EL PASO DE LA BORRASCA EFRAÍN EN PARTE DE LA CUENCA FLUVIAL DE LOS RÍOS GUADAZAÓN Y CABRIEL.

 

Ha tenido que ser esta última borrasca atlántica bautizada con el curioso nombre de Efraín la que haya calmado, por lo menos temporalmente, la angustiosa sed de parte de España, sobre todo por el interior (visto así, prefiero estos nombres, tipo Efraín o Filomena, a esos otros alarmantes apelativos de ciclogénesis explosiva, batallón de borrascas, roturas del vórtice polar, etc) Los que ya venimos de siglo pasado recordamos que esto siempre se ha llamado mal tiempo, frío de pelotas, rasca del copón o sencillamente tiempo tormentoso, sin ringorrangos excesivos, puestos, principalmente, para captar la atención del lector (ya sabéis, los dichosos clickbaits)

Cuando ya daban mucha menos lluvia, aproveché para hacer una ruta con el coche, que constara de bajarse en muchos puntos y poder enseñaros como iban los ríos y los arroyos, que, días atrás, iban muy bajos de agua o secos desde hace años. Mi intención era enseñaros el río Guadazaón, el cual iba muy escaso de agua, y en algunos tramos seco como la mojama. 



Voy a mostrarlo desde su Vega, justo detrás de las célebres Lagunas de Cañada del Hoyo, y desde ahí, remontaremos su cauce (a coche y a pata), viendo algunos arroyos tributarios que le iban aportando agua. Quería llegar hasta la Pasadera y enseñaros su nacimiento, muy cerca del pueblo de Beamud, pero no pude, pues más al norte de Valdemoro de la Sierra, el carril cruzaba el río por un vado, y no me atreví a meter mi Peugeot por allí.

Como me quedaba tiempo, dejé la cuenca fluvial del río Guadazaón, y salté a la de su cauce madre, el río Cabriel (foto de arriba), imaginándome que entre el aporte de su gran afluente el río Mayor, y el agua que traería de la parte de la Sierra de Albarracín, donde está su nacimiento, vendría hecho una bestia parda. Y así fue, viéndolo en parte por el termino de Boniches y de Pajaroncillo.

Después de todo el día viendo agua, debiera apartar la misma y entregarme con absoluta fruición a otro tipo de líquido, en esteo caso unas ricas cervezas en el calor de algún bar serrano.


Cuando el día amanecía, ya me encontraba en la Vega del río Guadazaón, pero ¡alto! primera sorpresa: ese cauce que ven es algo que nunca he visto....

El verdadero río Guadazaón va como 250 metros a la izquierda de esta foto. Lo que están viendo es un enorme brazo de este río, que al llevar tanta agua ha creado otro enorme cauce por el otro lado de su ancha vega.

Cruzo este puente que atraviesa un cauce que siempre va seco.

El Arroyo de la Rambla Verde, afluente del Guadazaón, que viene del pueblo de La Cierva y de la comarca de Tierra Muerta, y que por fin lo he conseguido ver con agua.

Más adelante ya vemos el rio Guadazaón con uno de los muchos molinos de agua que hubo a su vera.


Me bajo a la orilla a verlo y no consigo saber bien por dónde va el cauce original.

Llego a Valdemoro, donde el viejo puente con dos grandes ojos ya avisa de que antaño estas crecidas podían ser grandes, y eso que el río nace unos pocos kilómetros curso arriba.

Remontó el río con el coche, y me encuentro un puente que salva el río, que cruzaré andando.

Para ver otro molino, este uno de los gordos por el tamaño de la casa, el Molino Chumillas.





Sigo remontando el Guadazaón, haciendo una parada en este lugar mágico.

El castro de los Casares, el más grande de la sierra de Cuenca, datado entre finales de la Edad de Bronce y final de la época celtibera (siglo I a.C.)

Un lugar de reminiscencias cantábricas, con un frondoso y húmedo bosque encima, y que ya os enseñé mas detenidamente en esta Entrada.


Lo voy a bordear pues hoy me interesa de él otro aspecto, que fue también otro de los motivos por los que estos pueblos antiguos eligieron esta ubicación.

Está puesto en la gran porción de tierra que queda entre el Arroyo del Prado Moralejo (izquierda) y el río Guadazaón (derecha)

Remontemos andando el río Guadazaón durante un tramo.


Un descubrimiento aparentemente anodino, pero para mí con mucho significado. Me explico: Un lugar celtíbero, con una humedad y exuberancia galaica, con tantos restos, algunos tan enigmáticos como su Heroon, debiera tener un árbol sagrado, un Tejo, y aunque ese que ven tendrá como mucho un par de siglos, me gustó ver el castro de Los Casares con el árbol sagrado de estos pueblos de sangre en parte celta.


Más adelante, me topó con una vieja represa en la que el agua pasa por encima. Debo volver al coche y seguir.

Más adelante la carretera abandona el curso del río Guadazaón, y sigue el del Arroyo de la Losilla.

