LOS POYALES DE LA HOZ DE BETETA

Dos asuntos sobrevuelan la crónica de la ruta que vais a ver por la Hoz de Beteta y alrededores. La 1ª, mi amiga de Beteta, Eva “Patito” que un día me dijo que había oído que en la parte superior del lado derecho de la Hoz (mirando río abajo) hubo una pequeña aldeílla llamada Hoyo de las Casas. En la foto aérea, dónde se aprecia una alargada hoya, no se ve casi nada, como mucho los restos de lo que parecen un par de tinás de ganado (posiblemente esta aldeílla sería como mucho un conjunto de corrales). En el mapa antiguo el topónimo si viene marcado solamente como Camino de Hoyo de las Casas, dónde actualmente va un carril que va paralelo a la Hoz, pero más adentro. 

En las fotos os muestro lo que vi, pero perfectamente puedo estar equivocado, y estuvimos buscando en el sitio erróneo. A ver si alguno entendido de la zona sabe decirme si estuvo donde anduvimos o está en otro lugar de toda esa extensa muela que hay entre la Hoz de Beteta y el pueblo de Carrascosa de la Sierra.



El otro asunto viene referido porque los que seguís entrando en este blog habréis comprobado que, al contrarío que antes, las entradas por la Serranía de Cuenca/Sierra de Albarracín/ Alto Tajo cada vez son más escasas. Nuestra nueva vida furgonetera ha propiciado esto, y ahora viajamos y salimos más de nuestro habitual radio de acción, trayendo por esta bitácora rutas y paisajes de otras sierras más lejanas. Pero seguiré subiendo rutas por nuestra zona; menos que antes pero las habrá.

Y para muestra este botón; una ruta hecha con mi hermano pequeño a finales de este verano por los poyales de la Hoz de Beteta, esos pisos intermedios que se crean entre la parte más alta y el borde rocoso vertical de la hoz. Aprovecharé para enseñaros un espectacular puntal donde hubo un pequeño e inexpugnable castro celtibero del que apenas quedan restos, cosa lógica viendo aquellas verticalidades.

Y luego volveremos a pueblo de Vadillos, acortando, en plena Hoz de Beteta, por una canal un punto peliaguda, pero que, con especial cuidado y paciencia, nos permite atajar y quitarnos un par de kilómetros que se nos antojaban matadores, viendo ya las horas que llevábamos en danza. 
Y para danza y solaz nuestro, se nos presentaba la ocasión de aplacar nuestra sed cervercera allí mismo, dónde acababa la ruta y teniamos el coche, en la bucólica terraza del Hotel de Vadillos; hotel y personal que, según quién te atienda en la barra/mostrador, te resultara de trato más o menos afable.

                    Salimos del parking del Hotel, pasando por dónde esta el campo de futbol.

           Conociendo la ubicación de Vadillos, rápidamente la senda se pone cuesta arriba.
           Y no tardamos tampoco en ver el despliegue rocoso de todo el alrededor.

             A nuestra derecha distinta perspectiva del principio de la Hoz de Beteta.

Un poco más arriba nos sale la parte superior de esta cascada que que crea el Bco. de Matasnos, unico cauce junto con el del Arroyo del Valle que logran abrir un poco y entrar en la Hoz.


                                     La cuesta no cede, y a la derecha ya se puede apreciar....

                                     Que vamos dejando abajo el pueblo de Vadillos.

Aquí más de cerca con el valle del río Cuervo al fondo, dónde a la izquierda estaría el Balneario del Solán de Cabras.

                                Nos salen algunas construcciones jalonando la senda.


    Vamos llegando a la parte alta, y allí, al fondo, Román mira a algo. Os lo aumento con zoom.

Abajo se ve las gigantescas y naturales losas rocosas que cierran el embalse del Molino de Chincha, y más allá se ve la Hoz de Tragavivos.


Alguna bestia grande encontró aquí su final, donde los buitres se encargaron de dejarlo oseamente limpito.

Nos ponemos enfrente de la alargada hoya, donde yo creo que estuvo la aldeilla. No vemos fácil la bajada, aunque por otro lado pienso que tuvo que haber un viejo camino para bajar a esa hoya.

   ¡Eureka! Aunque no viene en los mapas, lo encontramos con una traza todavía estupenda.

                                      La senda es de larga tirada, pero siempre bien perfilada.

         Por el fondo de la hoya, pasamos por sitios que se notan más propensos al agua.

                                           Algún roble despunta por su hermoso porte.


De la aldeilla esta ni rastro. Vamos a cruzar al otro lado del selvático cauce del exiguo arroyete para seguir buscando.


Encontramos lo que fue la planta de dos o tres construcciones. Puede que fueran las Casas del Hoyo.

