LAS CASAS DE LA MENGLANA Y EL VALLE DEL RÍO SAN MARTÍN (2ª PARTE)
Hace un
tiempo recorrí, partiendo del pueblo de San Martín de Boniches, parte del valle
fluvial del río San Martín.(Ver Aquí) En un
principio mi destino era las Casas de la Menglana, un abandonado rento o
aldeílla que hay bastante más al sur, aunque aquel día, tanto el pequeño río
San Martin y sus bonitos rincones acuáticos, el colorido otoño en sus bosques y
sobre todo la gran cantidad de afloramientos de piedra rodeno, captaron mi
atención y no avancé mucho en mi propósito de llegar hasta la Menglana.
Cosa
que dejé para una segunda ocasión, y un gélido día de enero del 2018 decido
acometer aquel propósito inicial.
Con el
todoterreno avanzo hasta más o menos donde me quedé la anterior vez, para ir desde
allí andando por el río hasta las Casas de la Menglana, y luego la vuelta por
ese carril que va a mitad de altura del valle del río San Martín. El avance por
el río es lento al estar casi desaparecida la senda pero eso me hizo descubrir
el rincón de la Retuerta donde el pequeño río San Martin se, nunca mejor dicho,
retuerce, creando unas paredes de rodeno que le
dan un toque de magia al rincón.
Dejamos a Torri ahí, mientras al fondo podemos ver la principal referencia paisajística de este paraje.
El cordal montañoso que separa los términos de San Martín y Villar del Humo. Por debajo de esas riscas de mitad de ladera volveremos.
Pero yo ahora bajaré por este pedregoso carril buscando el valle del río.
Estas placas de hielo nos dicen que el día era fresquito, e idóneo para andar.
Enfrente tenemos el gran tamaño de la ladera del valle del río San Martín.
Ya estamos abajo, donde vemos como viene el río por el fondo del valle, con todos esos puntales tipo far west.
Como la Peña del Castellar con su muralla superior de rodeno.
Nos fijamos en detalles curiosos.
Bajamos un largo tramo por el río hasta que llegamos a una zona donde el rodeno se nos empieza mostrar esplendoroso.
Donde sobresale esta maravilla de poza.
Precioso este rincón de la Retuerta.
Seguimos avanzando en compañía del río, cuando veo en un lado unos taffonis. Bueno sitio para hacer un pinchito.
Desde hace ya un tiempo mi comida campestre es una lata de chipirones y pan de dátil/higo. ¡¡Con lo que yo he sido!! Normal que cuando llego a casa a media tarde me coma al niño Jesús por los pies.
Más adelante, comenzamos a salir y a despedirnos del río San Martín.
Luego
el siguiente descubrimiento fue el rento de las Casas de la Menglana, varios
grupos de casas con corrales de ganado adosados y curiosamente con hornos de
leña en diferentes estados de ruina. Dichas casas están ubicadas sobre el borde
de uno de los lados del vallecete del río San Martín por lo que la visión de
dichas casas en ese entorno es de una belleza cautivadora.
Subimos a la parte alta pues ya nos empiezan a aparecer los primeros restos.
Me doy rápidamente cuenta que su ubicación es un lugar que desprende MS.
Descubrimos esta fuente que debiera ser de vital importancia para la gente de las Casas.
Una nos la encontramos bien hecha y sin atisbo de ruina.
De hecho, está abierta y con aspecto acogedor.
Con su mesa, chimeneas y literas. Agradecer de antemano a los dueños por mantenerla abierta, ya que nunca puede saberse si la vas a necesitar, cuando caminas estas solitarias sierras.
A un lado, está el corral y esta maravilla de horno recuperado.
Vemos que lo han tenido que sujetar con varios apoyos.
La visión del conjunto paisajístico con la Pata de Mulo al fondo, y los bordes del valle del San Martín me tiene enamorado.
Un poco más allá, a otro lado de un barranquete tenemos otro grupo de casas.
Precioso la vista de esas casas con la Pata de Mulo al fondo, y de allí venir la vaguada por donde va el arroyo de Pie Mulo.
Alejándonos del valle fluvial y más hacia el interior, vemos un tercer grupo de casas.
