que no debiera hacer mucho tiempo por el tamaño de la encina que el perolo ese rulara hasta que lo frenara el árbol.
Un alto para coger aire y ver ya arriba las paredes propias de la Cabeza del Castellar.
No encontramos una primera capa de estratos rocosos que por suerte podremos pasar un poco más adelante.
Desde aquí ya nos asoma esta perspectiva parcial de la siguiente hoya, la de Castellar, y enfrente arriba, totalmente cubierta de pinos, la Cabeza del Calderín.
Ahora si que nos ponemos debajo mismo de la pared del Castellar.
Puede ser que de aquí cogieran la piedra para un posible asentamiento celtibero en la parte superior.
Y por aquí está la única manera de subir a la parte de arriba, que es por estas piedras escalonadas o una pendiente inclinada de ladera que hay a la izquierda.
Dicha parte alta esta compuesto de dos partes, dos promontorios, la más llana
que se asoma al valle del río Escabas, y luego la más rocosa e inaccesible que
se asoma al interior con vistas a las dos Hoyas. Nuestro error estuvo que al
principio llegamos a pensar que de haber existido algo celtibero hubiera sido en
esta parte más inexpugnable y rocosa, y tras un barrido minucioso, no
encontramos más que un tramo de murete semioculto por la tierra, siendo aquello un hermoso sitio mirador.
Llegándonos nuestra sorpresa al inspeccionar el otro promontorio, más llano, ya que allí si llegamos a observar algunos restos claros de un asentamiento prerromano. Al descubrir eso, deducimos rápidamente que en la 1ª parte, la más rocosa y vertical tuvo que haber algo, tipo vigilancia, pero actualmente no queda ningún resto visible. En todo caso, un sitio especial donde se ve la orografía del río Escabas y sus cielos.
Vamos a parte rocosa, donde tendremos que bordearla con cuidado buscando el posible acceso.
Este es el único punto por donde se puede acceder al promontorio rocoso.
En ese lado me encontré semioculto por la tierra estos restos. Eureka!! Allí hubo algo. Seguro que hay más restos, tipo aljibe o habitáculos.
Ya estamos en la parte alta.
Vamos con la vistas, porque a un lado tenemos de donde venimos: la Hoya de los Castillos.
Vean que lugar tan inaccesible esta Cabeza del Castellar.
Lo que está más allá, delante de Ignacio es la extensa superficie de la Muela del Rebollar.
Hacia el otro lado, la ladera se lanza vertiginosamente hacia abajo. Nosotros hemos venido por la izquierda, parte inferior de la foto.
Después de explorar esto, deberemos bajar allí abajo, nuestro próximo objetivo: la Hoya del Castellar.
Pasar por ese estrecho y llegar al Valle del Escabas que se muestra al fondo esplendoroso con esos maravillosos pinares tan característicos de la Sierra de Cuenca.
Llegándonos nuestra sorpresa al inspeccionar el otro promontorio, más llano, ya que allí si llegamos a observar algunos restos claros de un asentamiento prerromano. Al descubrir eso, deducimos rápidamente que en la 1ª parte, la más rocosa y vertical tuvo que haber algo, tipo vigilancia, pero actualmente no queda ningún resto visible. En todo caso, un sitio especial donde se ve la orografía del río Escabas y sus cielos.
Vamos a parte rocosa, donde tendremos que bordearla con cuidado buscando el posible acceso.
Este es el único punto por donde se puede acceder al promontorio rocoso.
En ese lado me encontré semioculto por la tierra estos restos. Eureka!! Allí hubo algo. Seguro que hay más restos, tipo aljibe o habitáculos.
Ya estamos en la parte alta.
Vamos con la vistas, porque a un lado tenemos de donde venimos: la Hoya de los Castillos.
Vean que lugar tan inaccesible esta Cabeza del Castellar.
Lo que está más allá, delante de Ignacio es la extensa superficie de la Muela del Rebollar.
Hacia el otro lado, la ladera se lanza vertiginosamente hacia abajo. Nosotros hemos venido por la izquierda, parte inferior de la foto.
Después de explorar esto, deberemos bajar allí abajo, nuestro próximo objetivo: la Hoya del Castellar.
Pasar por ese estrecho y llegar al Valle del Escabas que se muestra al fondo esplendoroso con esos maravillosos pinares tan característicos de la Sierra de Cuenca.
