OSOS EN CUENCA -EL HOMBRE Y LA TIERRA- EL HOSQUILLO
Hace muchos años - tanto que los que estamos leyendo esto no habíamos nacido o éramos mas jóvenes- dentro de las tripas de la única televisión que existía en el país por aquel entonces, se decidió realizar y emitir una serie de TV que causó sensación y a la postre se convirtió en toda una referencia, tanto que inauguró una nueva forma de documentación, y se emitió en varios países, provocando un inesperado éxito.
Aquí se emitió desde marzo de 1974 hasta junio de 1981 (luego ha habido más reposiciones). Una serie
documental de naturaleza que se emitió durante 8 años es algo impensable en
estos días, y ya nos sugiere que el español de entonces, tu padres, tus
abuelos, tus bisabuelos debieran quedarse embobados delante de la TV. Piensen
que era la edad de piedra de los documentales de naturaleza, no el bombardeo
incesante que tenemos ahora, que todo sea dicho, me parecen la mayoría una
maravilla y con una amplia oferta para disfrutar hasta de los aspectos más
increíbles e insospechados de la Madre Tierra.
Pero volvamos al pleistoceno de aquellos años, primeros de
la década de 1970, en TVE se decidió hacer, me imagino que tirando la casa por
la ventana y entrando en la modernidad tecnológico más rabiosa, esta serie en tres bloques: el 1º sería la
serie venezolana (rodada en este país), la 2ª la serie Fauna Ibérica (rodada
lógicamente en España) y la 3ª la serie canadiense (rodada en Canadá y Alaska).
Para ello, el verdadero armazón iba ser un naturalista
burgalés, amante de la cetrería, que era quien la iba a dirigir, guionizar y
protagonizar, y quien se iba a revelar como un tremendo y apasionado divulgador. No
obstante, este etólogo era también expedicionario, guía de safaris,
conferenciante y escritor. Su nombre, como todos sabéis era Félix Rodríguez de
la Fuente, y gracias a él, en este país se dio un gigantesco paso en el tema medioambiental y el aprecio
de la naturaleza, donde todo sea dicho, aún estamos a años luz de lo deseable,
viendo los comportamientos de algunos de sus energúmenos. Muchos de los que leemos estas líneas
aprendimos a amar la naturaleza gracias a él, y donde esas primerizas imágenes
del Hombre y la Tierra en nuestras teles en b/n o las primeras en color se quedarían indelebles en nuestro subconsciente, siendo
más niños.
El capítulo 41 de la serie “El hombre y la Tierra”, 23 de la
serie Fauna Ibérica, se titulaba El Hosquillo, y como bien dice su nombre
transcurre en este afamado paraje de la Serranía de Cuenca (aquí os dejo el enlace). En él, aparte de ver imágenes del lugar, veremos cómo Félix,
acompañado de, me imagino que el veterinario del Hosquillo, siguen a uno de los
osos que había allí, lo duermen para hacer una de las revisiones a las que
sometían al animal.
Y los que no estéis muy puestos en el tema, os podréis preguntar: ¿Osos en la Serranía de Cuenca? ¿Pero qué hay allí, un Zoo? Pues no exactamente, su función hoy en día hace de un laboratorio natural para conservar y estudiar diferentes especies de fauna y un gran aula natural de educación ambiental. Que no os venga la imagen de unas instalaciones grandes donde tener a los animales casi enjaulados, ya que aquí entra en juego el bello paraje del Hosquillo, que vendrían a ser un valle, aunque su denominación natural es una torca (dolina) asimétrica, con gran parte de sus bordes de paredes rocosas que hacen que los animales que hay dentro no se puedan escapar. A esto hay que sumarle que su extensión ocupa ni más ni menos que casi 1000 hectáreas.
Todo ideal para que en 1964 se creará allí un Parque experimental cinegético, que desde el primer momento sirvió como centro de cría de especies cinegéticas que posteriormente se reintroducían en otros lugares para su caza. Hoy en día, aquello, como explico arriba, es más para el estudio de la fauna y de educación medioambiental para los más chavales, tal y como le gustaba a Félix Rodríguez de la Fuente.