Cruzamos el barranquete pedregoso para dirigirnos al 2º grupo de casas.
En esta queda restos de la entrada a la casa con ese muro para nivelar el terreno y lo que sería la puerta, en este caso tapiada.
Detrás de estas casas, se ve la caída al río San Martín.
El horno, que elemento tan común en el pasado de nuestras sierras y que pocos quedan en pie.
Que lástima que estos hornos se estén viniendo abajo, con los pocos que quedan en la Sierra de Cuenca.
Vamos a "callejear" por estas casas.
Bienvenido a la Republica independiente de mi casa, jejeje, vaya felpudos de entrada a casa se gastan en la Menglana.
No han debido pasar años desde que este armatoste diera descanso a los serranos de la Menglana.
Vista de estas casas desde un poco más arriba.
Otra cosa curiosa es que delante de muchas de estas casas nivelaron el inclinado suelo por medio de estos muros, entiendo que para hacer la trilla tras la siega del cereal.
Vemos el tercer grupo de casas, desde donde se tiene al fondo el valle del río San Martín seguir su curso hacia el pueblo de Villora.
Subimos a la parte alta pues ya nos empiezan a aparecer los primeros restos.
Me doy rápidamente cuenta que su ubicación es un lugar que desprende MS.
Descubrimos esta fuente que debiera ser de vital importancia para la gente de las Casas.
Una nos la encontramos bien hecha y sin atisbo de ruina.
De hecho, está abierta y con aspecto acogedor.
Con su mesa, chimeneas y literas. Agradecer de antemano a los dueños por mantenerla abierta, ya que nunca puede saberse si la vas a necesitar, cuando caminas estas solitarias sierras.
A un lado, está el corral y esta maravilla de horno recuperado.
Vemos que lo han tenido que sujetar con varios apoyos.
La visión del conjunto paisajístico con la Pata de Mulo al fondo, y los bordes del valle del San Martín me tiene enamorado.
Un poco más allá, a otro lado de un barranquete tenemos otro grupo de casas.
Precioso la vista de esas casas con la Pata de Mulo al fondo, y de allí venir la vaguada por donde va el arroyo de Pie Mulo.
Alejándonos del valle fluvial y más hacia el interior, vemos un tercer grupo de casas.
Cruzamos el barranquete pedregoso para dirigirnos al 2º grupo de casas.
En esta queda restos de la entrada a la casa con ese muro para nivelar el terreno y lo que sería la puerta, en este caso tapiada.
Detrás de estas casas, se ve la caída al río San Martín.
El horno, que elemento tan común en el pasado de nuestras sierras y que pocos quedan en pie.
Que lástima que estos hornos se estén viniendo abajo, con los pocos que quedan en la Sierra de Cuenca.
Vamos a "callejear" por estas casas.
Bienvenido a la Republica independiente de mi casa, jejeje, vaya felpudos de entrada a casa se gastan en la Menglana.
No han debido pasar años desde que este armatoste diera descanso a los serranos de la Menglana.
Vista de estas casas desde un poco más arriba.
Otra cosa curiosa es que delante de muchas de estas casas nivelaron el inclinado suelo por medio de estos muros, entiendo que para hacer la trilla tras la siega del cereal.
Vemos el tercer grupo de casas, desde donde se tiene al fondo el valle del río San Martín seguir su curso hacia el pueblo de Villora.
Volveremos
por el carril en dirección al pueblo, viendo cómo va por mitad de la gran
ladera del valle del San Martin, partiendo macizos de rodeno por el medio
mientras oímos y vemos encima de nuestras cabezas los avasalladores sonidos de
los molinos de viento que hay en lo alto del cordal que separa el valle de San
Martín del valle de Villar del Humo.
Vista del Valle del rio San Martin hacia arriba. Nosotros volveremos por una pista que va debajo de los riscos del centro izquierda de la foto.
Un poco más de cerca. El carril va por debajo pero tampoco estaría mal recorrer estas repisas de rodeno por arriba aunque demasiado trochemoche.
Según este poste indicativo, hay otro grupo de casas, la Menglana de arriba, más en lo alto del cordal montañoso. Lástima pero me pilla algo alejado y estoy ya pensando en la vuelta.