Que en este tramo cruza un robledal de gran belleza.

Por momentos me creía que iba por el Hayedo de Tejera Negra.

 Al Arroyo de la Losilla le entran chorreras por varios sitios.

Un sitio que quería ver es este donde el Guadazaón forma una gran poza.

Baja hecho una una furia por ese estrechamiento.

Un espectáculo espumoso. Atención a la siguiente foto.


Comparen el mismo lugar en otra época.

Cuesta creer que estamos hablando del mismo paraje.

Más adelante, me encuentro con esto. Aunque parezca que no, el agua lleva mucha fuerza. No me atrevo a pasar con el coche. 

Es donde al Guadazaón le entra el Arroyo de la Cañada del Molinillo.


Lástima, pues este arroyete sé yo que tiene muchos rincones chulos, que ahora rebosantes de agua deben estar curiosos.

Sigo la vera del Guadazaón un poco andando por este lado, comprobando que es imposible vadearlo a pata.

Otra lástima, ya que todo este largo tramo de su parte alta guarda parajes que con tanta agua deben estar espectaculares. Toca volverme.



Cambiamos de ubicación y de río, y pasando por Cañete sigo paralelo al Río Mayor, el mayor afluente del río Cabriel, al que veremos en un par de sitios y de allí, volveré a casa con el Cabriel a mi izquierda en gran parto, viendo como si hubiera seguido lloviendo más, probablemente el río habría entrado en la carretera en el tramo de hoz de entre Pajaroncillo y Boniches.

El río Mayor, cuando deja la vega de Cañete, entra en el paisaje geológico de Boniches, como esta rocosa ladera en losa.

El río Mayor del Molinillo que trae aguas de los montes de Tejadillos, Campillos Sierra y Laguna del Marquesado.

Ahora vamos al Traqueiro, para ver cómo va el río Cabriel.

El rugido es ensordecedor.

Da un poco de acojone acercarse mucho a los bordes para ver esto.

La violencia que crea el agua, golpeando las paredes, es puro espectáculo.


Mi amigo Patxi y yo, justo en el sitio donde rompe la brutal cascada de las fotos de antes, en las cuáles yo estaría encima de la pared rocosa que se ve a espaldas nuestras a la derecha.


Eso que se ven al fondo, al otro lado del río, son los Ringorrangos que vimos en la anterior entrada.

Vamos a bajar con el río buscando este lugar, Ayuntaderos, donde el río Mayor (izquierda) se une al Cabriel (de frente).

Y el Cabriel duplica fácilmente su tamaño. Fíjense si se une agua en este lugar, que este fue el primer gran punto de embarque de las maderadas de los gancheros en dirección a Valencia.


Un poquito de la apasionante epopeya de los gancheros. Este año ha sido reconocida por la UNESCO la tradición de los gancheros de los ríos Tajo y Guadiela (Guadalajara/Cuenca), dejando de lado la de los ríos Júcar, Cabriel y Turia. Hay que recordar que el río Cabriel posee la referencia más antigua sobre conducción fluvial de maderas en España, ya que el geógrafo ceutí musulmán Al-Idrisi (año 1154)  cita como desde el rio Quelsa (Cabriel) se baja maderas a la isla de Xúqer (Alzira). Hasta este paraje de Ayuntaderos venían los gancheros de pueblos como Cofrentes, Utiel, Requena, y pueblos de la Serranía de Cuenca para empezar con el periplo. Viaje que, uniéndose al Júcar, solía durar unos cinco o seis meses hasta llegar a Alzira y Cullera.


En Ayuntaderos, en pleno verano, mi hermano se regocija con sus frescas y limpias aguas.

Cuando voy por la carretera veo chorreras caer por cualquier vaguadilla.

Pasamos por ese tramo que el agua se queda muy a la altura de la carretera.

El río va ya muchos kilómetros por esa hoz, anegando las riberas.

El viejo puente de Cristinas, testigo de mil crecidas del río Cabriel

Desde lo alto del puente vemos el increíble ancho de sus aguas.

Mismo sitio un mes antes.

El agua pasa por los dos grandes ojos.

Pero si la comparamos con la que se ve la crecida pasar por estos ojos, vemos la cantidad como mínimo cuatriplicada o quintuplicada.


Y debajo de este puente, cuya construcción data del siglo XVI, aunque parece ser que por aquí pasaba una calzada romana, despido esta entrada.



¡¡Hasta la próxima!!




Comentarios

  1. Hola Toni, soy Javi Carrión. Cuánto me alegro de estas nuevas publicaciones. No sé si has podido pasar por el entorno del Escabas, pero yo he estado estas navidades por allí y es una barbaridad las secuelas que han dejado las lluvias. El Royo Malo actualmente aún desemboca por las tres cascadas. Todo un espectáculo.
    Un saludo Toni

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    1. Hola Javi.

