DEL NACIMIENTO DEL TAJO A VALHONDILLO (1806 m.) Y EL TEJO DE LA MOGORRITA

 

Hay escapadas al monte que son realmente necesarias y sanadoras. Como ya comenté, tras una operación quirúrgica he estado mes y medio en el dique seco prácticamente. No parece mucho tiempo, pero para alguien habituado a trochear lo es.  A eso hay que sumarle unos problemas de índole personal que me tenían sumido un poco en la oscuridad. Pero la vida sigue, y se presenta un fin de semana que ya me veo casi en plena forma para andar y seguro que esta salida al monte me va a aliviar en la cabeza los problemas vitales que me acucian en la ciudad. 

Además, vuelvo a los orígenes, a andar por la sierra ibérica sur de Cuenca/Teruel que desde que hacemos vida montañera furgonetera peninsular las tenía muy dejadas de lado. Solo hubiera faltado que Maru estuviera conmigo, pero estaba solo ese finde. ¿Solo? Pues no, me va a acompañar Gina, nuestra furgoneta Camper, con muchas ganas de sacarme por ahí y ayudarme a combatir el frío y la lluvia que vaticinaban los meteórologo/as.

Jana, Konrad, Laurence, Martinho….Esta enumeración de anodinas gentes solo obedece a esta norma nueva de ponerle nombre a las borrascas de toda la vida. En todo caso, por la sierra de Cuenca Konrad se acaba el viernes y Laurence empieza el domingo. El sábado dan una buena tregua, incluso con sol. La ocasión la pintan calva, pues, para más inri, llevo muchísimo tiempo sin pisar nieve. Entre lo pésimo del invierno por estos lares, y luego que con la furgo hemos ido más al sur, escapando del tiempo lluvioso que imperaba en sistemas montañosos norteños, este invierno estaba a punto de convertirse en el 1º en muchos años en el que no veía la nieve. 

Por lo que el sábado por la mañana pronto con la furgoneta tiro para arriba. Por la carretera serrana que me lleva hacia Uña voy comprobando con cierta tristeza la total ausencia de nieve. Es cuando cojo la carretera de Tragacete donde veo, más arriba, a partir de los 1700 metros que se ve blanco. Decidido, subo por el Puerto del Cubillo a los Montes Universales. 

Mi primera rutilla va a entrar en Teruel, concretamente voy al nacimiento del Tajo, donde allí en su vega dejare a Gina y haré una corta ruta para subir al vértice de Valhondillo (1809 metros). Ya me encuentro muy bien para el senderismo, pero aún debo evitar situaciones donde puede escurrir o tropezarme y caerme al suelo, por lo que las rutas que voy haciendo las busco sencillitas, sin esas potenciales situaciones peligrosas, o por lo menos lo intento.


         Llego por la mañana al Nacimiento del Tajo, donde me recibe esta 1ª balsa que se crea.

    Lo más reconocible del Nacimiento son las esculturas que aúnan a las 3 provincias en las que nace y crece el río en esta primera parte, conocido como el Alto Tajo.

Primero, aparece el símbolo de Guadalajara, el Doncel de Sigüenza, un joven soldado que murió en la batalla de Granada en 1486, que vivió en esta ciudad y es famoso por su sepulcro. No encuentro información del porqué es símbolo de Guadalajara.

Luego el Copón de Cuenca. Siendo la estrella porque la ciudad fue tomada a los musulmanes el día 6 de enero, día de los Reyes Magos, y del cáliz no se sabe exactamente su origen, pero se dice que es el Santo Grial relacionado con la estirpe real de Alfonso VIII de Castilla. Asunto que ha hecho correr rumores desde siempre, como que el Santo Grial está debajo de la Catedral de Cuenca, que hay que decir que debajo de la misma se encuentra hueco, se sabe que hay construcciones relacionadas con una estancia palaciega y/o la antigua mezquita árabe.


Y el Torico de Teruel, que viene por una leyenda medieval que dice que, una vez que Alfonso II de Aragón dio permiso para construir una villa que sirviera de contención a la lucha con los musulmanes, estos últimos lanzaron una manada de toros con fuego en las astas. La escaramuza la ganaron los cristianos y un toro de los supervivientes se quedo parado en un sitio que fue el elegido por construir la ciudad.