Yo vengo de la parte izquierda de la foto, y por la pista he tenido que salvar este gran barranco de la Menglana, llegando más adentro donde no haya desnivel.
Ya estoy puesto en la directa sobre la pista, viendo como va por debajo de las riscas de rodeno.
De hecho, al poco paso literalmente por debajo de estos castillotes y murallones.
No hay bar sin birra, ni entrada de Magia Serrana sin cara.
Vistazo hacia abajo, al río, por donde estaría el rincón de la Retuerta.
Y también hacia atrás, donde a la derecha del todo estaría la Menglana.
Al gran día que estaba pasando, solo le faltaba deleitarme en la arquitectura del rodeno.
Los pinos nacen y prosperan en los sitios más inverosímiles del rodeno.
Si somos observadores, veremos pequeñas muestras aún del atroz incendio de hace 25 años. Al final de esta entrada hago un reflexión sobre este tema.
Más adelante, seguimos pasando por debajo de estos puntales a modo de pasarelas sobre el valle del San Martín. De aquí, ya llegaremos al coche en un santiamén, dando por concluida nuestra ruta a pie de hoy.
Vista del Valle del rio San Martin hacia arriba. Nosotros volveremos por una pista que va debajo de los riscos del centro izquierda de la foto.
Un poco más de cerca. El carril va por debajo pero tampoco estaría mal recorrer estas repisas de rodeno por arriba aunque demasiado trochemoche.
Según este poste indicativo, hay otro grupo de casas, la Menglana de arriba, más en lo alto del cordal montañoso. Lástima pero me pilla algo alejado y estoy ya pensando en la vuelta.
Yo vengo de la parte izquierda de la foto, y por la pista he tenido que salvar este gran barranco de la Menglana, llegando más adentro donde no haya desnivel.
Ya estoy puesto en la directa sobre la pista, viendo como va por debajo de las riscas de rodeno.
De hecho, al poco paso literalmente por debajo de estos castillotes y murallones.
No hay bar sin birra, ni entrada de Magia Serrana sin cara.
Vistazo hacia abajo, al río, por donde estaría el rincón de la Retuerta.
Y también hacia atrás, donde a la derecha del todo estaría la Menglana.
Al gran día que estaba pasando, solo le faltaba deleitarme en la arquitectura del rodeno.
Los pinos nacen y prosperan en los sitios más inverosímiles del rodeno.
Si somos observadores, veremos pequeñas muestras aún del atroz incendio de hace 25 años. Al final de esta entrada hago un reflexión sobre este tema.
Más adelante, seguimos pasando por debajo de estos puntales a modo de pasarelas sobre el valle del San Martín. De aquí, ya llegaremos al coche en un santiamén, dando por concluida nuestra ruta a pie de hoy.
Aprovechando
que llevo el todoterreno, al acabar la ruta y volver a casa, subiré al cordal
montañoso entre valles para ver los horizontes desde el punto más alto cordal,
los 1412 metros del Cerrito de la Cruz. Las vistas sobre todo al este, a San
Martín, son cojonudas. No obstante, el río San Martín cuando pasa por debajo de
las Casas de la Menglana va por los 900 metros de altitud, cuestión que nos
proporciona unas laderas amueladas que ya me sorprendieron la primera vez que
las vi.
No pude
explayarme mucho con las fotos porque el tremendo viento que hacía allí arriba
en un día tan gélido otorgaban una sensación térmica bastante baja. Corriendo
al coche, y directo, a hidratarme primero al bar Pinturas Rupestres de Villar del Humo y
luego al Hogar del Pensionista de Cardenete, donde la camarera me puso un
enorme trozo de tortilla de patatas que me supo a gloria bendita.
Ya estoy en cordal, donde la parte que más sobresale es el Cerrito de la Cruz.
Si miramos hacia el extenso oeste, vemos el pueblo de Villar del Humo.
Aunque las vistas más potentes son desde el Cerrito de la Cruz hacia el otro lado. En esta, tenemos la vista en dirección Narboneta, con el cordal montañoso al fondo de la Sierra de Mira, última estribación montañosa de la Serranía de Cuenca.
Justo debajo nuestro va el río San Martin y al fondo podemos apreciar......