En esta foto podemos ver los dos promontorios; este el rocoso donde estamos, y allí delante se ve el otro cerrete que es donde iremos después.
Pese a no encontrar más restos, compruebo que el cerro rocoso es sitio idóneo para que hubiera un asentamiento.
En este punto me entra algo de decepción por no encontrar ningún resto, más aún en un sitio tan cojonudo para que hubiera algo. Hay que decir que el sitio tan expuesto a los elementos, rocoso, inaccesible y vertical hace que los posibles restos hayan desaparecido. Aunque ahí está ese tramo de piedras semienterradas de la foto de antes, puesto muy cerca de donde está la única entrada a este atalaya rocoso.
Otra cosa es que hubiera habido un aljibe para el agua pero con la inspección del otro promontorio y la riqueza fluvial y acuática de toda esta comarca con multitud de manantiales, pienso yo que no hacía falta.
Además, es un lugar mágico de esos de hacer un descanso para comer unos frutos secos viendo estos paisajes verdes y el concéntrico vuelo de los buitres.
Vamos al otro promontorio, donde vemos que es una superficie amuelada. Hay que recordar que aunque esta parte parezca más accesible, solo se puede llegar aquí por donde subimos Ignacio y yo, en el tramo de las piedras escalonadas.
Pinchen la foto donde os pongo este mapa modificado para que veáis por donde subimos nosotros.
Pinchen la foto donde os pongo este mapa modificado para que veáis por donde subimos nosotros.
Me voy a ver los suaves bordes de esa planicie y ¡¡Eureka ahora si que si!! allí ocultos por la tierra se ven sillares conformando el perímetro de lo que seria el asentamiento.
Todo el perímetro suroeste, el que da al valle del río, está conformado con los restos del viejo muro semi tapados, que debiera circundar el pequeño asentamiento.
Los restos de muros que circundaban la planicie son muy visibles y evidentes. Peculiar la distribución de este castro en toda la Cabeza del Castellar, y una lástima que no se haya conservado más restos.
Los restos de muros que circundaban la planicie son muy visibles y evidentes. Peculiar la distribución de este castro en toda la Cabeza del Castellar, y una lástima que no se haya conservado más restos.
Otra gran y grata sorpresa es encontrarnos en la superficie restos de lo que fue un habitáculo del asentamiento.
Atención a esta foto tomada desde las Cabezas del Prespinarejo. En ella se ve bien las dos partes del castro celtíbero de la Cabeza del Castellar.
Después de eso, bajaremos a la Hoya del Castellar, mucho más
agreste que el Hoyo de los Castillos, y allí, entre mucha maleza y vegetación,
buscaremos el cauce seco del arroyo, y con ello, una vieja senda que hace que
pasemos por el Estrecho sin apenas apuros.
Una vez dentro del valle del Escabas, buscaremos otra escondida senda que nos llevará hacia el coche pero antes buscaremos las ruinas de lo que en el mapa viene como Huerta Rubia, una olvidada aldeilla con mucha tinada de ganado, todas ruinosas y comidas por la vegetación, aunque en un bello sitio, aprovechando las pocas explanadas horizontales que se forman dentro del valle del río Escabas.
Desde la planicie del castro podemos ver abajo del todo el río Escabas, al que no habíamos visto todavía.
Vamos a intentar volver yendo paralelos al valle del río.
Ya que hemos visto un cresta bien maja, aunque la abandonamos pronto porque aquello se pone peligroso.
Reculamos y bajamos más o menos por donde subimos, yendo por una vertiginosa cuesta abajo.
Ya hemos encontrado la senda que va paralela al cauce seco del Barranco y al fondo se ve el estrecho.
Una vez dentro del valle del Escabas, buscaremos otra escondida senda que nos llevará hacia el coche pero antes buscaremos las ruinas de lo que en el mapa viene como Huerta Rubia, una olvidada aldeilla con mucha tinada de ganado, todas ruinosas y comidas por la vegetación, aunque en un bello sitio, aprovechando las pocas explanadas horizontales que se forman dentro del valle del río Escabas.
Desde la planicie del castro podemos ver abajo del todo el río Escabas, al que no habíamos visto todavía.
Vamos a intentar volver yendo paralelos al valle del río.
Ya que hemos visto un cresta bien maja, aunque la abandonamos pronto porque aquello se pone peligroso.