  Aunque lo más bonito lo tenéis ahí enfrente, la Gina, ahora símbolo de Magia Serrana, y emblema de los Díaz-Virtudes.

      Dejamos atrás las esculturas y nos damos una vuelta por el merendero que hay aquí. Todo rezuma agua.

                                     Vemos que hay la suficiente nieve para disfrutarla.

                 Cogemos el carril que va al norte, teniendo al lado el arroyo de Navaseca.

                                   Que nos va a regalar unas postales chulísimas.

Incluso, a estas horas mañaneras, con partes heladas. No suele ser en estos tiempos marzo época de heladas, pero hoy hace fresco.


           

Este arroyo con sus diversos ramales aumentarían la longitud del Tajo, pero no se compatibilizan al ser estacionales.


Hoy todos estos ramales traen agua hasta del barranco de la Melchora, debajo de Valhondillo.

                             Dejamos el arroyo y comenzamos a subir paulatinamente.

                                            Que ganas había de ver y tocar nieve.

                     Pero en este punto, dejaré la pista y a la izquierda sale un carril.

 Del carril apenas hay marcas debido a la nieve, por lo que habrá que tirar de experiencia y mapa, ya que intuyo otros que cruzan que no son el mío.

    Las rodadas del carril me asoman en tramos más confusos como puede ser por los pinares.

        Huellas de ciervos se me cruzan en todas direcciones. Es posible que de algo  huyan.

                 

               

                    La cuesta tira para arriba mientras disfruto de las visiones de los árboles.

              

               

Muchas veces, por pereza principalmente, no salgo al monte y me pierdo estas estampas, cuando sé que me van a encantar y me va a venir muy bien hacerlo.


   Por lo pronto, llego a un punto donde me pongo en paralelo con el Valle del Tajo, ahí delante.

                                               Y sus laderas de esta guisa tan chula.

                          Un par de veces debo recular pues pierdo la traza del carril.

        Aunque pérdida real no hay al ser un cordal ligeramente ascendente y tener aquel faro al fondo.


                 Un poco de zoom para mostraros toda la Vega del Tajo en primer plano


                                         Y el faro, como ya sabrán, es la Mogorrita.

En todo el rato, por el cordal seguimos la mojonera entre los términos de Albarracín ciudad y Villar del Cobo.

Voy llegando a una serie de altos. Decir que cuando salía el sol se estaba estupendo, pero cuando se tapaban por las nubes aquello se volvía gélido.

Y me encuentro lo que parece restos de trincheras de la guerra civil, muy típico por esta zona de Montes Universales..

                                   La Mogorrita se erige en protagonista de las vistas.

El viejo cortafuegos reconvertido en pista de esquí, donde unos cuantos hicimos nuestros primeros pinitos con esquís y trineos, allá en la década de los 80.


                   No son muchos centímetros, pero los suficientes para el disfrute.

 Pienso que ese alto es ya Valhondillo, pero es una tachuela en el cordal que hay previamente.

             

Después de ese alto se ve bien el largo tramo de cordal hasta Valhondillo que es lo del fondo.


Al cordal le ha salido del lado izquierdo un frondoso barranco que iría perpendicular a la Vega del Tajo.

Mas trincheras que en gran parte suelen ser nidos de metralleta para cubrir a uno o dos hombres.

Hasta que llego a los 1806 metros de Valhondillo, con vistas parciales, pero me moveré para intentar mostraros lo que se ve.

           Lo primero un autorretrato, tan contento, con la ultima rampa de subida detrás mío.


A la izquierda de la Mogorrita, está el cordal de varios altos que superan los 1800, con la Cruceta (1859 m.) en el medio.


                           A la derecha de la Mogorrita, asoma San Felipe (1838 m.)

                               En dirección este, dos macizos: Aquí Gúdar.

                                                                   Al lado Javalambre.

      En dirección norte, más cercano, estarían los altos de la Sierra de Albarracín, con el Caimodorro (1936 m.) a la cabeza.

  Me vuelvo viendo la bella estampa de este barranco debajo mío que va directo a  la Vega del Tajo.