En primer termino, el centro de la foto, los 1209 de la Peña Rubia de Henarejos, y al fondo sobresale los 1424 del Pico Ranera de Talayuelas.
Este es el principio del valle del río San Martin, donde el pueblo estaría a la izquierda escondido entre esas lomas, y al fondo podemos apreciar.....
Las montañas que engloban San Cruz de Moya, la Sierra de la Tortajada y primeras estribaciones de Javalambre, y donde parece que está cayendo una buena.
Plano de ruta siendo el círculo el principio de la misma.
Comentar un ultimo asunto antes de irme, y es que ya son unas cuantas veces que he recorrido esta zona de la Serranía que para mí es la más desconocida y solitaria de Cuenca, ese cuadrado que forman los términos de San Martin de Boniches, Henarejos, Narboneta y Villora. Y al hilo de la noticia de aquel atroz incendio producido por dos rayos que asoló estas sierras en 1994, el mayor incendio que se ha producido en toda la historia de Castilla La Mancha, arrasando 18000 hectáreas, incidir que, aunque el trascurso de 25 años ha hecho que casi todo se haya repoblado de manera natural bastante bien, que los pinos hayan vuelto de manera sana y vigorosa, y el sotobosque se vea de un verde muy denso, poblado principalmente de jaras, más altas que una persona, y brezo, muchísimo brezo, veo aquello muy dejado de la mano de Dios. Me explico:
Aquello está tomando el aspecto de poder convertirse en otro infame verano de estos que nos están llegando con el cambio climático en otro polvorín, como en aquella fatídica canícula de 1994. No veo torretas ni puestos de vigilancia forestal aunque me imagino que algo habrá. Esto lo digo porque me extrañó que no hubiera un puesto de vigilancia en lo alto del Cerrito de la Cruz donde se ve gran parte de la Serranía Baja en cualquier dirección, la extrema despoblación de los pueblos hace que si aparecen conatos de incendio haya menor probabilidad de verlos. No obstante, San Martín tiene a fecha del 2018, 46 habitantes censados, Villora 128 habitantes, Narboneta 43 habitantes. La demotonasia en esas sierras avanza a marchas forzadas.
Pero lo que de verdad vi menos preparado por si vuelve a ocurrir la desgracia de los incendios forestales, es el estado lamentable de los caminos y carriles. Se puede decir que las únicas pistas en buen estado por donde podrían ir hasta turismos son las pistas para llegar a los molinos de viento que en lo alto de los cordales montañosos de estas sierras son muy numerosas, pero claro si hay un incendio donde menos peligro tiene, son el alto de estos cordales que muchas veces están desprovistos de arbolado, cosa que hará que sirvan de cortafuegos.
Luego están las pistas que unen los pueblos, como las que unen San Martín con Villora o con Henarejos, pistas que son más carriles pedregosos y en muy mal estado en que hace falta más el coche todoterreno que el turismo, algún tramo de estos caminos entre pueblos están desgajados por torrenteras causadas por el agua que están empezando a convertirlos en algo peligrosos, por lo que necesitarían un remozado nuevo.
Y por último, cualquier otro de los muchos caminos y carriles que hay para llegar al fondo de los extensos valles del río San Martín, del Arroyo de la Peraleja y un sinfín más de sitios, están destrozados y muchas veces comidos por la vegetación, que se hacen impracticable hasta para los todoterrenos. No quiero ni imaginarme que un fuego comience dentro de unos de estas inaccesibles hondonadas en los que solo se puede llegar andando, y la que se puede liar, mejor dicho, volver a liar.
Ya estoy en cordal, donde la parte que más sobresale es el Cerrito de la Cruz.
Si miramos hacia el extenso oeste, vemos el pueblo de Villar del Humo.
Aunque las vistas más potentes son desde el Cerrito de la Cruz hacia el otro lado. En esta, tenemos la vista en dirección Narboneta, con el cordal montañoso al fondo de la Sierra de Mira, última estribación montañosa de la Serranía de Cuenca.
Justo debajo nuestro va el río San Martin y al fondo podemos apreciar......
En primer termino, el centro de la foto, los 1209 de la Peña Rubia de Henarejos, y al fondo sobresale los 1424 del Pico Ranera de Talayuelas.