Os voy a enseñar en este primer bloque de fotos, diversas vistas del Hosquillo, principalmente desde mirador de la Peña del Reloj, aunque veremos también desde otras ópticas. He querido colgar esta entrada ahora, pues en los próximos días se abrirá el Hosquillo al público, ya que el periodo de hibernación de los osos llega a su fin.
Llegamos a la puerta del Hosquillo, donde tenemos un poco de nieve.
En la misma puerta sale el blanco camino que nos lleva al Alto de Peñajosa.
Aunque es conocido por todos como el mirador de la Peña del Reloj (1548 m.)
Y esto es lo que tenemos delante: El Hosquillo.
Por el medio, más o menos, están las Casas del Parque.
Buscando detalles en los laterales encontramos cuchillos como este.
Ahondando algo más en la descripción del Hosquillo; en él nace el río Escabas (excepto en época de fuertes lluvias que viene de hacerlo arriba fuera de la torca valle, dándose una cascada que se vuelca verticalmente unos 80 metros). El río Escabas, al poco de nacer, recibe dentro del Hosquillo las aguas del Arroyo de las Truchas (que suele llevar agua en los inviernos y primaveras) y después de atravesar el valle, sale del mismo, por un cañón hoz llamado la Umbría Guillomar. El río Escabas nace en un extremo del Hosquillo muy espectacular denominado el Rincón del Buitre, donde las paredes son de varias decenas de metros verticales, siendo inexpugnable, y en él se encuentran las oseras donde viven e hibernan nuestros queridos plantígrados.
Vamos dejando arriba el mirador. ¿Y porqué el nombre de la Peña del Reloj?
Por ahora vamos bajando cómodamente. Me van saliendo puntales y pasarelas muy espectaculares.
Si miro enfrente mío, hacia el oeste, asoma la parte trasera de la Peña del Halcón de Tragacete, donde se ve que por los 1700 metros hay bastante más nieve.
Después de enseñaros este tramo de los bordes del Hosquillo, y antes de bajar al parque propiamente dicho, vamos a hacer un repaso rápido por los demás bordes, cogiendo fotos de otras ocasiones. Para ello seguiremos la dirección de las agujas del reloj, imaginándonos ese reloj dando la vuelta a este hermoso valle, al igual que los currantes del Parque desde los años 60, 70 y 80 del pasado siglo sabían cuando se acababa su jornada al ver los rayos brillar en las paredes rocosas de la Peña del Reloj.
Aquí estoy justo encima de la Umbría Guillomar, pero al otro lado, siendo esos bordes descendentes del otro lado por donde bajaba yo en las fotos de antes.
Aquí justo encima de las casas del Hosquillo, teniendo enfrente el Estrecho Volcán, el barranco por donde entra el Arroyo de las Truchas en el Hosquillo.
Por supuesto, el sitio más especial del Hosquillo, el Rincón del Buitre, inaccesible por completo.
Hasta aquí el Hosquillo desde arriba. Ahora hay que esperarse a que los osos terminen su hibernación y el Parque se abra al público. Se suele cerrar a principios de diciembre y se abra a finales de marzo. Hay que sacar la reserva, previo pago.
Ya estamos el cupo de gente para hoy esperando que abran las puertas.
Con los coches llegamos a las praderas donde están las casas. En esta ocasión fuimos con muchos chicos entre nuestros y de otros amigos.
Que desde el primer momento van con la boca abierta, viendo ciervos como este desde el primer momento. Lo de estos ciervos tan cerca de la gente lo cuento luego.
La chica guía que nos toco nos lleva a esta casa un poco en alto.
Donde se ve perfectamente que nos encontramos rodeados de enormes laderas y paredes.
Al ir con tantos chicos la guía se volcó con ellos explicándoles todo. Viendo esta imagen, uno se vuelve mas optimista de lo normal. En otra ocasión fuimos solo unos adultos, y las explicaciones de la guía fueron más acorde con nosotros. De ahí lo que hablo, de la estupenda labor de estos guías.
Aunque yo estoy absorto en un enorme mapa en relieve el Parque natural Serranía de Cuenca.
Lo que me gustarán este tipo de mapas, que se iluminan según qué lugares quieras saber, con sus pinitos, sus ríos y las montañitas.