Por eso de no aventurarme ladera abajo, mediante trochemoche, para hacer la ruta circular y la vuelta distinta, decidí volver por el cordal, por el mismo sitio de subida, pero al comenzar a bajar me topé con un cazador. 

¡Pardiez! Los había olvidado. El tipo en cuestión me dijo que estaban de cacería y que si me podía tirar ladera abajo que hay una pista que vuelve al Nacimiento por abajo, dando la vuelta la cordal. Total que lo que quería evitar, lo tuve que hacer, pero bueno con cuidado llegue a la pista.


        Trochemoche al uso, viendo el mapa muy detalladamente por lo de las curvas de nivel.

   Ahí abajo se ve la pista. Parece fácil llegar, pero en este paisaje nevado hay que tener sumo cuidado con la ladera.

   A la vuelta compruebo que la nieve ha retrocedido bastante, en comparación con la mañana.


Un inciso para contaros una historia de estas tierras. Algunos de la fiel minoría que aún lee mis entradas recordará que hace tiempo mencioné el litigio sobre la Vega del Nacimiento del Tajo, que seguían los ayuntamientos de Cuenca y de Albarracín por dilucidar si la línea fronteriza va por el rio Tajo o si la parte turolense se mete en el lado, a priori, conquense, como lleva haciéndolo los últimos cien años, estando ese lado izquierdo del Tajo, como monte de su propiedad. Os pongo la Entrada (en la parte final) donde conté toda esta problemática. Resulta que ya se ha decidido la controversia.

https://cecalbarracin.org/2024/03/07/el-instituto-geografico-pone-el-limite-provincial-con-cuenca-en-el-lugar-que-pedia-albarracin/

 

Como ven, ya ha habido resolución del IGN (Instituto Geográfico Nacional) dando la razón a Albarracín. Todo va a seguir como lo hemos conocido, los del norte y los del sur. Lo del Ayuntamiento de Cuenca suena un poco a disparate  -y lo dice un conquense- ya que exponen que es territorio conquense, pero no ponen en duda que Albarracín es el dueño. Es decir, Cuenca no cuestiona la propiedad de ese monte por parte de Albarracín, pero el límite geográfico entre C.C.A.A. debe estar en el río Tajo.

¿No os suena esto un poco galimatías? ¿Qué figura legal administrativa rara pretende el Ayuntamiento de Cuenca: monte de Teruel, pero en tierra conquense? Que sepan que el Ayuntamiento conquense lo tiene recurrido, o sea que habrá otro capítulo más todavía. Me surgen dudas con la solución conquense. Por ejemplo, ¿Quién se encargaría entonces del mantenimiento de las carreteras y carriles?

Os voy a argumentar grosso modo el porqué pienso yo que el IGN se ha inclinado por la opción de Albarracín, bueno más que eso que está bastante claro al llevar muchos años Albarracín explotándolo forestal, apícola, micológicamente, pastos, etc, sin oposición del Ayuntamiento de Cuenca, voy a contar porqué las gentes turolenses se metieron en él y lo aprovecharon.

 Cuando se resuelva el recurso de Cuenca, sí lo hace en favor de Albarracín que todo indica que así será, el IGN debería cambiar en su mapa oficial el límite fronterizo y quitarlo del río Tajo en ese tramo inicial que discurre por este valle, aunque leo en otro sitio que en su última actualización el IGN ya ha quitado el límite autonómico del río, corroborando la solución turolense de Albarracín.

Primero, la ubicación. El valle de la Vega del Tajo tiene unos 13 km de longitud aprox. estando a una altitud media de 1550 metros. Los ambos cordales que conforman el valle a los lados están a una altitud media de 1800 metros. Tanto los dos pueblos del lado conquense, Húelamo y Tragacete, como los dos pueblos del lado de Teruel, Guadalaviar y Frías de Albarracín están bastante alejados, aunque los turolenses algo menos, siendo Guadalaviar es el más cercano. 

Vean la foto que pongo de zona labrada, estando la Vega del Tajo del lado, a priori, conquense llena de campos labrados también ¿Fueron gente de la provincia de Cuenca los primeros que labraron esto? Pues no. Y aquí entra el tema de la altitud.

              En la Vega del Tajo hay campos labrados a ambos lados del curso fluvial.