Este es el principio del valle del río San Martin, donde el pueblo estaría a la izquierda escondido entre esas lomas, y al fondo podemos apreciar.....
Las montañas que engloban San Cruz de Moya, la Sierra de la Tortajada y primeras estribaciones de Javalambre, y donde parece que está cayendo una buena.
Plano de ruta siendo el círculo el principio de la misma.
Comentar un ultimo asunto antes de irme, y es que ya son unas cuantas veces que he recorrido esta zona de la Serranía que para mí es la más desconocida y solitaria de Cuenca, ese cuadrado que forman los términos de San Martin de Boniches, Henarejos, Narboneta y Villora. Y al hilo de la noticia de aquel atroz incendio producido por dos rayos que asoló estas sierras en 1994, el mayor incendio que se ha producido en toda la historia de Castilla La Mancha, arrasando 18000 hectáreas, incidir que, aunque el trascurso de 25 años ha hecho que casi todo se haya repoblado de manera natural bastante bien, que los pinos hayan vuelto de manera sana y vigorosa, y el sotobosque se vea de un verde muy denso, poblado principalmente de jaras, más altas que una persona, y brezo, muchísimo brezo, veo aquello muy dejado de la mano de Dios. Me explico:
Aquello está tomando el aspecto de poder convertirse en otro infame verano de estos que nos están llegando con el cambio climático en otro polvorín, como en aquella fatídica canícula de 1994. No veo torretas ni puestos de vigilancia forestal aunque me imagino que algo habrá. Esto lo digo porque me extrañó que no hubiera un puesto de vigilancia en lo alto del Cerrito de la Cruz donde se ve gran parte de la Serranía Baja en cualquier dirección, la extrema despoblación de los pueblos hace que si aparecen conatos de incendio haya menor probabilidad de verlos. No obstante, San Martín tiene a fecha del 2018, 46 habitantes censados, Villora 128 habitantes, Narboneta 43 habitantes. La demotonasia en esas sierras avanza a marchas forzadas.
Pero lo que de verdad vi menos preparado por si vuelve a ocurrir la desgracia de los incendios forestales, es el estado lamentable de los caminos y carriles. Se puede decir que las únicas pistas en buen estado por donde podrían ir hasta turismos son las pistas para llegar a los molinos de viento que en lo alto de los cordales montañosos de estas sierras son muy numerosas, pero claro si hay un incendio donde menos peligro tiene, son el alto de estos cordales que muchas veces están desprovistos de arbolado, cosa que hará que sirvan de cortafuegos.
Luego están las pistas que unen los pueblos, como las que unen San Martín con Villora o con Henarejos, pistas que son más carriles pedregosos y en muy mal estado en que hace falta más el coche todoterreno que el turismo, algún tramo de estos caminos entre pueblos están desgajados por torrenteras causadas por el agua que están empezando a convertirlos en algo peligrosos, por lo que necesitarían un remozado nuevo.
Y por último, cualquier otro de los muchos caminos y carriles que hay para llegar al fondo de los extensos valles del río San Martín, del Arroyo de la Peraleja y un sinfín más de sitios, están destrozados y muchas veces comidos por la vegetación, que se hacen impracticable hasta para los todoterrenos. No quiero ni imaginarme que un fuego comience dentro de unos de estas inaccesibles hondonadas en los que solo se puede llegar andando, y la que se puede liar, mejor dicho, volver a liar.
Aquí
dejo esta reflexión.
¡¡Hasta la próxima!!
¡¡Hasta la próxima!!
Precioso reportaje Toni. Imaginar cómo vivía aquella gente en esas aldedas tan inaccesibles... Lo cierto es q el paisaje es una pasada. Lamentablemente, tal y como dices, si se dan las condiciones y hay otro incendio, aquello puede ser otra tragedia. Mientras tanto, los políticos llenándose los bolsillos y nada más. No hablaré se política 🤐 Un saludo y enhorabuena
ResponderEliminarHola Javi.
EliminarCierto que este paisaje es muy llamativo y con su punto distinto -tanto por la evolución de zona incendiada, como por su forma natural- al resto de la Sierra de Cuenca.