Reculamos y bajamos más o menos por donde subimos, yendo por una vertiginosa cuesta abajo.
Ya hemos encontrado la senda que va paralela al cauce seco del Barranco y al fondo se ve el estrecho.
Pasamos el estrecho y nos desviaremos a coger una senda que se convierte rapidamente en un viejo camino que va a media ladera. Debe de ser el olvidado camino para llegar a Huerta Rubia.
Estamos en Huerta Rubia, la cual cuesta encontrar de lo oculta que está por la vegetación.
Ubicada en unas terrazas horizontales a mitad de ladera y bastante lejos aún del río y la carretera.
Investigando aún encontramos restos de cuando aquellas casas/tinadas estaban enteras y habitadas.
Para completar esta gran circular solo nos queda avanzar a media ladera y allí delante torceríamos a la izquierda y bajaríamos a la carretera. ¡¡Las cervezas estaban merecidas!!
Veamos todo esto desde la distancia. Foto primera.
Foto segunda.
Foto tercera.
El círculo como siempre es el punto de salida, y que no os engañe el mapa pues aunque parezca de poca distancia, es una ruta que lleva su tiempo, terreno muy hosco y con muy pocas sendas, más que las que pasan por los estrechos.
Una persona experta en topografía me manda esta aclaración en que respecta al topónimo de Pruipinarejo. La transcribo aquí, tal y como me la contó, dándole mil gracias.
"Ese hidrónimo tiene para mi el origen siguiente:
El círculo como siempre es el punto de salida, y que no os engañe el mapa pues aunque parezca de poca distancia, es una ruta que lleva su tiempo, terreno muy hosco y con muy pocas sendas, más que las que pasan por los estrechos.
Una persona experta en topografía me manda esta aclaración en que respecta al topónimo de Pruipinarejo. La transcribo aquí, tal y como me la contó, dándole mil gracias.
"Ese hidrónimo tiene para mi el origen siguiente:
En la cartografía más antigua, una planimetría de 1908 no figura. Seguramente porque en esa campaña topográfica les interesaban más las líneas límites entre poblaciones que en el interior de los términos municipales.
Después en 1939 aparece cuando se preparaban para hacer la primera edición del Mapa Topográfico Nacional a escala 1/50.000 que se edito unos años más tarde 1946.
Viene escrita como "Prui Pinarejo" (por separado) y viene referido tanto a un barranco como a una fuente situada en el 'valle alto'
Si vemos la topografía de la zona, se ve que son como dos valles separados:
Uno alto, rodeado de elevación por los cuatro puntos cardinales y donde esta la fuente, y después de pasar un estrechamiento, otro más barranco y abierto al sur que da al río Escabas. Luego trataré estos estrechamientos. El valle alto al estar rodeado de elevaciones que producen un hondonada hace que el agua para salir al Escabas, para escapar rompa estas y produzca el estrechamiento.
Ahora trataré la semántica
- "Prui", puede provenir del término 'pruina' que la RAE dice, aparte de lo que menciona tu amigo, otra acepción en desuso: helada o escarcha.
- "Pinarejo" Pinar con además la terminación -ejo que es diminutiva o despectiva.
La fotografía aérea más antigua (1956-57) muestra un pinar compacto pequeño (de algo mas de 1 hectárea) en el entorno de la fuente. Hay también pinos muy dispersos y de menor altura (sombra) en el resto de este valle alto y en la mitad este del valle bajo pero no como este trozo.
Conclusión: el nombre seguramente del barranco proviene de la fuente y ésta a su vez, para diferenciarla de las demás fuentes, hace referencia a que está situada junto a un pinar pequeño en el que permanece mucho tiempo la escarcha dada su situación en lo más bajo de hoyo y protegido del Sol.
Respecto a los estrechamientos, como curiosidad toponímica te diré que en Pruipinarejo no tiene nombre pero que de modo particular aquí y los de los valles siguientes hacia el este, el de "Cañada Honda" (antiguamente de Santa Maria) y el de "Cueva Honda" (ya me extraña dos nombres iguales tan cercanos), sus estrecho se denominan "Puertas" (de Santa Maria y de la Canaleja respectivamente). este uso de 'puerta' debe hacer referencia a que pueden ser transitados (no tengo en cuenta la vegetación) en oposición al de Pruipinarejo (se juntaron la palabras en la edición de 1946) que no existe ese nombre y es porque no debe ser un paso practicable."