Si siguieramos subiendo la ladera hacia la derecha de la foto saldríamos a la Hoz, pero, el fondo de la hoya, donde se intuye un final rocoso, tira de nosotros y allí nos dirigimos.


                                   Ese final rocoso, primeramente, está bien enmarañado.

     Y luego llegamos a pensar que había que volver para atras ante el cerramiento rocoso.

                              Pero hay paso, y por lo visto, ya utilizado en tiempos pasados.

   Tras una buena tirada de subida, salimos completamente del Hoyo y nos recibe el carril que en el mapa antiguo viene como Camino del Hoyo de las Casas. Hacemos una buena tirada de carril ya que luego volveremos por los bordes de la Hoz.

Sirviéndome del mapa, calculo el punto dónde dejamos el carril y, atravesando el frondoso pinar......

                                                       Salimos a ver ya la Hoz de Beteta.

Con ese puntal poyal dónde quiero llevar a mi hermano, para desde allí volver hoz abajo por sus bordes.

       Emplazamiento idóneo para un pequeño castro celtíbero, de esos para dormir seguros..

Comprobamos los meandros que toma la hoz de Beteta con todos estos puntales y salientes.

                                              Y debajo de esos salientes, buitres.

Antes de entrar en el península rocosa, nos dejamos caer a la derecha para ver esta postal tan chula.

La carretera y el río Guadiela son los dos accidentes, uno natural, otro no, que la recorren longitudinalmente.


Voy ahora con el tema del asentamiento celtíbero. Este tipo de lugares ubicados en estas penínsulas rocosas creadas en la parte superior de las hoces conquenses por los meandros de los ríos suelen estar desprovistos de restos. La verticalidad de todos los bordes, junto con otros factores, como puede ser el expolio siglos despues para construcción de corrales, hizo que, en lo que es la plataforma llana, no quede nada, por lo menos a vista mía. 
Pero al igual que en el otro asentamiento cercano y conocido del Castillo de los Siete Condes (sobre la Hoz del río Cuervo), el resto principal y el que subsiste todavía es parte de lienzo de muralla que cerraba el principio de la península rocosa, haciéndola, al poco que se vigilara esa muralla, en un sitio completamente inexpugnable y seguro. De ahí cuando digo lo del lugar para dormir seguro. En este asentamiento de la Hoz de Beteta la muralla no se ve tan clara como en lo de los 7 Condes, pero existe y os lo enseño.


Entramos en la plataforma que desde arriba se veia completamente llana, por lo que esta pequeña colina que ocupa casi todo el ancho es de origen raro. Investiguemos...


Efectivamente, en el lado derecho queda el más claro de los restos, con todas estas rocas puestas adrede, conformando lo que sería la recia muralla que protegia la plataforma.

                      Ya en la llana plataforma vemos que las florecillas nos la alfombran.

                                             Vamos a recorrerla entera por los bordes.


                                                    Y admirar estas verticalidades.

Cosas sin mucho sentido: esas piedras puestas a modo de escalera para bajar a un borde más inferior.

Desde aquí tenemos al otro lado esa ventana a la Hoz que se disfruta entrando por un tiná pastoril. A ver si en otra entrada por la Hoz, os la enseño.

              Vamos dándole la vuelta a la plataforma e investigando minuciosamente.

                           No hay lugar mejor para parar a comer nuestro clásico pintxito.

Antes he dicho que no encontré más restos: mentira. Mi avezado ojo encontró casi en la punta, semienterrada, este fragmento de cerámica.

                    Dejamos el puntal del castro a la izquierda y vamos a volver por los bordes.


                        Al circunvalar todos los salientes y puntales andaremos más.

                      Pero a la vez nos permite deleitarnos en todo este espectaculo erosivo.


Algunos entrantes da la sensación de poder conectar con el fondo de la hoz, y por tanto, que antaño hubiera sendas, pero es tanta la vegetación que estarán comidas.

                           Vemos como los Tilos, aun vedes, se arraciman en estas laderas.

                                   Mi hermano por estos poyales sirve para calibrar los tamaños.


Esta parte de la Hoz es dónde la erosión más ha trabajado, creando este entramado de distintas alturas.

                                            Nos vamos asomando en cuanto podemos. 

                     Para ver cosas como esta escultura que emerge de mitad de la ladera.

                                                                 Y seguimos el avance.

El momento jocoso del día lo puso mi hermano, cuando la bota le dijo basta ya, y tuvo que acabar la ruta con la bota y la suela, cada una por un lado.


               Con el zoom saco abajo el río Guadiela y algun poza chula como esa que veis.


En cuanto a la fauna, al mentar la Hoz de Beteta, siempre ese habla de buitres, pero este paisaje.