Y si, veo que la despoblación va a hacer que cada vez haya menos vigilancia y un verano seco de rayos y tormentas eléctricas puede ser letal. Hay que avisar!!
Fantástico reportaje, gracias por hacer publicidad de estos paisajes tan desconocidos incluso para mucha gente de San Martín que conoce poco más que el casco urbano.
ResponderEliminarHola Anónimo.
EliminarEncantado que te guste y encantado de hacer publicidad de estos paisajes tan bellos y solitarios. Habrá más entradas del blog sobre esta comarca.
Un saludo.
Hola desde Mallorca
ResponderEliminarMe estoy aficionando a tu blog. Veo que tú llevas algo mallorquín de excursión. ¿Adivinas qué? El pan de dátil (Capó es fábrica mallorquina aunque los ingredientes puedan ser del más allá). Me ha hecho mucha gracia el detalle.
Ni qué decir de los parajes que enseñas. Qué lugares tan bonitos.
Enhorabuena por tu blog.
Hola mallorquín.
EliminarGracias por leerme y por comentar, y además..desde Mallorca!! Jjajaja, no sabía de esa conexión mallorquina del pan de dátil, es la gasolina para mis piernas.
Tengo unas ganas desde hace años, de recorrer de cabo a rabo la Sierra de Tramontana y conocer aquellas rocas y aquellas calas.
Un saludo.
Bonito y pedagógico paseo por esa zona de la serranía conquense,gracias por acercarnos estos parajes tan bonitos.
ResponderEliminarGracias a ti, Augusto Manuel por leerme y comentar. Aquí encantado que te guste la entrada.
EliminarUn saludo.
Hola Toni,
ResponderEliminarDa gusto ver que se restauran antiguas poblaciones, y más aun el hecho de dejar algunas casas abiertas por si alguien necesita de cobijo en un momento determinado, da gusto ver que aun queda gente empática.
Me encantan esas zonas de rodeno, con sus características formaciones y sus "caras", la verdad que nunca dejas de sorprendernos con tus crónicas, siempre te superas.
Por desgracia el tema de la dejadez de los montes es algo generalizado, aunque en la provincia de Cuenca los tenéis mucho mejor conservados y limpios que los tenemos por Catalunya o por Castelló, un auténtico polvorín en caso de que haya un incendio, además de impedir que los medios terrestres de extinción puedan atacar el fuego de forma segura.
El tema de las casetas forestales de vigilancia es otro tema que no entenderé nunca, con la gran cantidad de gente en paro que hay, además de que no haya más casetas (son construcciones en su mayoría bastante baratas y rápidas de construir), que servirían para atajar un fuego mucho más rápido.
Yo por desgracia padecí en primera línea el devastador incendio de Espadilla del 1994 en el que se quemaron 19.311 Ha, estando en Montanejos y viendo como el descomunal incendio se acercaba al pueblo con un frente que hacía varios kilómetros. Por suerte la zona ya se va recuperando y empieza a parecerse a lo que fue en su momento, aunque el problema de la limpieza de los montes hace que en cualquier momento pueda volver a haber una desgracia.
Y tras este tostón que he soltado vuelvo a felicitarte por la gran labor didáctica que siempre tienen tus entradas, todo un lujazo para los que nos gusta la montaña.
Salud, rodeno y montes limpios!!!
Hola David.
ResponderEliminarEs que lo normal es encontrarte esas casas refugios privados cerrados, y al ver que estaba abierta me dio buen rollo. Me imagino que se pusiera a llover y poder refugiarme allí y comer tranquilamente, me gustó que estuviera abierto.
Lo que comentas de los incendios es verdad. Por aquí, al haber extensiones tan grandes de bosques, poquísima gente en los pueblos y encima, apenas hay puestos de vigilancia, pues como que se está dando unos factores nada deseables. A ver este verano que se está acercando con mala pinta por ahora.....
Ufffs, vaya experiencia lo de vivir un incendio de cerca viendo como se acercan las llamas. Debe de ser horrible. Yo no he vivido ninguno y ojalá nunca lo haga..
Salud y cero incendios.
Hola Toni.