      Me alegra verte por aquí. Pues no, ya he ido muchas veces, despues de fuertes lluvias, a ver el entorno del Escabas, y esta vez, en el día que tenía libre, me fui a ver el Cabriel y el Guadazaón. Eso pasa cuando tenemos ríos para elegir ;-)
      Ya me imagino que el Royo Malo estaría en plenitud.

      Un saludo.

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  2. Hola Toni.

    Eran muy necesarias estas lluvias, el problema, es que en muchos sitios, han caído de forma torrencial, arrasando todo a su paso y ese agua, se pierde en gran medida.

    Aquí, ha llovido, muchos días pero suave, está bien, pero hace falta mucho más, además, estos días primaverales, no ayudan.

    Me ha gustado ese tramo del castro de los Casares y el del Arroyo de la Losilla, con ese robledal.

    Salud y montaña.

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    1. Hola Eduardo.

      Por aquí tampoco suele llover torrencialmente, esto ha sido durante cuatro días lloviendo sin cesar pero de manera suave, y algo fuerte, puntualmente. Es cierto que esa es la manera óptima de que la tierra reciba el agua, dándole más tiempo para que la absorba y no resbale y se vaya por las ramblas y barrancos la mayor parte.

      Salud y montaña.

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  3. Hola Toni. En primer lugar te presento mis escusas por la ausencia de comentarios a tus reportajes de los que, todo hay que decirlo, no me he perdido ninguno. No he pasado un buen 2022 y mi cabeza ha estado más pendiente de otros temas. Este es otro de los motivos de la congelación de mi blog. Espero retomarlo a la mayor brevedad.
    Vaya chulada de fotos. El agua es vida, aunque como bien dices, a pesar de regalarnos con estas imágenes tan elocuentes del paso de esas tormentas llevamos un déficit tal que haría falta más regularidad y menos explosividad. Conforme está evolucionando el clima mucho me temo que esto seguirá así. Una pena. Pero bueno, habrá que alegrarse aunque sea de manera esporádica.
    Por lo demás espero estar pronto con vosotros a través de mi blog y si es posible también de manera física si se terciara. Lo mismo que le digo al betxinenc.
    Y para finalizar os deseo muchas arrobas de SALUD para ti y los tuyos para este 2023. Un fuerte abrazo.

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    1. Hola Paco.

      No tienes que excusarte de nada, todos tenemos rachas blogueras y, yo mismo, llevo un tiempo más desconectado de los blog por otro tipo de cuestiones. Lo suyo es disfrutar haciéndolo, y que el tiempo que tienes para esto, lo tengas y lo disfrutes. Si por lo que sea falta tiempo, pues se congela y a otras cosas.
      Avisame cuando vuelvas a colgar entrada que te leeré por supuesto, aunque haya veces que no comente.

      Y, un domingo una ruta por sierras intermedias entre Vlc, Cst y Qnk lo veo muy factible. Solo es organizarlo.

      Mucha salud para los tuyos este año y un fuerte abrazo.

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  4. Hola Toni.

    Antes que nada he observado que ya has hecho uso en esta crónica, del término ringorrangos, tal y como los define la RAE, me da a mi que va a ser una palabra frecuente en Magia Serrana a partir de ahora jeje. Y siguiendo con terminología me ha gustado mucho ese topónimo de Ayuntaderos, que confluyendo allí dos cursos fluviales está puesto al dedillo. Y redundando en el tema palabrería, a mi tampoco me gustan demasiado todos esos nombres tan rimbombantes que les ponen ahora a lo que han sido temporales y gotas frías de toda la vida... Ni siquiera me gusta esa moda de ponerles nombres propios, pero en fin, a los cada vez más sensacionalistas medios de comunicación les viene de perlas...
    Y ya centrándonos en el repor... Menudo espectáculo de aguas enfurecidas de color marrón nos has mostrado. Sin ser propiamente una ruta senderista en si seguro que disfrutaste un motón viendo cursos fluviales más crecidos de lo habitual y viendo correr el agua por arroyos o riachuelos en los que no es frecuente que haya caudal.
    Yo, cuando por aquí en Castellón llueve de esas maneras tan bestias, también me gusta coger un día la furgo y darme un garbeo por las carreteras de Espadà, y ver esos barranquetes, que de normal están secos, con la alegría acuática.

    Un abrazo.

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    1. Hola Efraín, digo Dani.

      Jejeje, te has dado cuenta que he metido ahí la palabra ringorrangos, aunque no creo yo que la utlice mucho.

      Irme a ver ríos y arroyos desbocados y cascadas activas es de lo que más me gusta cuando llueve mucho. Es algo que sé que es tan excepcional que lo disfruto mucho.

      Un abrazo.

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  5. Hola Toni,

    Que pasada la de agua que trajo el amigo Efraín por Cuenca, da gusto ver la cantidad de agua que bajaba por todos esos ríos.

    Ahora a ver si continua lloviendo, que la cosa está muy mal y hace falta muchísima agua y que todo vuelva a estar bien verde y húmedo.

    Salud y que sigua lloviendo!!!

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