ALCALÁ DEL JÚCAR

 

Otra de esas ventajas que otorgan los viajes en furgoneta/caravana es el poder decidir el lugar a visitar hasta el último momento y así poder, al menos, evitar la meteorología indeseada. En este caso, solo teníamos desde el sábado a las 14:00 hasta el domingo por la tarde. Días antes elegimos ir a ver el pueblo guadalajareño de Trillo y subir a las Tetas de Viana, pero daban mucha probabilidad de lluvia, por lo que el día de antes vimos que el pueblo albaceteño de Alcalá del Júcar la probabilidad era menos y allí nos fuimos. Estuvimos hace unos 15 años, pero solo un par de horas y no conocimos aquello en profundidad.

A esto se le suma que, tras una operación quirúrgica reciente, aún no estaba al 100% para practicar senderismo intenso. Todo tenía que ser por sendas bien hechas y visibles, nada de trochemoche y luchas contra la vegetación y demás agentes naturales. Nosotros queríamos conocer Alcalá, pero de manera algo más profunda y con un poquito de cuesta, por lo que buscamos un sendero que sube y baja del cañón del Júcar y luego callejea por el pueblo, visitando su castillo en lo alto. Al final nos salió una ruta de unas 3 horas (mi ritmo todavía era lento) y algo menos de 300 metros de desnivel positivo. Un pasito más para volver a ser el de antes, que ya os podéis imaginar las ganas que tengo de subir y bajar montañas. Como uno que yo conozco. ¡Venga ánimo, ya va quedando menos!



¿Y porqué Alcalá del Júcar? Si lo buscan en un mapa verán que estamos en plena comarca de la Mancha (en este caso la Manchuela), un paisaje, para el que suscribe estas líneas, muy poco atractivo por no ser una sierra montañosa, con escasez de red fluvial y con poca cobertura vegetal. 3 variables imprescindibles para recorrer lugares. Pero este pueblo es otra historia, pues está dentro del Cañón del Júcar, este río que me lleva acompañando desde que nací, y eso hace que el entorno de este pueblo sea de un valor paisajístico muy recomendable.

Y con la fortuna y la riqueza que otorga tener un río caudaloso como el Júcar con su hermoso bosque de ribera, las laderas, meandros y rocas de su cañón, lanzado ya hacia el pueblo de Cofrentes para recibir las aguas de su más caudaloso afluente, el río Cabriel, os vamos a enseñar tanto este paisaje, como la historia del lugar, siempre con nuestra Gina al lado para que veáis como está el tema furgonetero por aquellos lares.


Amanecemos allí ya, con nuestro café y las vistas a este lado del promontorio donde está el castillo.

                                        El aparcamiento elegido está en un sitio muy chulo.

                                              Muy cerca del río, y con vistas al castillo.


Nos llama la atención que Alcalá del Júcar está en gran parte hueca. Luego vemos esto mejor.

                                      El aparcamiento está como a un km y medio del pueblo.

Con un paseo fluvial muy bonito, que además espanta al turismo por tener que andar esta distancia.


                   Un poco antes de llegar al pueblo nos torcemos en dirección contraria.

           Vamos a salir del cañón por el sendero del Corciolico, que al principio es un carril.


                      Y luego se vuelve sendero camino con restos de su antiguo empedrado.


                                Según subimos se nos abren vistas del cañón del Júcar.

           En su parte final hace muchas lazadas, donde nos sorprende ver plantas de boj.


Preciosa vista, donde por este lado se aprecia esa especie de lengua de roca que conforma el meandro del río, y donde está el castillo. Por este lado de la izquierda completamente vertical.

Y por el otro lado la ladera donde está el pueblo con sus casas blancas, y también vemos la parte urbana al otro lado del río.

Alcalá esta formado a ambos lados, en la parte superior, por dos barrios. El de este lado son las Casas del Cerro, donde vimos frikadas como esta.

                                                       Y cuando se acaban las casas, esto.


Como no gustamos de ese paisaje, rápidamente el sendero vuelve y coge el inicio de un vertical barranco lleno de boj y vegetación variada que se lanza hacia el Júcar.


Otro bonito tramo de sendero nos va a bajar por este barranco que ya comprobamos que ha cogido proporciones nada desdeñables.

               Al fondo nos asoma el cañón del río con otra perspectiva diferente del pueblo.

       Menudo trazado estrecho y laberíntico se intuye ahí en medio. En un rato iremos por ahí.

Pese a ser domingo, no vimos a ni un turista, de los muchos que había en el pueblo, que hiciera estos senderos tan apetecibles.


          Pinos, boj y cuestas. Que paisaje tan inusual para la comarca de la Mancha.

                                                      El sendero se lanza ya al pueblo.

Vemos como el barranco se estrecha espectacularmente un poco antes de entrar en el cañón.

                       La carreteras que entran y salen tuvieron que excavarlas en la roca.


                         Alcalá es un sitio donde la casa y la roca hacen un buen binomio.


       Estas tierras de dentro del cañón han tenido que ser desde siempre muy apreciadas.

                                       Vayamos a uno de los puentes que cruzan el río.

               Alcalá es el último pueblo grande que cruza el Júcar antes de Jalance/Cofrentes.


                           Alcalá también es atravesado por un canal que sacaron del río.


                                              Comienza el callejeo entre las encaladas casas.

               Es por los carteles que indican el castillo, por lo que salimos de ese laberinto.

Imponente se presenta este castillo que su origen es del siglo XII y XIII es bereber (musulmanes de norte de Africa) 

                                  Puede ser uno de los castillos más visitados del país.