                                       También es bueno para encontrar cabras como esta.


            Desde aqui arriba, podemos apreciar frailes rocosos de 20/30 metros de alto.


                                                     Como este con parte superior doble.


Según avancemos las perspectivan van cambiando y podemos jugar con las dimensiones de la Hoz.

 La construcción abajo nos indica que estamos llegando a la zona de la Fuente de los Tilos.


Donde podemos ver esta tubería que baja el agua de canal que va por dentro de la roca hacia la pequeña Central hidroeléctrica.

        Entramos en la parte de la Hoz menos erosionada y con los bordes mas verticales.

                                    Abajo el centro destaca la pequeña presa sobre el río.

                                                  Este saliente nos llama la atención.

                                  Yo veo ahí la cabeza de un perrete olisqueando algo.


                                                     Román va disfrutando de lo lindo.

                                          Pasando por justo encima de la pequeña presa.

           Uuummmmm cuánto me llama subir por ahí y explorar esa presunta cuevecilla.


                                        Al fondo tenemos visión directa con el pueblo

                       de Vadillos, donde sobresale parte de la Fabrica de Carborundo.


Pero ahora vamos a fijarnos en lo que tenemos delante: la visitable y bella Cueva de la Ramera, por la cual, antaño, se accedía por esa grieta horizontal que veis a la derecha.

                         Y desde hace años se accede por esa escalera metálica que veis abajo.


          Llegamos al punto donde que tenemos que bajar por esta canal muy asalvajada.

Con el punto crítico en estos cortes rocosos que, por los pelos, los podemos bajar. Si no, pues ya sabeis, toca cuestarrón hacia arriba y palizón en toda regla.


La canal nos va a dejar en resurgencia de Matasnos, lugar muy peculiar que os enseñé en Esta Ocasión.


Desde aqui abajo se ve esta lateral donde está la Cueva de la Ramera, y como se ve la grieta por donde se accedía antes.

      Llegamos abajo del todo por dónde está la única casa (privada) que hay en toda la Hoz.


Los últimos metros los hacemos por carretera, pasando por debajo de arco de entrada a la Hoz.

                                     Llega el fin de la ruta, justo donde la empezamos.

    Como dejamos el coche en el parking del hotel, allí será donde nos tomemos las cervezas.


                                           Una jarras heladas de esas que no se olvidan.

                             La terraza trasera del Hotel es de las más bonita que conozco.

                                              Y con este gran momento acabo la ruta de hoy.

                               Aunque siendo como es verano, y teniendo tanto río cerca.....

lo suyo es acompañar al remojón por dentro, con otro por fuera, para volvernos a casa frescos como Dios manda.


                                                              ¡Hasta la próxima!

Comentarios

  1. Hola Toni.

    Cuando leí por primera vez el reportaje pensé que esos cortados eran los mismos a los que nos asomamos el día que fuimos al Castillo de los Siete Condes, pero ya en esta segunda lectura, y con la ayuda del Iberpix jeje, veo que no, que donde estuvimos nosotros fue un poco más al sur, y además en un río distinto, el Cuervo. Y es que las semejanzas son tremendas, tan tremendas como su espectacularidad. La duda que tengo es ¿cuando hicimos la ruta por la Hoz de Beteta, con los tilos y la Cueva de la Ramera, fuimos entonces paralelos a la carretera que Román y tú veías desde arriba?
    Por otra parte, me ha encantado la propuesta: investigación de restos ancestrales, tránsito por ceñajos, en este caso poyales, y el habitual toque de aventura que implica caminar por aquellos lares.
    Respecto a lo que comentas de que desde que tenéis a Gina publicas menos rutas cercanas, pues a mi me pasó lo mismo una vez me compré la furgo, que empecé a publicar menos rutas por el País Valencià, cosa que se ha intensificado estos últimos tres/cuatro años, en los que no paro quieto Jalapeña p'arriba Jalapeña p'abajo 😉

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      Es que la verdad que las hoces estas desde arriba se parecen. Además, estas dos que comentamos tuvieron asentamiento celtíbero en uno de sus puntales, por eso es lógico que hayas liado.
      La que andamos nostros por arriba es la del río Cuervo, la Hoz del Solán de Cabras, y esta que enseño es la hoz del río Guadiela, la Hoz de Beteta, y efectivamente, la ruta botánica que hicimos por dentro va paralela a esta que hicmos Román y yo.

      Y lo de Gina pues lógico, incluso ahora visitamos más la Sierra de Albarracín o el Alto Tajo de Guadalajara que la Serranía de Cuenca. Siempre, cuánto más lejos, menos conocido.
      Eso la Jalalañeña está mas viajada de Willy Fog, y eso es buena señal de no parar y disfrutar.

      Un abrazo.

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