Espero que os haya gustado esta entrada escabista, y eso que no aparece el río más que en una foto, pero guarda la magia de este enorme paraje medioambiental y paisajístico, corazón y pulmón de la Serranía de Cuenca.
Hasta la próxima.
Hola Toni.
ResponderEliminarArdua tarea de investigación!. La verdad que contra más intrincado es el lugar, más difícil parece de encontrar restos de otras civilizaciones, pero oye al final aparecen.
Aunque como bien dices, el tramo andando no es mucho, moverse por esas zonas es una ardua tarea, en las que hay que ir despacio o desandar algunos tramo, hasta encontrar el paso.
Un saludo
Hola Eduardo.
EliminarTengo claro que lo difícil que es llegar allí arriba es lo que ha mantenido esos pocos restos y el lugar bastante inalterado. Otra cosa, como atestigua esa encina sujetando esa enorme roca, que el promontorio rocoso, curiosamente, es de piedra conglomerado mucho menos fuerte que la caliza. De hecho arriba vimos grietas y rocas desprendidas, cosa que quiere decir que cuando haga una tormenta fuerte no es buen sitio estar subiendo al Castellar por esas laderas.
Exactamente, es como tu dices, lugar sin referencias previas, muy pocas sendas, muchas desaparecidas, y la labor de explorar al final te lleva un montón de tiempo y un buen tute a las piernas.
Un saludo.
Hola Toni.
ResponderEliminarMe encanta cuando pones el modo "explorer", y sobre todo cuando la búsqueda arqueológica obtiene su recompensa. La manera tan detallada en que lo narras nos hace sentir a los demás partícipes en la aventura. Ya te lo he comentado otras veces, pero supongo que el subidón que te producirá encontrar esos restos, por pocos que sean, será enorme. Por otra parte, impresionantes paisajes estos del Escabas, tanto esas extensiones de pinar como las más altas crestas calizas.
Un pruipinabrazo...o prespinabrazo, como tu prefieras ;-)
Hola Pruipidani.
EliminarMe alegra que te haya gustado pues lo que busco con la narración de este tipo de entradas es intentar hacerla clara, que se entienda y no es tarea fácil. Por otra parte, también amena, aunque en esta pienso que se me fue la mano con la escritura y me salió demasiado texto, sobre todo al principio.
Además, como tú dices, fue un subidón. Además, porque solo teníamos la referencia de algo celtibero con el nombre del Castellar. Ni en internet ni nadie por ahora me ha comentado de esos restos. De todas formas, aparte de esos paisajes, disfrutamos mucho con esa subida a un sitio tan protegido y poco accesible.
Un abrazo.
Hola Toni,
ResponderEliminarComo siempre, nunca dejas de sorprendernos con tus crónicas de investigación, que pasada esos rincones que descubres y esos restos arqueológicos.
Si es que solo te falta el sombreo y el látigo y ya tenemos al Indiana Jones conquense... jejeje
El sitio me ha parecido una maravilla, un lugar al que cuesta llegar pero que te regala espectaculares vistas.
Ahora a ver con que otro rincón nos sorprendes.
Salud, investigación e Indiana Jones!!!
Hola David.
ResponderEliminarEs cierto que aquí en Cuenca, a mi juicio, falta mucha investigación sobre los castros y asentamientos celtiberos en la zona de la Sierra, y que haya un catálogo de ellos.
En la zona alcarreña hay también aunque allí pueden ser más de tipo romano/visigodo o incluso de edades antes de los Celtíberos.
Como le digo a Dani fue un subidón total porque a los chulos que estaban siendo esos paisajes de roca y pino a lo bestia, nos sorprendió, sin tener ninguna referencia ninguna, la feroz subida a esa Atalaya que es el Castellar, y encontrar esos pocos restos que hay.
Indiana Antonio Jones espera en el futuro encontrar más restos y hacer estas crónicas pseudoaqueológicas senderistas.
Salud y látigos.
Una vez más, me quito el sombrero. Fantástica entrada y una nueva demostración de que los que inventan los topónimos no dan puntada sin hilo. Yo no he estado allí, pero seguramente, si hubiera ido, no hubiera detectado nada más que piedras. No he tenido hasta ahora la vista en modo Toni-Indi Virtudes-Jones, aunque gracias a ti voy cambiando.