Tragacete y Huélamo están en el valle del Júcar sobre los 1250 metros de altitud media aprox. Estamos hablando que desde estos pueblos hasta la Vega del Tajo son unos 300 metros de desnivel, además, filtrados de barrancos y cañadas, es decir, sube y baja, baja y sube, siendo el desnivel mucho más, ya que, además, entre medias, la Mogorrita (1864 m.) y la Cruceta (1859 m.). 

Quiero decir con esto que antaño cuando los inviernos por aquí duraban 8 meses a las gentes de estos dos pueblos conquenses no se les ocurría mucho llegar hasta la Vega del Tajo. 

Pero como principal argumento disuasorio no fue esta ubicación y altitud, sino que no era término municipal suyo, ni de Tragacete, ni de Huélamo, sino que desde la Edad Media, que Alfonso VIII otorgó estas tierras al Ayuntamiento de Cuenca, todo el lado conquense del Tajo era propiedad de Cuenca (a más de 80 km por carretera) ( Y así sigue hoy en día en que casi todo el límite con Guadalajara -río Tajo- es monte de Cuenca ciudad). 

Por lo que pocas ganas tendrían los ayuntamientos de Tragacete y Húelamo y sus gentes de ocupar monte de la capital, viendo el poco amistoso trasiego histórico de pleitos y demandas acaecido entre todos estos ayuntamientos por las tierras, los pastos y los mojones.

Guadalaviar y Frías están a unos 1500/1550 metros de altitud media. Vemos que es la misma altitud que la Vega del Tajo, y el terreno es mucho menos hosco. El acceso para ellos es mucho más cómodo. Dato importante a tener en cuenta. Parece ser que a finales del siglo XIX es cuando empezaron a meterse en el lado conquense de la Vega del Tajo, y el Ayuntamiento de Cuenca sí debió protestar, pues la última pretensión o actuación conocida por parte de Cuenca data del año 1900. Después de eso, hubo unos cuantos años que no se tienen apenas noticias de ninguna de las dos partes.

Luego Cuenca desapareció y se desentendió. Entre 1930 y 1976 la parte conquense de la Vega fue ocupada y explotada por los turolenses, siendo en 1968 cuando se aprobó unilateralmente el deslinde del monte como propiedad de Albarracín, sin contestación por parte del Ayuntamiento de Cuenca. Si esto último es cierto, que todo indica que sí, ¿Qué espera ahora el Ayuntamiento de Cuenca? ¿Porqué no protesto en su día?  

Cuando durante todos estos siglos, desde los medievales Caballeros de la Sierra de Cuenca ciudad hasta las figuras más modernas del vigilante/agente forestal municipal controlaron con celo y diligencia todas los límites de su extensísimo término forestal municipal, denunciando a la mínima a particulares, asociaciones o ayuntamientos que ocupaban, de una manera u otra, su monte. Es difícil creer que el Ayuntamiento de Cuenca no se enterara. Me parece un alarmante y extraño caso de desidia histórica.

Posiblemente, si en ese momento ( año 1968) protestas y recurres esa iniciativa turolense unilateral de ocupación del terreno mediante deslinde y decreto, pues se habría anulado lo del monte propiedad de Albarracín, y el lado izquierdo de la Vega del Tajo seguiría sido monte de Cuenca y el límite iría por el río recién nacido. 

¡Hala!, otra chapa de las mías.


La otra corta ruta es volver a entrar en Cuenca y en lo que se considera la ladera de la Mogorrita voy a andar por una vaguada, inmerso en la calidad de estos pinares impregnados de blanco. Nuestro objetivo es volver a ver y rendirle pleitesía a uno de mis árboles preferidos de Cuenca. Yo le llamo el Tejo de la Mogorrita. Es curioso, pues esta parte de la inmensa ladera norte de la Mogorrita está llena de Tejos. Y cuando digo llena, es llena. A riesgo de parecer osado y exagerado, me atrevo a decir que la cantidad de Tejos debe estar cerca de los mil ejemplares.

               Dejo la furgo al principio del carril de la cañada de la Fuente de la Zorra.

El que luego creara el barranco del mismo nombre. Dejo el carril y me pongo a andar por la cañada.