Dejamos esa casa y pasamos por estos pasillos con pequeñas mirillas para ver animales.
Donde al acabarse la parte donde está esos animales, tuvimos suerte y se acerco a curiosear.
Pasamos por el cauce seco del Arroyo de las Truchas. Lógico, ya que estamos a principios de septiembre.
¡Chorra! Por allí viene la próxima protagonista de la jornada.
La célebre cierva Antonia, que se deja acariciar por todos los chicos.
La guía nos enseña que todo el lateral izquierdo por donde vamos es territorio...
de la única pareja de lobos que hay en el Hosquillo.
La cierva Antonia ya nos nos deja, y es tan cansina que al final es una más de la excursión.
En una zona encharcada se pega un baño.
Deben saber que todos estos cérvidos (ciervos, gamos y corzos) se dejen acariciar y estén tan cerca de los humanos es algo muy grave, y se debe evitar a toda costa. Al Hosquillo se traen todos los ejemplares que personas irresponsables tienen en sus casas y fincas como si fueran animales domésticos y de compañía. Un ciervo que esté en contacto con humanos ya no podrá volver con sus congéneres, le rechazarían principalmente por el olor. Por eso, si alguna vez nos encontramos como sola y abandonada una cría no se acerquen y menos aún la toquen. Ya volverá la madre, cuando nos vayamos, tenerlo por seguro.
Poco después de los lobos, aparece el río del Hosquillo.
Bello como él solo, son sus primeros metros con agua.
El río Escabas recién nacido.
Luego pasamos por donde los jabalíes, viéndoles hozar en el barro tan contentos.
Llegamos a las praderas, ya que ahora vamos a ver otra casa.
¡Menuda lámpara chula!
Más educación medioambiental para los jóvenes, donde la guía ya le pone en tesitura con los osos. Los ejemplares disecados que ven fueron requisados a cazadores irresponsables que los tenían en sus casas.
En el Hosquillo no saben qué hacer con tanta cornamenta.
Desde las praderas volvemos a coger los coches, pues nos vamos al Rincón del Buitre.
Vamos con la estrella del Parque, los Osos (Ursus arctos). Decir primeramente que no es espurio ver osos en la Sierra de Cuenca, pues antaño, en épocas más del medievo el Oso habitaba estas sierras, y si no se lo creen, ahí está el Libro de Montería del rey Alfonso XI (1311-1350), que una parte dedicada a estas tierras dice: Hozquiello es buen monte de oso en Invierno. Comentar también que ese nombre de Hozquiello en castellano antiguo, Hosquillo en nuestros días viene del adjetivo Hosco, por ser un lugar áspero, poco cómodo, muy agreste. Por último después de mis fotos, me despediré con fotos que he cogido de la propia página oficial del Hosquillo. A fecha del 2021 había en el Hosquillo 14 osos.
Antes compruebo que allí donde empieza el Rincón del Buitre están los primeros manantiales del río Escabas.
Allí al fondo es lo máximo que nos dejan llegar.
Suelen hacer coincidir la hora de comida de los osos con la de la visita para que los podamos ver.
Ahí tienen algunos.
Los paredones del Rincón del Buitre imponen de lo alto que están.
Fotos de los osos del Hosquillo cogidas de su página, en este caso el fotógrafo es JFelix Mateo.
O esta otra cogida de la página del Hosquillo, de la que no conozco su autor.
Aunque nosotros fuimos en septiembre, lo suyo es ir más al poco de abrir en épocas primaverales para encontrarte el Hosquillo así, como en esta foto cogida de su página.
Lo suyo también es después de la visita al Hosquillo reservar para comer en algún restaurante serrano, como en esta que Marcos va a dar buena cuenta de un cocido en Las Majadas.
Con esto termina esta larga entrada, en la que me he dado cuenta que tras más de diez años de trayectoria con el blog, nunca había enseñado el Hosquillo como el Parque cinegético y de educación ambiental que es, y aunque las fotos de esta visita con los chavales ya tiene unos años sirven perfectamente para mostraros aquello como es, y que, sin duda alguna, es un gran complemento a una visita a Cuenca y su Serranía. Por último, aunque ya la he puesto en alguna otra ocasión, cuelgo este poema mío dedicado al Hosquillo que salió publicado en la Revista decana del alpinismo español, Peñalara, hace unos años.