ResponderEliminarEn todo caso caso, el topónimo ya daba una buenísima pista, aún sin saber nada más del sitio. El problema viene cuando el que registra el topónimo se equivoca (¿recuerdas los Hayales/Poyales de Huélamo o Collado Bajo que no es ni lo uno ni lo otro?).
En cuanto a Pruipinarejo, no me parece demasiado consistente la idea por la que me citas (muchas gracias) pero no puedo añadir más. Es una de esas palabras que se niegan a dar la cara. Por lo que he visto tampoco nadie ha aportado nada nuevo a raíz de la publicación de esta excelente entrada. Bueno, lo bonito es tener misterios pendientes de resolver, tanto para los Indianas como para los sesudos investigadores de museo y biblioteca (además, hoy día, habría que añadir Google y compañía...).
¡Chapeau, Toni!
Hola Chema.
EliminarSi te digo la verdad, el Toni de hace unos cinco o seis años tampoco habría visto ningún resto porque no me fijaba en los de los Castros celtíberos y demás restos históricos. La existencia del topónimo y luego esas características de sitio en alto e inaccesible fue lo que hizo que agudizáramos los sentidos por si veíamos más restos.
Si bueno, ya sabemos que hay topónimos que no son o nos despistan, aunque en este caso, Castellar a un sitio que ya en la inspección previa de los mapas se ve idónea, tiene visos de ser un topónimo exacto.
Se me está ocurriendo ahora mismo revisar y visitar todos los sitios con este topónimo en la sierra de Cuenca y hacer luego una entrada. No estaría mal aunque sería una tarea bastante ingente ;-)
Yo también pensaba que a ver si salía alguien que nos revelara ese significado de Pruipinarejo pero me da a mí que el origen se remonta y pierde con el trascurso de los años, además ese PRESPINAREJO que he llegado a leer en algún libro sobre Fuertescusa, parece a todas luces una derivación coloquial de la palabra original ante la dificultad para pronunciarla.
Un abrazo.
Hola Toni.
ResponderEliminarQue grande éste valle del Escabas con tantos rincones por descubrir...
Has transmitido emoción en ésta estupenda crónica. Con éstas aventurillas uno se enamora aún más de ésta Serranía inmensa en sorpresas, secretos y emociones. Si que es cierto que nos influyes a la hora de aguzar la vista en cada salida, pues nuestros antepasados dejaron muchas huellas que el paso del tiempo aún deja adivinar.
Esto de los topónimos serranos me ha traído al recuerdo aquella ruta que hicimos por Tragavivos-Poyal de Rocines con Román, pues salió a conversación lo de los nombres raros y te mencioné éste del Pruipinarejo que me llamaba la atención.
Un abrazo.
Hola Andrés.
EliminarGracias por tus palabras. Como le digo a Chema, ahora si miro e indago, pues en cuanto a restos históricos la sierra de Cuenca está en cierto modo bastante inalterada, pero es una cosa que hago de unos cuatro o cinco años a esta parte porque antes no me fijaba en eso, solo lo hacía en la naturaleza básicamente.
No me acuerdo de esa conversación sobre el Pruipinarejo que tuvimos cuando el Poyal de Rocines. O sea que tú también te habías fijado en ese topónimo tan extraño.
Un abrazo.
Hola Toni...
ResponderEliminarMagnífica ruta de investigación,con ese premio arqueológico final en Cabeza del Castellar.Sin duda un enclave casi inexpugnable y a las pruebas de vuestra subida me remito.Aunque imagino que en aquella época,tendrían algún punto por el que acceder con más facilidad.
Por cierto,normal que Maru creyera que te inventabas el nombre,porque ¿Pruipinarejo o Prespinarejo?(he tenido que hacer copia y pega para escribirlo bien)...jejeje.
Las imágenes de ese imponente Valle del río Escabas,desde donde te "echaste" una siesta...jajaja,son espectaculares.
De nuevo Magia Serrana en una estupenda I+D.
Un abrazo.
Hola Juane.
EliminarJjejeje, pues una entrada más de esas que empiezan de senderismo (sin sendas) y acaban siendo de exploración un poco a lo Indy Jones como dicen los amigos en los comentarios de arriba.
Una cosa de la despoblación de estas sierras es que quedan pocos restos arqueológicos que apenas están descubiertos, y para descubrirlos hay que sudar la gota gorda y luchar contra la vegetación pero como dice el refrán: sarna con gusto no pica.
Un abrazo.