                                             Días antes, alguien vino por aquí con los esquís. 


     De vez en cuando, el azul celeste intentaba rasgar las nubes. Había tramos de la cañada que de tanta agua que supuraba deshacía la nieve.


                                         Una vieja fuente de gamellones asoma entre la nieve.



                                                     Hoy se podría beber nieve en ellos.

        Si uno se fija en la ladera de un lado, vera que está todo salteado de jóvenes tejos.

Por otro lado, hay que decir, que en la Serranía de Cuenca ejemplares de Taxus bacatta milenarios, de esos de troncos bestias que abarcarían tres o cuatro personas con los brazos abiertos no hay o, por lo menos, yo no los conozco. No sé el motivo, me imagino que se cortarían en su día. En cambio, tejos pequeños los hay en cantidad ingente, y si hablamos de tejos roquedos entonces la cosa se dispara enormemente. Son tantos los lapiaces rocosos diseminados por la Serranía que el Tejo roquedo, ese que prospera idóneamente en los huecos y las grietas erosionadas y húmedas, se convierte en una especie arbórea con una presencia numerosísima.

Es legitimo pensar que la Serranía dentro de 600 u 700 años se convierta en un sierra espectacular para los que nos gustan admirar los Tejos grandes, aunque con la marcha que lleva todo es mejor no imaginar nada. Por lo que este Tejo de la Mogorrita es de los más grandes que conozco. Con la longevidad de los Tejos intentar adivinar su edad sí que es un ejercicio de osadía. En la foto se ve que es un tejo medio roquedo pues nace de las grietas de un afloramiento rocoso, y quizás su crecimiento por eso es más lento, y tiene en realidad más edad de la que le echo.




                           Se nota que voy subiendo en altitud, pues la nieve acapara todo.


                                    Salta a la vista la riqueza forestal de la comarca.


                              Ahora seguiré avanzando por el carril, más cómodo.



         Para llegar a ver el tejo hay que salirse del carril y entrar en el monte otra vez.


                      Debajo de su floresta se adivina los muchos troncos que lo forman.


                      Os pongo mi guante para calibrar el tamaño de su tronco.


Llama la atención que al ser medio roquedo tiene un tronco, a modo de raíz, muy largo que llega hasta la tierra.



 Ya solo faltaba volver a la furgo y bajarme a dormir a Uña, en espera de la anunciada borrasca, que descargó agua de lo lindo durante la noche que yo pasé calentito dentro de Gina. Al día siguiente, un día lluvioso a tope, no me amilané y decidí aprovecharlo para sacar alguna ruta que ya os contaré en la la próxima entrada!


                                       ¡Hasta la próxima!















































Comentarios

  1. Hola de nuevo, Toni después de mucho tiempo sin dar señales de vida con mis comentarios, con esta nueva entrada te diré que me ha emocionado. Lo primero te deseo una rapida y completa recuperación de tus problemas de movilidad. Yo con las entradas de la serranía conquense las disfruto doble, primero por ser parte de mis orígenes y segundo porque algo las conozco. El nacimiento del Tajo lo he visitado muchas veces, gracias por la información relacionada con los tres monumentos de ese enclave, no tenia ni idea lo que representaban. Llegados hasta aquí, debo hacerte dos comentarios, primero que el recorrido es precioso y las fotografías con nieve muy chulas, y segundo las cervecitas de rigor en Albarracín con una buena ración de jamón, curado en sus secaderos propios, te garantizo que es extraordinario, yo he tenido el placer de degustarlos unas cuantas veces siempre acompañado de mi mujer, bueno para la proxima vez que te acompañe Maru que seguro le gustará. Solo me resta darte las gracias por tus reportajes y desearte lo mejor, un abrazo: Félix

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    1. Hola Felix.

      Ese plan del jamoncito de Teruel en Albarracín me llama mucho. Y sí, es verdad que siempre he visto las estatuas del nacimiento del Tajo y nunca había investigado su historia.
      Ya estoy plenamente recuperado de todos estas incidencias que me han tenido renqueante durante un tiempo.
      Gracias por tus palabras y encantado que te guste la entrada.

      Un abrazo.

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  2. Vaya vaya, así que de escapada furtiva a solas con la Gina, ¿eh?... jajajaja.