"Desde los prados de Valsalobre donde,
desde el atalaya el viejo caserón vigila,
cuando el verde se levanta,
enriscándose en el Estrecho Volcán.
A la vez que el Arroyo de las Truchas,
crecido con los mimos de ciervos y jabalís,
penetra como la raíz del chopo
en el hosco y verde Hosquillo,
torca de dispares bestias,
corazón del río Escabas.
Yendo hasta la vertical madre naturaleza,
allí donde la roca rezuma vértigo
sobrevolando la conciencia de viejos osos,
como pacientes rapaces,
en el hogar de sus oseras,
donde, cuando el agua es generosa,
se descuelga en belleza
de este Rincón del Buitre,
momento vertiginoso para los hombres,
en el hosco y verde Hosquillo,
torca de afilados pinares,
nítidos ojos del río Escabas.
Terminando en el verde culebreo
del joven y virginal río,
cuando la pétreas paredes se ponen otra vez firmes,
dando el saludo de despedida,
camino de los Lagunillos
mientras tejos tilos y avellanos
le reciben en loor de reflejos y tonalidades
y la exuberancia cobra sentido
en la húmeda Umbría del Guillomar,
cordón umbilical de nuestro bello niño
de ojos claros y tersa piel.
Saliendo del hosco y verde Hosquillo,
valle asimétrico de verdes sueños,
útero del río Escabas."
¡Hasta la próxima!
Hola Toni.
ResponderEliminarNo sabía que todavía estaban colgados los documentales del Hombre y la Tierra. Después de leer tu entrada, me he visto el capítulo y comparando el vídeo y tus fotografías, se ve perfectamente como este paraje del Hosquillo, con el paso del tiempo, apenas ha sido alterado por el hombre.
A medida que iba leyendo la entrada y viendo fotografías, he pensado "pues es buen terreno para el oso" y luego al final, en el Libro de Montería del rey Alfonso XI , ya he leído que en otros tiempos habito en esas tierras, aunque me imagino que la caza indiscriminada, acabaría con ellos, como en gran parte de la Península Ibérica.
Sin duda, muy interesante este Parque experimental cinegético, yo no había oído hablar de él, no se si será solo conocido en la zona o en general, pero me parece una visita muy interesante. Lo que nunca he visto y no se donde hay, son los muflones.
Salud y montaña.
Hola Eduardo.
EliminarYo creo que los osos desaparecerían hace más de dos o tres siglos. Los lobos no, parece ser que en la primera mitad del siglo pasado aún campaban por estos lares.
Hoy en día, hay más lugares para ver y admirar animales en "semi libertad. Ahora, a bote pronto, se me ocurre el parque de Cabárcenos y bastantes más, pero todas estas décadas atrás lugares como el Hosquillo no había muchos, y era muy conocido.
Yo he visto a ver en épocas de nevadas, subir el quitanieves a limpiar solamente la carretera al Hosquillo porque venía algún ministro.
Muflones por la serranía hay bastantes, pero no se dejan ver por los comunes de los mortales. Yo tampoco he visto muflones en libertad, y sí a lo lejos los he visto, he pensado que eran cabras o otros bichos.
Saludo y montaña.
Hola Toni,
ResponderEliminarDecirte que me ha parecido una entrada espectacular.
Los documentales de Felix Rodriguez de la Fuente fueron un antes y un después, pero no solo aquí, ya que a nivel internacional tuvieron un reconocimeinto impresionante.
Ha sido una delicia poder leer como nos explicabas todos los rincones del Hosquillo, así como la labor que hacen en el parque y su historia.
Ya te veía "cogiendo prestado" el mapa en relive de la Serranía bajo el brazo para buscarle un buen rincón en tu casa... jajaja
Por cierto, que casualidad que en nuestras entradas publicadas hoy, los dos hayamos puesto fotos de muflones...
Salud y viva el Hosquillo y su labor!!!
Hola David.