ResponderEliminarSi recuerdo mal a principios de año me mandaste una bonita foto por wasap con un arroyo correteando entre rodenos y me dijiste que habías estado en Espadà jeje ¿puede ser que fuese de esta excursión?. La verdad es que ese tramo del río entre rodenos es una pasada, y una bonita manera de llegar a las Casas de la Menglana y sus hornos.
Desde luego este paisaje difiere mucho a lo que sueles mostrarnos en el blog y si que evoca acalgunos barranquetes "espadánicos" como el de Agua Negra (que por cierto tenéis que conocer, sobre todo después de intensas lluvias), pero sobre todo tiene muchas similitudes a algunos parajes del Desert de les Palmes y la Calderona, desgraciadamente con incendio de por medio.
Sobre la reflexión final mi opinión es que el problema es la siguiente suma: despoblación+dejadez política+cambio climático. Resumo; la zona se despuebla, lo que lleva a que las administraciones inviertan lo mínimo en ella y no se tomen medidas de prevención contra incendios, luego entra en escena la falta de lluvias y lo seco que está todo y tenemos todas las papeletas para que haya otro desastre como el de 25 años atrás.
Un abrazo.
Hola Dani.
ResponderEliminarPues cierto, tienes buena memoria! esa foto que te mandé era dentro de la Retuerta cuando descubrí esa poza en el estrecho.
Es verdad que esta comarca paisajísticamente hablando es completamente distinta a tanto la Serranía Norte de Beteta y demás pueblos, como a la Serranía alta de Tragacete y Valdemeca, pero no solo eso, sino que dentro de la Serranía baja, la Serranía del Cabriel, tiene rasgos que la hacen distinta a otras áreas cercanas, que aún siendo de rodeno, son distintas. El incendio y su posterior regeneración también contribuyen a ello.
En cuanto a lo de los incendios, intento ser optimista pero veo como son las cosas, y como se están presentando los factores tanto los de hoy como los futuros, y el optimismo se me diluye. En fin, solo queda apechugar y cruzar los dedos para que haya suerte favorable.
Un abrazo.
Hola Toni...
ResponderEliminarCuando fui "runner"(entre 1992-2004),a punto estuve en un par de ocasiones de ir a la carrera de San Martín de Boniches,cuando estaba en el Club de Correr Galgos de Silla(no se si aún se celebra).Una hernia discal me alejo de las carreras,pero mira ahora como " troto" por las montañas... jejeje.
Desde luego la despoblación,que esta sufriendo la Serranía y otras partes de España,por desgracia,es evidente y por supuesto,muy lamentable.
Otra gran entrada,mostrándonos esas Casas de La Menglana,en la que seguro,la vida diaria tuvo una gran actividad...una pena verlo así.
El Valle del río San Martín,precioso,con esas formaciones de rodeno,con cara incluida...jejeje.
El "epilogo" que haces sobre el tema de los incendios,por desgracia y como comenta Dani,va ser un riesgo mas evidente,a medida que las administraciones burrocraticas,inviertan menos en limpieza y mantenimiento de montes,por la despoblación...
Un abrazo
Hola Juane.
ResponderEliminarYo quiero un gif de tu época runner viendo veloz por el monte ;-)
Me suena que esa carrera sigue celebrándose. No sé San Martín tiene censados cuarenta y tantos pero la población real es de veintipocos, y los pueblos de alrededor más de lo mismo, o sea que ya te puedes imaginar el intéres que suscita. En el verano cobra vida pero el resto del año están perdidos a su suerte por desgracia.
Un abrazo runnero.
En esas casetas vivian mis antepasados, el abuelo de mi abuela fue el último de la familia que vivia ahí de manera perpetua, luego era un ir y venir. El horno lo utilizaban para hacer o sacar el aceite de enebro, ese aceite de enebro lo usaban creo que para curar a las bestias de sus heridas o diversos problemas, se iban andando hasta Villora, un buen paseito verdad? Un saludo.
ResponderEliminarHola.
EliminarPues se dejó de vivir en Menglana de manera continua hace mucho tiempo, no? pues el abuelo de su abuela nos remontaríamos mucho tiempo atrás. De todas formas, gracias por compartir este recuerdo y un trocito tan curioso de ese lugar tan bonito. La verdad que está lejos tanto de Víllora como de San Martín
Un saludo y gracias por comentar.