    Supongo que Maru tendría sus asuntos para no poder escaparse con vosotros, pero después de tu operación y su larga recuperación, a los que hay que sumar esos problemillas personales, la verdad es que sienta muy bien hacer una escapada en solitario, así en plan más introspectivo. Ya te digo por experiencia que es muy sanador. Yo de hecho, nada más esté en unas mínimas condiciones de salir a patear monte (el lunes empiezo la rehabilitación) la primera ruta que haga será una escapada con la Jalapeña y en solitario (bueno, y con Laia) y seguramente a mi montaña favorita, para empezar a sanar todas las heridas de esta inactividad que por momentos se ha vuelto desesperante.

    Y oye, ya sabemos que ahora los horizontes del blog son otros 😉, pero con semejantes galas blancas, esta zona de la Serranía nos la tenías que enseñar en el blog. Preciosas estampas invernales las que nos muestras en el reportaje. Y ese tejo, qué pasada ¿no te parece a ti que cada tejo centenario/milenario tiene su identidad propia y que prácticamente no hay dos que sean iguales?...

    Por cierto, en la foto con más zoom al cortafuegos/pista de esquí de la Mogorrita se aprecia un grupo de gente, que seguramente se estarían deslizando por ese laderón. Y lo del litigio ya me comentaste en su día que se había resuelto a favor de Albarracín, aunque parece que Cuenca no ha dicho su última palabra... Menudo tira y afloja macho.

    Oye, ¿te imaginas que a los que bautizan a las borrascas se les terminan los nombres y en un futuro oímos la Borrasca Tani, o la Borrasca Doni? jajajajaj

    Un abrazo.

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    1. Hola Dani.

      Entonces ya has empezado la rehabilitación esta semana. La primera piedra ya está colocada. Poco a poco y viendo ya un poco de luz al final del tunel.

      Que a tipos como nosotros que disfrutamos de la soledad en la naturaleza, este tipo de escapadas cuando se reciben palos suelen ser increibles y muy necesarias, y ya verás como, en no tanto tiempo, Laia, el Gegant, la Jalapeña y tú os reencontráis felizmente.

      Curioso lo que comentas de los Tejos. Es un árbol que no hay dos iguales, cada uno desprende una estampa, y el entorno en que se encuentra, que lo hace distintos y especiales. Me alegra ver que te he metido dentro el amor por este árbol en concreto, esa cosa por la que a los antiguos ya les parecía un árbol sagrado.
      Sí sí, con estas nieves últimas sé de gente que se subió a la Mogorrita con trineos y demás para tirarse. Buena descripción con lo del tira y afloja entre Cuenca y Albarracín. De hecho, no sé si llegue a comentártelo, pero hace un tiempo había un chico interesado en realizar un documental sobre toda esta cuestión, del que ya no he vuelto a saber nada.

      El martes entra la Borrasca Tani que traera mucha cerveza, y el jueves se irá, aunque el viernes entrará la Borrasca Doni que traerá más cerveza todavía. Despues de las rutas duras, sentados en la mesa entre la Gina y la Jalapeña, y bajo los auspicios de la recolectora de almendras sí es que cuando somos dos tíos borrascas, jajaja.

      Un abrazo.

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  3. Hola Toni, cuanto tiempo....

    Una muy buena ruta, que me ha recordado nuestra caminata por aquellas tierras ahora hace justamente siete años, ¡como pasa el tiempo!.
    Nosotros lo hicimos en primavera, y fuimos hasta el alto del portillo. Esa cresta de Valhondillo, una gozada.
    Yo ahora estoy también en dique seco, de camiar, pero estas entradas me van muy bien para recordar.
    Hasta pronto, yo sigo leyendo.

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    1. Hola Luis.

      Oye, que bien saber de ti y gracias por tu comentario.

      Si hubiera estado en perfectas condiciones, la ruta habría sido todo el cordal hasta el Alto del Portillo, como hicisteis vosotros, y vuelta por, abajo, por la vega del Tajo.

      Espero que esta temporada en el dique seco no te dure mucho, que no sea por motivo grave, y que puedas volver a caminar por el monte, que es muy sanador, y bien que lo sabemos.

      Un abrazo.

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