EliminarJjajajaja, con lo del mapa. No lo dudes que si tuviera muchos metros de casa o una casa de campo me hacia poner un mapa de esos bien grande, con un barra pequeña de madera y un arcón para guardar las cervezas frías y recibir a los amigos, charlando del monte.
Voy a leer tu entrada última ya.
Ya sabes, cuando Quim sea algo más mayor, un visita al Hosquillo os toca ;-)
¡¡Muflones y mapas gigantes!!
Señor, deje de mirar el mapa y atienda a mis explicaciones... jajaja.
ResponderEliminarCierto que hoy en día se hacen unos documentales de naturaleza increíbles, sobre todo gracias a los avances tecnológicos en los métodos de grabación, por eso aquellos documentales de Rodríguez de la Fuente tenían muchísimo más mérito al ver con los medios con que fueron creados, que serían punteros en aquella época, pero que ahora mismo serían obsoletos. Vale que los documentales de ahora tendrán mucha más calidad, y mostrarán imágenes más espectaculares, pero esos avances tecnológicos no podrán superar nunca, lo que hacía únicos a los documentales de Félix, la pasión que ponía en ellos . Los responsables de los grandes grupos mediáticos españoles de la actualidad deberían ponerse un par o tres de capítulos de el Hombre y la Tierra y plantearse si realmente están haciendo una televisión de calidad, y lo más importante, que tipo de valores están transmitiendo con ella.
Me ha parecido muy acertado por tu parte introducir este reportaje del Hosquillo con la mención a Félix Rodríguez de la Fuente y su Hombre y la Tierra.
Y qué decir del Hosquillo, que puedo levantar la mano y decir con orgullo que lo he visitado, ya además en compañía de los mejores embajadores de la Serranía en la red.
Nunca olvidaré lo electrizante que fue para mi ver lobos por primera vez, lo curioso que fue ver como los osos (también la primera vez que los veía) se apelotonaban en las cercanías del cercado al oler la comida que llevábamos en los coches. También recordaré siempre con rabia aquel lince ibérico con sus crías disecados y que fueron incautados a un señorito. Y por supuesto memorable fue el recibimiento que nos hizo la Cierva Antonia, sobre a Eva, a la que le puso sus patas delanteras sobre los hombros jeje (creo que tengo un vídeo del momento).
Me ha encantado la entrada Toni, gracias por currártela y compartirla!!
Un abrazo de oso!!
Hola Dani.
EliminarSe ve que aquellas fotos de cuando vinisteis no las guarde con nombre, y ahora no las he encontrado. Por eso, solo he puesto fotos de la visitar cuando fuimos con los chavales. Tampoco he encontrado las fotos que tenía de aquella salvajada de los linces, habría quedado bien para hacer ver al público el daño que hace la gente malnacida.
Recuerdo a Eva especialmente que estaba disfrutando como una niña, y no es para menos. Esa primera visita al Hosquillo siempre se recuerda, al ver e interactuar con animales silvestres tan cerca. Luego en la Peña del Reloj también estuvimos con Javi y Tere y la Cierva Rudolph, amiga íntima de la Cierva Antonia, jajajaja.
Te imaginas una sala inmensa de larga y todo un mapa de esos en relieve con todos los detalles minuciosos de los Pirineos desde Navarra hasta Catalunya.
Un abrazo de lobo.
Hola Toni.
ResponderEliminarAhora recuerdo uno de esos días en que caímos por el rincón del Buitre, y los Osos se dejan querer, es una sensación indescriptible, como estar en otros tiempos, nos trajimos un buen reportaje de ellos.
Muy apropiado el recuerdo a Félix, te lo dice uno del pleistoceno aquel, jajajaja.
Un saludo.
La entrada como siempre,
Hola Luis.
EliminarAquí hombre del Mesozoico poniéndose en contacto con hombre del Pleistoceno, jajaja Un poco carcas si que somos, jejejeje En fin, si es que la juventud y la modernidad llega tan avasalladora que dan ganas de echarse a un lado.
Alguna vez he pensado como habría sido antes del hacerse el Hosquillo, llegar andando por el Rincón del buitre, donde están las grutas de las oseras, viendo caer el agua de la cascada del Escabas, todo virgen, con esos paredones verticales encima de uno. Habría sido la leche.
Un saludo.