              Cruzamos por una pasarela lo que sería el antiguo foso defensivo del castillo.

                  
De los pocos restos bereberes auténticos que quedan, esas dos columnas que apuntalaban la muralla.

              Desde aquí arriba tenemos vistas del aparcamiento donde está nuestra Gina.

Subimos a la parte alta de la Torre del Homenaje, donde vemos en picado el famoso puente de Alcalá por donde volveremos.

                                      Fantásticas vistas desde arriba del cañón y el pueblo.


            Buena ristra de verticales escalones en forma de caracol hay que hacer para llegar aquí.


Eso sí, las vistas son muy chulas. La plataforma de tierra solo accesible por donde está el castillo. Ahora explicaré qué hubo ahí.

                                                  Vistas del cañón del río desde las almenas.

                             Picado del pueblo con su iglesia y el puente a ambos lados.

                    
        Y la ubicación del pueblo ocupando toda la ladera de la cara interna del meandro.

Así sería la primera Alcalá almohade, con el primigenio pueblo en la plataforma de tierra y defendida por la muralla y la inaccesible verticalidad del puntal del meandro del río.

                 Vamos ahora a recorrer dicha plataforma, que vemos que tuvo dos alturas.

Desde la punta de la plataforma terrosa, se ve enfrente una torreta de tierra desgajada del puntal, y que, curiosamente, tuvo un pequeña torre más inaccesible imposible.

                     
         Salimos del castillo, del que hay que decir que su aspecto último es del siglo XV, de la época del Marquesado de Villena.

Venir por aquí nos permite sacar esa vista del pueblo acostado sobre la suave ladera del meandro.

                      
Al salir por la puerta del castillo, vemos que nuestra Gina ha sido rodeado por otras caravanas y furgos. ¡Anda que no hay sitio! Cuando volvimos nos explicaron que eran unos amigos almerienses/murcianos que se habían apiñado para poder combatir el frío y la llovizna sacando un sombrajo y las mesas fuera.

    Con la entrada al castillo también se visita una casa cueva de las muchas que hay en Alcalá.

                        ¡Cómo picaron los alcalaeños y dejaron el pueblo bastante hueco!

                                             Llegando al puente, para iniciar la vuelta.

Dicen que su origen fue romano. Lo que está claro que, ante un río siempre caudaloso, este puente fue durante siglos aduana seca, donde por pasar las mercancías se pagaban impuestos.

                                      Las distintas vistas siempre sorprendentes se suceden.

No suelo ser de otorgar distinciones, pero pienso que de toda la extensa comarca de la Mancha, sin duda alguna, este pueblo es el más bonito. Si quieren visitarlo sin mucha marabunta, lo mejor es entre semana o, por lo menos, que el tiempo no sea bueno del todo, como en esta ocasión.

                                               El puente actual data del año 1771.


Siempre bellos los puentes de piedra. Qué lastima que el Puente de San Pablo en Cuenca se viniera abajo. 


Al otro lado del puente tenemos la playa de los Alcalaeños, con dos o tres bares con sus terrazas. La suerte de tener un río como el Júcar bastante limpio, ya que después de Cuenca capital, solo pasa por 3 o 4 pueblos de los que se puede considerar algo grandes.


Aquí se aprecia al fondo la torreta desgajada del puntal, en primer plano la gran curva que conforma el río donde hicieron la playa.

                       
A Maru y a mi nos encanta en los pueblos que visitamos buscar la panadería y allí probar manjares como este bizcocho de chocolate casero.
                                


Os pongo una foto de la vez que fuimos hace años, para ver que los chopos del Júcar engalanan Alcalá a su paso en otoño.


               Por lo jovencito que está Nacho esta ocasión fue ya hace muuucho tiempo.


                                                          ¡Hasta la próxima!


Comentarios

  1. Hola Toni.

    Antes que nada agradecerte los ánimos. Parece que ya estoy empezando a vislumbrar luz en este túnel en el que me han metido mi lesión de rodilla y sobre todo mi cabeza.

    Desde luego Alcalá del Júcar está construido en un sitio espectacular, y su arquitectura urbana, al tener que adaptarse a la orografía de ese cañón, me parece fascinante. Siempre me ha cautivado la visión de esos pueblos en los que las casas están tan apiñadas, y cuyo callejeo, como bien apuntas, se adivina laberíntico. Lo que me ha parecido es que está todo un poco seco, las laderas del cañón me refiero. O es que a lo mejor tiene que ver con la época en la que lo visitasteis, ¿no?.
    Del reportaje me han gustado especialmente esas vistas aéreas del pueblo, el puente y el río desde el castillo, y también esas casas/cuevas.

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      Leer el primer párrafo me ha alegrado mucho. A ver qué te cuenta el traumtatólogo, pero esto parece el principio del fin.

      Lo de las casas apiñadas en laderas llama mucho la atención en este tipo de pueblos, además por la supuesta incomodidad para vivir. Y en Alcalá que muchas tienen sus cuevas detrás.

      Lo de las laderas secas, yo creo que es así. Piensa que la mancha es una comarca árida de por sí, no es un tierra que suela verdear mucho en las primaveras lluviosas. Dependerá de qué zonas, si hay sembrado o es yermo. Lo que sí esta claro que no es sistema de sierra y eso es lo que, creo yo, otorga ese aspecto. Lo digo porque varios km río abajo, camino a Jalance y Cofrentes, se entra ya en sistemas montañosos, como son la Sierra de Martés o la Muela de Cortes, que hace que el mismo cañón fluvial tengo otro aspecto más verde, más serrano.

      Un abrazo.

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